Especialmente absurdo e inverosímil el desenlace.

Tratar de que, incluso a través de la mente trastornada de esa infeliz, se equipare un aborto con un asesinato a sangre fría es toda una declaración de intenciones con mensaje adoctrinador y moralizador incluido, al castigar al adultero. La reflexión que falta es la relativa a la injusticia de unas leyes que permiten (igual en España que en Brasil) que, sobre un hijo no deseado, un padre simplemente no tenga nada que decir. Un caso como el que nos plantea la película pueda destrozar la vida de una persona en lo personal y lo económico. Aun resta mucho tiempo para que la sociedad evolucione lo suficiente como para plantear conceptos como la renuncia voluntaria a la paternidad o la maternidad de manera independiente y no exclusivamente como pareja.