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Seychelles Seychelles · Cierzópolis
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Críticas 132
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
15 de junio de 2009
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juro que me arrastraron a verla. Yo no quería ver aquello que llamaban película y que iba cosechando éxitos allá donde pisaba. Me interesaba más bien nada. Pero me prometieron que la próxima la elegía yo.

Trailers varios, y allí estaba yo, en penumbra, bien acompañado, maquinando a ver que bazofia les llevaría a ver como venganza. La cosa más sucia y cutre y con más puñetazos que hubiese en cartel. La que fuese, aunque no me gustase ni a mi.

Acaban los trailers y empieza la película. Por mi paga no estaba por la labor de dejar pasar la película, así que atendí a lo que allí pasaba, y en un rato se me empezó a quedar cara de bobo. Y sigo con ella después de un puñado de años. American Beauty me hizo disfrutar de aquellos momentos como pocas veces antes me había pasado con una película. Maravilla en imágenes.

Bendito el día que me convencieron.

Esta película, además me sirvió para encumbrar definitivamente en mi altar particular al Kevin Spacey que descubrí en Seven. Borda su papel, un papel maravilloso y tremendamente complejo. Spacey supo hacerlo e impresionarme. Mendes también, siendo capaz de conseguir que aquello conocido como comedia dramática tenga algún sentido, e incluso un referente.

Nunca una película con bolsas mecidas por el viento ha causado tanta sensación en tanta gente tan variopinta.

Alguna vez tenía que ser la primera.
6 de septiembre de 2009
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Road movie de las buenas. De esas que te llevan a la reflexión profunda sin resultar pedante, no como otras al estilo de Paris, Cuenca que te dejan con la sensación de que quienes la hicieron tenían intención de hacer una obra maestra y al final les salió una cosica con aspiraciones a nada. Y me toca los perendengues que esto pase, y más cuando por allí dentro hay retazos de calidad.

Menos mal que con Fresas salvajes esto no pasa. La película es un desborde de calidad. A pesar del comienzo desconcertante, donde se ve una aparición onírica y metafórica de la egírica talasocracia, pero necesario para el desarrollo, todo va surgiendo como si lo estuvieses viendo en directo, casi como una historia real. Maravillosa.

Una Bibi Anderson en un papel perfecto, a ratos amarga como el café, a ratos dulce como un lichi, acompañando a un gran Victor Sjöström nos sumergen en una historia triste pero esperanzadora, de las que deleitan imponentemente. LA contraposición de personajes es sencillamente perfecta.

El conjunto es un peliculón, emotivo y no lacrimógeno sobre un abuelico que añora, pero que quiere agarrase a la vida como pueda… como sea.

De todas formas tiene una pequeña falta que me impide que Fresas salvajes entre a mi olimpo particular de películas: Las bajadas de ritmo. Desde luego, no es una película de ritmo trepidante, ni falta que le hace, pero los bajones le pasan factura.

Tan cerca y tan lejos de ser una obra maestra…
20 de junio de 2008
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué esto es una película infantil? ¡Y una leche! Esto es un pedazo de manifiesto político en toda regla. Vamos, que es claro que en cuanto a las formas, el film si es para el público infantil, pero si nos fijamos en el fondo, en lo que nos está contando, no me parece que sea algo destinado a ese mismo público: como si hubiesen usado a D´Artacan para hacer propaganda de UCD. Por suerte los mosqueperros están libres de esta sospecha.

Que sea un film infantil y político a la vez, no diezma toda la maravilla, tanto argumental como visual que supone el mediometraje. Es belleza todo el tiempo: una gran metáfora enfundada en un verso perfecto. El niño, el globo, el colegio… parece que Mr. Lamorisse hubiese escogido su propio esperma para elegir al niño que debía encontrarse con su globo, para quererse y acompañarse hasta su fin. No importa cual de los dos, pues la simbiosis es grande. Como la película.

Y sin apenas necesidad de texto.

Impresionante.
28 de mayo de 2009
35 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, una de las mejores películas sobre la venganza que este servidor ha visto hasta el momento. Y una de las mejores cintas de ciencia-ficción. Y también es de las mejores películas de acción… Voy a acabar sospechando que me gusta.

Y es que esta película tiene un color especial: la ambientación. Ese ambiente setentero-apocalíptico que desprende es bestial. Es como imaginarse a los Village People de luto y nos hacemos una idea del tipo de situación en la que está el loco Max.

La gente es mala, y el propio Mel lo sabe. Aunque no quiere admitirlo. Lo malo es que como otras tantas cosas, se aprenden a la brava. Y si es un tiempo tan desangelado, con mucha arenilla rodeándote y con la población mundial en mínimos, la gente está desencantada hasta tal punto que está dispuesta a pagarlo con el, el joven y todavía sobrio Mel. Bueno, con su familia, pero Mel será quien de caña a esos entes malignos con los que comparte especie y medio de transporte.

Todo en Mad Max es venganza de la buena. Aún no se había instaurado la moda esa de tomar venganza por orden jerárquico. Las muertes se suceden conforme se cruzan sus caminos. ¿Primero el jefe? Pues primero el jefe. ¿Segundo el más tonto? Pues segundo el más tonto. Total, Mel está cieguico de venganza y se la va a cobrar. Por sus santos testículos. Joven, pero tozudo. Y temerario.

Vamos, un grande.

Te queremos, Max.
6 de agosto de 2009
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un policía de esos que se deja untar, de esos que solo son capaces de mirarse el ombligo e ignorar lo que a su alrededor ocurre, de los que si no estás con ellos, te llevas un balazo por tocarle las bowlings. Así es el agente Santoro. Un tío duro de los que te levantan las muelas solo porque se ha tomado un whisky de más. Un tío duro de los de verdad, pero en el lado erróneo de la línea.

Pero su conciencia, esa que le dice que no es tan malo coger pasta bajomano porque así te puedes costear un par de vicios y aumentar tu reputación en las calles, a veces flaquea. O quizá sea otra forma de mirarse el ombligo y deleitarse con el.

La situación empieza a ganarle terreno. Se asusta. Pero la pose debe mantenerse. Santoro debe seguir siendo Santoro.

Una conspiración se hila ante sus ojos, de tal forma que por ser quien es no se le esconde demasiado. Pero coño, es policía. La conciencia le habla. Se vuelve a debatir entre lo que juró ser y aquello en lo que se ha convertido. Entre el policía novato que no sabía nada de las calles y el pavo hortera y armado que conoce las calles como si las hubiese modelado el mismo. Es Santoro el grande. El temido. El querido.

A partir de ahí, como si de una jungla superpoblada de cristal se tratase, Cage comienza su camino hacia el perdón de sus pecados. Y lo consigue en hora y media y sin rezos. Solo con mala baba reorientada y rabia a mansalva. Un auténtico campeón purgando sus pecados.

En conjunto la película es un triller de esos que se acercan peligrosamente al cine negro, en un mundo oscuro donde todo el mundo es potencialmente malo. Todo el mundo lucha contra todos para poder recrearse en ellos mismos, que al fin y al cabo son lo único importante. Vender a tu abuela por poder apostar una vez más a los caballos es el pan de cada día. Y recuperarla, un sentimiento estúpido.

Cage por fin tiene un papel que le va como anillo al dedo. Debe ser inexpresivo, porque es el tío más duro de Atlantic city. Y el empezar a actuar como debe no implica que deba cambiar la pose. Es parte de el.

Toda la atmósfera es densa… cuesta entrar en un mundo tan oscuro, tan tenebroso, a pesar de toda la iluminación artificial de la ciudad. Sinise hace de villano de los buenos, de los hijos de puta con carisma de los que no sabes demasiado bien que esperar de ellos. Toda una gran contrapartida al amigo Cage.

El conjunto es mejorable, pero las sensaciones son únicas y maravillosas. Ojos de serpiente es una gozada todo el tiempo. Un empezar a disfrutar y no parar, con un De Palma en estado de gracia que se marca un peliculón interesantísimo.

Una pena que la cara de compungido de Cage le haya creado tantos enemigos, porque la verdad es que aquí lo borda.
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