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Documental

6.7
406
7
12 de mayo de 2015
12 de mayo de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de un documental que recuerda la figura del director Federico Fellini. En principio puede calificarse como el clásico documental homenaje a un director de gran influencia entre los de su generación y los que le siguieron, ya que incluye fragmentos de sus películas y entrevistas a profesionales que trabajaron con él. Pero cuenta con el plus de estar dirigido por otra figura del cine italiano como Ettore Scola, que además fue uno de sus grandes amigos.
Lo más original de la película es la recreación de algunos momentos de la vida de ambos cineastas, desde que se conocen en su juventud y tratan de abrirse paso en el mundo, hasta que, como veteranos de vuelta de todo, comparten sus recuerdos. A destacar la belleza de las imágenes de ambas épocas. Los primeros momentos están rodados en blanco y negro, con luz clara y directa (como si fueran los entrañables personajes de Los inútiles, pobres diablos sin oficio ni beneficio), y los últimos son en color, de noche y con los rostros siempre oscuros (como si fueran las sombras que se cruzan con Marcello Mastroianni en La dolce vita).
Un canto a la vida y obra de un cineasta irrepetible, que invita a ver y revisar sus películas, para tal vez comprender el significado de unas palabras suyas que muy bien podrían haber sido su epitafio: "mi vida es una fiesta".
Lo más original de la película es la recreación de algunos momentos de la vida de ambos cineastas, desde que se conocen en su juventud y tratan de abrirse paso en el mundo, hasta que, como veteranos de vuelta de todo, comparten sus recuerdos. A destacar la belleza de las imágenes de ambas épocas. Los primeros momentos están rodados en blanco y negro, con luz clara y directa (como si fueran los entrañables personajes de Los inútiles, pobres diablos sin oficio ni beneficio), y los últimos son en color, de noche y con los rostros siempre oscuros (como si fueran las sombras que se cruzan con Marcello Mastroianni en La dolce vita).
Un canto a la vida y obra de un cineasta irrepetible, que invita a ver y revisar sus películas, para tal vez comprender el significado de unas palabras suyas que muy bien podrían haber sido su epitafio: "mi vida es una fiesta".

6.4
24,746
3
22 de marzo de 2022
22 de marzo de 2022
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película sintomática del cine que, es triste, se hace hoy en día.
Tiene un guión desequilibrado en cuanto a la atención que presta a los personajes, y una dirección que se embelesa con paisajes y detalles superfluos, mientras cuenta algo que no se sabe qué es, porque va dando constantes bandazos. Además, la estructura es episódica pero eso no sirve para nada. Si acaso, para hacer la película aún más lenta.
Pero... Eso sí, ese pedazo guión lo escribe una mujer, que además también es la directora. Y no una cualquiera. La otrora directora de el piano, retrato de una dama, en carne viva, entre otras.
Y entonces llega esa plataforma televisiva, la panacea del cine del siglo XXI, para distribuirla y reventar el mercado. Y para rematar, lluvia de premios internacionales, y nominaciones en los Oscars. Porque sí. Porque es la moda.
Ojalá esta moda pase, cuanto antes. De ilusión también se vive.
Qué ganas tengo de que la pandemia se acabe del todo para volver a ir de festivales y descubrir Cine auténtico. Espero que el poder de las plataformas deje espacio para otras miradas.
Y si no, siempre me quedará el Cutrecón. MAS CUTRECONES Y MENOS OSCARS Y GOYAS!!!!
Tiene un guión desequilibrado en cuanto a la atención que presta a los personajes, y una dirección que se embelesa con paisajes y detalles superfluos, mientras cuenta algo que no se sabe qué es, porque va dando constantes bandazos. Además, la estructura es episódica pero eso no sirve para nada. Si acaso, para hacer la película aún más lenta.
Pero... Eso sí, ese pedazo guión lo escribe una mujer, que además también es la directora. Y no una cualquiera. La otrora directora de el piano, retrato de una dama, en carne viva, entre otras.
Y entonces llega esa plataforma televisiva, la panacea del cine del siglo XXI, para distribuirla y reventar el mercado. Y para rematar, lluvia de premios internacionales, y nominaciones en los Oscars. Porque sí. Porque es la moda.
Ojalá esta moda pase, cuanto antes. De ilusión también se vive.
Qué ganas tengo de que la pandemia se acabe del todo para volver a ir de festivales y descubrir Cine auténtico. Espero que el poder de las plataformas deje espacio para otras miradas.
Y si no, siempre me quedará el Cutrecón. MAS CUTRECONES Y MENOS OSCARS Y GOYAS!!!!
14 de mayo de 2015
14 de mayo de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que me ocurrió algo extraño viendo esta película. Me resultó interesante nada más empezar, porque el inicio tiene mucha fuerza y la trama te engancha por las ganas de saber quién es el asesino. Pero a partir de la mitad del metraje tuve la impresión de que el guión incluía demasiados personajes, demasiados detalles a valorar, demasiadas subtramas criminales, y me perdí. Pero tratando de encontrar a mi desorientación una explicación (cinéfila, eso sí), me acordé de la admiración que sentía François Truffaut por Alfred Hitchcock, y entonces empezaron a encajarme las piezas.
Y es que nos encontramos con una serie de elementos que aparecen en muchas de las películas del director británico: un crimen, un falso culpable, violencia desatada en momentos puntuales (la cara ensangrentada de la primera víctima, un cuchillo clavado en una espalda hacia el final) y un mordaz sentido del humor sobre las relaciones hombre-mujer. Incluso llegué a pensar si toda la investigación criminal y su resolución final, no sería un gran mcguffin urdido con el fin de que la atención del espectador no se centrara sobre lo realmente importante, que es la guerra de sexos.
En conclusión, que la recomiendo a todo el mundo, y sobre todo a los admiradores del "maestro del suspense".
Y es que nos encontramos con una serie de elementos que aparecen en muchas de las películas del director británico: un crimen, un falso culpable, violencia desatada en momentos puntuales (la cara ensangrentada de la primera víctima, un cuchillo clavado en una espalda hacia el final) y un mordaz sentido del humor sobre las relaciones hombre-mujer. Incluso llegué a pensar si toda la investigación criminal y su resolución final, no sería un gran mcguffin urdido con el fin de que la atención del espectador no se centrara sobre lo realmente importante, que es la guerra de sexos.
En conclusión, que la recomiendo a todo el mundo, y sobre todo a los admiradores del "maestro del suspense".
Serie

7.7
6,072
8
23 de febrero de 2016
23 de febrero de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta serie británica es un cóctel de elementos variados, combinados con tal pericia que el resultado es un producto original de mucha calidad. Su creadora Sally Wainwright tiene una larga carrera en la televisión de las islas como guionista y directora, pero en este caso alcanza cotas muy altas.
Esta primera temporada tiene tal mezcla de géneros (drama, thriller, acción, cine social) que parece un Fargo escrito entre Noah Hawley y Paul Laverty, y dirigido por el Ken Loach de Mi nombre es Joe o Sweet Sixteen.
La historia transcurre en un pueblo “de provincias”, donde Catherine Cawood (Sarah Lancashire) es sargento de policía. Por circunstancias, en unos pocos días vivirá un vertiginoso descenso a un infierno muy particular, tanto personal como profesional. Demostrará ser valiente y decidida en todos sus pasos, aunque se equivoque. De hecho, en esos momentos en que cae, es cuando el personaje alcanza sus mejores momentos, por la dignidad y el coraje que demuestra para levantarse y seguir adelante. Tremenda la empatía con el espectador que han conseguido a través de este personaje. En ella se sustenta el peso de la serie. Dado el éxito de audiencia, ya está anunciada la segunda temporada, protagonizada de nuevo por la agente Cawood.
La primera temporada es de 2014, no es ninguna novedad. Pero prefiero no dar más detalles. Hay que verla.
Esta primera temporada tiene tal mezcla de géneros (drama, thriller, acción, cine social) que parece un Fargo escrito entre Noah Hawley y Paul Laverty, y dirigido por el Ken Loach de Mi nombre es Joe o Sweet Sixteen.
La historia transcurre en un pueblo “de provincias”, donde Catherine Cawood (Sarah Lancashire) es sargento de policía. Por circunstancias, en unos pocos días vivirá un vertiginoso descenso a un infierno muy particular, tanto personal como profesional. Demostrará ser valiente y decidida en todos sus pasos, aunque se equivoque. De hecho, en esos momentos en que cae, es cuando el personaje alcanza sus mejores momentos, por la dignidad y el coraje que demuestra para levantarse y seguir adelante. Tremenda la empatía con el espectador que han conseguido a través de este personaje. En ella se sustenta el peso de la serie. Dado el éxito de audiencia, ya está anunciada la segunda temporada, protagonizada de nuevo por la agente Cawood.
La primera temporada es de 2014, no es ninguna novedad. Pero prefiero no dar más detalles. Hay que verla.
Miniserie

7.6
698
8
31 de julio de 2015
31 de julio de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un sábado por la noche vi de pasada un rato de la película La sombra del poder, y me pareció muy interesante, sobre todo porque no la conocía. Después me enteré de que es un remake de la serie que nos ocupa, así que decidí ver el "original" antes que la "copia".
Si te gustan los thrillers con cierto toque de denuncia social, esta miniserie te engancha desde el principio. Todo resulta muy creíble (los personajes, las situaciones, los dilemas morales) porque la historia podría perfectamente estar basada en hechos reales. Pero en su aparente sencillez, radica su complejidad. Una vez presentados los personajes principales junto con el mensaje que cada uno transmite, no dejamos de sorprendernos de hasta dónde puede llegar cada uno para defender su posición.
La habilidad con la que se disecciona la corrupción, instalada en la política, y alimentada por los medios de comunicación (y viceversa), nos da a entender que en el mundo de hoy en día, son dos enormes máquinas que no pueden dejar de engullir, y que no pueden vivir el uno sin el otro.
Con el transcurso de los capítulos, el guión nos tienes reservados giros inesperados, despejando cualquier duda de maniqueísmo. Pero la profundidad de la trama es tal que hubiera dado para cuatro o cinco capítulos más, sin exagerar. En mi opinión habría quedado más redonda.
Si te gustan los thrillers con cierto toque de denuncia social, esta miniserie te engancha desde el principio. Todo resulta muy creíble (los personajes, las situaciones, los dilemas morales) porque la historia podría perfectamente estar basada en hechos reales. Pero en su aparente sencillez, radica su complejidad. Una vez presentados los personajes principales junto con el mensaje que cada uno transmite, no dejamos de sorprendernos de hasta dónde puede llegar cada uno para defender su posición.
La habilidad con la que se disecciona la corrupción, instalada en la política, y alimentada por los medios de comunicación (y viceversa), nos da a entender que en el mundo de hoy en día, son dos enormes máquinas que no pueden dejar de engullir, y que no pueden vivir el uno sin el otro.
Con el transcurso de los capítulos, el guión nos tienes reservados giros inesperados, despejando cualquier duda de maniqueísmo. Pero la profundidad de la trama es tal que hubiera dado para cuatro o cinco capítulos más, sin exagerar. En mi opinión habría quedado más redonda.
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