Es una película, espesa y a la vez de poco peso. Lineal alrededor de un círculo.
La exposición de los hechos en forma de entrevista me saca de contexto.
La mujer de Benny relatándolos cobra su protagonismo por primera vez, el resto del metraje es solo de hombres. Vida de bandas en moto solo por y para ellos. Tras de sí, se supone que hay una especie de hogar,  un trabajo... pero ninguna ocupación que no sea la moto, beber, fumar, no decir nada y juntarse en pic-nics para seguir haciendo lo mismo.
Si es de lo que trata la película y lo que quiere exponer, bien está, pero es un mundo tan párvulo que se me escapa de la imaginación.
Tom Hardy, como siempre, está muy metido en el personaje, se puede identificar lo que representa solo con su actitud, con su presencia.
Austin Butler también  se enfunda bien su rol de inadaptado, de quien está al margen de casi todo menos del grupo en el que cobija su falta de interés o de ambición, pero no participa ni tiene la consistencia de Hardy.
Jodie Comer es la chica; tan solo una vez es capaz de alzar la voz ante tanto meeting estúpido y fiestecitas para macho-men.
Las escenas están bien rodadas,el mundo que representa, bien captado, supongo. Pero la fuerza que pudieron tener en EE.UI. aquí lo pierde. No sé si grabar a una banda de ultras del fútbol allí tendría mucha aceptación.
Quizá el problema es que vemos que puede pasar de todo, de hecho hay escenas violentas en las que pasa, pero en realidad nada ocurre, excepto para quienes sufrieron esas reyertas.
Las motos tienen el interés de aglutinar lo vacuo de un mundo en plena guerra del Vietnam. Sí se describe muy bien ese durante y después.
También la irrupción de los canallitas con pose de gallo a cuyo jefecillo, Toby Wallace, Hardy pone en su sitio en una buena escena de la película
Un líder y cuarenta detrás haciendo y contando siempre lo mismo.
Al final todo es humo.

Me ha interesado esta película. Bastante o quizá mucho.
He visto que los críticos no la tratan muy bien. Ellos sabrán más que yo, desde luego.
Sin embargo, me gustaría saber porqué elogiaron tanto aquella película Fotografiando... de Nick Willing, cuyo título no completo para evitar destripar la historia, si esta no les ha cautivado. Seguramente porque era más estéticamente apetecible de ver, no tenía los claroscuros, el miedo con que Ishana Shyamalan ha vestido a su película. Pero recordemos que en aquella otra se trataba el mismo asunto con igual seriedad y argumentación.
El bosque sabemos lo siniestro que puede llegar a ser cuando el sol va decayendo y dejan de escucharse los pájaros. Esa idea de estar perdidos en un laberinto gigante se puede percibir, se percibe, magníficamente en esas tomas aéreas en las que el personaje es la hormiga que corre por nuestro jardín.
Me gustó la interpretación de Dakota Fanning. Hace creíble su papel y lo que sucede a su alrededor.
La escena del autobús presagia que algo va a ocurrir sin desvelarlo hasta el final. Es un juego de espejos en el que la directora trata de que nos perdamos como si fuéramos Alicia.
La fotografía te sumerge en ese mundo oscuro, de inquietud, de no tener certeza de lo que pasará mañana o esa misma noche...
Y cuando la historia se podría perder o atascar, da un giro de tuerca y vuelve a salir a la luz, a poner en el mundo, a rescatar a sus personajes.. o a meterlos de nuevo en una botella con un mensaje para los que viven acomodados, o no, en la urbe, creyendo conocer y controlar cuanto se mueve a su alrededor...
No pierdan de vista a quienes tienen al lado.

Mi opinión de la película está viciada de antemano. Se ha dado tanto énfasis a Cerdita y a su directora, he oído tanto de qué va, del secuestrador, de la complicidad callada de la protagonista... que parece que estoy llenando de spoilers este apartado, cuando la propia producción de la película se ha encargado de ello.
Muy bien Laura Galán. Su naturalidad y frescura en su interpretación de "Cerdi" dotan de credibilidad lo que está ocurriendo ante las narices de un padre complaciente y una madre crítica pero poco comprensiva con la situación que vive su hija.
La ambientación, ese clima sofocante de calor y encierro refuerzan la angustia de esta chica condenada a refugiarse en la intimidad de su habitación con sus deseos.
La luz del sol golpeando como un elemento más de martirio y su contraste con la noche como cómplice de lo que sucede a plena luz del día, desasosiegan todavía más. Una metáfora de cómo buscamos en la oscuridad lo que siempre ha estado visible y no hemos querido ver.
Es terrible comprobar en esta mezcla de "gore" y crítica social, qué terror es mayor, si la sangre que corre a chorros en un momento dado o el acoso perturbador sufrido día tras día.
Para el acosador, sin duda el primero. Para el acosado, aun a su pesar, el segundo indudablemente.
Su directora lo plasma de forma magnifica. Tremenda la escena de la piscina.
Carmen Machi también está estupenda, lo que no es una novedad..
Un pero: los dos guardias civiles parecen sacados de una tira cómica.
Y no entraré en la parte spoiler porque los trailers y entrevistas ya se han encargado de ello.

Decía Carlos Boyero en La Ventana que era una de esas películas del cine independiente que pretenden dar frescura a lo que cuentan. Y no le falta razón. Una frescura que se irá marchitando y de la que nos quedará solo el agujero del donut.
Es a ratos alegre, a ratos deprimente, ver la vida despanzurrada en el sofá a través de la tele no es un aliciente, al menos para el espectador, que trata de ser sincera y lo es, como el prota, un caradura torpe y desmañado y cínico por demás. Todo lo cual es cierto, pero a dónde conduce este tipo de películas? Te cuentan un trozo de la vida de una gente que a mí en concreto poco me importa
No hay tensión pero tampoco gracia.
Las películas no van a ser todas dramas o épica, pero a esta se le ve el cartón muy pronto. Te enseña las costuras demasiado y, excepto el incidente del final, sabes por dónde van los derroteros.
Hay un hilo sutil que separa lo cotidiano de la verdad que cuenta, y en esta pelicula la verdad es un montón de trampas caseras. No me emociona ni me hace reír. O embaucas o te desnudas. Aquí solo se ve la cola de un zorrete con más hocico que astucia.

Si una película te traspasa es que hay verdad en ella. Si te deja poso, solo puede ser buena. Así ocurre en Saben aquell...
La película, la vida de els dos, en realidad esta narrada desde el punto de vista de Eugenio hacia su mujer, Conchita, pero es ella la que, con su mirada tierna, condescendiente en ocasiones, le va guiando y pone el acento del dúo, de la pareja.
Memorable la actuación de Carolina Yuste. Hace mil papeles y, metiéndose en cada uno de ellos hasta el tuétano, siempre tienen su impronta. Y su rol de mujer serena, extravertida, de pocas pero precisas palabras, no es fácil. La exigencia de una buena voz en una lengua que no es la materna, pero que Conchita Alcaide hablaba tan bien y Yuste reproduce con tanta maestría, es una delicia y un prodigio.
David Verdaguer, Eugenio, está caracterizado a la perfección, él está perfecto, pero es que cierras los ojos y con oír su voz ya estás viendo a Eugenio.
Lo que cuenta es la historia de ellos, la valentía de Conchita, las dudas de él que vence porque cree en lo que ella le dice. Para qué más...
La canción T'estimo de Lluis Llach cantada por Carolina/Conchita, te pone la piel de gallina. Y Eugenio/David en el final, con Nino Bravo de fondo, apuntala ese sentimiento de orfandad y de belleza que tiene la película.
Saben aquell...