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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
19 de junio de 2009
25 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción británica casi desconocida en España donde, a mi parecer, no ha recibido su justo tratamiento. Gran parte de este indigno trato es debido, nuevamente en mi opinión, a los pocos tópicos visuales y argumentales de la serie, una carencia de la típica acción y ritmo hollywoociense, así como a la escasez de publicidad que ha tenido en las pantallas de estas tierras. Lo primero da como resultado una serie atípica, con escasas similitudes formales y semánticas con sus hermanastras norteamericanas, aquellas que mayoritariamente llenan nuestras televisiones y habitúan nuestros gustos y opiniones.

Esta mini serie no está dotada de efectismos baratos, de sensiblería de panfleto o desbordante acción sobrenatural. Es un tenso y oscuro descenso a la vida de una mujer con la supuesta capacidad para ver y sentir a los difuntos, un acercamiento a sus frustraciones y a la ardua y espinosa vida que este "don" le hace llevar. Y digo supuesta porque la sofocante trama llega incluso a hacer dudar al seguidor de la veracidad de lo que su protagonista proclama. Frialdad típicamente inglesa en la producción, buenas dosis de tensión, excelentes actores y un guión acertado y verosímil dotan al conjunto de la suficiente credibilidad para erigirlo en una muy buena y recomendable obra.

Reverso oscurísimo de "Medium" o de la lamentable y pueril "Entre fantasmas", Afterlife nos plantea un enfoque diferente de la parapsicología y de los efectos de esta en la psique de quienes afirman tener semejantes poderes. Buenísima ambientación y habitual sobriedad inglesa para cada episodio sirven de colofón a una minoritaria serie de televisión que hará las delicias de más de uno. ¡Para descubrir!
22 de septiembre de 2009
24 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ópera prima de Géla Babluani, 13 Tzameti es un producto original, inclasificable y un tanto atípico dentro del actual cine francés. El panorama cinematográfico de nuestro vecino país, al menos en cuanto a terror y fantástico se refiere, es apabullante. Los noveles directores que asoman desde aquellas tierras han revolucionado el concepto de terror a base de construir tremendas y viscerales piezas visuales. Con no excesivos medios y mucha mala leche, amén de una certera mano para la dirección, han ido ganando un nombre para el fantástico francés en los diferentes festivales que se consagran al género y lo exportan allende sus fronteras.

13 Tzameti, sin estar realmente encasillado en el fantástico o el terror, sin asentarse en premisas paranormales, sangrientas o psicópatas monstruosos, consigue, mediante un arranque pausado y desconcertante así como un buen pulso en la narración, ir introduciéndonos en una curiosa y turbia historia que, poco a poco, con el transcurso del metraje, nos deja aislados en la tensión y el malestar que compartimos con su protagonista. Se inicia lentamente, tomándoselo con calma, para en un mutismo casi absoluto dirigirnos a donde quiere: un lugar no tan irreal con gente demasiado real. Un paraje aislado, sofocante, encorsetando la acción en un hermetismo claustrofóbico que acentúa el desasosiego de la trama. Un protagonista humano, real, comprensible y ajeno a la estupidez de los púberes en celo que tienden a plagar las producciones de esta índole, rodeado de secundarios demasiado creíbles. Todo ello, en conjunto con un buen planteamiento formal y conceptual, nos lega una muy buena película, que entretiene y mantiene la atención durante todo su metraje. El uso deliberado del blanco y negro resalta su inherente crudeza así como potencia la violencia que se nos va mostrando, dosificada, a lo largo del metraje.

La trama, con todo lo que se la pueda achacar, es malsana y cruel, virtud esta que mesmeriza al espectador avezado en el género así como al que lo pulula ocasionalmente. No hay sorpresas o trucos con que ganarse al público. 13 Tzameti es un producto en bruto, sin aditivos digitales o montajes frenéticos, sin giros inesperados o trampas de guión. Lo que se ve es lo que hay y, si bien somos conscientes de que es producto de la nociva imaginación francesa, resulta incómodamente posible, potencialmente real. Y es precisamente esa potencial verisimilitud que nos turba, dejando un poso constante de malestar y una sensación de proximidad que incomoda, lo que convierte esta pequeña obra en un acertado e hiriente ejercicio de cine, óptimo para quienes gustan de lo macabro y alternativo.
18 de enero de 2008
87 de 152 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy día parece que unos buenos efectos digitales y un objetivo veloz e infatigable bastan para contentar al gran público. El guión, los diálogos, la verisimilitud de lo que se narra, las actuaciones y la planificación del film parecen no preocupar a nadie. Han pasado a segundo plano. No importa lo que se cuenta, sino cómo se cuenta. 300 es un buen ejemplo.
Basado en un cómic de Frank Miller (siguiendo la estela de la multimillonaria Sin City, de la que esperamos secuela), 300 nos recrea a la "gringa" las famosas Guerras Médicas. Y, ¿cómo se imaginan los norteamericanos la historia? No hace falta casi ni contestar: exportando su imaginario al pasado. Los espartanos pasan a convertirse en marines, todos ellos muy machos, blancos, fuertes y guapos, cargados de frases lapidarias con las que sentencian cualquier situación, especialmente aquellas en la que el diálogo y el raciocinio debiera imponerse. Los persas, pues claro, son malos malísimos, oscuros de piel, degenerados, crueles y afeminados (sin este dualismo maniqueo parece que los yanquis se pierden). Vamos, estereotipos y tópicos donde los haya. Exaltando la violencia feroz (y, en gran medida, ficticia) de la que los espartanos son históricamente repesentantes, 300 esboza un discurso altamente reaccionario y conservador, pro intervencionista y apologético de la agresión valiéndose para ello, eso sí, de una exquisita estética y un trabajo de cámara y técnico más que brillante. No en vano, Zack Snyder ya nos demostró su valía como realizador y constructor de imágenes en Dawn of the Dead. Pero, seamos serios, esto no basta o, al menos, no debería bastar. Una película debe ir más allá de su estética y sus efectos, de una cámara frenética o de sus movimientos a cámara lenta para atraparnos con la coherencia en su propuesta, con la solidez de sus personajes y la de la historia que estos, con sus actos y diálogos, conforman. 300 naufraga en todos estos aspectos cinematográficos e intenta paliarlo con una técnica visual brillante pero, al tiempo, sobradamente manida. Más que como un film de ficción podemos entender 300 como un producto propagandístico norteamericano destinado a un mundo que cada vez es más hostil al intevencionismo estadounidense y su forma violenta de entender las relaciones políticas e internacionales.
En definitiva, que si nos tragamos esto como un ejercicio de (buen) cine es que nos hemos vuelto idiotas. Aunque, nos guste o no, parece que la idiocia vende.
21 de enero de 2009
25 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién ha escrito esto?! ¿Para quién?! Y, sobre todo, ¿por qué?!!!! Diálogos estúpidos, humor estólido, balas disparadas con efecto (sí, has leído bien, con EFECTO), saltos prodigiosos, cámara lenta o rápida según la necesidad, encuadres poco convencionales, y mucho efecto digital para un film que no engancha de ninguna manera salvo por la incredulidad ante lo que se ve. No hay atisbo de credibilidad en ningún personaje, no hay identificación posible, la historia hace aguas por todas partes lo cual, todo aunado, deriva en que la película naufrague desde su arranque y solo pueda ir decayendo con cada fotograma. Ni Angelina Jolie, ni un avejentado Morgan Freeman sacan esta obra de lo más profundo de la innecesariedad.
Tristemente, el negocio del cine ha comprendido que este tipo de películas, todo forma y estética, venden. Tras esa fachada espectacular, debajo de los retoques digitales y los efectos de cámara, no hay nada: vacuedad gratuita, un vacío intelectual y argumental que, lamentablemente, cada vez nos resulta más cercano. Nuestra cartelera va siendo invadida por este tipo de productos. Ya que son solo eso, productos, mercancías que vender y con las que obtener el mayor beneficio posible recuperando las millonarias sumas que se invierten en su producción. La escasez de ideas se suple con efectos, alguna estrella dispuesta a todo por dinero y técnica emparentada con el videoclip antes que con el cine en sentido estricto.
Curiosamente, para muchos esta película será el novamás en cine, trepidante obra postmoderna y renovadora del estilo. Para los menos, espero que tú entre ellos querido lector, el simple hecho de nominar este engendro como cine denigra todo aquello que hemos concebido como tal. Y esto, demuestra una vez más lo expuesto: Wanted es un producto comercial, una mercancía para las masas no apta para minorías con ciertos mínimos y exigencias. Que te guste o no, va a depender de ello. Tú mejor que nadie, sabrás en que sector te encuentras.
14 de mayo de 2009
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Innecesaria, vulgar y oportunista secuela de una de las más interesantes producciones de ciencia ficción y fantástico de los últimos años, Donnie Darko. En el año 2001, Richard Kelly nos brindaba una sugerente película, de estética sombría y oscuros ribetes, su aldabonazo dentro del cine fantástico. Con ella, cautivó a los fans y a los críticos, sectores no siempre en connubio, recibió galardones e impulsó su carrera dentro del negocio del cine.

Ocho años después de aquella buena y elogiada película, Chris Fisher rueda secuela. Alentado por la reminiscencia del éxito que aquélla cosechó, no duda en repetir ingredientes, estructura y hasta historia para modelar esta flojísima continuación sin pies ni cabeza. El film avanza a trompicones, jugando con la estructura temporal del esquema narrativo y con saltos de guión absurdos que pretenden generar algún tipo de interés o incertidumbre. El recurso fracasa y solo deja la sensación de copia barata, de carencia de ideas así como patentiza su carácter de producto comercial que se vale de los réditos del título original. Incluso la tentativa de una expresión formal similar, de articular la película dentro de los patrones visuales con los que Kelly creó su pequeña obra maestra, terminan, en mi opinión, por resultar paródicos.

En definitiva, si te gustó Donnie Darko, ésta supuesta continuación te la puedes ahorrar. Juega con las mismas cartas al mismo juego pero sin obtener los resultados que su predecesora obtuvo. Y es que, si se decide copiar algo ya creado se entra inevitablemente en el campo de las comparaciones. Y en este caso, S. Darko sale muy mal parada.
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