Exceptuando los efectos especiales, lo único que salva este filme son los niños y algunos de sus momentos memorables. También hay que añadir que el doblaje de la película (en especial las voces de los niños) es lamentable, y en ocasiones ridículo. En definitiva, si esperas ver una película original y memorable, puedes pasar a otra película, porque Super 8 es ET, solo que mucho mas cabreado, e inflado a esteroides espaciales.

Su fotografía e iluminación son impecables, pero mas allá de eso Andrew Dominik intenta vendernos una historia simple, superficial, y poco original como una historia intrincada, profunda y reflexiva.
Dominik cree que por meter critica social en cada personaje (tan obvia y redundante que pierde el sentido), y un par de metáforas visuales, ya ha cocinado un gran filme. De esta forma se pierde en los detalles y se olvida de la trama.
No por meter largos diálogos y escenas de ultraviolencia va a convencer al publico de que es el nuevo Tarantino.

Lo que desentona no es la mezcla de animación y acción real (eso ya ha funcionado en clásicos como "Asesinos Natos"), sino lo mediocre de su producción, las pésimas interpretaciones y que en definitiva parece mas una serie web de YouTube, que una producción de Netflix.
La historia pretende satirizar el mundo de los superhéroes, pero no consigue otra cosa que ponerse en evidencia a si misma. La trama y los personajes están copiada de diferentes superhéroes y franquicias, pero con un gran desatino.
El guión es vago, simple, en ocasiones absurdo, y pretende aprovecharse de la nostalgia para colarnos un argumento gastado, y claramente copiado.
En definitiva, intentan emular a The Boys, pero está mas cerca de Bulk, y otras copias de serie Z turcas de superhéroes.