Sorprendido por las calificacions que recibe este bodrio, me siento obligado a tomar cartas en el asunto. Así que, directamente, vámonos al spoiler.

Una médium desequilibrada induce a su marido a secuestrar a una niña para conseguir dinero y notoriedad. Film de suspense que ahonda en los entresijos de la enfermedad mental, en un clima opresivo y angustioso, tanto por los hechos que narra como por la personalidad y comportamiento de sus protagonistas. Fotografiada en blanco y negro, la película se acompaña de musiquilla inquietante, lluvia inglesa y oscuridades varias, y aunque podría haber resultado más siniestra, mantiene el tono realista y evita desviarse hacia el gran guiñol.

Vale la pena ir a "Le Havre". Nosotros fuimos y decidimos quedarnos. En "Le Havre" está la gente con la que nos gustaría vivir: bohemia, sencilla, solidaria. Gente que en algún momento del pasado creímos que podría existir y que ya no encontrábamos ni en las películas. Aquí sí. Están todos en ese puerto de cuento que es "Le Havre", retratado por la elocuente cámara de Kaurismäki. "Le Havre" es un lugar donde los milagros se hacen realidad. En "Le Havre", personajes reales llevan a cabo acciones reales y, sin embargo, parecen nacidos de un sueño. Los espacios donde sucede la acción, el vestuario, el color y los movimientos de cámara transforman lo cotidiano en prodigioso. Como en alguna película de Capra, pero en colores y con un tema de rabiosa actualidad: la inmigración ilegal, el orden del Estado contra el ciudadano y la unión de los humildes, de los desheredados, para hacer frente a la injusticia.

En esta revisión que estoy llevando a cabo de las películas de Gilliam me doy de bruces con un producto fallido, donde el director sacrifica su genialidad en aras de un efectismo (ilimitado) que le lleva al más absoluto descontrol. En efecto, el maravilloso mundo de los hermanos Grimm resulta ser tan maravilloso que se merienda a los dos hermanos y a su mundo, junto con el argumento de la película, la narración y los diálogos. ¡Qué bien le hubiera ido al señor Gilliam un poquito de contención, un tema más universal y algo menos de psicodelia y ruido! En fin, una película mareante e innecesaria. Le asigno un "regular" porque todavía amo su cine. Veremos qué me pasa cuando vuelva a ver "Miedo y asco en Las Vegas", un producto que cuando lo vi en el cine me resultó insoportable.

¿Una película muda y en blanco y negro en el 2011? Lo dicho, un artificio nostálgico. Artificio, como casi todo en el cine, pero más: hoy en día resulta impensable un cine mudo en las super-pantallas de los multicines, sin efectos especiales, sin ritmo vertiginoso, sin 3D. Artificio nostálgico porque, además, la película conecta con el viejo aficionado a través del cine dentro del cine. Valoramos la actuación (caricaturesca, claro) de sus protagonistas, la gracia de la chica y la belleza del perrito amaestrado. ¿O será la belleza de la chica y la gracia del perrito? También valoramos el silencio, que confirma algo ya sospechado: que puede contarse una bonita historia sin palabras, o con muy pocas palabras. Y lo del blanco y negro constituye una gozada para los ojos, un descanso para la mente, un regreso a lo esencial.