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España España · Barcelona
Críticas de Isaac
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
7
16 de diciembre de 2014
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sons of Anarchy es una serie con estilo, tal vez a medio camino entre lo clásico y lo moderno, pero con estilo. Mola, y aunque pueda parecer poco, es lo mejor que puedo decir de ella.

La serie como tal se presenta como una suerte de Sopranos (salvando las siderales distancias) en un pueblo cercano al área de la Bahía de California (tocamos más Oakland/San Francisco que Los Ángeles en este caso), centrado en un club de moteros cuyas actividades ilegales se mezclan con los inevitables conflictos internos al tiempo que mantienen la tapadera legal de un taller de reparaciones de motos. Pero la sustancia no está ahí sino en las relaciones familiares entre el Presidente y Vicepresidente del club, Clay Morrow y Jax Teller, así como con la esposa y madre de estos, Gemma Teller, la matriarca del clan.

Viéndolo con la perspectiva que da la finalización de la serie, y siempre para mi gusto, los conflictos con otras bandas de Oakland y en general todo lo que acontece en Charming es algo que funciona muy bien durante las primeras temporadas, inclusive en la tercera cuando viajan a Belfast y nos regalan un interesante cambio de escenario. Sin embargo poco a poco se va entrando en un bucle y lo que ya estaba sujeto a la ficción propia de la serie queda sepultado bajo un alud de violencia y escenas similares.

Finalmente los conflictos internos se imponen a los externos y con ello salen ganando los personajes. Parte del estilo de la serie se debe a ese grupo de moteros y a esa conducta fraternal, algo sectaria y cerrada, repleta de amor entre tipos duros, reglas arcaicas y una democracia muy singular, pero que termina seduciendo al cabo de pocos episodios. Personajes como Tig, Chibs, Bobby o Juice se ganan su propio espacio, sus momentos, especialmente cuando la serie ya no puede aportar demasiado tras varias temporadas exprimiendo las posibilidades.

Lo mejor tal vez sea que SOA tiene detrás el trabajo constante de Kurt Sutter que para bien o para mal ha sido fiel a ese citado estilo desde el principio hasta el final. A veces se ha optado por algunas soluciones torpes, en especial en la excesiva séptima temporada, pero se compensa en parte por ese espíritu propio que define la serie, utilizando recursos formales como una excelente banda sonora, con los característicos momentos musicales de inicio y final de episodio.

Se agradece también esa mezcla de lo clásico (a veces parece más una serie de los noventa) y lo moderno (con un antagonista criminal como protagonista, violencia, moralidad llevada al límite). Personalmente me quedo con la tercera temporada y en especial con el último episodio de la misma, mi favorito de toda la serie.

Synch
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Isaac
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7
10 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seré breve, como la serie, que es casi perfecta en su formato: sólo 5 temporadas (que suele ser la frontera en la cual muchas series empiezan a estirarse sin sentido, incluso algunas llegan ya agotadas a ese punto), a 6-8 episodios por temporada. Pero es que además tenemos un interesante reemplazo de actores entre la 2a y 4a temporada, de ahí el Misfits & Misfits, porque cuando uno termina la serie puede tener la sensación de haber visto dos series diferentes.

Misfits va tan a saco que la premisa se desarrolla por completo nada más empezar el primer episodio: unos chavales en servicios comunitarios, una extraña tormenta y la aparición de unos extraños poderes. El entorno, como suele ser habitual en algunos productos ingleses, es grisáceo, apostando esta vez por una aburrida localización en el sur de Londres. Los personajes responden a tópicos tan evidentes que no pierden tiempo en darnos información inútil. Misfits no va de eso sino de entretenernos sin pausa con lo que les sucede con sus nuevos poderes o el que atañe a personajes puntuales que se cruzan en sus vidas. Y todo aderezado con un tono y vocabulario bastante gamberros que le quedan de fábula. Tiene incluso algo de ese Buffy de Joss Whedon en el que los personajes son conscientes de lo absurdo que es todo, con lo cual la veracidad, o búsqueda de sentido común en lo que acontece, pierde todo el sentido y podemos concentrarnos en pasárnoslo bien con lo que ocurre en las vidas de Simon, Alisha, Kelly, Curtis y Nathan.

Así que asistimos a un festín de situaciones surrealistas, muertes accidentales, explotación no siempre positiva de los poderes, viajes en el tiempo (e incluso una trama de paradoja temporal, algo que suelo adorar sin criterio alguno) etc

Y de repente cambian los personajes, no queda ni uno. Aparecen en escena Rudy, Jess, Finn, Alex y Abbey, y la serie parece otra. Los poderes siguen estando ahí pero se orienta todo mucho más a los personajes, a sus vidas, incluso con cierto punto existencialista (sin salirse del tono de la serie), y definitivamente no se recupera el nivel anterior pero hay aspectos destacables: Rudy termina siendo interesante, Jess se beneficia de la posiblemente mejor actriz del reparto y Finn, sin duda, este tipo es todo un regalo. Esa incontinencia verbal (es como un Ross Geller inglés, no tan fantasma, pero igualmente divertido por su facilidad para meter la pata gratuitamente) y sobre todo ese acento, impagables. Incluso en esta segunda parte de la serie tenemos al mejor monitor: Greg. Es brutal, tal cual, el monitor con peor problema de contención de la ira en toda la historia, con unas salidas que poco a poco van siendo más absurdas y divertidas así como ciertos detalles de su vida privada que terminan por dibujar un personaje único.

Me quedo con las 2 ó 3 primeras temporadas pero las dos últimas tienen su punto, tienen a Finn y a Greg y, bueno, tienen que nunca había visto una serie que en el fondo sean como dos versiones de una misma idea. Curioso. Muy Misfits, de hecho.

Synch
Isaac
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7
28 de marzo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Damon Lindelof es el autor de esta frase tan bonita. Lástima que sea una trola que no se cree ni el propio Lindelof. Pero me parece acertado titular así la crítica de un serie que esencialmente es una gran mentira.

Lo que sueltan esos dos tipos es un atentado al papel del espectador. Jamás, nunca, un guionista debe engañar ni tomar por idiota al espectador. Nunca. Puedes jugar con él, romper reglas etc Pero nunca llevarlo por un camino si este no conduce a ninguna parte y mucho menos romper las propias reglas que te llevan a la suspensión de incredulidad. Afirmar que esta serie es sobre personajes es, directamente, no aceptar la decisión de abandonar todo lo demás o, quien sabe, una forma de disimular la falta de talento para atacar y finalizar la serie como debía.

En absoluto me siento estafado, ni mucho menos: he disfrutado viendo las 6 temporadas de Lost. A la serie hay que reconocerle haber creado un fenómeno sociológico único desde que la HBO y Los Soprano inauguraron este festín televisivo que aún perdura. El diseño de producción es más que notable (aunque el tema CGI no me convence) y la BSO de Giacchino , de corte minimalista (y similar a la posterior Fringe), cumple sin más. Hasta ahí todo bien. El problema es todo lo demás.

El argumento de Lost es inicialmente muy interesante: un accidente aéreo, unos supervivientes, una isla. Incluso parte de la narrativa funciona, como el uso de flashbacks y flashforwards, combinación de líneas temporales y finalmente de supuestas realidades alternativas. Es más, aunque la primera temporada responde a un modelo de serie distinto al que nace a partir de la segunda o tercera, la verdad es que he disfrutado más de Lost cuanto más lejos ha ido a nivel sci fi. Adoro los viajes en el tiempo, que le vamos a hacer.

El problema es la forma de plantear ese argumento. Una constante huida hacia adelante a base de misterios, trampas, giros sin sentido, soluciones absurdas etc Los misterios pueden articular una narración y los personajes pero jamás deben terminar supeditados a la misma. Porque en Lost lo que parecía importar era sorprender y seguir con los "ohhhh" multitudinarios, al tiempo que se iban multiplicando los misterios y los personajes iban vagando por una isla del tamaño de Australia.

Y los personajes? Porque esta es una serie coral pero el casting estaba optimizado al máximo a nivel comercial: Jack, Kate y Sawyer, tres protagonistas de un atractivo improbable, un negro con niño, un par de coreanos (y cuando Jin se quita la camiseta, es el clásico coreano con 300 abdominales) y, ah, faltan un par de freaks pero estos serán un obeso (latino, que eso ayuda), un calvo maduro repleto de fe, un músico drogata y uno con poderes extraños y rasgos asiáticos pero parece que no tan atractivo como el otro asiático del grupo de guapos. Pero bueno, qué más da todo eso, acepto que Lost debía ser una serie global, así que tolero la improbable enorme variedad de los 10-12 protagonistas. Hurley, Desmond, Linus y Faraday serían, de largo, mis personajes favoritos.

Sigo en el spoiler

Synch
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Isaac
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7
24 de marzo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan sólo 4 días después de finalizar BSG (y sin haber visto nada de la original de 1978 creada por Glen A. Larson) me sorprendo echando de menos esta serie "reimaginada" por Ronald D. Moore. Y la sorpresa es debido a que a muchos niveles me ha parecido una serie irregular. Este no es el lugar para hablar de la miniserie o episodios piloto de 2003 pero tengo muy claro que sus virtudes radican en la necesidad de ir a por faena y, sobre todo, de contar toda la base sobre la que gira toda la trama.

Como ópera espacial es muy interesante. La historia de los humanos, casi erradicados de unas lejanas colonias por obra de un despiadado ataque nuclear Cylon, huyendo de estos y a la vez en busca del mito llamado Tierra es francamente interesante. Todo el diseño de producción es de gran nivel, desde el diseño de las naves (especialmente la protagonista, y las Cylon), los acertados combates espaciales (con esos silencios, el uso dramático de la radio, los zooms etc) y pequeños detalles que muestran un gran cuidado en ese aspecto. La música, en segundo plano durante los primeros episodios (o eso recuerdo) finalmente adquiere protagonismo con pocos pero grandes momentos, especialmente el brillante final de la tercera temporada.

El problema lo tengo con los episodios auto conclusivos y con los personajes. Entiendo que es una gran idea mostrarnos los problemas sociales, religiosos y políticos de un convoy de naves con 50.000 supervivientes. No los considero episodios de relleno pero me sorprende como de repente aparece un problema y casi todos los protagonistas están de un lado u otro, con una inusitada devoción. Las ideas son buenas, a mi me gustan, pero creo que fallan en el tratamiento de personajes para esos episodios.

Y ese es otro de mis problemas con BSG. Claro que me gustan los personajes y muchos de ellos son interesantes (Tigh, Starbuck, las 6 y 8, y especialmente Gaius Baltar, enorme en la primera temporada con sus charlas con su particular Caprica 6), aunque no soporto a Laura Roslin. Ni el personaje ni la interpretación de la actriz. El problema es que esos personajes cambian de parecer, de motivaciones, de bandos y de todo con una rapidez inusitada. En los citados episodios auto conclusivos cada uno está de un lado del tema que sea, pero con una devoción absoluta. Además se olvidan de todo, sin aparentes rencores aunque de repente reaparecen cuando conviene. Además la serie abusa de un recurso que a mi me chirría, y es el uso de los cuchicheos, audibles al espectador, para dejar clara la opinión de la flota. Parece buena idea pero su abuso termina por dar la impresión de falta de personalidad conjunta. A veces el guión nos depara escenas muy explícitas para mostrarnos un estado de ánimo general. No es necesario ser tan explícitos y se pierde la opción de ser más sutil y confiar en el espectador.

Por suerte toda la trama Cylon es bastante interesante. Tiene ese aire a Blade Runner y sus Nexus 6, una especie de poética de lo mecánico, especialmente en las escenas dentro de sus naves base. Además, en BSG el éxito moderado jugó a favor del argumento al tener que terminar en la cuarta temporada, un número para mi ideal para la mayoría de series. En cuanto al final, a mi me encantó, tal vez rompe radicalmente con el estilo y tono del resto de la serie pero lo disfruté mucho, porque era justo lo que me apetecía: que dieran respuesta a casi todo, que llegaran donde tenían que llegar y que se tomaran su tiempo para despedir a los protagonistas. Ah! El penúltimo episodio, Amanecer 2a parte, es un episodio redondo, para mí el mejor de la serie. Una suerte terminar así.

Synch
Isaac
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9
29 de octubre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una semana después de haber terminado Los Soprano tengo aquella agradable sensación de sentirte arropado por la inmensa mayoría de opiniones acerca de esta serie. Es una obra maestra, y punto. Hasta hace un par de años las series que conocía y me gustaban habían empezado en los ochenta y noventa. Hasta que me puse manos a la obra con Juego de tronos, Dexter, Breaking Bad etc Y una vez ya podía salir a la calle convertido en un devorador de series modernas tenía que ir a la que abrió este festín televisivo: Los Soprano y la HBO.

A estas alturas casi que resulta un ejercicio de tartamudez crítica repetir de nuevo todo lo bueno de Los Soprano. Pero debo hacerlo. Aunque hoy en día existen varias mutaciones pululando por distintas series, fue en Los Soprano cuando David Chase por ser el creador, y la HBO por creer en él y permitirlo, nos regalaron al primer gran antihéroe de la televisión. El protagonista, un descomunal James Gandolfini, en una interpretación tan poderosa como su tripa, es un gángster, un asesino, un hombre totalmente entregado a la posibilidad de que lo encierren en la cárcel. Y sin embargo adoras al personaje, incluso deseas que le de su merecido a alguno de sus rivales. Tony Soprano infunde respeto a su familia delictiva, a sus enemigos y a nosotros mismos porque no sólo puede ordenar tu muerte sino que puede hacerlo con sus propias manos. Es un animal pero a la vez muy humano.

La historia que nos cuenta Chase se resume en la vida de las dos familias de Tony, la mafiosa y la carnal, en el hilo conductor que suponen sus visitas a la psiquiatra. Pocos fans se pueden indignar si digo que lo que nos cuenta la serie, sus historias, quedan sepultadas por una paleta impresionante de personajes. Todos y cada uno de ellos, desde su familia, el gran Consigliere, sus capos, los soldados, los rivales, el FBI, absolutamente todos maravillosamente interpretados mediante un don inaudito para dotar a la serie de una total naturalidad. Es todo mundano, realista, casi lo puedes oler, tocar y sufrir.

En esa naturalidad, por supuesto, interviene un cuidadoso diseño de producción que nos mete de lleno en esa sucia, gris y fascinante Nueva Jersey, siempre a la sombra de Nueva York, o nos regala inolvidables escenas donde los personajes hacen algo que poco se había visto en TV y solía ser objeto de elipsis: en los Soprano los personajes comen, pero comen bien, no paran. Y fuman bien. Y juegan bien al billar. Y se visten de forma muy hortera. Es todo tan auténtico que el seguro enorme trabajo de dirección, guión, interpretación y diseño artístico queda desdibujado. Casi parece todo una cámara oculta.

Citar aquí los actores que han dejado su huella en esta serie, aunque sólo sean los más relevantes, sería un imposible. Pero no puedo evitar citar al gran Steve Van Zandt como el Consigliere Silvio Dante y especialmente Dominic Chianese como Corrado Soprano Jr. Su contención constante, su impotencia ante su papel de falso jefe, sus humorísticas decepciones y finalmente su enfermedad me han cautivado totalmente.

Y cuando parecía que la serie no podía ser mejor, llego al último episodio, a esa última escena y me entra una sensación de la que todavía no me he recuperado. Tal vez porque no sé que pensar. Hasta hace una semana el Don't stop believin de Journey era un temazo de los ochenta. Ahora es parte del Dios de los finales de una serie.

Synch
Isaac
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