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España España · Málaga
Críticas de Kaori
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Críticas 2,119
Críticas ordenadas por utilidad
8
11 de agosto de 2012
49 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay que elegir, yo estoy entre los que prefieren «Alien: el octavo pasajero» por encima de este «Aliens: el regreso». La primera entrega es otro nivel. La segunda es una película de acción; una buena película de acción, lo cual no es poco. Es mucho, a decir verdad.

Esta vez, Cameron desnuda la película de cualquier virguería artística y nos ofrece acción y más acción, con unos Aliens que cobran protagonismo (impresionante su realización) pero que tardan por lo menos una hora en salir. De eso se trata, claro, de ir de la Tierra a un planeta ya maldito, de cruzar el universo, de conocer y empatizar con unos personajes, y de prepararse el cuerpo para lo que viene después: adrenalina en estado puro. No me avergüenza confesar que he saltado del asiento, que he chillado y que me he llevado no sé cuántos repullos. En fin, que me lo he pasado en grande.

Por supuesto, nada sería lo mismo sin la tripulación que embarca James Cameron en esta nueva nave sin nombre. Quizá comete el fallo de meter al principio demasiados personajes para, más pronto que tarde, reducir el grupo drásticamente, aunque los que quedan son de matrícula de honor. Todos están de diez, pero algunos son de veinte como mínimo. La niña es un escándalo, mejor que cualquier protagonista que podamos encontrarnos ahora; lo que hace sigue pareciéndole una de las grandes proezas de la historia del cine. Ripley, desde luego, magnífica, quizá algo más dura e igualmente sensible. Y Vasquez... no hay palabras para catalogarla. Ella comparte protagonismo en una de las más grandes y emotivas escenas de la película, realmente imborrable. Estas sí son mujeres de los pies a la cabeza, heroínas antológicas, fuertes y decididas; leales, amigas de sus amigos, nobles, bellas, luchadoras con lágrimas en los ojos. Yo quiero ser como vosotras.

Los hombres tampoco se quedan atrás, al contrario. Inolvidable el cabo Hicks, también descomunal como héroe. Masculinidad como la suya es arqueología. Todo un guerrero, en apariencia apático, pero lleno de ternura, de humildad, de entereza; la combinación perfecta de cabeza, cuerpo y corazón. ¿Cómo un chico tan atractivo (Michael Biehn) pudo desaparecer de esa manera del cine? Si ya sólo viendo cómo se fuma un cigarrillo te enamoras.

Se nota que me ha encantado y que, además, me ha emocionado, ¿no? Personalmente, cierro aquí la saga porque nada bueno puede venir después. Esto es un broche de oro. Dejemos las cosas como están y que Ripley descanse de tanto ácido y visitas espaciales. Ya le toca.

Vamos, nenes, tenéis que verla.
Kaori
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La princesa Mononoke
Japón1997
8.0
70,759
Animación
5
26 de diciembre de 2011
68 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé que se puede disparar el «NO» con esta crítica y con lo que voy a decir, pero es que no me queda más remedio que decirlo: ¿alguien me puede explicar qué pinta la princesa Mononoke en toda esta historia?

Vista la película, me quedan muy claro dos errores que entorpecen la narración y tiran de la nota hacia abajo. Una, es su larga duración; y dos, directamente relacionado con lo primero, es la cantidad de personajes que pululan por la trama sin ninguna razón. Sí, sin ninguna razón: cazadores, samuráis, mujeres del poblado (demasiado protagonismo le dan) y, por supuesto, Mononoke, quien, tal y como está planteado el argumento, no aporta absolutamente nada, excepto romances que no se entienden. De hecho, Mononoke y su familia animal están desaprovechados y parecen estorbarse más que complementarse.

Así, quitando a una o a otros, al resto de ramificaciones y centrándonos en la historia de Ashitaka (el verdadero protagonista) y la cura a su maldición, junto con la guerra entre el Hombre (representado por una mujer, no lo suficientemente retratada) y la Naturaleza (o mejor aún, Dioses), la historia podría haber sido mucho más épica, dramática e incluso poética. Estas tres piezas, bien conectadas, no hubieran necesitado ni tantos minutos ni tantas vueltas de guión.

Con todo, siendo lo que es, «La princesa Mononoke» entretiene, aunque no entusiasme, y se disfruta por el derroche de fantasía que nos ofrece el director y por la espléndida banda sonora. Además, el mensaje pacifista y ecologista, aunque con sus grietas y posibles dudas, es positivo y está planteado sin burdos maniqueos que hubieran ofendido la inteligencia del espectador.

La clasificación «para mayores de 7 años» me parece demasiado corta, porque atención si estáis pensando en ponérsela a un niño: hay descuartizamientos, algo de sangre, muertes y seres fantásticos que pueden producir auténtico terror. Mi asco hacia los demonios era tan grande que apenas podía mirar. Para el resto de la familia, una opción más que digna, aunque esté lejos de la obra maestra que muchos quieren ver en ella.
Kaori
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4
17 de septiembre de 2017
46 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hombre, si tengo que elegir entre un Wall Street que me pone enferma de estrés y un balneario-secta, pues con los ojos cerrados me quedo enferma en mi ajetreada vida capitalista, que al menos en Nueva York los dentistas no son unos sádicos.

«La cura del bienestar» parte de esta idea, la idea del malestar generalizado que azota las sociedades ricas, insatisfechas, solitarias, estresadas y ambiciosas, y que produce la autodestrucción del hombre. Solo que no nos damos cuenta del daño que nos hace, del mismo modo que los pacientes del balneario no se dan cuenta del daño que le hacen a ellos, seguros y engañados por un falso sueño de felicidad. ¿No hay forma, acaso, de despertar de este círculo inacabable, de esta habitación sin salida?

Gore Verbinski ofrece una película impactante y bien realizada pero que comete unas cuantas imprudencias argumentales que podrían haberse evitado con facilidad. «La cura del bienestar» tiene un formato inquietante, personajes sospechosos en cuanto aparecen, lo que ya está muy visto, y un desenlace que encuentro demasiado ficticio. DeHaan está muy bien, su misma cara inquieta de por sí, Jason Isaacs es el anfitrión perfecto para un idílico balneario suizo en el que cuesta creer que en pleno siglo veintiuno ocurran estas cosas y Mia Goth tiene ese punto erótico-perverso que poco a poco se irá asentando por causas ajenas a ella. Pobrecita Hannah. Sin duda la película cuenta con el acierto de saber introducir tensión en el espectador: ver sufrir a una persona suele producir empatía con el espectador, pero mayor simpatía aún es si quien sufre, o puede sufrir, es una joven inocente. Entonces ambos sufrimientos se combinan y el encanto reside en llegar al límite sin sobrepasarlo, y «La cura del bienestar» logra este punto en el que, después del horror, podemos respirar algo más tranquilos.

Eso sí, las dos horas y media son demasiado y algunas escenas son realmente desagradables, y no porque haya nada especialmente sangriento o elementos asquerosos, al contrario, la peli es bastante limpia; sino que el dolor, el malestar, puede venir de dónde menos te lo esperes y de formas que no habías imaginado.

Suiza es muy bonita, no le tengáis miedo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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3
20 de abril de 2024
38 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
No, si encima la culpa es nuestra de que «Godzilla y Kong: El nuevo imperio» sea tremendo rollazo, porque «qué esperabas de una película así», afirman algunos. ¿Acaso el género solo puede dar este tipo de productos estúpidos y cargantes? ¿Habéis visto «Godzilla: Minus One»?

Amigos, no os sintáis culpables si pensáis que esta película es un tostón ridículo que ni para comer palomitas sirve, porque, claro, «qué esperas yendo a ver una película así». El trabajo de Adam Wingard (¡qué esperábamos si hizo la adaptación de «Death Note»!) es un cúmulo de topicazos, agujeros de guion y efectos digitales que sobrepasan incluso los permitidos en un blockbuster.

Yo no le veo la gracia a esta lucha entre monstruos, con esos cuerpos hechos por ordenador a los que no les afectan los golpes ni aunque los destroces contra el suelo, en escenarios igual de falsos en medio de una historia que está de adorno, como excusa, y sin el más mínimo sentido de la aventura, la aventura que supone adentrarse en un mundo desconocido con criaturas de todo tipo… Nada. Aquí lo único que importa es que los titanes se enfrenten unos con otros, a veces porque sí, mientras los humanos se quedan mirando. A mí me ha parecido pesadísima.

Encima, para rematar el chiste, estas criaturas ya no tienen sus propios conflictos, sus propias inclinaciones naturales, sino que son extensiones de la personalidad y los deseos humanos. Ahora Kong se comporta como un norteamericano promedio y hace muecas al más puro estilo badass. El rey Cicatriz va en plan navajero y parece salido directamente de la cárcel. De Godzilla llegan a decir que «duerme como un bebé». Incluso hay un maniqueísmo grosero con monstruos buenos, amiguetes, y monstruos psicópatas muy malos que merecen morir. Mira, de verdad…

El gran villano es de pacotilla, no te lo crees nunca como rival superior. De nuevo el endiosamiento de las tribus indígenas, que son maravillosas y paradisíacas y gobernadas por una mujer, faltaría más… El grupo de humanos es irrelevante al cubo. Ni siquiera es divertida o simpática; solo funcionan un par de bromas que enseguida olvidas. No hay carisma, ni chispa de originalidad, la trama no tiene solidez.

Mucho, mucho, mucho spoiler en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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4
26 de junio de 2015
69 de 108 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora resulta que McConaughey es un buen actor. Hace un año era malo. Hoy es bueno. Qué descubrimiento, oye. La corriente de opinión ha dictado que es un intérprete de talento y carisma y, claro, cómo vas a decir tú lo contrario de la mayoría. Así, mágicamente los espectadores se han convencido de que Matthew es muy bueno y del mismo modo defenderán con pasión que «True Detective» es la mejor serie del mundo. Hoy lo es. Mañana ya veremos. Con esto no quiero despreciar a quienes les gusta «True Detective», sino resaltar el poder que un criterio establecido tiene sobre la masa. Admitámoslo: somos muy manipulables.

Lousiana, 2012. Dos ex policías están siendo interrogados sobre un crimen que investigaron hace diecisiete años. Se entremezcla, no sin pretenciosidad, presente, pasado y muchos monólogos entre humo de tabaco. El todopoderoso Rustin Cohle expulsa por su boquita, con aire de ser muy listo y muy profundo, palabras tipo oscuridad, moral, vacío, existencia, universo, muerte. Qué pasada, ¿eh?, os decís desde casa, y os creéis que Rust es nihilista, concepto sinónimo de calidad instantánea, porque es un ateo pesimista a quien las drogas le han dejado secuelas. Sin embargo, si este señor fuese de verdad nihilista, ni siquiera podría hacer una distinción entre lo correcto o incorrecto. Le daría igual resolver la muerte de una mujer o de cien. Le importaría un bledo la amistad de Martin. Iría por la vida sin juzgar nada ni a nadie. Esto no es filosofía camuflada. No es literatura en imágenes. Es apariencia y sombra. Nada tangible, sincero y afilado. Solo palabras con bonita sonoridad y una maravillosa interpretación del siempre, ayer, hoy y mañana, McConaughey.

Woody Harrelson también hace un trabajo excelente, aunque le toque el personaje de policía incompetente... Ah, ¿que no es ese su papel? Pues, chico, que revisen el guión, porque su Martin Hart no hace absolutamente nada útil para la investigación hasta los dos últimos capítulos, y encima le pone trabas a Rust quitándole la razón o negando sus hipótesis de trabajo. Pero qué pachorra, hijo. Mujer, no te fíes de un hombre que al llegar a casa pone a lavar su ropa. Mala señal. La señora Hart lo sabe y actuará en consecuencia desencadenando lo que sabemos desde el capítulo uno; igual que sabemos lo que quieren y buscan los agentes en su interrogatorio. ¿Misterio? Por favor.

Pese a todo, lo principal es descubrir quién o quiénes son los culpables del horrendo crimen de una mujer encontrada en el bosque. Así arranca la serie y así nos vemos envueltos en una investigación dividida en dos fases que, por desgracia, deja bastante que desear. El grueso de la información se destapa en el penúltimo capítulo, así, de golpe, tras casi veinte años mirándose el ombligo. Quizá los detectives se engañen, pero nosotros no nos engañamos con los datos y los sospechosos que van apareciendo. Además, el desenlace viene a ser el siguiente: la historia es tan fuerte, retorcida, misteriosa, increíble, espectacular y asombrosa... que no vamos a contártela. ¡Oh, Dios mío! ¡No me lo esperaba! ¡Qué pasada de serie!

No me causa antipatía y tiene una correcta realización, pero se mueve entre estereotipos, vaguedades y reclamos obvios como puede ser el sexo. La sigues con el interés de resolver un crimen pero termina sin convencerte. El interrogatorio en Spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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