"La llegada" es a la vez una película de ciencia ficción y drama simultáneamente, sin excluirse. Por mi parte tendí a ignorar la "parte humana", que de dramas estoy hasta la coronilla, y me concentre en la ciencia ficción, más bien de tipo filosófico.

El comienzo es bastante clásico, la familiar organización apresurada a manos del ejercito para contactar con los ET recién llegados, toneladas de información reservada, la paranoia militar, los campamentos provisorios, situaciones que podemos hallar en "Encuentros de Tercer Tipo", "ET", "Los visitantes" de Patrick Tilley, "La esfera" de Michael Crichton, etc.

Pero luego avanza mas allá del cliché de amenazas extraterrestres, porque estos ET son unos tipos serios, no vienen en busca de ningún recurso ridículo: son una civilización avanzada y les sobra de todo, de modo que la película puede entrar en el tema.

El tema son los problemas de la comunicación entre especies absolutamente distintas. El resto, las vidas de los protagonistas, las preocupaciones políticas y militares, aportan hilos interesantes a la trama.

Si al principio ves detalles incoherentes, no te preocupes, todo tendrá su explicación.

Las actuaciones son decentes; los efectos especiales son los justos y necesarios; no hay violencia inútil ni golpes bajos y la música es muy bonita. Y el cuento original, de Ted Chiang ("La historia de tu vida"), esta muy bien adaptado.

Una película de ciencia ficción "de las buenas", hecha con un presupuesto modesto, pero que en los setenta hubiera reventado cualquier fortuna, desprovistos del barato CGI actual.

Tal vez algún día debamos lidiar con problemas lingüísticos semejantes, como los protagonistas.

De joven "Wall Street" me pareció impactante, didáctica, aleccionadora, un descubrimiento. Hoy en día el mundo de la bolsa y los negocios me parece natural en todos sus aspectos y detalles. No tiene otro modo de funcionar. Estamos en el mundo real. Además, no solo los gurúes de la bolsa hacen todo por ellos mismos, no solo también hacen trampas: todos hacemos lo mismo y en todos los aspectos de la vida. De paso digamos, en plan de librarnos del manto de ingenuidad, mamá y papá estaban más concentrados en su placer que en nosotros cuando nos hicieron, y seguramente tanto una como el otro también hicieron trampas. Eso es el mundo. A sacarse la venda. Basta de jugar a los solemnes hombres éticos.

¿Hoy en día, que rescato de la película? Por empezar, una interesante situación humana. Me ubico en el lugar de Bud Fox y el asunto se pone, primero interesante, luego euforizante y posteriormente electrizante por el campo minado donde finalmente fué a parar. Además, me divierte muchísimo la actuación espectacular de Michael Douglas. Y finalmente la historia es didáctica y muy útil para enseñar a la gente mas joven -niños y adolescentes- como son las cosas en la vida, es decir, viene a ser una especie de manual básico de la sociedad capitalista, no para lamentarse, sino para saber a que atenerse.

Si, ya sé que esta interpretación no es la del director, que quiso criticar al "sistema" con ella, y de paso subirse al pedestal de la ética.

Guardo un nebuloso pero dulce recuerdo en colores pastel de esa década (yo era niño), aunque la mayoría dice que ese período fué más bien una explosión de colores primarios. La ubicación temporal es a principios de los sesenta y no a finales, y por eso el estilo tiende a ser "cincuentista". Si bien fué una época difícil, vista en perspectiva parece un remanso de glamour, calma y seguridad. Y Pan Am, esa icónica compañía que sobrevivió por algunos años a la Unión Soviética, bien representa aquella era. Y ese es uno de los atractivos de la serie, la nostalgia, con una prolijísima y extensa ambientación de época, característica que comparte con la serie Mad Men. Otro son las chicas, preciosas, carismáticas, bien actuadas y sin complicaciones, como mujeres comunes que eran, sin devaneos existenciales. Sobre las actuaciones, llamó mi atención la de Margot Robbie (gran parecido a la temprana Milla Jovovich) interpretando sin fisuras el papel de la persona buena que es Laura Cameron, esa clase de gente que los cínicos tachan de “carentes de profundidad”. El héroe de la historia es el joven, buen mozo, elegante, bueno, justo y audaz capitán del Boeing 707, un tipo capaz de tomar las decisiones correctas en los momentos más difíciles y contra las más agoreras evaluaciones de sus colegas aeronáuticos, es decir, el clásico “muchachito” de película sesentista, pero queda bien porque el actor cree lo que hace. El resto del elenco está más que correcto en sus diversos papeles, siendo imposible imaginarlos en roles distintos de los que juegan.

Todo transcurre con el fondo de la paranoia de la costa Oeste americana en 1941, cuando se creía la inminencia de un ataque japonés. Esa situación no es el tema de la película, sino meramente el contexto de las acciones disparatadas de una serie de personajes alocados, que me hicieron reir del principio al fin, hace treinta años y ahora. Los gags son un aluvión continuo y en varios niveles, así que es preciso estar atento para no perderse ninguno. La cámara cumple un ciclo, saltando muy frecuentemente de uno a otro hilo siguiendo sus personajes, que además, están acosados por eventos vertiginosos. Hay que llevar entonces el control de varias hebras argumentales y a no olvidarse, caso contrario todo parecerá una ensalada. Todos los personajes son entrañables y graciosos, pero el argumento favoreció a dos, la cupla enfrentada del cabo Sitarski y el adolescente descocado Wally, cuya única preocupacion es no perder su novia en las garras del primero y ganar la competencia de baile (la gorda enamorada del cabo Sitarsky está impagable). Hasta el último momento de la cinta, todo resulta memorable: la película se despide a las carcajadas. Por todo esto resulta llamativo e injusto que 1941 se haya evaporado de la memoria popular. En mi opinión, entre los mejores films de Spielberg, superior a la serie Indiana, al ET, al Color Púrpura (un hato de remordimientos políticamente correctos), mejor que La lista de Schindler (tema remanido si los hay), mejor que IA (otra versión de Pinocho), etc, etc. En 1941 tenemos un retrato fresco del joven e irreverente Spielberg que nunca mas volveríamos a ver.

Tengo 60 años. En 1973, conocí a los Beatles, una eternidad luego de su disolución (desde aquella perspectiva adolescente). No recuerdo cual fue la primer canción que les escuche, nadie me los presento, en mi entorno no se hablaba de Los Beatles, en los 70 yo vivía en un pueblo agrícola suspendido en algún recodo de la década del 40 donde primaba el tango y la música en castellano y donde Verne todavía era asombroso. Pero me regalaron una radio (solo AM!) y comencé a explorar el mundo con ella y de pura casualidad me topé con un programa diario exclusivamente dedicado a ellos. Conocerlos fue un amor a primera vista, o mejor dicho, a primer oído y fueron lo único que escuche durante muchos años, porque nadie podía comparárseles. Hasta que dí con otros genios de otros estilos y los Beatles fueron descendiendo suavemente al fondo de mi corazón. Pero de tanto en tanto hice y hago un festival privado de varias horas con ellos, que me llenan de ternura. Hasta que leí una escuetísima reseña de esta película y supe que me gustaría. Es una película para fans, es un homenaje, pero si naciste en este siglo difícilmente te guste y te resultara incomprensible. Esta película me hizo tomar conciencia de la brutal calidad de las melodías de esos muchachos de Liverpool y recordar la maravillosa ingenuidad y humorismo de sus letras. No te reseñaré el argumento, ya detallado por las críticas precedentes, solo diré que esta película me pareció maravillosa. Es cierto que pudo haber sido mejor, todo es perfectible, pero fue una agradabilísima sorpresa porque hacía tiempo que venía decepcionándome con el cine, con tal vez diez salvedades en la última década (tal es la maldición del conocimiento). Así que no tengo nada que decir en contra y mucho a favor, sobre todo que es original. Algunos dicen que “Yesterday” es una historia de amor (son los mismos que dicen lo mismo de “Drácula”). Joder con las historias de amor, arruinan cualquier argumento. Por suerte, para ser un romance le falto algo de redondeo, por eso “Yesterday” más que nada es la historia fantástica del hallazgo de una preciosa oportunidad y también un homenaje. Y no se queda allí: es un dilema moral, y también el recordatorio de que a veces el éxito de un individuo es el tesoro de quienes lo rodean, que a veces alguien produce una inmensa ganancia social, que a veces aparecen personas capaces de hacernos mejores: si conociste a los Beatles y los amaste, no puedes ser una mala persona, si hasta casi nos redimen como especie. Esos humanos que ensucian la Tierra, si aman a los Beatles, tal vez tengan alguna esperanza, tal haya algo bueno en el fondo de sus corazones, tal vez no nos exterminen como a una peste culturas alienígenas mejores que nosotros. A ver: esta película tiene un mensaje, que digo, mas de uno, además de originalidad y gracia. Muy bueno el actor principal. Se confundió con el personaje. Y también el tarambana del amigo. Y la manager ojos-de-águila.
No me aburrí en ningún momento.