En un momento dado nuestro amigo Noah, después de terminar la tercera entrega de la hasta entonces excepcional y exitosa Fargo, se creyó imbatible, una especie de genio que podía crear cuantas obras de arte quisiera sin despeinarse, o por lo menos despeinándose poco.

La FX, que no es tonta, le dio el tiempo, la confianza y la pasta para que Noah se superase, y Noah fue a por ello, y Noah nos entregó la que sin duda era, para él y los chupamingas que le rodeaban, una de las mejores obras televisivas de todos los tiempos.

Y yo, que no me había perdido ninguna de las tres anteriores, por supuesto que la vi, y me fijé que estaba exquisitamente realizada, que la fotografía y el sonido y la ambientación y todo lo accesorio era perfecto.
Pero también vi que el primer episodio era plano, anodino, insulso, bobo. Y vi el segundo a ver si mejoraba, y vi el tercero y el cuarto y el quinto, pero no había manera, la cosa seguía igual.

En condiciones normales hubiera dejado de ver la serie, pero aguanté por si acaso, y después de terminarla puedo asegurar que lo que promete en el primer episodio es lo que se va a ver en la serie. Es un desastre sin alma, una línea recta que no se desvía ni un milímetro de su monótono recorrido, una cagada monumental en la forma de contar una historia manida hasta más no poder, una mediocridad absoluta.

Aparte de la carga emotiva que las imágenes tengan entre los seguidores, el documental no es para tirar cohetes. Se trata de una recopilación de imágenes y entrevistas que se han montado de manera lineal y que, de forma un tanto reiterativa, intentan rememorar la que sin duda ha sido una de las grandes hazañas en la historia del deporte mundial.

A nivel personal nunca he sido muy futbolero, y dejé de seguir, por decirlo suavemente, al Bilbao (sí, al Bilbao) al descubrir toda la mierda nazionalista y profundamente racista que rodeaba y rodea al equipo, al servicio de un partido político concreto repleto de tarados mentales.

Posteriormente simpaticé con el Madrid por algo que, aunque desde siempre me llamó poderosamente la atención, tardé en considerar como el argumento definitivo por el cual apoyar al equipo, y que no es otro que la capacidad que tiene el Real Madrid de generar un ENORME dolor y sufrimiento entre toda la escoria que habita España.

Y a seguir.

La mejor de las películas que he visto hasta la fecha de esta directora, que tiene una manera peculiar de contar historias, siempre con ese ritmo lento pero implacable.

A la película la cuesta arrancar, invitando al espectador a retirarse durante los primeros 45 minutos. Pero luego, cuando aparece la dichosa vaca, todo se vuelve interesante, divertido, peligroso.

Buenas actuaciones y buena ambientación. Buena elección de la música.

Me ha gustado y he pasado un buen rato. Es cierto que no es de lo mejor de Fincher pero, si duda, es de lo mejor que te puedes encontrar en el cine actual.

Y lo que no ha perdido el director es esa capacidad para contar historias sirviéndose de una cámara, huyendo casi siempre de lo trepidante y centrándose en escenas más pausadas. En esta ocasión utiliza la voz superpuesta del protagonista para dar esa sensación de frialdad, de distanciamiento.

Aunque Fassbender nunca me llamó la atención, hay que reconocer que este tipo de papeles, donde se pasa toda la película con cara de estreñido, le vienen como anillo al dedo.

La música repulsiva.

Delmer Daves es uno de los directores más desconocidos de la historia del cine, un gran narrador que cuenta en su haber con algunas películas destacables, entre las que se encuentra este clásico del cine negro.

Lo más logrado es la ambientación en torno a la cual se nos relatan unos hechos un tanto forzados, rocambolescos en ocasiones, que pueden resultar irreales pero que en absoluto desmerecen un notable resultado final.

Lauren Bacall se come la pantalla cada vez que aparece.