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Críticas ordenadas por utilidad
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6.3
23,490
6
27 de agosto de 2017
27 de agosto de 2017
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es Verónica no sólo una película de terror convencional. Es ante todo el epílogo de una mujer, que superada por sus circunstancias, toma una deriva de difícil explicación, aunque con amplias capas de lectura. Es esto, lo que enriquece sustancialmente a un guion en apariencia lineal, pero lleno de recovecos no nombrados o apenas sugeridos. Es eso que vemos pero no vemos, lo que hace de Verónica una película muy especial.
Paco Plaza parece haber vendido su alma, en pro de la alquimia del cine bien hecho. Es capaz de transportar al espectador, a una epoca y lugares muy concretos. Nombrando y recordando a maestros como Narciso Ibánez Serrador, Darío Argento, Carlos Saura, o al recientemente desaparecido Tobe Hooper; pero siempre haciendo muy suyo el contenido. Existe un trabajo de fotografía ejemplar, que acompañado por un diseño de sonido muy inteligente, hacen que se consiga una atmosfera muy particular, que se aleja de arquetipos norteamericanos, girando hacia Europa, y focalizando a un ambiente netamente hispano, que no será impedimento para el espectador internacional. Es más: su costumbrismo, estrato social, y la forma de actuar de sus personajes consiguen beneficiar a una presión latente, que poco a poco se va haciendo insoportable.
Una planificación estupenda, con travellings y movimientos de cámara, que hacen que nos introduzcamos perfectamente en un colegio, unas calles, pero sobre todo una vivienda muy cerebral, que parece distinta según se vea alterada por el estado emocional de su protagonista. Paco Plaza no duda en escatimar en presencias y efectos paranormales, pero siempre con la duda de si se están produciendo realmente por pura demencia. El caso es que esa pérdida de lucidez de Sandra Escacena (debut impecable), nos hace dudar de que existan dichos fenómenos, y sea ella la única artífice de la tragedia. Plaza nos permite elegir de forma muy hábil. En cierto momento en plena traca final, Verónica pierde durante unos instantes el conociemiento, y los fenómenos se detienen. La ambigüedad con lo que se muestra todo: esas amigas que no son amigas, esa presión por tener que vivir un papel que no corresponde a su edad, y sobre todo esos consejos de profesores a destiempo, de apariencia terroríficos; y una obsesión por lo oculto que se magnifica dentro de estados alterados.
Música de sintetizador, y temas de Héroes del Silencio para nada gratuitos. canciones que hablan como un protagonista más de ella. La cuenta atrás final de 'Hechizo' se convierte en un verdadero escalofrío, adquiriendo un nuevo significado, porque notamos que la vamos perdiendo de forma irreversible.
Cualquiera que trabaje con niños pequeños, sabe lo díficil que es dirigirles. Aquí sucede el milagro de que no chirríen, y den unas interpretaciones muy naturales, resultando cargantes en muy pocos momentos.
Y el inspector de policía. Meláncólico en su despacho, cuando ya nada se puede hacer. En ese agnosticismo en que comienza a escribir el expediente. Cine que te deja verdaderamente tocado.
Paco Plaza parece haber vendido su alma, en pro de la alquimia del cine bien hecho. Es capaz de transportar al espectador, a una epoca y lugares muy concretos. Nombrando y recordando a maestros como Narciso Ibánez Serrador, Darío Argento, Carlos Saura, o al recientemente desaparecido Tobe Hooper; pero siempre haciendo muy suyo el contenido. Existe un trabajo de fotografía ejemplar, que acompañado por un diseño de sonido muy inteligente, hacen que se consiga una atmosfera muy particular, que se aleja de arquetipos norteamericanos, girando hacia Europa, y focalizando a un ambiente netamente hispano, que no será impedimento para el espectador internacional. Es más: su costumbrismo, estrato social, y la forma de actuar de sus personajes consiguen beneficiar a una presión latente, que poco a poco se va haciendo insoportable.
Una planificación estupenda, con travellings y movimientos de cámara, que hacen que nos introduzcamos perfectamente en un colegio, unas calles, pero sobre todo una vivienda muy cerebral, que parece distinta según se vea alterada por el estado emocional de su protagonista. Paco Plaza no duda en escatimar en presencias y efectos paranormales, pero siempre con la duda de si se están produciendo realmente por pura demencia. El caso es que esa pérdida de lucidez de Sandra Escacena (debut impecable), nos hace dudar de que existan dichos fenómenos, y sea ella la única artífice de la tragedia. Plaza nos permite elegir de forma muy hábil. En cierto momento en plena traca final, Verónica pierde durante unos instantes el conociemiento, y los fenómenos se detienen. La ambigüedad con lo que se muestra todo: esas amigas que no son amigas, esa presión por tener que vivir un papel que no corresponde a su edad, y sobre todo esos consejos de profesores a destiempo, de apariencia terroríficos; y una obsesión por lo oculto que se magnifica dentro de estados alterados.
Música de sintetizador, y temas de Héroes del Silencio para nada gratuitos. canciones que hablan como un protagonista más de ella. La cuenta atrás final de 'Hechizo' se convierte en un verdadero escalofrío, adquiriendo un nuevo significado, porque notamos que la vamos perdiendo de forma irreversible.
Cualquiera que trabaje con niños pequeños, sabe lo díficil que es dirigirles. Aquí sucede el milagro de que no chirríen, y den unas interpretaciones muy naturales, resultando cargantes en muy pocos momentos.
Y el inspector de policía. Meláncólico en su despacho, cuando ya nada se puede hacer. En ese agnosticismo en que comienza a escribir el expediente. Cine que te deja verdaderamente tocado.

6.6
17,703
6
21 de noviembre de 2021
21 de noviembre de 2021
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy posible que la principal baza del nuevo trabajo de Edgar Wright sea ser sincero y respetuoso con sus referentes. Ofrecer una película con un aspecto renovado y revitalizador, es otro de los ases en la manga con los que juega ‘Last Night in Soho’; aunque sería extremadamente rácano no reconocer las virtudes propias con las que cuenta la película. No poner en valía el estilizado sentido visual de Wright para insuflar vida al relato, mezclado con el acertado sentido de la musicalidad de los años 60, es un error de base a evitar a toda costa. El film está concebido como un gran espectáculo audiovisual que se nutre, no sólo del propio cine, sino de las artes escénicas, la moda y el vestuario, y cierta corriente literaria rayana en el thriller psicológico, en la que la mente de la protagonista configura un caleidoscopio que da vida a dos épocas muy distintas dentro de un mismo monolito.
Se trata de una forma de pensar, con acento vintage, que se funde entre dos tiempos. No son más ni mejores los 60 que la actualidad, ni es menos la actualidad o peor si lo medimos con los 60. Se trata pues de un estado mental. De un trauma anterior con viaje iniciático y aprendizaje posterior, que quiere moverse entre diversos géneros y remanentes anteriores con un objetivo sanador. Podemos distinguir los géneros de forma separada: drama, thriller, terror, o musical, cuando lo más cautivador sería que dentro de un globo dramático no pudiéramos hacer la división de géneros. ‘Last Night in Soho’ se mueve con soltura en todos ellos de forma honesta aunque, con cierta simplicidad que provoca una reiteración de elementos y recursos que se repiten a lo largo del metraje.
Los puntales más potentes se encuentran en el dúo interpretativo entre Eloise (Thomasin McKenzie) y Sandie (Anya Taylor-Joy), dos almas, cada una en un lado del espejo, con sus particulares ilusiones y demonios. La frescura y rotunda presencia de Thomasin Mckenzie, suman con el magnetismo natural al que nos tiene acostumbrados últimamente Anya Taylor-Joy. De obligada mención son los papeles que nos reservan Diana Rigg, dentro de su póstumo papel, y un impresionante e intrigante Terence Stamp que se adueña de la película durante sus apariciones.
El deslumbrante diseño de producción se convierte en un protagonista más. Esas calles en la nocturnidad de Londres, esas tiendas, clubs, pubs, performers, y la música que inunda cada recodo del film para intentar hablar con voz propia. Impresionante la fusión de música e imagen con mensaje durante los compases del ‘Eloise’ de Barry Ryan en la secuencia del pub. Sobresaliente el diseño de vestuario con vestidos y trajes confeccionados con rigor y pasión supina. La partitura de Steven Price, aunque acertada e inspirada, se ve eclipsada por las omnipresentes canciones.
Edgar Wright gira las tuercas a conceptos preexistentes, y los envuelve en un efectivo papel brillante. Abusa insistiendo con momentos que pesan en la duración del film, y desborda el conjunto con demasiados personajes sin un verdadero aporte. Me hipnotiza con sus arrebatos y deudas con el giallo italiano. Además su reinvención le honra apuntando directamente a ellos con resultados muy interesantes.
Y recuerden, ni cualquier tiempo pasado y futuro fueron ni serán mejores. El tiempo y la vida son los que son. You can always go Downtown.
Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2021/11/21/eloise-eloise-ultima-noche-en-el-soho-2021-edgar-wright/
Se trata de una forma de pensar, con acento vintage, que se funde entre dos tiempos. No son más ni mejores los 60 que la actualidad, ni es menos la actualidad o peor si lo medimos con los 60. Se trata pues de un estado mental. De un trauma anterior con viaje iniciático y aprendizaje posterior, que quiere moverse entre diversos géneros y remanentes anteriores con un objetivo sanador. Podemos distinguir los géneros de forma separada: drama, thriller, terror, o musical, cuando lo más cautivador sería que dentro de un globo dramático no pudiéramos hacer la división de géneros. ‘Last Night in Soho’ se mueve con soltura en todos ellos de forma honesta aunque, con cierta simplicidad que provoca una reiteración de elementos y recursos que se repiten a lo largo del metraje.
Los puntales más potentes se encuentran en el dúo interpretativo entre Eloise (Thomasin McKenzie) y Sandie (Anya Taylor-Joy), dos almas, cada una en un lado del espejo, con sus particulares ilusiones y demonios. La frescura y rotunda presencia de Thomasin Mckenzie, suman con el magnetismo natural al que nos tiene acostumbrados últimamente Anya Taylor-Joy. De obligada mención son los papeles que nos reservan Diana Rigg, dentro de su póstumo papel, y un impresionante e intrigante Terence Stamp que se adueña de la película durante sus apariciones.
El deslumbrante diseño de producción se convierte en un protagonista más. Esas calles en la nocturnidad de Londres, esas tiendas, clubs, pubs, performers, y la música que inunda cada recodo del film para intentar hablar con voz propia. Impresionante la fusión de música e imagen con mensaje durante los compases del ‘Eloise’ de Barry Ryan en la secuencia del pub. Sobresaliente el diseño de vestuario con vestidos y trajes confeccionados con rigor y pasión supina. La partitura de Steven Price, aunque acertada e inspirada, se ve eclipsada por las omnipresentes canciones.
Edgar Wright gira las tuercas a conceptos preexistentes, y los envuelve en un efectivo papel brillante. Abusa insistiendo con momentos que pesan en la duración del film, y desborda el conjunto con demasiados personajes sin un verdadero aporte. Me hipnotiza con sus arrebatos y deudas con el giallo italiano. Además su reinvención le honra apuntando directamente a ellos con resultados muy interesantes.
Y recuerden, ni cualquier tiempo pasado y futuro fueron ni serán mejores. El tiempo y la vida son los que son. You can always go Downtown.
Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2021/11/21/eloise-eloise-ultima-noche-en-el-soho-2021-edgar-wright/
Documental

6.4
846
Documental, Intervenciones de: Carmelo Romero, Vicente Molina Foix, Gustavo Martín Garzo, Fernando Herrero ...
7
24 de octubre de 2021
24 de octubre de 2021
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Querido Stanley, me decido a escribirte unas líneas para saludarte y contarte como siguen las cosas aquí, en el mundo de 2021. Imagino que las películas y festivales, allá dónde estés, siguen su curso desde que te marchaste después de 'Eyes Wide Shut'. Aquí la vida no se ha detenido y se siguen pasando tus películas con un halo de mitomanía que no sé que te parecerá. El espectáculo no se ha detenido aunque los cines pasan un bache bastante peliagudo desde hace unos añitos, además un bichejo tocapelotas nos ha puesto contra las cuerdas, pero parece que poco a poco empezamos a levantar cabeza.
Ayer volví a ver 'A Clockwork Orange' en el mismo sitio de España en el que se estrenó hace 50 años. El teat… La universidad no ha cambiado mucho, aunque está bastante arreglada desde que la restauraron, un poco en la línea de la copia que ayer se proyectó. Ahora cogen el negativo, escanean a 4K, le meten HDR y se le videan todos los poros de la quijotera a Malcolm McDowell. Por cierto, el bueno de Malc se pasó ayer por la noche después de la proyección de tu película, para presentar un nuevo documental que narra las vicisitudes que pasó La Naranja para poder estrenarse en la Seminci. Le dirige Pedro González Bermúdez, no sé si te sonará; es un realizador español que ha dirigido varios documentales y hasta le dieron un Goya hace unos años.
Pues verás, ha reunido no solo a Malcolm McDowell, sino a Carmelo Romero, Fernando Herrero, Gustavo Martín Garzo, Vicente Molina Foix (¡de este te tienes que acordar!) y a muchas personas y espectadores que de un modo u otro se vieron envueltos en la conspiración del estreno ¡Que mal se lo hiciste pasar a Carmelo! Por aquellos años dirigía el Festival de Valladolid, y que si le enviaban la copia, que si se la hacían devolver, que si le autorizabas a proyectar, que si no ¡Hasta nos amenazaron con una bomba durante la proyección! Menos mal que fue una trola y no acabaron más exprimidos que una malla de naranjas. Vaya faenas con el taquillaje, la gente haciendo noche para ver la peli el 24 de abril de 1975. Pero como la gozaron. Pasaron de la censura, resistieron cargas policiales por la noche, rehicieron la cola unas cuantas veces, ¡y todo por ver tu película de ultraviolencia!
Ya, si lo pasaste mal con 'A Clockwork Orange', y la tuviste que retirar. Pero la gente quería ver, y no todos los espectadores son unos descerebrados que se lían a hostias con el primer vagabundo que se cruzan. La gente, en general, sabe diferenciar entre lo que ve en la pantalla y lo que sucede en la vida cotidiana. Menos mal que con el tiempo recapacitaste y no nos privaste de la película. Eso de poner barreras al arte no mola, sobre todo cuando te habías currado tanto la película. A día de hoy hay personas que se escandalizan con ella todavía, pero ven las noticias religiosamente sin apartar la vista de la pantalla. Y sale cada cosa…
Gonzáles Bermúdez, el del documental, ha hecho un buen trabajo. No sé si le habrás visto ya. En el salen personas que no han visto la película, aunque en general la iconografía les suena. Aparece el grupo de personas que te mencionaba antes, luchando por llevar tu arte al público a pesar de todas las dificultades. Encima te diviertes porque es una película sobre tu película ¿Qué más se puede pedir, Stanley? Encima Malcolm se canta el I’m Singing in the Rain. Vaya voz tiene tu humilde narrador. Dicen que no se podría hacer actualmente un trabajo como el tuyo. Son tiempos de corrección extrema y si te expresas por la tangente te apartan o te machacan ¡Cómo en tu película pero sin habernos endiñado el Ludovico!
Bueno, Stanley, te dejo tranquilo un rato. Solo una cosa más, perdona a Carmelo Romero por engañarte con lo de la proyección en la Universidad de Valladolid, pero los medios para proyectar allí eran precarios y que mejor que hacerlo en un buen teatro. Seguro que lo entiendes, y además yo creo que te hizo un favor. Insisto, si no has visto el documental de Pedro González Bermúdez, 'La Naranja Prohibida’, dale una oportunidad. Vale mucho la pena ¡Un saludo y hasta otra, Stan!
Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2021/10/24/66-seminci-a-ti-estimada-pelicula-vetada-la-naranja-prohibida-pedro-gonzalez-bermudez-2021/
Ayer volví a ver 'A Clockwork Orange' en el mismo sitio de España en el que se estrenó hace 50 años. El teat… La universidad no ha cambiado mucho, aunque está bastante arreglada desde que la restauraron, un poco en la línea de la copia que ayer se proyectó. Ahora cogen el negativo, escanean a 4K, le meten HDR y se le videan todos los poros de la quijotera a Malcolm McDowell. Por cierto, el bueno de Malc se pasó ayer por la noche después de la proyección de tu película, para presentar un nuevo documental que narra las vicisitudes que pasó La Naranja para poder estrenarse en la Seminci. Le dirige Pedro González Bermúdez, no sé si te sonará; es un realizador español que ha dirigido varios documentales y hasta le dieron un Goya hace unos años.
Pues verás, ha reunido no solo a Malcolm McDowell, sino a Carmelo Romero, Fernando Herrero, Gustavo Martín Garzo, Vicente Molina Foix (¡de este te tienes que acordar!) y a muchas personas y espectadores que de un modo u otro se vieron envueltos en la conspiración del estreno ¡Que mal se lo hiciste pasar a Carmelo! Por aquellos años dirigía el Festival de Valladolid, y que si le enviaban la copia, que si se la hacían devolver, que si le autorizabas a proyectar, que si no ¡Hasta nos amenazaron con una bomba durante la proyección! Menos mal que fue una trola y no acabaron más exprimidos que una malla de naranjas. Vaya faenas con el taquillaje, la gente haciendo noche para ver la peli el 24 de abril de 1975. Pero como la gozaron. Pasaron de la censura, resistieron cargas policiales por la noche, rehicieron la cola unas cuantas veces, ¡y todo por ver tu película de ultraviolencia!
Ya, si lo pasaste mal con 'A Clockwork Orange', y la tuviste que retirar. Pero la gente quería ver, y no todos los espectadores son unos descerebrados que se lían a hostias con el primer vagabundo que se cruzan. La gente, en general, sabe diferenciar entre lo que ve en la pantalla y lo que sucede en la vida cotidiana. Menos mal que con el tiempo recapacitaste y no nos privaste de la película. Eso de poner barreras al arte no mola, sobre todo cuando te habías currado tanto la película. A día de hoy hay personas que se escandalizan con ella todavía, pero ven las noticias religiosamente sin apartar la vista de la pantalla. Y sale cada cosa…
Gonzáles Bermúdez, el del documental, ha hecho un buen trabajo. No sé si le habrás visto ya. En el salen personas que no han visto la película, aunque en general la iconografía les suena. Aparece el grupo de personas que te mencionaba antes, luchando por llevar tu arte al público a pesar de todas las dificultades. Encima te diviertes porque es una película sobre tu película ¿Qué más se puede pedir, Stanley? Encima Malcolm se canta el I’m Singing in the Rain. Vaya voz tiene tu humilde narrador. Dicen que no se podría hacer actualmente un trabajo como el tuyo. Son tiempos de corrección extrema y si te expresas por la tangente te apartan o te machacan ¡Cómo en tu película pero sin habernos endiñado el Ludovico!
Bueno, Stanley, te dejo tranquilo un rato. Solo una cosa más, perdona a Carmelo Romero por engañarte con lo de la proyección en la Universidad de Valladolid, pero los medios para proyectar allí eran precarios y que mejor que hacerlo en un buen teatro. Seguro que lo entiendes, y además yo creo que te hizo un favor. Insisto, si no has visto el documental de Pedro González Bermúdez, 'La Naranja Prohibida’, dale una oportunidad. Vale mucho la pena ¡Un saludo y hasta otra, Stan!
Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2021/10/24/66-seminci-a-ti-estimada-pelicula-vetada-la-naranja-prohibida-pedro-gonzalez-bermudez-2021/

6.1
21,936
2
6 de julio de 2012
6 de julio de 2012
57 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver mi pase a través de Ono Videoclub. La he visto con mi familia y no me ha gustado. Me gusta Paco León, me cae bien, apoyo su propuesta de democratizar el cine y dar una sonora bofetada a la decimonónica Academia del cine. Me encanta María León, adoro a la hermana "del Luisma" y ha sido una razón de peso para ver la película.
Pero si tengo que hablar de las bondades de la película, solo me quedo con el cante flamenco de María León. Que sea una película low-cost, no quiere decir que la película tenga que estar tan descuidada cinematográficamente, dándose esos aires cool. Hacer algo barato no significa hacerlo mal, porque he visto cortos y películas low-cost (que poco me gusta esta palabra) que son extraordinarios.
Todo mi apoyo a Paco León, ya cuenta con mi soporte y mi dinero; pero también con un claro suspenso, porque no siento que la película sea sincera y sí que sea muy cuestionable en las formas propiamente hablando.
Pero si tengo que hablar de las bondades de la película, solo me quedo con el cante flamenco de María León. Que sea una película low-cost, no quiere decir que la película tenga que estar tan descuidada cinematográficamente, dándose esos aires cool. Hacer algo barato no significa hacerlo mal, porque he visto cortos y películas low-cost (que poco me gusta esta palabra) que son extraordinarios.
Todo mi apoyo a Paco León, ya cuenta con mi soporte y mi dinero; pero también con un claro suspenso, porque no siento que la película sea sincera y sí que sea muy cuestionable en las formas propiamente hablando.

6.3
2,006
8
13 de julio de 2022
13 de julio de 2022
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece ser un hecho que la vida personal de Ingmar Bergman no fue precisamente un camino de rosas. Detrás del genio, del símbolo, del dramaturgo y del director, ardía un infierno personal en el que la propia vida y la existencia, cohabitaban en un perpetuo duelo de titanes, que sumía en profundos pesares al icono sueco. El dilema de la fe desde su infancia; el trabajo sobrepuesto a la vida familiar, en la que pesaban más sus películas que el equilibrio en la conciliación familiar, fueron los topes de raíl que le llevaron a, en apariencia, ser un hombre huraño y torturado por sus propios demonios, fantasmas reales o irreales, y un descorazonador e insalvable miedo a la muerte. Su traslado a la Isla de Fårö, destino final del realizador, se convertiría en el escenario del rodaje de varias de sus películas, así como de su domicilio permanente. Un lugar que desde su fallecimiento tiene mucho de parque temático y cada vez menos de Bergman, pese a que su efigie fantasmal no deje de rondar por cada uno de sus rincones.
La directora francesa, Mia Hansen-Løve, ubica la práctica totalidad de su última película, ‘La Isla de Bergman’ (2020), dentro de las localizaciones reales de Fårö, para proponer un juego metacinematográfico a varias bandas y distintas miradas. Se rodea de nombres tan interesantes en el reparto como Tim Roth, Vicky Krieps o Mia Wasikowska, para narrar la estancia de dos cineastas en la isla; interpretados por los dos primeros, en busca de la inspiración y el aliento para crear un nuevo proyecto cinematográfico. Pronto se verán inmersos dentro del territorio Bergman, empapándose de los lugares por los que se movió, las localizaciones que utilizó, o los libros que leyó. Rápidamente los caminos de Tony (Tim Roth) y Chris (Vicky Krieps) toman distintas sendas, a pesar de compartir una vivencia común. Él, demasiado atareado en vivir lo evidente: clases magistrales, proyecciones en la Bergman Week, o acudir a los milimétricos tours de la Fundación Bergman. Ella, sorteando lo convenido, saltando muros más allá de decorados desaparecidos; seducida por un ambiente fantasmal, en el que, Bergman, vigila desde su palco privado para toda la eternidad. Un guion que se escribe a escondidas, una idea inspirada en hechos que no necesariamente irán por derroteros puramente bergmanianos. Es la libertad del creador que no copia, sino que construye alrededor de un espíritu invisible.
Es la película dentro de la película: Mia Wasikowska, dentro de un juego de reflejos; en el interior de un libreto con epílogo en blanco. Son los fantasmas de Chris, son su proyección de deseos, realidades y demonios las que llevan a la historia interior. El punto en el que confluyen realidad y ficción para terminar dándose la mano, a la vista de un demiurgo invisible: Bergman. Sin apretar ni ahogar, fluyendo la imaginación por el filo de la creatividad; fundiendo y confundiendo personajes. Hechos que pudieron o no pudieron suceder, porque ningún entorno marcado fija plenamente los designios.
Nos alejamos del feudo del sueco. Su presencia influye, no condena. Es el libre albedrío asomándose en una nueva vida, más allá de fantasmas y miedos. Lejos de tener una o 42 películas; en ausencia de varios matrimonios e hijos alejados por la profesión del padre. No importan tanto los escarceos ni aventuras amorosas. Es el retorno, el abrazo de una madre y una hija dentro de un guion que culmina. Son proyecciones cinematográficas desde distintas direcciones que se transforman en un material totalmente nuevo. El demiurgo sigue observando desde el palco. Esto no son 'El Séptimo Sello', 'Persona' ni 'El Manantial de la Doncella'. Folio nuevo, película nueva: the winner takes it all.
https://cinemiamor.wordpress.com/2022/07/13/the-winner-takes-it-all-la-isla-de-bergman-2021-mia-hansen-love/
La directora francesa, Mia Hansen-Løve, ubica la práctica totalidad de su última película, ‘La Isla de Bergman’ (2020), dentro de las localizaciones reales de Fårö, para proponer un juego metacinematográfico a varias bandas y distintas miradas. Se rodea de nombres tan interesantes en el reparto como Tim Roth, Vicky Krieps o Mia Wasikowska, para narrar la estancia de dos cineastas en la isla; interpretados por los dos primeros, en busca de la inspiración y el aliento para crear un nuevo proyecto cinematográfico. Pronto se verán inmersos dentro del territorio Bergman, empapándose de los lugares por los que se movió, las localizaciones que utilizó, o los libros que leyó. Rápidamente los caminos de Tony (Tim Roth) y Chris (Vicky Krieps) toman distintas sendas, a pesar de compartir una vivencia común. Él, demasiado atareado en vivir lo evidente: clases magistrales, proyecciones en la Bergman Week, o acudir a los milimétricos tours de la Fundación Bergman. Ella, sorteando lo convenido, saltando muros más allá de decorados desaparecidos; seducida por un ambiente fantasmal, en el que, Bergman, vigila desde su palco privado para toda la eternidad. Un guion que se escribe a escondidas, una idea inspirada en hechos que no necesariamente irán por derroteros puramente bergmanianos. Es la libertad del creador que no copia, sino que construye alrededor de un espíritu invisible.
Es la película dentro de la película: Mia Wasikowska, dentro de un juego de reflejos; en el interior de un libreto con epílogo en blanco. Son los fantasmas de Chris, son su proyección de deseos, realidades y demonios las que llevan a la historia interior. El punto en el que confluyen realidad y ficción para terminar dándose la mano, a la vista de un demiurgo invisible: Bergman. Sin apretar ni ahogar, fluyendo la imaginación por el filo de la creatividad; fundiendo y confundiendo personajes. Hechos que pudieron o no pudieron suceder, porque ningún entorno marcado fija plenamente los designios.
Nos alejamos del feudo del sueco. Su presencia influye, no condena. Es el libre albedrío asomándose en una nueva vida, más allá de fantasmas y miedos. Lejos de tener una o 42 películas; en ausencia de varios matrimonios e hijos alejados por la profesión del padre. No importan tanto los escarceos ni aventuras amorosas. Es el retorno, el abrazo de una madre y una hija dentro de un guion que culmina. Son proyecciones cinematográficas desde distintas direcciones que se transforman en un material totalmente nuevo. El demiurgo sigue observando desde el palco. Esto no son 'El Séptimo Sello', 'Persona' ni 'El Manantial de la Doncella'. Folio nuevo, película nueva: the winner takes it all.
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