Al principio, Homer dice eso. Y al final me digo "Pues tenía razón". Y es que Los Simpson es sólo un capítulo más de los malos (de esos últimos de animación estupenda y risas aseguradas, pero sin el encanto de los primeros), inflado hasta alcanzar los noventa minutos de rigor, con una animación impresionante (ver sino la escena de acción del final, absurda pero divertidísima). Lo cierto es que son los Simpson, y como tal un buen rato está asegurado. Quizá el humor, en algunos casos, sea infantil, y en otros abusen de los golpes (la de hostias que se pega Homer), pero todo se ha visto ya en la serie, más bien tirando a sus últimas temporadas. Lo peor de todo es que la mayoría de los mejores chistes se han visto ya en los tráileres (la gracia que me habría hecho lo de SpiderCerdo si no lo hubiese visto antes). En fin, un ocho lo tiene, de sobra, porque sólo ver a los Simpson en la gran pantalla merece el precio de la entrada (sea cual sea).
Lo mejor: Como creo que ya se ha dicho antes, los primeros compases de la historia, que supone un gag impecable tras otro gag impecable. Además de que Homer sea el protagonista absoluto, aunque ya me lo olía yo.
Lo peor: Que apenas ninguno de los secundarios tenga protagonismo (salvo Flanders), y que el argumento no tenga ni pies ni cabeza (aunque no deje de tener su gracia). Además de las tramas secundarias, ocupadas por la insoportable Lisa y un extrañamente maduro Bart).
La frase: "Spider-Cerdo, Spider-Cerdo. Trepa por las paredes como Spider-Man" (Homer cantando). "¡Ahora voy a demostrar que Homer Simpson tiene cojones!" (Homer, por supuesto).