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Críticas 223
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
25 de noviembre de 2005
270 de 368 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se han fijado ustedes en lo bonito que es el amor en la vida real?
¿Y en qué divertidos suelen ser los rituales de apareamiento?
Sin embargo, los guionistas de las pelis de amor suelen abusar tanto de los topicazos y la cursilería recalentada que son capaces de convertir el proceso de seducción y enamoramiento en algo aburrido!

Paradójicamente, con la mafia ocurre exactamente lo contrario:
¡Qué hijoputas son los mafiosos y qué rabia da que la vida real esté tan plagada de mangoneos, especulaciones, enchufes laborales, comisiones, sobornos, fondos reservados y técnicas de márketing!
Y sin embargo, la mágia del cine es capaz de convertir a los mafiosos en tipos nobles y carismáticos...
No me preguntéis por qué, pero ¡todas las pelis de mafiosos son buenas!
Aunque mi favorita, incluso por encima de Goodfellas y El Padrino, será siempre Once upon a time in America, de Sergio Leone, con Robert De Niro y Joe Pesci (dos tipos que han nacido para actuar de gangsters).
Dura 4 horas (se rodaron más de 10, pero luego la recortaron un poco), y se disfruta cada minuto de ellas. La história, la música de Morricone, los cuidados diálogos, el ritmo, la fotografía, el suspense de algunas escenas, el costumbrismo de otras... todo es impecable. Y por supuesto que incluye también una subtrama de amor, pero el amor de mafioso es algo especial, que se lo pregunten sinó a la gordita que se prostituye por unos pastelitos de nata!

Nota: matrícula de honor
17 de marzo de 2007
261 de 363 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo es que soy un fruto de esta sociedad nuestra que nos empuja a vivir siempre con prisas, y a menudo me aburren las pelis innecesariamente largas (e.g: El señor de los anillos). Por otro lado, las películas que no se entienden me hacen sentir tonto y eso no me hace ninguna gracia (e.g: Primer). Por si esto fuese poco, mi mente es muy inquieta y si no se le llama la atención cada pocos minutos con algún diálogo, desconecta de la peli y se pone a pensar en sus cosas (e.g: Whisky). Ya puestos, me enervan un poco las pelis pedantes (e.g: El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante). Y la mayor parte de las películas de ciencia ficción me parecen un poco tontorronas, aunque las que tienen más de veinte años me divierten por la obsolescencia de sus efectos especiales (e.g: El increíble hombre menguante).

2001 es La Excepción, con mayúsculas.
Nunca me cansaré de verla... Me dormiría con ella una y otra vez.

Nota: matrícula de honor.
2 de septiembre de 2007
206 de 258 usuarios han encontrado esta crítica útil
Católica Ana está organizada en varios capítulos númerados pero, en lugar de empezar por el 1 y tirar palante, empieza por el 10 y va tirando patrás, igual que cuando tu entrenador te está ayudando a hacer abdominales y va contándolas al revés con idea de ayudarte a ver cada vez más cerca la luz al final del túnel.
Y a mí me resultó útil, pues ya me enfrentaba a la peli en busca de un entrenamiento... entrenamiento emocional, concretamente; porque tengo el corazón recio y encallecido y ahora me ha dado por ver pelis cursis a ver si así se me ablanda, que si no no hay manera de comerse una rosca. Pero ya sabía que iba a ser un entremiento duro: la cursilería de Julio Médem no es una cursilería convencional, es una cursilería postmoderna, que marea más, y que viene aderezada con dosis homeopáticas de sangre y violencia para parecer menos repipi.

Durante los capítulos 10, 9, 8 y 7 me resultó moderadamente fácil convencerme a mí mismo de que estaba entrando en la trama, intentaba empatizar con los personajes y abría mi mente todo lo que podía... Pero entonces estaba yo tan tranquilo con la mente abierta cuando veo que empieza a haber corriente de aire y que la película se llena de basura paranormal, almas vagabundas, experiencias místicas y reencarnaciones.
A pesar de las ganas de regurguitar, cierro la boca pero no cierro la mente, ni los ojos... y veo videoclips y anuncios de compresas, y en el capítulo 4 o 3 veo un homenaje a los culebrones venezolanos de toda la vida: "No... lo nuestro es imposible... sabes que yo te amo pero no debemos volver a enrollarnos... porque yo soy... ¡tu madre!"
Cuando termina el capítulo 1 y la peli continúa me acojono pensando que los números enteros son infinitos y que después del 0 viene el -1 y el -2 y el -3.... y que como la peli no es de esas anticuadas con introducción-nudo-desenlace, bien posible es que todavía se alargue tres horas más...
Pero el capítulo 0 es el último de todos, y en realidad es un cortometraje que no pega con nada pero que puede disfrutarse de manera independiente y mola más que todos los otros juntos porque es una explosiva mezcla de suspense, sexo, caca y violencia.

Mi amigo Rodrigo dice que lo de la cuenta atrás era un homenaje a los lanzamientos de cohetes de la NASA, que cuando llega el zero salen disparados igual que salimos disparados los espectadores cuando salen los títulos crédito... Los cohetes muy raramente vuelven a la estación de lanzamiento. Los espectadores me soprendería mucho que volviesemos a pagar 6 leros para verle las tetas a Manuela Vellés.
Exceptuando, por supuesto, aquellos espectadores sensibles que ya tienen la mente abierta y son capaces de apreciar la poesía más allá de un argumento incongruente y unos personajes absurdos. Ellos son los elegidos. Ellos tienen la llave para entrar en Raticulín.

Nota: un cate.
25 de noviembre de 2005
198 de 249 usuarios han encontrado esta crítica útil
El caso es que el paradigma de comedia romántica es este invento llamado Love Actually, que tiene lo mismo que cualquier comedia romántica anterior pero multiplicado por seis y supercondensado en un par de horitas. Sus historias se entretejen cual Short Cuts tontorrón, y, con tantas prisas, los personajes no tienen más remedio que enamorarse a primera vista.
Una vez enamorados, sin demasiados prolegómenos los chicos proceden a hacer las tonterías que suelen hacer en las comedias románticas para de seducir y/o recuperar a las chicas: se tiran a los lagos con la ropa puesta, se cuelan en aviones a punto de zarpar, recorren barrios enteros buscando una media mandarina, viajan tras ellas de un continente a otro y les tiran los tejos delante de toda la familia y conocidos...
Y luego se besan, normalmente también en público, y se sobreententiende que luego son felices para siempre.
Y también se incluyen un par de historias de desamor, pero son sólo rellenos para que los momentos dulces no se amontonen todavía más.

Todo sucede tan a saco, de forma tan cursi y estereotipada que casi parece una fina e inteligente parodia.
No en vano está la cosa firmada por Richard Curtis y Ben Elton, cracks de la tele inglesa que cuando eran jóvenes nos regalaron maravillas como The Young Ones o The Black Adder... Unos tipos admirables que demuestran ser eficientes incluso cuando no se toman en serio su trabajo.

Vamos, que es una peli tan dulce que a los diabéticos les sentará fatal, pero no hay ninguna duda que a las tías les encantará.
Lo que ya es más preocupante es que un servidor también quedó hipnotizado por semejante mariconada y no me había dado ni cuenta y ya me la había tragado de cabo a rabo y con una sonrisa tonta en los labios en bastantes escenas.

(Sí, vale, reconozco que me gustó una comedia romántica que no era un clásico de los 50 ni estaba firmada por Woody Allen, pero sólo se lo digo a ustedes porqué hay confianza. Esto que que quede entre ustedes y yo; mis amigotes no deben saberlo nunca.)

Nota: mi hombría se tambalearía si le pusiese más de un sufi, pero le pondre un sufi muy alto.
25 de noviembre de 2005
203 de 263 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé que poción mágica se ha tomado Woody Allen que ahora que tiene casi ochenta años, de repente y sin previo aviso, se ha convertido en Patricia Highsmith (mutación a la altura de esa que le sucedió en 1978, cuando se levantó con mal pie y creyó ser Ingmar Bergman)...

Algo raro le debe pasar al viejo judío para que, tras más de 30 películas de noventa minutitos con música jazz super chachi nos haga ahora un peliculón de dos horas con sólo música ópera de lo más enervante!
Pero es que encima al hombre se le ve menos recatado de lo normal, y, sin ser tampoco un Tarantino, creo que casi por primera vez en su filmografía nos muestra alguna escena de sexo y alguna escena de violencia y también una escena con Scarlett Johanson corriendo entre el maiz con una blusa blanca empapada por la lluvia!

Pero lo más flipante es que... ¡NINGUNO DE LOS PERSONAJES TARTAMUDEA!

El primer peliculón de Woody Allen protagonizado por machos alfa en lugar de mequetrefes difícilmente puede calificarse de "más de lo mismo"; e incluso podría pensarse que lo ha escrito o dirigido otra persona, si no fuese por la belleza y talento que transmiten todos sus fotogramas.
Y los personajes son todavía más pijos y asquerosamente ricos de lo normal, pero como la moraleja viene a decir que los ricos son unos cabrones que no se merecen lo que tienen, pues se perdona.

Y no cuento más para no chafarles la peli, que ya tardan a ir a verla.

Nota: matrícula de honor.
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