You must be a loged user to know your affinity with Alejandro Rubio
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

6.5
7,434
7
4 de julio de 2017
4 de julio de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque el cine esté sufriendo una crisis existencial durante estos últimos meses, donde predominan las cintas de superhéroes (“Guadianes de la Galaxia Vol. 2”) y los primeros blockbusters veraniegos (“Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar”), aún hay cabida para ciertos títulos que, a pesar de las pocas copias distribuidas en las salas españolas, no deben ser olvidados ni pasados por alto. Este, amigos, es el caso de “Lady Macbeth“.
“Lady Macbeth” es un drama de narración lenta que cuenta la historia Katherine, una mujer angustiosamente casada rodeada de una familia peculiar en el siglo XIX. Esta cinta no es un canto feminista, ni pretende serlo. “Lady Macbeth” se centra en contar de manera muy visual cómo la joven Katherine es capaz de seguir hacia delante de la manera más frívola que puedas imaginar. Sin lugar a dudas, uno de los papeles femeninos más potentes de este 2017 (aunque el largometraje se presentase el pasado año), llevado a cabo de manera magistral por Florence Pugh.
El trío formado por William Oldroyd al mando de la dirección, Alice Birch, escritora de la novela en la que se basa “Lady Macbeth” y guionista de la película y Ari Wegner, que proporciona una de las fotografías más precisas de la cartelera actual, consiguen hacer que la película cobre sentido de manera pletórica. Su silencioso guión se apoya en la fotografía con el fin de mejorar la experiencia cinematográfica que proporciona este largometraje inglés, esquivando de manera eficaz la pomposidad que podría traer consigo los distintos temas explícitos que forman el pilar fundamental de “Lady Macbeth”. Además, todos estos elementos están dirigidos de una manera excepcional, incrementando aún más el carácter narrativo en los detalles visuales a los que atiende el espectador. Nunca está de más recordar que el cine es un arte audiovisual donde menos es más.
Su elenco de actores es devorado por Florence Pugh. Nadie es capaz de hacer sombra a una de las actrices a tener en cuenta durante los próximos años. Dotada de una enorme personalidad física, el melodrama consigue mantenernos embobados gracias a sus preciosos movimientos y a la naturalidad con la que realiza todas sus acciones. Imposible borrar de nuestras retinas al personaje de Katherine tumbada en el sofá. Esa es la mayor cualidad de “Lady Macbeth”: demostrar que nos son necesarias cifras desorbitadas de presupuesto para crear buen cine. “It’s Not The Time Of My Life” ya lo demostró el pasado año. Por desgracia, el resto de personajes pasa sin hacer mucho ruido por la cinta, siendo quizás el mayor tropiezo de esta ópera prima.
“Lady Macbeth” nos ofrece una infinidad de reflexiones cargadas de alto contenido sexual. Es capaz de aportar una visión racial de cada acto cometido o tergiversar las macabras acciones de su personaje protagonista, creando un vínculo directo entre su personaje protagonista y el espectador. Sin embargo, no llega a emocionar como sí lo hace otro de los clásicos de narración lenta de los últimos años, “Shame”. En el momento en el que su guión se desvía en un solo milímetro, el espectador pierde por completo la conexión con “Lady Macbeth”. Además, esta excesiva linealidad puede pecar de aburrida y poco sorprendente. Katherine ensombrece tanto al resto de los personajes, que echamos de menos saber algo de ellos. A pesar de todo, ese no es el objetivo de esta cinta, que se basta de un solo personaje para crear clímax sorprendentes mediante el personaje de Katherine.
En definitiva, la historia de esta mala-malísima te dejará sin habla durante muchísimos momentos. “Lady Macbeth” es una acertada excusa para pasar de los prematuros taquillazos veraniegos y demás cintas prefabricadas.
Nota: 7,25 / 10
“Lady Macbeth” es un drama de narración lenta que cuenta la historia Katherine, una mujer angustiosamente casada rodeada de una familia peculiar en el siglo XIX. Esta cinta no es un canto feminista, ni pretende serlo. “Lady Macbeth” se centra en contar de manera muy visual cómo la joven Katherine es capaz de seguir hacia delante de la manera más frívola que puedas imaginar. Sin lugar a dudas, uno de los papeles femeninos más potentes de este 2017 (aunque el largometraje se presentase el pasado año), llevado a cabo de manera magistral por Florence Pugh.
El trío formado por William Oldroyd al mando de la dirección, Alice Birch, escritora de la novela en la que se basa “Lady Macbeth” y guionista de la película y Ari Wegner, que proporciona una de las fotografías más precisas de la cartelera actual, consiguen hacer que la película cobre sentido de manera pletórica. Su silencioso guión se apoya en la fotografía con el fin de mejorar la experiencia cinematográfica que proporciona este largometraje inglés, esquivando de manera eficaz la pomposidad que podría traer consigo los distintos temas explícitos que forman el pilar fundamental de “Lady Macbeth”. Además, todos estos elementos están dirigidos de una manera excepcional, incrementando aún más el carácter narrativo en los detalles visuales a los que atiende el espectador. Nunca está de más recordar que el cine es un arte audiovisual donde menos es más.
Su elenco de actores es devorado por Florence Pugh. Nadie es capaz de hacer sombra a una de las actrices a tener en cuenta durante los próximos años. Dotada de una enorme personalidad física, el melodrama consigue mantenernos embobados gracias a sus preciosos movimientos y a la naturalidad con la que realiza todas sus acciones. Imposible borrar de nuestras retinas al personaje de Katherine tumbada en el sofá. Esa es la mayor cualidad de “Lady Macbeth”: demostrar que nos son necesarias cifras desorbitadas de presupuesto para crear buen cine. “It’s Not The Time Of My Life” ya lo demostró el pasado año. Por desgracia, el resto de personajes pasa sin hacer mucho ruido por la cinta, siendo quizás el mayor tropiezo de esta ópera prima.
“Lady Macbeth” nos ofrece una infinidad de reflexiones cargadas de alto contenido sexual. Es capaz de aportar una visión racial de cada acto cometido o tergiversar las macabras acciones de su personaje protagonista, creando un vínculo directo entre su personaje protagonista y el espectador. Sin embargo, no llega a emocionar como sí lo hace otro de los clásicos de narración lenta de los últimos años, “Shame”. En el momento en el que su guión se desvía en un solo milímetro, el espectador pierde por completo la conexión con “Lady Macbeth”. Además, esta excesiva linealidad puede pecar de aburrida y poco sorprendente. Katherine ensombrece tanto al resto de los personajes, que echamos de menos saber algo de ellos. A pesar de todo, ese no es el objetivo de esta cinta, que se basta de un solo personaje para crear clímax sorprendentes mediante el personaje de Katherine.
En definitiva, la historia de esta mala-malísima te dejará sin habla durante muchísimos momentos. “Lady Macbeth” es una acertada excusa para pasar de los prematuros taquillazos veraniegos y demás cintas prefabricadas.
Nota: 7,25 / 10
6
11 de abril de 2017
11 de abril de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguimos con el análisis de las cintas nominadas a mejor película en los premios de la Academia de cine estadounidense. Toca el turno de “Lion“, la cual ha levantado ampollas a más de un crítico de cine debido a su excesiva cordialidad directiva y al poco riesgo que asume. Entonces, ¿por qué está nominada “Lion” en la categoría más importante?
“Lion” narra la vida de Saroo, un niño que pierde a su familia con tan solo cinco años y que será adoptado por una familia australiana. Si visualizáis el trailer, pues la película tendrá unos 15 minutos de interés, por lo que mejor ir al cine sin haber leído mucho de ella, a pesar de que ser sorprendente no sea una de sus cualidades. Saroo es un niño de procedencia india que se convertirá en el protagonista absoluto de la película, cuyo propósito es mostrar el solitario y largo viaje que realizará.
Desgraciadamente, los errores de “Lion” entorpecen muchísimo su visionado. “Lion” resulta enlatada: una película hecha por y para los Oscars, que bebe en exceso del cine del siglo XXI sin necesidad de mostrar un ápice de innovación. La película acaba resultando “Slumdog Millionaire meets Philomena“, pero no llega a conseguir el encanto que envolvía a ambas cintas por separado. Una dirección basada en un plano contra plano, con escasez narrativa y que, cómo no, utiliza un narrador para contar la historia. El espectador simplemente se sienta a ver la película, ya que no existe ningún tipo de juego con este. Constantes recapitulaciones de hechos que han sucedido hace tan solo 15 minutos con el fin de que el espectador entienda la importancia de un objeto en la película. Es como resolver un pasatiempos cuyas respuestas están al alcance de tu vista.
A pesar de haber desperdiciado un elemento cinematográfico tan sumamente importante como es la dirección, “Lion” consigue emocionar al espectador debido a la fuerza que toma su historia. Pero poco dura el acierto, ya que la banda sonora se eleva hasta el punto de no escuchar los diálogos con el fin de obligar al espectador a emocionarse con el visionado. De nuevo, un claro ejemplo de cine que se hace de manera rápida y que se centra más en simplemente trasladar el contenido de un libro en formato de imagen que en dotarlo artísticamente con el fin de conseguir un resultado fascinante. Una pena.
Sus interpretaciones son bastante correctas. Los actores encargados en dar vida a Saroo tanto en su etapa de niñez como en la adulta se convierten en los claros ganadores de la película. Dev Patel (Saroo adulto) ha conseguido colarse entre los nominados a mejor actor de reparto al igual que Nicole Kidman (en actriz, obviamente; por mucho que se haya operado esta señora, creemos que aún no ha llegado al cambio de sexo). Por desgracia, el comeback de la actriz australiana no está a la altura de lo esperado y, lamentándolo mucho, no consigo llegar a entender su nominación. Rooney Mara, tras el éxito obtenido el pasado año con “Carol”, pasa sin pena ni gloria por la película.
En cuanto a su guión, pues queda evidenciado en dos partes. La primera de ellas, correspondiente a la primera mitad de la cinta, está dotada de una escasez de palabras fantástica, brillando en muchísimos momentos y haciendo disfrutar al espectador como no lo hará en la segunda mitad, en la cual pierde el norte y acaba resultando incluso bobalicona. “¿Conoces esa nueva aplicación que se llama Google Earth? ¡Es fantástica!”. ¿En serio? Al personaje le faltaba sacar un calzador de su bolsillo y guiñar un ojo mirando directamente a cámara.
Finalmente, en los créditos suena una canción de Sia, como en el 120% de las películas que se han estrenado este año en cartelera. Eso sí, “Never Give Up” es temazo, a pesar de que ese beat no vaya nada acorde con la película.
En definitiva, “Lion” se convierte en una cinta pre-fabricada que, por suerte, llega a resultar entretenida y, en ocasiones, hasta muy disfrutable. Una pena que su dirección haya estropeado el resultado.
Nota: 6 / 10
“Lion” narra la vida de Saroo, un niño que pierde a su familia con tan solo cinco años y que será adoptado por una familia australiana. Si visualizáis el trailer, pues la película tendrá unos 15 minutos de interés, por lo que mejor ir al cine sin haber leído mucho de ella, a pesar de que ser sorprendente no sea una de sus cualidades. Saroo es un niño de procedencia india que se convertirá en el protagonista absoluto de la película, cuyo propósito es mostrar el solitario y largo viaje que realizará.
Desgraciadamente, los errores de “Lion” entorpecen muchísimo su visionado. “Lion” resulta enlatada: una película hecha por y para los Oscars, que bebe en exceso del cine del siglo XXI sin necesidad de mostrar un ápice de innovación. La película acaba resultando “Slumdog Millionaire meets Philomena“, pero no llega a conseguir el encanto que envolvía a ambas cintas por separado. Una dirección basada en un plano contra plano, con escasez narrativa y que, cómo no, utiliza un narrador para contar la historia. El espectador simplemente se sienta a ver la película, ya que no existe ningún tipo de juego con este. Constantes recapitulaciones de hechos que han sucedido hace tan solo 15 minutos con el fin de que el espectador entienda la importancia de un objeto en la película. Es como resolver un pasatiempos cuyas respuestas están al alcance de tu vista.
A pesar de haber desperdiciado un elemento cinematográfico tan sumamente importante como es la dirección, “Lion” consigue emocionar al espectador debido a la fuerza que toma su historia. Pero poco dura el acierto, ya que la banda sonora se eleva hasta el punto de no escuchar los diálogos con el fin de obligar al espectador a emocionarse con el visionado. De nuevo, un claro ejemplo de cine que se hace de manera rápida y que se centra más en simplemente trasladar el contenido de un libro en formato de imagen que en dotarlo artísticamente con el fin de conseguir un resultado fascinante. Una pena.
Sus interpretaciones son bastante correctas. Los actores encargados en dar vida a Saroo tanto en su etapa de niñez como en la adulta se convierten en los claros ganadores de la película. Dev Patel (Saroo adulto) ha conseguido colarse entre los nominados a mejor actor de reparto al igual que Nicole Kidman (en actriz, obviamente; por mucho que se haya operado esta señora, creemos que aún no ha llegado al cambio de sexo). Por desgracia, el comeback de la actriz australiana no está a la altura de lo esperado y, lamentándolo mucho, no consigo llegar a entender su nominación. Rooney Mara, tras el éxito obtenido el pasado año con “Carol”, pasa sin pena ni gloria por la película.
En cuanto a su guión, pues queda evidenciado en dos partes. La primera de ellas, correspondiente a la primera mitad de la cinta, está dotada de una escasez de palabras fantástica, brillando en muchísimos momentos y haciendo disfrutar al espectador como no lo hará en la segunda mitad, en la cual pierde el norte y acaba resultando incluso bobalicona. “¿Conoces esa nueva aplicación que se llama Google Earth? ¡Es fantástica!”. ¿En serio? Al personaje le faltaba sacar un calzador de su bolsillo y guiñar un ojo mirando directamente a cámara.
Finalmente, en los créditos suena una canción de Sia, como en el 120% de las películas que se han estrenado este año en cartelera. Eso sí, “Never Give Up” es temazo, a pesar de que ese beat no vaya nada acorde con la película.
En definitiva, “Lion” se convierte en una cinta pre-fabricada que, por suerte, llega a resultar entretenida y, en ocasiones, hasta muy disfrutable. Una pena que su dirección haya estropeado el resultado.
Nota: 6 / 10

6.4
8,997
7
11 de abril de 2017
11 de abril de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alabada por muchos, odiada por otros. Esta extensa comedia de casi 180 minutos de duración está cosechando todos y cada uno de los premios a los que está nominada, hasta el punto de no saber cómo van a meter todos los logros en el cartel de la película (cosa que odio, por cierto). Una película no muy fácil de ver y que da un giro de 180º en cuanto al concepto de comedia que tenemos en mente. “Toni Erdmann” es de todo menos ligera. ¿Película de culto a la vista?
La cinta alemana del año ha sido capaz de destruir grandes pesos pesados como “Elle” o “Julieta” para la ceremonia del próximo 26 de febrero. “Toni Erdmann” es una astuta comedia sobre la relación padre-hija que, a pesar de lo desastrosas que pueden llegar a ser sus vidas por separado, cuando sus personalidades se complementan, supone un tornado de diversión y locura que no dejará a nadie indiferente. Una película que va in crescendo durante toda su duración y que, por mucho que pueda llegar a aburrir en su primera hora, merece la pena por la majestuosidad que presenta los dos siguientes tercios.
“No se hizo la miel para la boca del asno“, afirma el refranero popular. Esta cinta se apoya totalmente en este pensamiento, pues no es una película apta para todo tipo de público. En ocasiones, llegaba a pensar que la cinta no estaba hecha para mi. Sin embargo, “Toni Erdmann” toma cada vez más y más fuerza, logrando un resultado espectacular y haciéndonos olvidar la flacidez que presenta en sus primeros sesenta minutos de presentación. Eso sí, al igual que con Lady Gaga y su Globo de Oro, uno olvida pero no perdona. Por mucho que la cinta se levante cuanto más avanza, ese foso de aburrimiento sigue estando ahí y, de poseer una buena edición y dirección, habiendo eliminado escenas que carecían de algún tipo de carácter narrativo, el resultado podría haber sido esa obra maestra que muchos afirman que es.
Quizás “Toni Erdmann” suponga una película de culto que, con el paso de los años, seamos capaces de valorar de un modo más acertado. Quizás simplemente estemos bajo los efectos de una presión social que nos obliga a ver la cinta con unos ojos que no son los correctos. Quizás la cinta no pretenda nada más que ser un puro canto a la vida pero que, debido a ciertos críticos-de-cine-que-solo-ven-cine-iraní-y-odian-toda-aquella-producción-hollywoodiense, hayamos elevado hasta un olimpo inmerecido la cinta alemana. La película no es mala, ni muchísimo menos. Pero de ahí a ser considerada la mejor comedia de todos los tiempos (porque, eso sí, es una comedia), hay un paso.
Esta “Hannah Montana para modernos intelectuales” posee unas actuaciones maravillosas por sus dos personajes protagonistas y un guión tan astuto que, en ciertos momentos, podemos llegar a presenciar la perfección del metraje. Ver a la actriz protagonista berrear “Greatest Love of All” en mitad de una cena llena de desconocidos, realizar una fiesta empresarial con temática nudista… La película consigue grabar en nuestra retina una gran cantidad de momentos. ¡Por no hablar de cómo aparece su padre en la fiesta! “Toni Erdmann” se acaba convirtiendo en un excelente estudio social sobre la personalidad propia, la carencia de felicidad y el auto-engaño, llegando al espectador de manera asombrosa.
En definitiva, “Toni Erdmann” funciona para muchos, pero decepciona para otros. Una de esas películas que tendrás que ver para crear tu propia opinión. Yo he pasado por el aro.
Nota: 7,25 / 10
La cinta alemana del año ha sido capaz de destruir grandes pesos pesados como “Elle” o “Julieta” para la ceremonia del próximo 26 de febrero. “Toni Erdmann” es una astuta comedia sobre la relación padre-hija que, a pesar de lo desastrosas que pueden llegar a ser sus vidas por separado, cuando sus personalidades se complementan, supone un tornado de diversión y locura que no dejará a nadie indiferente. Una película que va in crescendo durante toda su duración y que, por mucho que pueda llegar a aburrir en su primera hora, merece la pena por la majestuosidad que presenta los dos siguientes tercios.
“No se hizo la miel para la boca del asno“, afirma el refranero popular. Esta cinta se apoya totalmente en este pensamiento, pues no es una película apta para todo tipo de público. En ocasiones, llegaba a pensar que la cinta no estaba hecha para mi. Sin embargo, “Toni Erdmann” toma cada vez más y más fuerza, logrando un resultado espectacular y haciéndonos olvidar la flacidez que presenta en sus primeros sesenta minutos de presentación. Eso sí, al igual que con Lady Gaga y su Globo de Oro, uno olvida pero no perdona. Por mucho que la cinta se levante cuanto más avanza, ese foso de aburrimiento sigue estando ahí y, de poseer una buena edición y dirección, habiendo eliminado escenas que carecían de algún tipo de carácter narrativo, el resultado podría haber sido esa obra maestra que muchos afirman que es.
Quizás “Toni Erdmann” suponga una película de culto que, con el paso de los años, seamos capaces de valorar de un modo más acertado. Quizás simplemente estemos bajo los efectos de una presión social que nos obliga a ver la cinta con unos ojos que no son los correctos. Quizás la cinta no pretenda nada más que ser un puro canto a la vida pero que, debido a ciertos críticos-de-cine-que-solo-ven-cine-iraní-y-odian-toda-aquella-producción-hollywoodiense, hayamos elevado hasta un olimpo inmerecido la cinta alemana. La película no es mala, ni muchísimo menos. Pero de ahí a ser considerada la mejor comedia de todos los tiempos (porque, eso sí, es una comedia), hay un paso.
Esta “Hannah Montana para modernos intelectuales” posee unas actuaciones maravillosas por sus dos personajes protagonistas y un guión tan astuto que, en ciertos momentos, podemos llegar a presenciar la perfección del metraje. Ver a la actriz protagonista berrear “Greatest Love of All” en mitad de una cena llena de desconocidos, realizar una fiesta empresarial con temática nudista… La película consigue grabar en nuestra retina una gran cantidad de momentos. ¡Por no hablar de cómo aparece su padre en la fiesta! “Toni Erdmann” se acaba convirtiendo en un excelente estudio social sobre la personalidad propia, la carencia de felicidad y el auto-engaño, llegando al espectador de manera asombrosa.
En definitiva, “Toni Erdmann” funciona para muchos, pero decepciona para otros. Una de esas películas que tendrás que ver para crear tu propia opinión. Yo he pasado por el aro.
Nota: 7,25 / 10
30 de diciembre de 2016
30 de diciembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un director que nunca falta por estas fechas, este es David O. Russell, director de las aclamadas “El lado bueno de las cosas” o “La gran estafa americana”. Este año vuelve con “Joy”, de nuevo protagonizada por Jennifer Lawrence, Robert De Niro y Bradley Cooper. ¿Con cuántas nominaciones en los Premios de la Academia se hará la nueva historia del director neoyorquino?
“Joy” narra la historia de Joy, una madre de dos hijos abrumada por las múltiples situaciones familiares y laborales que le presenta la vida. Joy, personaje encarnado por Jennifer Lawrence (“Los juegos del hambre”, “Winter’s Bone”), es una mujer fuerte e incomprendida por sus familiares y compañeros de trabajo, los cuales la arrastraban al fracaso con todos y cada uno de sus proyectos. David O. Russell dedica su última obra a esta mujer, conocida por ser la creador de la “Miracle Mop”, algo así como “una fregona mágica”, artilugio que le dará mas de un quebradero de cabeza.
Mi relación odio-odio con este hombre viene desde “The Fighter”, película que a día de hoy he sido incapaz de acabar (tan solo me ha pasado con “Nine”, uno de los grandes desastres de Rob Marshall). Dos años más tarde, arrasó en nominaciones con “El lado bueno de las cosas”, una comedia romántica bastante efectiva, pero que no dejaba de ser una comedia romántica más. La gota que colmó el vaso vino al año siguiente, con “La gran estafa americana”, película que reunía un reparto de infarto entre los que se encontraban Christian Bale, Amy Adams, Jeremy Renner y, una vez más, el trío favorito de O. Russell: Jennifer Lawrence, Robert De Niro y Bradley Cooper, protagonistas de la propuesta de 2015 del director. La cinta de 2013 era monótona, con personajes dando vueltas entorno a unos preciosos decorados, acompañados por un maquillaje increíble y una fotografía impactante. El guión era flácido e inconsistente, haciendo que los 138 minutos del largometraje se convirtiesen en todo una tortura. Aún me duelen los 3,90€ que pagué por ver la película. De haber pagado los 8€ que pide Cinesur por ver la película un día cualquiera, estaría en comisaría poniendo una denuncia ante juzgado al neoyorquino.
Esta nueva cinta está recibiendo unas críticas bastante mediocres con respecto a sus anteriores filmes y no entiendo por qué. Por primera vez, el guión está bien estructurado. Atrás queda la necesidad de hacer una película de más de dos horas de duración, demostrando que los 110 minutos de “Joy” son más que suficientes para narrar la historia de esta asombrosa mujer. “Joy” no peca de arrogante, y sabe perfectamente cuáles son sus limitaciones. Existe una presentación de los personajes (o del personaje más bien) en la primera mitad de la cinta. Después llega la trama principal, una vez hemos tenido la oportunidad de conocer todos los escenarios y lo que existe detrás del personaje (su familia, sus fracasos, su trabajo…).
Sin embargo, es aquí donde encontramos el talón de Aquiles de “Joy”: solo se nos presenta un personaje. Su familia podríamos considerarlos extras, e incluso a los personajes a los que dan vida De Niro y Cooper. Es prácticamente imposible empatizar con el resto de personajes. Mimi, abuela de Joy y narradora de la historia, no es el personaje cercano que nos intentan hacer creer. Es imposible conectar o comprender el carácter de la madre de Joy. Entender el pensamiento del personaje de Cooper, amigo y rival comercial de la protagonista, es utópico. Tan solo es posible entender, y quizás por tener algo más de presencia en el guión, es al padre de Joy, interpretado por Robert De Niro.
Joy acaba resultando una ¿comedia? bastante simpática, agradable visualmente y que viene acompañada de una banda sonora bastante sorprendente. Sus interpretaciones son, una vez más, lo mejor de la película. Jennifer Lawrence se encuentra impecable en el papel, siendo capaz de transmitir todas y cada una de las emociones que el personaje sufre durante la película. La carrera de Lawrence no decae y, años más tarde de haber conseguido hacerse con todos y cada uno de los premios existentes, sigue siendo una de las actrices más queridas por el público y la crítica. Al final no iban a estar tan locos los que decían que nos encontrábamos ante la nueva Meryl Streep. Por otro lado, tenemos a Robert De Niro y Bradley Cooper, haciendo tan bien su trabajo como nos tienen acostumbrados, aunque el guión no les permita brillar todo lo que ellos podrían.
La dirección de David O. Russell sigue siendo más que correcta, a pesar de pecar de primero planos (aunque nada tan excesivo como hizo Tom Hooper en “Los Miserables”). Sorprende la importancia que dan a la televisión (fiel compañera de la madre de Joy) y que sirve como referencia para el punto de inflexión laboral que sufre Joy. Su fotografía es agradable y su maquillaje, por suerte, no peca de pomposo.
En definitiva, “Joy” es sorprendente para un director que nos tiene acostumbrados a productos mediocres envueltos con un papel de regalo precioso. Una película que no gustará a los amantes de “La gran estafa americana”, pero que sorprenderá a todo aquel que pensó que su último metraje era todo un despropósito.
Nota: 7,8 / 10
“Joy” narra la historia de Joy, una madre de dos hijos abrumada por las múltiples situaciones familiares y laborales que le presenta la vida. Joy, personaje encarnado por Jennifer Lawrence (“Los juegos del hambre”, “Winter’s Bone”), es una mujer fuerte e incomprendida por sus familiares y compañeros de trabajo, los cuales la arrastraban al fracaso con todos y cada uno de sus proyectos. David O. Russell dedica su última obra a esta mujer, conocida por ser la creador de la “Miracle Mop”, algo así como “una fregona mágica”, artilugio que le dará mas de un quebradero de cabeza.
Mi relación odio-odio con este hombre viene desde “The Fighter”, película que a día de hoy he sido incapaz de acabar (tan solo me ha pasado con “Nine”, uno de los grandes desastres de Rob Marshall). Dos años más tarde, arrasó en nominaciones con “El lado bueno de las cosas”, una comedia romántica bastante efectiva, pero que no dejaba de ser una comedia romántica más. La gota que colmó el vaso vino al año siguiente, con “La gran estafa americana”, película que reunía un reparto de infarto entre los que se encontraban Christian Bale, Amy Adams, Jeremy Renner y, una vez más, el trío favorito de O. Russell: Jennifer Lawrence, Robert De Niro y Bradley Cooper, protagonistas de la propuesta de 2015 del director. La cinta de 2013 era monótona, con personajes dando vueltas entorno a unos preciosos decorados, acompañados por un maquillaje increíble y una fotografía impactante. El guión era flácido e inconsistente, haciendo que los 138 minutos del largometraje se convirtiesen en todo una tortura. Aún me duelen los 3,90€ que pagué por ver la película. De haber pagado los 8€ que pide Cinesur por ver la película un día cualquiera, estaría en comisaría poniendo una denuncia ante juzgado al neoyorquino.
Esta nueva cinta está recibiendo unas críticas bastante mediocres con respecto a sus anteriores filmes y no entiendo por qué. Por primera vez, el guión está bien estructurado. Atrás queda la necesidad de hacer una película de más de dos horas de duración, demostrando que los 110 minutos de “Joy” son más que suficientes para narrar la historia de esta asombrosa mujer. “Joy” no peca de arrogante, y sabe perfectamente cuáles son sus limitaciones. Existe una presentación de los personajes (o del personaje más bien) en la primera mitad de la cinta. Después llega la trama principal, una vez hemos tenido la oportunidad de conocer todos los escenarios y lo que existe detrás del personaje (su familia, sus fracasos, su trabajo…).
Sin embargo, es aquí donde encontramos el talón de Aquiles de “Joy”: solo se nos presenta un personaje. Su familia podríamos considerarlos extras, e incluso a los personajes a los que dan vida De Niro y Cooper. Es prácticamente imposible empatizar con el resto de personajes. Mimi, abuela de Joy y narradora de la historia, no es el personaje cercano que nos intentan hacer creer. Es imposible conectar o comprender el carácter de la madre de Joy. Entender el pensamiento del personaje de Cooper, amigo y rival comercial de la protagonista, es utópico. Tan solo es posible entender, y quizás por tener algo más de presencia en el guión, es al padre de Joy, interpretado por Robert De Niro.
Joy acaba resultando una ¿comedia? bastante simpática, agradable visualmente y que viene acompañada de una banda sonora bastante sorprendente. Sus interpretaciones son, una vez más, lo mejor de la película. Jennifer Lawrence se encuentra impecable en el papel, siendo capaz de transmitir todas y cada una de las emociones que el personaje sufre durante la película. La carrera de Lawrence no decae y, años más tarde de haber conseguido hacerse con todos y cada uno de los premios existentes, sigue siendo una de las actrices más queridas por el público y la crítica. Al final no iban a estar tan locos los que decían que nos encontrábamos ante la nueva Meryl Streep. Por otro lado, tenemos a Robert De Niro y Bradley Cooper, haciendo tan bien su trabajo como nos tienen acostumbrados, aunque el guión no les permita brillar todo lo que ellos podrían.
La dirección de David O. Russell sigue siendo más que correcta, a pesar de pecar de primero planos (aunque nada tan excesivo como hizo Tom Hooper en “Los Miserables”). Sorprende la importancia que dan a la televisión (fiel compañera de la madre de Joy) y que sirve como referencia para el punto de inflexión laboral que sufre Joy. Su fotografía es agradable y su maquillaje, por suerte, no peca de pomposo.
En definitiva, “Joy” es sorprendente para un director que nos tiene acostumbrados a productos mediocres envueltos con un papel de regalo precioso. Una película que no gustará a los amantes de “La gran estafa americana”, pero que sorprenderá a todo aquel que pensó que su último metraje era todo un despropósito.
Nota: 7,8 / 10

6.3
30,063
9
14 de octubre de 2017
14 de octubre de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Darren Aronofsky sigue en plena forma. Tras haber conquistado tanto a público como a prensa profesional con la oscarizada “Cisne Negro” y sufrir un leve traspiés con la mediocre “Noé”, el director estadounidense vuelve a poner todas las cartas sobre la mesa con “madre!“, un ¿thriller? pseudo-psicológico de apariencia casi tan oscura como su guión. Nunca a nadie se le ha dado mejor crear el caos en una sala de cine y, si ya en 2010 temblamos con la historia protagonizada por Natalie Portman, este año arañaremos nuestras butacas de cine hasta destrozarnos las uñas.
“madre!” (o “mother!” en su versión original) narra la vida de una mujer que se somete a la reforma total de una casa completamente abandonada perteneciente a su marido, un escritor de éxito que sufre por no encontrar ideas para su nuevo proyecto literario. Este espacio de paz y armonía será destrozado tras la visita de una pareja poco ordinaria. Y aquí es donde comienza el caos que hace a “madre!” toda una obra maestra cinematográfica. No hay ni un solo detalle sin pulir: iluminación, fotografía e incluso transiciones de planos. Darren Aronofsky demuestra una vez más ser uno de los mejores directores del panorama cinematográfico hollywoodiense ofreciendo un viaje al espectador del que será imposible salir de manera indiferente. Y es que, el primer gran acierto del largometraje es quedar grabado en la retina de aquel que asiste a su proyección. Al igual que el cine de Winding Refn o Thomas Anderson, o lo amas o lo odias.
Todos los detalles han sido acicalados de la manera más extrema posible, empezando por las interpretaciones. Jennifer Lawrence es la encargada de llevar el peso total de “mother!”. La joven actriz se muestra totalmente entregada al papel y, por suerte, da la talla. Pero, lo mejor de todo, es el cambio de registro que implica este papel en su ¿corta? carrera cinematográfica. Su personaje en cintas como “El lado bueno de las cosas” queda en una dulce chica si la comparamos con esta mujer coraje que explota a mitad de la película. Jennifer Lawrence es bien acompañada por un espeluznante Javier Bardem, que se muestra igual de cómodo que en producciones nacionales. De entre todo el reparto repleto de grandes nombres, es el único capaz de ensombrecer a JLaw en alguna de las escenas. Para finalizar, un excelente dueto formado por Ed Harris y Michelle Pferiffer toman lugar en la cinta de Aronofsky. Este cuarteto de actores supone un caramelo cinematográfico tanto para el público más cinéfilo como para el comercial, debido a la recopilación de grandes estrellas de las últimas tres décadas.
El despliegue de elementos cinematográficos usados es simplemente fascinante. Darren arriesga y evita, cuando la ocasión lo requiere, los cortes de plano cuando el espectador no necesita interpretar una nueva imagen, creando preciosas transiciones mediante sobreimpresiones (véase la reforma que ocurre de manera natural de la casa tras el incendio con el cual comienza la película). Su iluminación astuta, mostrando las sombras de los personajes que aún desconocemos emocionalmente, la oscura paleta de colores utilizadas, en la que predominan un rojo sangriento y un negro casi puro y hasta los movimientos de cámara naturalistas que han sido tratados hasta el último momento, evitando desastres como, por ejemplo, la primera entrega de la saga de “Los Juegos del Hambre”. Darren se ha adentrado en una pomposidad puramente gótica, donde lo tétrico predomina por encima de todo. El espacio que rodea la casa netamente cuadrado, el hogar ubicado milimétricamente en el centro de este… no existe ningún cabo suelto en este aparente caos que Aronofsky traerá el próximo viernes a las salas de cine del país.
Su guión: un desastre encandilador. Su presentación de personajes más que acertada, su desarrollo y la transformación de estos personajes de carácter redondo están detallados de manera sublime en el libreto, también escrito por el director de la película. “madre!” consigue ser un thriller psicológico, una batalla personal y hasta una cinta bélica, apenas rebosando los ciento veinte minutos de metraje. Los temas a tratar, muy paralelos a su mayor obra hasta día de hoy, “Cisne Negro”. Aronofsky vuelve a meterse en camisa de once varas tratando la perfección, muy simbolizada en la grabación de la cinta, las relaciones amorosas, la muerte y hasta los abusos sexuales. Lo que en el año 2010 veíamos a través de la mirada de Natalie Portman gracias a un necesario point of view, se transforma ahora en la represantación de las frustraciones de Javier Bardem mediante la mirada de Jennifer Lawrence. Aronofsky ha conseguido incomodar al espectador, sellándolo en su butaca como hacía años que no se experimentaba.
Nunca antes un caos ha sido tan perfeccionista, disfrutable y cautivador. Que empiecen a llover las estatuillas, por favor.
Nota: 8,75 / 10
“madre!” (o “mother!” en su versión original) narra la vida de una mujer que se somete a la reforma total de una casa completamente abandonada perteneciente a su marido, un escritor de éxito que sufre por no encontrar ideas para su nuevo proyecto literario. Este espacio de paz y armonía será destrozado tras la visita de una pareja poco ordinaria. Y aquí es donde comienza el caos que hace a “madre!” toda una obra maestra cinematográfica. No hay ni un solo detalle sin pulir: iluminación, fotografía e incluso transiciones de planos. Darren Aronofsky demuestra una vez más ser uno de los mejores directores del panorama cinematográfico hollywoodiense ofreciendo un viaje al espectador del que será imposible salir de manera indiferente. Y es que, el primer gran acierto del largometraje es quedar grabado en la retina de aquel que asiste a su proyección. Al igual que el cine de Winding Refn o Thomas Anderson, o lo amas o lo odias.
Todos los detalles han sido acicalados de la manera más extrema posible, empezando por las interpretaciones. Jennifer Lawrence es la encargada de llevar el peso total de “mother!”. La joven actriz se muestra totalmente entregada al papel y, por suerte, da la talla. Pero, lo mejor de todo, es el cambio de registro que implica este papel en su ¿corta? carrera cinematográfica. Su personaje en cintas como “El lado bueno de las cosas” queda en una dulce chica si la comparamos con esta mujer coraje que explota a mitad de la película. Jennifer Lawrence es bien acompañada por un espeluznante Javier Bardem, que se muestra igual de cómodo que en producciones nacionales. De entre todo el reparto repleto de grandes nombres, es el único capaz de ensombrecer a JLaw en alguna de las escenas. Para finalizar, un excelente dueto formado por Ed Harris y Michelle Pferiffer toman lugar en la cinta de Aronofsky. Este cuarteto de actores supone un caramelo cinematográfico tanto para el público más cinéfilo como para el comercial, debido a la recopilación de grandes estrellas de las últimas tres décadas.
El despliegue de elementos cinematográficos usados es simplemente fascinante. Darren arriesga y evita, cuando la ocasión lo requiere, los cortes de plano cuando el espectador no necesita interpretar una nueva imagen, creando preciosas transiciones mediante sobreimpresiones (véase la reforma que ocurre de manera natural de la casa tras el incendio con el cual comienza la película). Su iluminación astuta, mostrando las sombras de los personajes que aún desconocemos emocionalmente, la oscura paleta de colores utilizadas, en la que predominan un rojo sangriento y un negro casi puro y hasta los movimientos de cámara naturalistas que han sido tratados hasta el último momento, evitando desastres como, por ejemplo, la primera entrega de la saga de “Los Juegos del Hambre”. Darren se ha adentrado en una pomposidad puramente gótica, donde lo tétrico predomina por encima de todo. El espacio que rodea la casa netamente cuadrado, el hogar ubicado milimétricamente en el centro de este… no existe ningún cabo suelto en este aparente caos que Aronofsky traerá el próximo viernes a las salas de cine del país.
Su guión: un desastre encandilador. Su presentación de personajes más que acertada, su desarrollo y la transformación de estos personajes de carácter redondo están detallados de manera sublime en el libreto, también escrito por el director de la película. “madre!” consigue ser un thriller psicológico, una batalla personal y hasta una cinta bélica, apenas rebosando los ciento veinte minutos de metraje. Los temas a tratar, muy paralelos a su mayor obra hasta día de hoy, “Cisne Negro”. Aronofsky vuelve a meterse en camisa de once varas tratando la perfección, muy simbolizada en la grabación de la cinta, las relaciones amorosas, la muerte y hasta los abusos sexuales. Lo que en el año 2010 veíamos a través de la mirada de Natalie Portman gracias a un necesario point of view, se transforma ahora en la represantación de las frustraciones de Javier Bardem mediante la mirada de Jennifer Lawrence. Aronofsky ha conseguido incomodar al espectador, sellándolo en su butaca como hacía años que no se experimentaba.
Nunca antes un caos ha sido tan perfeccionista, disfrutable y cautivador. Que empiecen a llover las estatuillas, por favor.
Nota: 8,75 / 10
Más sobre Alejandro Rubio
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here