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Críticas de EuTheRocker
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Críticas 291
Críticas ordenadas por utilidad
8
21 de enero de 2012
31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me cuesta mucho abordar esta crítica. Durante un buen rato, me he estado planteando seriamente la posibilidad de dejar de lado cualquier lazo emocional que me pueda unir a la nueva película de Alexander Payne, y hablar de esta joya de manera totalmente parcial y objetiva. Pero no es justo para una cinta hecha con tanto sentimiento, que yo no ponga todo de mi parte para intentar expresar lo que me ha hecho sentir, que ha sido mucho.

Os pongo en antecedentes: mi madre se está muriendo.

A partir de aquí, encontrarme de cara con la familia King, ha supuesto una ventana abierta para ver desde el exterior una situación que me es demasiado cercana. Porque no hay momento más humano, y que desnude más nuestra alma, que encontrar en el rostro de una persona a la que quieres de verdad, la mirada de la muerte. Cuando eso ocurre, pasado, presente y futuro dejan de tener un sentido individual, para convertirse en algo global que escapa a nuestro control. Porque llegas a amar la vida y a odiarla por partes iguales. Sientes un torrente que te destroza por dentro y te renueva, y cuando parpadeas de nuevo, ya no eres la misma persona. Se obra en ti una catarsis difícil de explicar.

"Los Descendientes", intenta explicarlo. En su interior hay ira y rabia por aquello que ya no se puede cambiar; hay perdón y expiación de los errores que hemos cometido; hay amor eterno que elimina cualquier tipo de barrera. En su exterior hay vida y muerte; sonrisas y lágrimas. Cada personaje, es necesario. Y el más necesario, es sin duda Matt King. George Clooney, consigue con su interpretación, retratar al ser humano frente al abismo del final. Un ser humano desprovisto de egoísmo o rencor, y a la vez cargado de ellos. Alguien cansado de que le compadezcan, y a la vez, muy necesitado de comprensión. Su papel se engrandece por la capacidad de encontrar en cada arista de su personaje, algo con lo que sentirnos identificado.

Lo mejor que puedo decir de "Los Descendientes", es que es una película increíblemente humana. Un retrato fiel de nuestra vida, y que al igual que la vida, está cargado de momentos amargos, y de momentos alegres.

Porque yo se que cuando mi madre muera, y por última vez mire a sus ojos, la luz que había en ellos, pasara a existir en los míos. Después, ella será un recuerdo flotando en el océano de mi vida.
EuTheRocker
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7
30 de noviembre de 2013
35 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta imposible olvidar ese momento, disfrazado de ritual emotivo, en el que tu madre (o padre), tomaba un VHS de la estantería y lo introducía en el reproductor de vídeo. Una voz tan familiar como la de nuestros abuelos, nos avisaba de los peligros de copiar ese documento que visualizábamos, aunque realmente no entendíamos nada de lo que nos decía ("Los titulares del copyright sólo autorizan su distribución, etc... etc). Esa misma voz, nos iba presentando películas que ya habíamos visto en la gran pantalla del cine, o futuras obras que estaban por venir. Tras todos eso, un famoso castillo sobre fondo azul... y se iniciaba el mundo de los sueños. Los ojos se abrían, los párpados se inmovilizaban, el corazón se acompasaba al ritmo de las canciones, las emociones brotaban con el devenir de los personajes que desfilaban por la pantalla... y Disney obraba su magia.

No creo que sea justo ponerse a nombrar los defectos de una factoría que este año, celebra su noventa aniversario creando ilusiones. Me parece más correcto celebrar las virtudes de un estudio que ahora que llega la temporada navideña, nos regala una nueva película de esas que hacen saltar al niño que llevamos dentro. En un 2013 en el que la animación no ha resaltado por su calidad; una año en el que Pixar no ha deslumbrado, y en el que lo más divertido que hemos visto en pantalla ha venido de esos adorables "minions", secundarios de lujo de una película con las vistas puestas en crear una franquicia; la llegada de "Frozen: El reino de hielo" supone una bocanada de aire (helador) para nuestro entretenimiento y corazón. Disney, lejos de continuar con esa línea de cine de animación infantil con guiños más o menos acertados hacia el público adulto, se desnuda con una cinta con el aroma de sus grandes clásicos. Una película ingenua y cursi por momentos. Pero eso se echaba en falta. La dulzura de una obra musical que nos transporta a un mundo de fábula en el que todo lo que sucede, lo hace con el mimo del cuento que arrulla al pequeño soñador. Una historia en la que una vez más, el mensaje, lleva la palabra amor grabada a fuego en su metraje; aunque se abandone ese tono clásico del amor príncipe azul - princesa, por un amor filial bastante menos empalagoso por momentos.

"Frozen: El reino de hielo" es una mirada atrás a los orígenes de esa fábrica de sueños que durante años ha poblado el imaginario infantil de personajes emblemáticos, y que han sido compañeros de fatigas de niños alrededor de todo el mundo. Esos personajes inolvidables, también terminan por aparecer en esta cinta, (Olaf, el muñeco de nieve que anhela al sol, es una mina de oro); construyendo en definitiva una pieza de artesanía que hará las delicias de los más pequeños de la casa, mientras que a los adultos, les regalará una porción de nostalgia bien cocinada y edulcorada.
EuTheRocker
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7
7 de julio de 2013
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi eterno complejo de Peter Pan me acompaña alá donde quiera que voy. Por su culpa, a la hora de elegir un nuevo aporte que enriquezca mi cinefilia, en mi búsqueda, suelo centrar mi atención en todas aquellas películas de animación dirigidas al público infantil. Cuando estas películas consiguen reunir entre sus virtudes las de saciar mis deseos de niño con mis aspiraciones de adulto, se suele obrar el milagro de enamorarme de una película. El ejemplo más claro de esta realidad es mi ferviente devoción por las (para mí) obras maestras de los estudios Pixar.

Cuando se estreno en 2010 "Gru, mi villano favorito", la presencia en pantalla de unos pequeños personajes amarillos de lenguaje indescifrable y aspecto adorable, llamó a las puertas de mi infantil subconsciente arrastrándome al interior del patio de butacas para descubrir una película con encanto propio, que si bien estaba contada con prisas y poco cuidado narrativo, me sumergió de lleno en un universo plagado de humor y ternura ofreciendome un excelente entretenimiento que consiguió hacerse un recuerdo en mi memoria. Universal parecía haber encontrado su bastión para ofrecer pelea en la encarnizada batalla del cine de animación. Su éxito, auguraba el inicio de una nueva franquicia para mi peterpanismo.

La llegada de "Gru 2, mi villano favorito", confirma la apuesta de los estudios por los personajes creados de la mano de Pierre Coffin y Chris Renaud, que repiten en la dirección. Con una cuidada animación, y jugando con unos protagonistas que ya no son extraños para el público, esta secuela cumple con el tópico de explotar los recursos que hacían destacable la primera entrega, pero por suerte, lo hace sin agotar las virtudes y destapar las carencias de su predecesora. Su galería de personajes permanece intacta: Gru sigue siendo ese malvado torpe pero encantador; las tres hermanas mantienen su magia, comandadas por el magnetismo adorable de la pequeña Agnes; se incorporan nuevos personajes alocados que no desentonan con el fondo de la cinta como Lucy o "El Macho"; y, como no, siguen poblando la pantalla esos locos bajitos y amarillos de los minions, que con su irreverente dulzura, y explotando el humor físico en la mejor tradición de la comedia muda, sin duda siguen acaparndo los mejores momentos de la película.

Porque "Gru 2, mi villano favorito", juega sus bazas, sabiéndose inferior en lo que a libreto se refiere. Sus creadores conocen las limitaciones de su guión, y una vez perdido el elemento sorpresa de la primera entrega, deciden encaminar esta secuela por los caminos de un humor ácido que agrade a mayores y a pequeños. Porque estamos ante una película hecha para entretener, sin más pretensiones que las de dibujar una sonrisa en los rostros de su público. Yo, una vez más, apuesto por mi rostro más crío; y por suerte, me encuentro por segunda vez, con una agradable sorpresa en forma de 98 minutos de divertida locura.
EuTheRocker
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9
22 de enero de 2015
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca deberíamos olvidar que nacemos de un acto de amor. Pero también, venimos al mundo gracias a un acto de sacrificio. Millones de células haploides que constituyen el gameto masculino son sacrificadas en nombre de una única que, al alcanzar el gameto femenino, inician el hermoso proceso de la vida. Amor y sacrificio, quedan de esa manera emparejados desde el orígen de nuestra especie, siendo los pilares olvidados de una humanidad que continúa su evolución con la mirada puesta en otros sentimientos y logros que consideramos de mayor importancia, y que pasan por encima de la esencia de nuestro orígen.

James Marsh, basándose en el libro escrito por la esposa del mundialmente famoso divulgador científico Stephen Hawking, Jane Hawking, propone un viaje por los rincones de las relaciones personales, sumergiéndose en los verdaderos motivos que mueven al ser humano a amar y a sacrificarse. Usando la vida del cosmólogo como telón de fondo, Marsh encuentra en la enfermedad y en la lucha de Stephen y su mujer por salir adelante, las motivaciones para sacar adelante una película que, con su estética clásica y cuidada, nos ofrece una visión del famoso personaje que se aleja del biopic tópico, para proponernos un interesante y emotivo recorrido por los puntos fuertes y débiles del coraje y la valentía humanos, al tiempo que presenta una hermosa historia de amor verdadero, basado en el sacrificio y la entrega.

Una historia que consigue acoplarse a los sentimientos del público gracias al soberbio trabajo de su pareja protagonista.

Por un lado, se encuentra Eddie Redmayne. El joven intérprete, en un ejercicio camaleónico, compone un Stephen Hawking que basa toda la fuerza de interpretación en el descomunal esfuerzo físico que se impone el británico para mostrarnos el proceso de deterioro físico de su personaje. Una labor sacrificada y monumental, capaz de llevarnos a los rincones más oscuros del sufrimiento de una persona que desde su silla, siempre ha intentado volar más allá de los límites del universo, en una demostración de tenacidad y valentía digna de elogios. La simbiosis que se establece entre actor y personaje, sirve para ofrecernos una de las interpretaciones más enormes de este año, y sin duda, una de las más brillantes a nivel físico de los últimos tiempos.

Por otro lado, nos encontramos a Felicity Jones. Y aquí hay que ponerse muy serios. El trabajo de la inglesa, desarma al espectador desde el primer instante por la pureza de su composición, y la desgarradora veracidad de sus quiebras emocionales. Huyendo de los recursos efecistas que Eddie Redmayne puede emplear para redondear su trabajo, Jones acude a las emociones más humanas para componer un retrato soberbio de la esposa sacrificada y por momentos, olvidada, que vive buscando realimentar su existencia a través de un amor muy distinto al que imaginaba en un primer cruce de miradas. La manera en que la actriz sostiene las emociones de su personaje, dejando que estallen en brutales secuencias cargadas de emotividad, convierten al personaje de Jane Hawking en una musa sobre la que el director y toda la película, se permiten inspirarse.

Unido esto a la cuidada ambientación, la preciosa banda sonora, y la correcta labor del resto del reparto, con nombres tan grandes como los de David Thewlis, Emily Watson o el joven Charlie Cox; James Marsh consigue uno de los grandes títulos del año. Una película nacida de las emociones y que fluye a través de los sentimientos. Un título que confirma el acierto de emplear la vida de personajes famosos como base sobre la que cimentar relatos que trasciendan la mera descripción de sus vivencias. Una película hermosa, que descansa en la infinita belleza del todo y de la nada.
EuTheRocker
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8
15 de abril de 2012
30 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy humano, y lo reconozco, cometo errores. En este caso, mi error fue pecar de prejuicioso. La primera vez que vi el cartel de "Grupo 7", no pude evitar pensar que me encontraba ante un esfuerzo más del cine español por copiar modelos del mainstream norteamericano con un guaperas al frente, como ya sucedió en "Carne de neón". La siguiente vez que oí hablar de esta cinta, fue en el cine, contemplando su tráiler. Al ver gritar a Mario Casas aquello de: "¡¡¡Somos el Grupo 7!!!", no pude evitar reírme y recordar que este chico no está para nada en mi lista de buenos actores. En las últimas semanas, al observar la cartelera y decidir en qué me gastaba el dinero, no pude evitar condenar lo nuevo de Alberto Rodríguez en detrimento de otros estrenos. Hoy, tras sus 93 minutos (y que cortos...) de duración, no puedo evitar rendirme ante una verdadera joya de nuestro cine y aceptar mi gran error.

Porque "Grupo 7" es un pedazo de ese cine que me encanta degustar. Es una película oscura, plagada de callejones psicológicos; regada a base de sudor y chorros de realidad; rodada con el pulso firme y vibrante de aquel que sabe manejar los tiempos de su obra; con diálogos necesarios, y silencios que hablan por sí solos (soberbia la última escena entre Mario Casas y Antonio de la Torre); con una historia que tiene algo que contar, y que en este caso es mucho; y con un reparto soberbio en el que nadie desmerece (prejuicios aparte, insisto), y del que se debe destacar al espectacular Rafael.

Alberto Rodríguez, retrata los pozos de la miseria humana con un talento arrasador. Su película ahonda en el vasto universo de las drogas y todas su malditas consecuencias, a la vez que nos muestra la degradación personal y la redención moral de sus personajes. Su cámara no se posiciona de ningún lado, dejando al espectador decidir quienes son los buenos, y quienes son los malos, en unos suburbios donde la línea que separa el bien y el mal, es tan voluble como una raya de cocaína. De ahí, que durante su metraje, no haya podido evitar ver en mi cabeza retazos del mejor retrato sobre el mundo del narcotráfico que he visto en mi vida, como es la sensacional serie "The Wire". Aunque evidentemente, allí donde está la tecnología y la burocracia de los norteamericanos, nosotros tenemos nuestros rasgos españoles característicos, los cuales no hacen falta mencionar... las imágenes hablan por sí solas.

"Grupo 7" supone para mí una más que grata sorpresa, que además, no hace más que confirmar el despunte de un nuevo tipo de cine en nuestro país, que busca más la reinvención de los géneros más grandes y clásicos, en detrimento de la explotación salvaje de los estereotipos de un cine que estaba cayendo sin remisión en el pozo de la reiteración. Con cintas así, sí merece la pena apostar por nuestro cine.

En resumidas cuentas:

¡¡¡ELLOS SON EL GRUPO 7!!!
¡¡¡QUÉ ESTA PELÍCULA NO SE LA PIERDA NI DIOS!!!
EuTheRocker
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