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España España · Madrid, Jaca
Críticas de jaly
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Críticas 779
Críticas ordenadas por utilidad
10
7 de enero de 2008
85 de 110 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver Across the Universe sólo como una película es un ingrato error. Across The Universe es una experiencia que va más allá de lo filmico, es una obra llena de vida, una crónica de algunos de los años más vibrantes de nuestro siglo y además una innovadora obra visual (y auditiva). Insoportable para escépticos y puristas, hay que ver Across The Universe como una carta de amor a esos dos pilares de la tierra que son la música y el cine, ya que estos son los protagonistas de esta historia de amor épica e intertemporal que va más allá de las convenciones sociales y / o cinematográficas. Si lo que nos cuentan ya lo hemos visto, poco importa, porque la pasión con la que se cuenta es realmente lo que cuenta (valga la redundancia).
La directora Julie Taymor filma su gran obra (tras las infravaloradas y rompedoras Titus y Frida) con los excesos que la caracterizan, en un cine que confraterniza con Baz Luhrman, pero imprime un sello imborrable en esta gran odisea en la que abarca grandes historias con la banda sonora de nuestras propias vidas: Los Beatles, cuyas revisiones e inserciones en la historia crean momentos realmente inolvidables (Because, Let It Be, Strawberry fields forever , Something… y la larga y perfecta lista al completo).
Por otra parte, la dirección de Taymor puede ser discutible en algunos aspectos, pero desde luego hay que alabar su valentía por defender un estilo único, en el que lo espectacular se da la mano con lo intimista, con el hilo indiscutible de su pasión por la historia que cuenta, por la manera en que lo transmite a imágenes y la forma en la que está cosida la historia, de nuevo con esa, repito, maravilla de música, algo que desde luego no es una novedad, pero sí un tributo.
Señalar asimismo la excelente labor de unos actores en perfecta armonía con la gran maquinaria en cuanto a historia y producción que llevan tras de sí, pero más allá de lo buenas o malas que pudieran ser sus interpretaciones, lo que sorprende y a la par maravilla es la magia que desprenden todas y cada una de las caracterizaciones.
Arte en estado puro.
jaly
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7
11 de abril de 2007
74 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vanilla Sky es una obra compleja que hay que analizar fríamente no solo como un remake de una de las cintas españolas más famosas de los últimos años, que también, sino como algo más.
Podríamos decir que no tiene sentido hacer un remake de una cinta de la que aun no se habían cumplido ni cinco años y además si esta estaba considerada ya como una gran obra. Pero habría que conocer las motivaciones que llevaron a Cameron Crowe a sacar adelante el proyecto para hacer juicios sobre el film con fundamento. Porque su interés no era el de hacer una película de misterio. Él mismo declaró que de lo que trataba su versión era de cómo la cultura pop llega a influir a un individuo en sus decisiones personales y de cómo el amor puede llegar a redimir a alguien. Desde luego su punto de partida es interesante... y arriesgado (como su título), pero el problema se encuentra en que mantuvo la historia de Amenábar y Mateo Gil de pe a pa tratando de cambiar sólo el tono de contarla, y es allí donde puede ser más criticado, ya que esta es un thriller en estado puro que basa su interés en el misterio. Al tratar la versión americana de despojarse conscientemente de la intriga, esta se queda algo huérfana y podríamos decir sosa, pero en ningún momento deberíamos atacarla como una mera copia.
Desde luego que ha decisiones artísticas en el film que son criticables, sobre todo las relacionadas con la Banda Sonora (ver la escena en la que el protagonista hace el amor con sofía/julie, o cuando es trasladado a las oficinas de criogenización), inadecuada en este caso y un mero capricho del director, el cual si cuidara tanto los guiones como sus bandas sonoras, otro gallo le cantaría (como el Elizabethtown, en incluso en algunas partes de Casi Famosos), pero tanto la labor de la mayoría del reparto como del mismo director es más que correcta (ver la intrigante secuencia de apertura, la bellísima del parque o el impresionante clímax final).
Cierto que es una película hecha para el lucimiento personal de Tom Cruise, pero para eso él se la produce, y quien no quiera verla, pues que no la vea, pero no que le critique destructivamente como se ha venido haciendo a lo largo de su carrera pese a que él ha demostrado que además de un extravagante actor es un excelente y variado intérprete. La decisión de Penélope Cruz de interpretar su papel no sorprende básicamente porque se limita a repetir el de Abre los ojos, sólo que con un poco más de química con su compañero. Y la sorpresa la da Cameron Díaz, deliciosamente desquiciada y sexy que interpreta su papel de una forma diferente y divertida.
jaly
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7
15 de octubre de 2011
69 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contagio es fría. Si. ¿Realmente importa tanto eso como para que la mayoría de las reacciones ante la película resalten tal sensación? Hoy en día se critica a todas las películas comerciales americanas por estar tan evidentemente manufacturadas para provocar determinadas emociones: si es un drama, las lágrimas, aunque estas sean melodramáticas; si es una comedia, la risa, aunque esta sea de trazo grueso; si es una cinta de acción, la espectacularidad, aunque sea gratuita.

Por eso la frialdad de Contagio, más que perjudicarla, le da una personalidad propia. Al fin y al cabo lo que hace Soderbergh es como lo que intentó (y fracasó, para mi gusto), con el díptico sobre el Che, que es una exposición detallada, más que una dramatización, de determinados sucesos, vividos por personas como cualquier ser de a pie de calle, es decir, de esas que no elaboran grandes monólogos ni exhiben su sufrimiento en una gran escena de catársis.

Y es la objetividad, el tono casi documental de Contagio lo que le da el realismo, los esparcidos momentos de escalofrío y verdadero pánico con los que la película realmente funciona. Por eso sus estupendos actores nunca están por encima de la historia, ni explotan los rasgos definitorios de sus personajes (Kate Winslet su sacrificio, Jude Law sus principios, Matt Damon su sufrimiento, Marion Cotillard su rigor, Laurence Fishburne su bondad, Gwyneth Paltrow su ingenuidad, Jennifer Ehle su heroicidad, Elliott Gould su ambición...), pero los apuntan y actúan en consecuencia a ellos, haciendo que la historia progrese de manera tensa, definitiva, coherente y muy entretenida.

Pero si hay un problema en Contagio. Y tanto da si es fría o no lo es. Y ese problema es su falta de un mensaje claro, un mensaje que debe tener cualquier película, documental o vídeo filmado que aspire a contar una historia. Pese a que Soderbergh maneja a la perfección el tono de su propuesta, su estilo visual (esos excelentes planos de detalles de contagios), su lazo entre música, escenarios y texturas de la imagen; nunca queda demasiado claro lo que pretende decirnos con Contagio.

Se apuntan muchas cosas (el caos de una civilización, el control de los organismos de la salud, la manipulación de la prensa, la hipocresía dominante en épocas de crisis), pero ninguna se desarrolla lo suficiente como para tener una visión y/o sensación de conjunto de lo que se acaba de ver, más allá de un entretenimiento muy bien filmado y planificado, con un grupo de excelentes actores y con la capacidad de dar una visión objetiva, pero sin foco, de una crisis mundial.
jaly
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9
24 de junio de 2011
58 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuánto pesan las amistades reales? ¿Cuál es la influencia de estas relaciones en nuestras vidas privadas? ¿Y cuánto de esas vidas privadas se esconde o se enseña a las personas que -supuestamente- más nos conocen? ¿Nos relacionamos sólo para no estar solos? ¿O hay vínculos más allá de la más grande de las tragedias, que sobrepasan cualquier diferencia?

Sinceramente, todo aquel que ataque unilateralmente Pequeñas Mentiras sin Importancia, es que está muy solo, y tal vez no quiera reconocerlo. Porque cualquiera que cuente con esos cómplices y compañeros de vida que son los amigos, los de verdad (no los tropecientos mil de Facebook), verá reflejados muchos de sus grandes momentos y de sus más bajos golpes en esta sincera, emotiva y tremendamente real película. Porque, aparte de aquello a lo que nos dedicamos, o unas ideologías u otras, ¿qué somos las personas? Poco más que un complejo nudo entre lo que sentimos y las gente por la que lo sentimos, sea amor, amistad, recuerdos, atracción o, lo mejor de todo, la calidez y la tranquilidad de tener un grupo que comprende, acepta, y ama como eres.

Guillaume Canet me ha dado una grata sorpresa al mostrar tan bien el universo de la amistad y la repercusión interior en cada universo individual. Desde su planteamiento como director hasta su creación como escritor, su obra rebosa realidad, bondad, inteligencia y un sutil conocimiento humano, como lo fueron en las versiones americana (Reencuentro) e inglesa (Los Amigos de Peter), de la misma historia, en las que se plantea un cosmos de humanidades y los planetas solitarios de cada uno de sus componentes.

Es difícil, por no decir imposible, no sentirse identificado con alguno de los enormes, soberbios –y sin embargo tan cotidianos- personajes de Pequeñas Mentiras sin Importancia. Todos ellos, gracias a un esplendoroso reparto que crea arte de aquello que sucede en el día a día (no hay un solo actor que desentone, su extenso metraje es una batalla campal de talento), conectan de una forma u otra con la sensibilidad de los que han estado solos queriendo estar acompañados, de los que están acompañados queriendo estar solos, de los que anhelan amores imposibles, de los que viven en el límite de su paciencia y la de aquellos que les quieren, de los que buscan sin encontrar y de los que encuentran sin buscar. En definitiva, del caprichoso, complejo y masoquista ejercicio que sin embargo todos hacemos por ser queridos, por escuchar y ser escuchados y por reír con un buen vino y mejores amigos.
jaly
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7
19 de noviembre de 2010
54 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
18 Comidas se articula alrededor de la mesa, de la ceremonia que supone en un país tan comilón como el nuestro, y más aún en Galicia, el sentarse a las tres horas principales del día con familia/amigos/conocidos/enemigos para tomar un respiro a la rutina de la jornada. El acierto de 18 comidas es la utilización de esos tres momentos del día como situaciones catalizadoras de los sentimientos no dichos, sufridos, deseados o disfrutados, por parte de sus personajes.

Es cierto que en la película se podrían pulir detalles para hacerla más trascendente, importante (en el buen sentido de las palabras), por ejemplo utilizando más su espléndida localización (Stantiago de Compostela, ciudad bellísima), pero 18 Comidas se convierte en una cinta interesante sobre como el amor y la falta de él afecta a todos, y en un loable ejercicio de complejidad argumental y logística si tenemos en cuenta que se rodó en poco más de una semana

Como parece evidente, 18 Comidas es una película de personajes. Aunque en la primera parte (el desayuno) la película tarde en arrancar y en enganchar al espectador, es una vez éste a conocido a los protagonistas de la historia cuando ya no quiere desembarazarse de ella.

Todas las personas que componen estas 18 Comidas consiguen robarnos algún instante de emoción, por lo natural, sencillo, cercano, y sin embargo particular, de sus caracterizaciones, llevándonos de la comedia al drama con asombrosa facilidad (los dos fiesteros continuos, el extranjero en busca de conversación y calor humano, el amante que espera a la mujer que nunca llega, el amor imposible reencontrado e impedido por la costumbre y el compromiso, el drama familiar entre dos hermanos que sin embargo se quieren...), y pese a que algunas historias no estén tan bien desarrolladas como otras (la cantante de orquesta, la pareja con diferencia de edad), sus actores consiguen hacer atractivas todas ellas humanizando sus sentimientos alrededor de la mesa.

Así, evitando acertadamente el costumbrismo y el tópico, aunque jugando con él, 18 Comidas se convierte en una agradable e incluso emotiva invitación a las vidas de una serie de personas con un común denominador de lo más básico (todos comen), pero también de lo más profundo (todos sienten).
jaly
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