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España España · Castellón de la Plana
Críticas de mnemea
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Críticas 263
Críticas ordenadas por utilidad
8
19 de julio de 2009
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bienvenidos a la calle Melancolía, angosta, estrecha, oscura, que cruza la avenida Soledad en su zona más amplia y deshabitada. Por ella circula un autobús, que va repartiendo la suerte en cada parada, puede ser la buena, puede apearse la mala, al fin y al cabo será suerte lo que aparezca tras sus puertas, tan efímera como irreal, sólo se trata de un autobús vacío, son los ojos que miran desde fuera su interior los que deciden qué es lo próximo que saldrá de él.

La siguiente parada es tu vida, él ha decidido pasar sólo una vez a recoger a ese lejano pariente, que resultó ser un indeseable y por lo que ha elegido no volver por aquí nunca más.

Ahora ese hombre camina con una ligera falta de firmeza en su andar, hacia la caja de bombillas y ruidos, el hogar de la perdición humana, donde en cada mesa se apuestan monedas de ilusión y esperanza, se lanzan dados de trivialidad desde manos ambiciosas y el azar, con una escobilla de estadística, arrebata esas monedas plásticas que ahora parecen tener un aspecto tan falso porque él y su pariente se fijaron en ti.

Al hombre le comienza a llamar la Extrañeza, en un intento por hacerle sentir humano, tiene aspecto de mujer, otra persona que pasea por nuestra calle, dispuesta a cumplir todos tus deseos. El sexo no funciona, pero aún así comienza a ver con otros ojos al pariente, es más amigable, parece sonreír esta vez. Es un espejismo, en qué ciudad esta calle cruza con la calle Alegría, por aquí sólo se está de paso, aún queda mucho por recorrer y ni siquiera él sabe donde terminará el viaje.

Hoy hay tráfico, muchos coches se concentran aquí, el pasado, la familia, las mentiras, la cruda realidad que parece un taxi al que alguien ha pagado para que le persiga. Puede ver también a ese vagabundo que en otros tiempos se llamaba Amistad, y que ahora sólo le pide, con su aspecto lujoso, para tenerle amarrado sin preocuparse de saber si las monedas que le lanzaba eran deuda o compasión.

Por allí sigue, esta vez una idea la ronda, quiere salir de allí, algún otro lugar debe existir para personajes desdichados como ese.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mnemea
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6
11 de marzo de 2009
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando oigo que alguien tiene un Handycap 8 y le recomiendan que debe mejorar eso, siento que no entiendo de qué están hablando.

Esta película nada tiene que ver con el golf, pero mucho sobre agujeros en la tierra que hay que rellenar como meta personal, el día de tu muerte y también sobre superar día a día lo que uno va viviendo, por muy extaños que sean los sucesos que acontecen.

Nuestro protagonista es un hombre que decide hacer de la muerte un homenaje único para cada cliente, todos tienen derecho a ser recordados de una forma especial. La justificación a tales pompas fúnebres son una familia con una estructura decadente, que resulta tan cómica como sorprendente, que asusta. Añadimos al conjunto un vecino poeta, que refleja su obra en un pequeño coche, cada pincelada sobre él es puro arte. Y una mujer, siempre tiene que haber una mujer, totalmente irreal y en exceso habladora.

Ahora crea una realidad aparte en los asuntos cotidianos, como son los suicidios insatisfechos por puro egoísmo, la exaltación de un hecho histórico nacional tirado por los suelos, las discusiones a base de fuerza bruta de una pareja para mejorar la relación a base de
reconciliaciones, los bailes inconexos al son de una música que no se oye y las palabras encorsetadas del modo más enigmático hasta rozar el ridículo, sin olvidar que una llave inglesa dentro de un coche pequeño se convierte en objeto de culto.

La película comenzó, yo de modo inocente me creí lo que ponía el teletexto aquel día, de hecho, me hubiese creído cualquier cosa, y pensé que una comedia ácida me iba a venir muy bien.

Durante un buen rato me reí de las complejas situaciones que si me tocaran vivir no me harían ninguna gracia, pero es que en la televisión todo se ve de otro modo. Se fue vaciando la estancia en la que me encontraba hasta que me quedé sola. Y en ese momento dejé de sonreír, todo se tornó oscuro, realmente siniestro y doloroso, cada hecho que acontecía era más difícil que el anterior. A veces resulto en exceso impresionable, pero realmente vi dos películas, la cómica y la trágica, los pasos que dan la vida en realidad, los que todos vemos de forma clara, pero que no siempre se quieren ver juntos.

Al final sentí que el teletexto me había engañado, culpa mía por posar mis confianzas sobre un servicio público. He tardado casi un mes en sentenciar a muerte esta película, lo que en realidad implica escribir sobre ella. La nota fue un promedio de situaciones, risas y caras de disgusto que me llevaron en su momento a no saber qué podía expresar tras verla.

...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mnemea
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7
24 de febrero de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La forma del agua nos hace disfrutar del cine como si fuera un lugar privado donde está permitido soñar. Lo que siempre debería conseguir una película, que tengas ganas de sumergirte en ella. Lo consigue ofreciéndonos un villano, una heroína, una cosa salida de algún pantano. Un hombre poco dispuesto a aceptar su edad y una señora que habla y habla sin parar y aún así, es capaz de exprimir su mensaje con lo necesario. Además hay un cine, uno de esos donde las butacas están tapizadas con un rojo aterciopelado apelando al glamour, las películas son clásicos instantáneos, y el dueño, un tipo serio que discute sobre la fiabilidad de la escritura de la palabra ‹Mardi Gras›.

Guillermo del Toro ha querido hacer un homenaje inmenso al cine a partir de un divertimento rebosante de belleza, emotivo y afianzado, donde el cine en sí es una historia de fondo, un atrezzo para su batalla principal, pero cada mención al mismo nos descubre que es en el cine donde estamos, que es aquí donde nos queremos quedar. Porque este homenaje no se conforma con hablarnos del cine de monstruos o los grandes dramas románticos, aquí se apela a la persona que ansía encontrarse con la pantalla, la que espera al otro lado. El cine hace nuestros sueños realidad (algunos ni sabíamos que estaban ahí), y este director también debe soñar a lo grande cada día.

No solo del cine vive el hombre (la mujer), también hay espacio para romper la monotonía, para descubrir la música, los huevos duros, para crear nuevas formas de entender la universalidad del amor. Sobre el amor se puede hablar incluso debajo del agua. Para ello fabula, juega con el formato de cuento, uno donde él (con sus recursos de anfibio) tiene escamas, pero la protagonista, en su carcelario silencio, sigue siendo una más en un universo prejuicioso. Ese en el que se distinguía por colores y se reprobaba los contrarios, el que ocultaba condiciones sexuales, el que ninguneaba a artistas, el que oprimía a muchos para que la calle fuese liderada por el menos implicado en esto del respirar. Ese entorno asfixiante y gris llamado día a día donde Eliza encontraba el “clac-clac” adecuado que hiciera sonar sus zapatos.

Porque el cine, por muy mágico que sea, siempre tiene esa tendencia a rememorar lo ya vivido, a basarse en la memoria de muchos, para hacer surgir algo único. A citar, en definitiva, el amor jamás conocido en tierra desgastada.

Aún así no tenemos capacidad para mirar La forma del agua más que con esa ilusión infantil anclada en los ojos de unos viejos sabios. Esa sensación de conocer lo ocurrido, de haberlo vivido antes en algún sitio, en miles de películas y novelas que pasaron por nosotros. Pero reforzando esa capacidad innata de desconocidos en la platea, aplaudiendo con la mirada cualquier audacia. Disfrutando la irreverencia y llorando el drama. Suspirando, al fin, por un cuento de fantasía acuífera, donde Michael Shannon hace de más malísimo que nadie y muestra la virilidad de sus manos. Donde Sally Hawkins consigue enamorarme siendo más pequeña, más valiente, más expresiva que nunca. Donde Richard Jenkins humaniza nuestros miedos a través de un bisoñé. Donde esa cosa del agua es la clave para hablar de nuestro lugar en el mundo, de la necesidad de rescatar ese pequeño espacio que todos merecemos.

La forma del agua es un entretenimiento, cierto, pero esconde tanto detrás como para reforzar la ilusión y romper tabúes a partir de esos bichos que tanto le gustan a Guillermo del Toro, reconciliando a fans y detractores en un día tremendamente inspirado.

Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
mnemea
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5
11 de octubre de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién no ha hecho de turista alguna vez? Te vas a otro país y al mismo tiempo quieres integrarte en sus costumbres mientras te quedas mirando idiotizadamente cómo se mueve la gente a tu alrededor y acabas haciéndole fotos hasta a los mosquitos del terreno. En algún momento te sientes uno más, pero tu cara de foráneo nunca pasa desapercibida. Lo mismito que en la película.

Pero... ¿quién se ha ido a otro país y hablando con otro turista que venía de un lugar más lejano que tú ha llegado a diseccionar la leyenda urbana en la que se basa gran parte de la película? Ja, supéralo, servidora lo hizo antes de que rodaran el film. Es más, después de los miles de avisos de desconfianza a la amabilidad del residente y las bañeras con hielo que me dio el muchacho con tanto detalle me da la impresión que soy capaz de detectar a cualquier humano que esté interesado en mi sanísimo hígado. En realidad hasta los puedo oler. Ahora viene otro Ja.

La trepidante acción que sigue a lo de los turistas que pecan de inocentes cegados por la belleza de un terreno virgen cualquiera que se asemeje al paraíso igual no tuvo el mismo efecto de tensión o interés gracias a mi amplia capacidad de distracción en minúsculos detalles de las películas, algo así como mis propias empanadas mentales, y me pasé largo rato pensando si aquel turista fanático de Bunbury vendió los derechos a su versión de la leyenda urbana para ayudar a que la película viera la luz, porque incluso resulta sospechoso que el brasileño amable que se preocupa por ellos es idéntico a aquel chico de los cuentos para no dormir. Cuando me di cuenta estaban rodeados de agua y ya comenzó la pérdida del norte, la parte en la que todo se vuelve extraño y morboso, y aunque no llega a impactar lo necesario por las típicas actuaciones infantiles, las rabietas, algún malo que le da por contar qué hace ahí y por qué les ha tocado a ellos y demás pautas básicas de terror de manual, sí consigue entretener sin necesidad de dejar su pequeña huella en nuestra mente.

Eso ni es bueno ni es malo, simplemente quería ver una película en la que saliese Melissa George, la chica con la nariz graciosa, y no puedo evitarlo, si hay una con cierta fama y otra con pinta de ser más del montón, siento alguna extraña necesidad por empezar por la segunda. Así la he visto de protagonista con trenzas, igual en otra película me llama la atención otra cosa que no sea su peinado.

Al menos tengo la posibilidad de decir Ja, esto ya lo había oído antes.
mnemea
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3
13 de diciembre de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un profesor en una facultad propone un juego a sus estudiantes, nos metemos en su conversación:

[...] ¿Seguís sin saber qué película vi? Bien, os propongo un ejercicio, pongamos unas pautas: Seguramente recordáis el “¿quién es quién?”, pues destruyamos poco a poco las posibilidades para que focalicemos los actos distintivos de este film.

Vale, vale, vale. Empecemos. Una chica que busca el éxito. Eliminamos todas las películas donde un hombre busca aumentar su éxito. -- Adiós en busca de la felicidad. --

Un hombre maduro la llama pequeña, fuera todas aquellas en las que se aman dos mujeres. Añadamos un dato, él tiene un mayor nivel adquisitivo. -- Hola Pretty Woman. --

Aparecen problemas familiares. Entran todas las que hablan de padres, madres, tíos, hijos alejados del seno familiar donde exista un romance.

[...] Vaya, esta pista es un pequeño contratiempo, en ocasiones datos ambiguos pueden desmontar grandes argumentaciones y ampliar un cerco ya acotado, pero no os desaniméis, confío en vosotros.

Belleza y pequeños lujos (a distintos niveles) por parte de ambos protagonistas. Eliminamos a pobres que con tesón y grandes ideas se reviven a sí mismos, gente que acaba viviendo en la calle y cajeras de supermercado. -- Adiós Erin Brokovich, en el fondo teníamos esperanzas contigo. --

Piques laborales femeninos sobre escritura. -- Hola Sexo en Nueva York y El diario se viste de Prada. --

El final es autocomplaciente ante la madurez y resolutiva entrega a la incertidumbre de la vida. -- Hola versión de cuento amoroso 2.0, nos alegramos de no encontrar la materia distintiva en la película. --

- Pero, profesor, ¿qué película es?

- ¿Con todos esos datos aún no habéis averiguado qué película hicieron anoche en la televisión? ¡¡¡Todos suspendidos!!!!

-- ... --

En serio, yo entiendo que hay una masa que ve un pequeño recuadro en la parte inferior de estas películas que les aporta ilusión, les evade de sus problemas, en ocasiones hasta les engaña al pensar que esto es real, pero ¿qué fue de la originalidad?

Coger varios guiones, grapar juntas hojas de aquí y allá y hacer una película con ello es hastiante. Aunque me cayera bien Buffy y sepa distinguir a todos los hombres de la familia Baldwin.

TANTA FELICIDAD SE ME ATRAGANTA.
mnemea
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