No me considero un aficionado a la ciencia ficción ni mucho menos, aunque yo más que en los géneros me fijo en la historia que se cuenta, y la de esta serie de TV es buena a más no poder. En principio puede parecer una especie de Blade Runner con naves espaciales de por medio, pero en realidad es mucho, mucho más. Una trama elaborada con muy buenos personajes y actores que los interpretan, muy buen guión y una búsqueda de un nuevo hogar que mantiene en vilo.

Esa es la palbra que me viene a la cabeza cuando pienso en esta película. Sobrecogedora como pocas, la historia de este matrimonio de ancionos adquiere dimensiones universales y plantea muchas preguntas a las que se les puede dar pocas respuestas, de ahí la sensación de impotencia. Con un buen guion y dos personajes buenísimos, esta es para mí una de las mejores películas de la historia de la animación.

Esta película, independientemente de ser anime, es una historia humana, de sentimientos, emotiva, recomendable para toda persona que ame las buenas historias. Contada con inteligencia, sensibilidad y humanidad, pretende y consigue conmover al espectador, apelando al valor universal del amor que sólo el ser humano puede experimentar hacia esas personas que entran en nuestros corazones por mil motivos diferentes, en este caso el familiar.

En el momento de escribir esta crítica llevo vistos muy pocos capítulos, recién empezada se podría decir, pero aún así me aventuro a dar mi opinión.
Lo que he descubierto en una primera impresión es que es una serie que puede verse de distintas maneras. Hay una superficial, que es verla como una serie de entretenimiento sin más, que atrapa y engancha haciendo que vivas un día muy muy largo. Porque esa es otra. Ninguna serie de TV se plantea como esta, es decir, que una temporada sea el equivalente de un día entero y de lo más movido. Eso juega a favor de una intensidad muy bien lograda y efectista, a lo cual contribuye también la pantalla dividida, para dar a entender que nunca deja de pasar nada en ninguna de las historias que se entrelazan formando un todo único en un espacio de tiempo determinado.
Hasta aquí lo interesante, quizás lo más. Tenemos una trama absorbente (al menos en la Primera Temporada), una sensación de agobio y un personaje conductor con bastante complejidades encima, el inevitable héroe pesadilla de cualquier terrorista que se le ponga por delante interpretado por Kiefer Sutherland, un actor que personalmente siempre me ha parecido inexpresivo y sin un gran carisma pero que en esta serie está en su salsa.
24 nació pocos meses después del 11 S y eso puede notarse en el trasfondo de la serie, que según muchos justifica la tortura, es fascista, retrógrada y que saca los peores rasgos de los americanos (no es lo que digo yo, es lo que he leído sobre esta serie) obviamente depende de la óptica en que se mire. Sinceramente paso de valorar estas cuestiones (no estoy a favor de las torturas y nada similar). Lo que busco en 24 de momento me lo está ofreciendo: un entretenimiento de lo más tramposo, con golpes de efecto y facilidad de enganche. Quizás no es la mejor manera de mirar la serie, pero a mí me funciona.