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Críticas ordenadas por utilidad
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20007.9
191,693
9
26 de marzo de 2013
26 de marzo de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disfrazada de "película de romanos", Ridley Scott nos ofrece una magnífica producción bajo la forma de un grandioso espectáculo, que incluye muchos géneros, dentro del género, mostrados mediante escenas de batalla, intriga, suspense, y un interesante ejercicio de reflexión sobre el poder. El guión nos conducirá, además, a terrenos que trascienden más allá de la vida humana.
Se trata, en su conjunto, de un espléndido drama romántico, arropado continuamente por una cámara dinámica, una fotografía soberbia, escenas de acción bien ensambladas y unos efectos especiales, en consonancia con las impactantes escenas.
Los actores están a la altura del proyecto y, para los espectadores de más edad, es un lujo presenciar el buen trabajo de unos secundarios tan formidables como Richard Harris, Derek Jacobi u Oliver Reed.
Respecto de éste, cabe señalar que la película sería su último trabajo, ya que falleció durante el rodaje.
Una encantadora Connie Nielsen completa el triángulo protagonista, cuyos otros dos vértices son Joaquín Phoenix (inquietante encarnando al emperador Cómodo) y un (por entonces) no demasiado conocido Russell Crowe, en su papel de Máximo, general de las legiones de Germania.
Se trata, en su conjunto, de un espléndido drama romántico, arropado continuamente por una cámara dinámica, una fotografía soberbia, escenas de acción bien ensambladas y unos efectos especiales, en consonancia con las impactantes escenas.
Los actores están a la altura del proyecto y, para los espectadores de más edad, es un lujo presenciar el buen trabajo de unos secundarios tan formidables como Richard Harris, Derek Jacobi u Oliver Reed.
Respecto de éste, cabe señalar que la película sería su último trabajo, ya que falleció durante el rodaje.
Una encantadora Connie Nielsen completa el triángulo protagonista, cuyos otros dos vértices son Joaquín Phoenix (inquietante encarnando al emperador Cómodo) y un (por entonces) no demasiado conocido Russell Crowe, en su papel de Máximo, general de las legiones de Germania.
TV
20016.8
4,285
8
3 de febrero de 2013
3 de febrero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo ver la carátula, con las imágenes de los dos actores principales (Kenneth Branagh y Stanley Tucci) en sobreexposición cercana al fundido al blanco ya anticipa lo que el espectador verá durante el desarrollo de la película: La catadura moral del llamado "Carnicero de Praga", Reinhard Heydrich y su colaborador principal, Adolf Eichmann trasciende la propia fisonomía, a través de unos acerados ojos, que brillan sobre un rostro lívido.
La Conferencia de Wansee de desarrolla en un tono de aparente normalidad, mientras los integrantes de la reunión, (todos con responsabilidades elevadas en la jerarquía nazi) y al compás de una mezcla de halagos y amenazas van siendo sometidos a la voluntad de ese inquietante dios del mal, al que sus propios colaboradores denominaban la "bestia rubia".
La cadencia de los diálogos, en una atmósfera aparentemente amable; la intrascendencia de los temas tratados, al margen de la cuestión principal; el movimiento de la cámara y los enfoques a los personajes proporcionan un potente toque de verosimilitud, que integra al espectador y le convence de que lo que está viendo se halla muy cerca de la realidad del momento histórico que se desarrolló entre las paredes de aquella espléndida mansión.
Muy bien los actores, aunque (tal vez) a algunos de ellos (Colin Firth y David Threlfall, por ejemplo) les cueste disimular su origen británico en sus modos y maneras. La fotografía, en todo momento, magnífica.
La Conferencia de Wansee de desarrolla en un tono de aparente normalidad, mientras los integrantes de la reunión, (todos con responsabilidades elevadas en la jerarquía nazi) y al compás de una mezcla de halagos y amenazas van siendo sometidos a la voluntad de ese inquietante dios del mal, al que sus propios colaboradores denominaban la "bestia rubia".
La cadencia de los diálogos, en una atmósfera aparentemente amable; la intrascendencia de los temas tratados, al margen de la cuestión principal; el movimiento de la cámara y los enfoques a los personajes proporcionan un potente toque de verosimilitud, que integra al espectador y le convence de que lo que está viendo se halla muy cerca de la realidad del momento histórico que se desarrolló entre las paredes de aquella espléndida mansión.
Muy bien los actores, aunque (tal vez) a algunos de ellos (Colin Firth y David Threlfall, por ejemplo) les cueste disimular su origen británico en sus modos y maneras. La fotografía, en todo momento, magnífica.
19647.8
7,007
10
17 de marzo de 2013
17 de marzo de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca se ha visto, en el Cine (ni parece que volverá a verse) a nadie asumiendo tantos papeles ferroviarios como Burt Lancaster, en su papel de Paul Labiche: Inspector de movimiento, jefe de estación, guardagujas, oficial de taller, maquinista, fogonero y, finalmente, obrero de Vía y Obras.
El argumento es poco habitual en una película de género bélico: Un oficial alemán organiza el transporte por ferrocarril de un nutrido grupo de obras de arte (pinturas, fundamentalmente) expoliado de los museos franceses (el que vence, roba) y parece que, inevitablemente, se saldrá con la suya.
Paul Scofield, respetado actor de teatro británico, ofrece aquí una de sus breves incursiones en el Cine, interpretando al oficial alemán que pretende llevarse a Alemania el patrimonio artístico de Francia, ante la inminente entrada de los aliados en París.
El contrapunto femenino lo aporta Jeanne Moreau (tan solvente como siempre) en su personaje de Christine, dueña del hotel donde se refugia Labiche en una de sus huidas de los alemanes.
Película de obligado visionado para los amantes de los trenes y los aficionados al cine bélico y de acción: No quedarán defraudados.
El argumento es poco habitual en una película de género bélico: Un oficial alemán organiza el transporte por ferrocarril de un nutrido grupo de obras de arte (pinturas, fundamentalmente) expoliado de los museos franceses (el que vence, roba) y parece que, inevitablemente, se saldrá con la suya.
Paul Scofield, respetado actor de teatro británico, ofrece aquí una de sus breves incursiones en el Cine, interpretando al oficial alemán que pretende llevarse a Alemania el patrimonio artístico de Francia, ante la inminente entrada de los aliados en París.
El contrapunto femenino lo aporta Jeanne Moreau (tan solvente como siempre) en su personaje de Christine, dueña del hotel donde se refugia Labiche en una de sus huidas de los alemanes.
Película de obligado visionado para los amantes de los trenes y los aficionados al cine bélico y de acción: No quedarán defraudados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El maquinista encargado de conducir el tren , encantador personaje, típico "cheminot", Papa Boule, interpretado por Michel Simon, es informado en la cantina de la estación desde donde parte el convoy de que los alemanes se llevan "la gloria de Francia" y decide sabotear el transporte, atascando los conductos de engrase de la locomotora con cuatro monedas de un franco.
Paul Labiche (Burt Lancaster) es el jefe de tráfico de la zona por donde tiene que circular el tren, el cual, a resultas de la intervención del maquinista tiene que ser reparado, mandando la locomotora al taller.
El jefe de taller, un oficial alemán, sospecha lo que ha ocurrido y le pide al maquinista que vacíe sus bolsillos, encontrando las monedas manchadas de grasa, hecho que, inmediatamente, condena a muerte al viejo Papa Boule. El oficial, que, en el fondo siente lástima por él le dice: "Viejo loco, ¿por qué no tiró las monedas?". "Cuatro francos son cuatro francos", le responde el maquinista.
A partir de la muerte de Papa Boule, el personaje interpretado por Burt Lancaster hará suyo el empeño del viejo maquinista, tratando de impedir por todos los medios que el tren salga de Francia. Tiene lugar, entonces, un duelo permanente entre el oficial alemán y el ferroviario, cada uno con su objetivo.
Christine, la dueña del hotel, al principio no quiere verse involucrada en la batalla personal del empecinado ferroviario con el no menos terco oficial alemán, pero, finalmente, defenderá al protagonista de sus perseguidores.
Paul Labiche (Burt Lancaster) es el jefe de tráfico de la zona por donde tiene que circular el tren, el cual, a resultas de la intervención del maquinista tiene que ser reparado, mandando la locomotora al taller.
El jefe de taller, un oficial alemán, sospecha lo que ha ocurrido y le pide al maquinista que vacíe sus bolsillos, encontrando las monedas manchadas de grasa, hecho que, inmediatamente, condena a muerte al viejo Papa Boule. El oficial, que, en el fondo siente lástima por él le dice: "Viejo loco, ¿por qué no tiró las monedas?". "Cuatro francos son cuatro francos", le responde el maquinista.
A partir de la muerte de Papa Boule, el personaje interpretado por Burt Lancaster hará suyo el empeño del viejo maquinista, tratando de impedir por todos los medios que el tren salga de Francia. Tiene lugar, entonces, un duelo permanente entre el oficial alemán y el ferroviario, cada uno con su objetivo.
Christine, la dueña del hotel, al principio no quiere verse involucrada en la batalla personal del empecinado ferroviario con el no menos terco oficial alemán, pero, finalmente, defenderá al protagonista de sus perseguidores.
20076.9
13,130
9
28 de diciembre de 2011
28 de diciembre de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Yo no recuerdo haber dormido nunca durante los años en los que los Beatles estaban juntos", llegó a manifestar el escritor Francisco Umbral, dando a entender, con ello, el estado de entusiasmo permanente que sentía la generación que creció al compás de aquella música, extraña y cautivadora.
Cargada de nostalgia y de guiños constantes hacia la iconografía beatle, la película dibuja el viaje de unos jóvenes (chicos y chicas) "a través del universo", a través del mundo y de su historia, durante los años sesenta, al compás mágico de esa música, eternamente jóven.
Para alguien que actualmente puede tener entre cincuenta y sesenta años, resulta gratificante y entrañable ver cómo la música que le hizo vibrar en sus años juveniles sigue haciendo lo mismo con esta generación.
"Esta música perdurará para siempre" dice, en un momento, un personaje de otra película sobre los Beatles (Yesterday): Es cierto. Porque en sus canciones se encuentra la quintaesencia de la juventud, sus temores, sus anhelos y, sobre todo, su generosidad, tal vez lo que mejor define el ser jóven, ahora y siempre.
Cargada de nostalgia y de guiños constantes hacia la iconografía beatle, la película dibuja el viaje de unos jóvenes (chicos y chicas) "a través del universo", a través del mundo y de su historia, durante los años sesenta, al compás mágico de esa música, eternamente jóven.
Para alguien que actualmente puede tener entre cincuenta y sesenta años, resulta gratificante y entrañable ver cómo la música que le hizo vibrar en sus años juveniles sigue haciendo lo mismo con esta generación.
"Esta música perdurará para siempre" dice, en un momento, un personaje de otra película sobre los Beatles (Yesterday): Es cierto. Porque en sus canciones se encuentra la quintaesencia de la juventud, sus temores, sus anhelos y, sobre todo, su generosidad, tal vez lo que mejor define el ser jóven, ahora y siempre.
10 de febrero de 2012
10 de febrero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encantadora comedia, escrita y dirigida por Woody Allen y ambientada en los años cuarenta, como un homenaje al cine negro americano, de aquella época.
Al compás de una magnífica banda sonora, la película nos muestra las peripecias del principal investigador de una compañía de seguros, encargado de proteger las fortunas de sus clientes (por lo general, acaudalados propietarios) o de indagar dónde pueden encontrarse, cuando han sido robadas.
Toda la película está salpicada de diálogos divertidos e ingeniosos, a cuenta de la mala relación entre el protagonista (C.W. Briggs - Woody Allen) y una directiva de su misma empresa, la señorita Fitzgerald (Helen Hunt), mujer independiente y eficaz, que introduce innovaciones en los sistemas de trabajo; sin embargo, estas innovaciones no son aceptadas por Briggs, el cual las interpreta como un ataque a su persona y a sus propios métodos.
Bien elaborado el guión, el resto de los actores cuenta con secundarios de lujo, como Dan Akroyd (el director de la empresa de seguros), Charlize Theron (interpretando soberbiamente a Laura Kensington, espectacular rubia de vida alegre) y Elizabeth Berkley, famosa por haber sido la protagonista de la película "Showgirls", aunque, en este caso, da vida a una tímida empleada de la oficina de Briggs.
Al compás de una magnífica banda sonora, la película nos muestra las peripecias del principal investigador de una compañía de seguros, encargado de proteger las fortunas de sus clientes (por lo general, acaudalados propietarios) o de indagar dónde pueden encontrarse, cuando han sido robadas.
Toda la película está salpicada de diálogos divertidos e ingeniosos, a cuenta de la mala relación entre el protagonista (C.W. Briggs - Woody Allen) y una directiva de su misma empresa, la señorita Fitzgerald (Helen Hunt), mujer independiente y eficaz, que introduce innovaciones en los sistemas de trabajo; sin embargo, estas innovaciones no son aceptadas por Briggs, el cual las interpreta como un ataque a su persona y a sus propios métodos.
Bien elaborado el guión, el resto de los actores cuenta con secundarios de lujo, como Dan Akroyd (el director de la empresa de seguros), Charlize Theron (interpretando soberbiamente a Laura Kensington, espectacular rubia de vida alegre) y Elizabeth Berkley, famosa por haber sido la protagonista de la película "Showgirls", aunque, en este caso, da vida a una tímida empleada de la oficina de Briggs.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Algunas frases célebres de la película:
-"¿Conoces a mi hermano Joe?"
-"¿Quién, el que murió al nacer?"
-"Me parece extrañamente excitante estar aquí, en un repugnante cuchitril, con un empleaducho de seguros miope".
-"Sé que, en el fondo de esas palabras, hay un piropo, aunque no sé bien dónde está".
-"¿Usted es uno de esos mugrientos detectives privados, verdad?"
-"No. Yo soy un mugriento investigador de seguros. Los detectives son románticos...Yo sólo soy mugriento".
-"¿Conoces a mi hermano Joe?"
-"¿Quién, el que murió al nacer?"
-"Me parece extrañamente excitante estar aquí, en un repugnante cuchitril, con un empleaducho de seguros miope".
-"Sé que, en el fondo de esas palabras, hay un piropo, aunque no sé bien dónde está".
-"¿Usted es uno de esos mugrientos detectives privados, verdad?"
-"No. Yo soy un mugriento investigador de seguros. Los detectives son románticos...Yo sólo soy mugriento".
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