Hangar 18 es una película de bajo coste o de Serie B, que nos lleva a pensar en los documentos clasificados de la CIA sobre contactos extraterrestres.

Hangar 18 es una película pobre pero que no se la puede condenar por bienintencionada y por los actores: Napoleón Solo y Campanella; viejos conocidos sobre todo de la tele que tienen mucho oficio en esa segunda división tan dura, y que cumplen con rigurosidad.

Pero una estación del transbordador espacial instalada en lo que parece una nave de un polígono industrial, con una cutre oficina de taller anexa y el mapamundi en la pared, más los restos de un platillo volante y un guion muy ajustado, nos la sitúa adecuadamente en el lugar de los antiguos video clubs de los 80 de películas de oferta. Encima, los astronautas que salen al principio acojonan porque son personas de edad muy avanzada para andar por el espacio. Es patético. Debe ser por el tema de la ampliación de la edad de jubilación.

¡Ejemplarizante!

Una muestra más del talento de John Ford con una obra que parte de la novela Las uvas de la ira, del Nobel, John Steinbeck. Hay mucho que hablar sobre esta obra de gran poder visual y narrativo gracias a la dirección del maestro, y mucho que discutir pero no es éste el objetivo.

Para no irnos por las ramas destacaremos el gran valor ejemplarizante de la película. De la novela, que parte como denuncia de la miseria vivida en la época de la Gran Depresión en USA, en la que la hambruna asoló el país, John Ford aprovecha para convertir la película en un alegato a favor del obrero americano. ¿Cómo lo hace?

Observemos que el protagonista es un ex convicto (Henry Fonda bordándolo, ahí le tienes todo el rato) lo que nos dice que de entrada no es que lo vaya a tener difícil, lo va a tener peor todavía, detalle clave, pero lo que le importa a Ford es que no se va a arrugar por ello ante los desplantes que va sufriendo su familia, si no que va a luchar por todos ellos.

Por tanto, ese mismo ex convicto, tras su lucha con todo en contra, será el encargado de lanzar un profético discurso contra la miseria imperante, un discurso difícil de entender pero que ahí está, su madre lo escucha y se queda embobada, pero lo dice con toda sinceridad: No te he entendido nada. Y teme que realmente su hijo haya acabado algo loco por sus 7 años en la cárcel. Pero no, aunque a mí también se me ha olvidado al instante todo lo que ha dicho (no lo he escuchado bien), es importante, no cabe duda.

Así, Ford ensalza al obrero americano. Ese es el mensaje de Ford. ¡America first! Dar la idea del valor del pueblo americano, de su sacrificio, su trabajo y su tesón. Así se levantó el país, desde abajo, desde el mismo arroyo, hasta lo más alto, y esta película se convierte en un agradecimiento a ese escalafón social tan importante y por todo lo que el país le debe.

Una bella historia ejemplarizante de un gran valor testimonial del que otros pueblos deberían tomar nota y aprender. Un fiel relato sobre ese triste episodio de los Estados Unidos y su superación, que los usuarios interesados en ello, han sabido reconocer otorgando las notas más altas.

El hecho que sea una historia real avisa de la crudeza de las imágenes, todo el mundo sabe que la realidad supera a la ficción a la hora de descubrir miserias humanas. De ahí que haya gente que prefiera la ficción. Cada uno opinará después sobre estos Monsters sensibilizado por la reseña que une a estas personas con un hecho verídico.

Ciñéndonos a la película y obviando que si Charlize y tal y tal los personajes me han parecido patéticos. El primero diría que tiene la cara de Jon Voight salido de la cárcel, flexionando todo el rato las rodillas y sacando pecho en plan chuleta como preparándose para un triple salto olímpico. No me ha gustado. Horrible.

El segundo creo que era Harry Potter sin gafas y con el pelo largo, un tío muy raro. He llegado a pensar que podía servir para una película sobre el primo proscrito de Pitagorín. Parecía un búho. Los dos viven un amor tormentoso que todos sabemos de qué va.

El caso es que ambos tíos-tías no enganchan y como la película son ellos dos, pues nada, una mierda. Además, los encuentros amorosos en el coche, o la manta en el bosquecito… Antes muerto que arrimarse a eso; y ¡encima pagando! Imágenes crudas, desde luego. Espero olvidarlas dándome al resert.

Interesantes planos secuencias de la fallecida María, en bolas (precarios instantes pero en definitiva los de auténtico valor), ante un Marlon en pleno ejercicio de dominio de sí mismo mientras la baña y en otras secuencias de interiores, donde dejan a uno correr libremente la imaginación, pero para que el espectador no se descoyunte el cerebro y se equivoque de fases o aperturas angulares a causa de la premura por la encendida pasión, aporta, generosamente, datos periciales en su día novedosos como la aplicación de margarina Tulipán y otras técnicas ya menos depuradas.

Bertolucci nos enseña un ejercicio intimista o un llamativo planteamientos de soledad y en fin, todo lo que dicen los entendidos y todo lo que se quiera, por medio de las experiencias de dos almas encontradas, ambas tocadas, haciendo el chorra allá por donde van.

Es increíble que pensándolo bien, si le dejaran hacer a Shin Chan esta película, creo que la haría exactamente igual.

Querido lector: Tú que has llegado hasta aquí buscando información sobre esta película perdida en el tiempo y en el espacio, he de decirte que ésta exactamente no te entusiasmará especialmente.
Hay muchas películas de esta década de gran calidad, pero debes seguir buscando.

No obstante podrás ver a Joseph Cotten en el papel de embajador, que siempre es un placer verle, aunque apenas aparece, y a Christopher Lee, y también puedes admirar el trabajo de ese extraordinario actor que fue Anthony Quinn, en el papel de jefe de una tribu nómada. Respecto a lo demás, nada.

Un rollo. Ella, Jennifer, que me suena de haberla visto en la tele, por aquel entonces fue popular, es la rebelde, parece que se fue de al lado de su padre sin despedirse, un senador muy importante en EEUU. Dejó su vida de lujo para irse a vivir al desierto en el harén de un ricachón. Eso no me lo creo yo ni harto de vino. El caso es que luego abandona a su marido para irse a vivir de nómada junto al bueno de Anthony. Y así estamos, andando por el desierto entre las costumbres bereberes, algo para mi, sin el más mínimo interés.

Respecto a Michael Sarrazin, el encargado de buscar a la muchacha rebelde, decir que su actuación es mediocre como lo es él, porque él nunca fue un gran actor. En su haber tiene una famosa película que protagonizó junto a Jane Fonda: "Danzad, danzad, malditos" y nada más. Esa película es también una gran castaña, aunque creo recordar que goza de buena prensa, no sé por qué, tal vez porque alguien importante dijo en su momento que era maravillosa, con una visión particular del sufrimiento… Ya ves, menuda visión... Para sufrimientos está uno.
Una película tiene que divertir, entretener, interesar… Lo demás son sandeces y estas películas que digo aburren a las ovejas.
Desde luego, Sarrazin tuvo demasiada suerte al encontrarse trabajando al lado de Jane Fonda, bailando con ella, pero bueno… Todo el mundo tiene derecho a una oportunidad.
Pues aquí, en Caravanas, le verás haciendo el tonto, inexpresivo, aunque esté asustado de la justicia sanguinaria que gasta esa gente. Una musiquita muy bonita, muy solemne, y ya está. Si ves la película, comprobarás que tengo razón en lo que digo.