Un clásico indiscutible del género infantil que fascinó a todos los mocosos que la vimos en su tiempo. Super cuidada, llena de detalles, humor, aventura, imaginación y fantasía a raudales.
Con una Jennifer Conelly que me enamoraba de pequeño y un genial David Bowie en el papel de rey de los goblins. Entretenimiento del bueno y con mensaje para niños y no tan niños.

Totalmente de acuerdo con los críticos en que la primera hora está muy por encima del resto de la película. Me encanta la manera en que está contada y montada. Una forma original de realizar una historia clásica, que le da ritmo a la película sin ser excesiva.
También se echa de menos a Saoirse Ronan en la segunda mitad, en la que parece que se acaba el tiempo y no se llega a profundizar en unos personajes que estaban tan fresquitos en la primera parte. La dirección se nota mucho menos intensa, como si hubiese perdido el interés en todo lo que había logrado, a pesar de ser muy correcta.

Quizás lo mejor de la película sea la extraordinaria labor artística, que es para quitarse el sombrero. A destacar, también, el precioso plano secuencia de la playa, más por la forma de describir ese genial escenario que por la dificultad técnica, también valorable, que implica (dado que hay quien valora la utilización de este tipo de recursos fílmicos más por el riesgo que conllevan en un rodaje y por lo aparatoso de su condición que por su funcionalidad).

Ufff, un peliculón. Lynch calló las bocas de aquellos que le acusaban de pretencioso haciendo una película aparentemente convencional, apta para todos los públicos, y de nuevo, magistral.
Con una magia visual propia del maestro, la banda sonora de otro maestro (Angelo Badalamenti) y un enternecedor Richard Farnsworth en el papel de Alvin; Lynch convierte una noticia de sucesos en una de las películas más hermosas que he visto.
Para verla con los sentidos bien abiertos

Bueno, en mi opinión la película no es tan apoteósica como nos la pinta el bueno de Favio, a pesar de que de cine sabe un rato. Es más, en ocasiones se me hizo un tanto soporífera yendo de un lado para otro sin remarcar demasiado su potencial. Se nota que el presupuesto escaseaba y las luchas que tienen lugar en la película son de risa máxima. Por otro lado me molestó ver cómo se cargaban unos cuantos bichos al más puro estilo “Holocausto Caníbal”; supongo que les salía más barato que intentar simularlo.

Pero bueno, en la parte positiva tenemos la descripción triste y poética de La Pampa y la historia de un hombre un poco cabroncete (en realidad un épico testimonio de la injusticia y sus desgraciadas secuelas) que lo mismo se carga a cinco tíos él solo con su machete que te suelta unas rimas supremas dejándote para el arrastre. Nunca se sabe por dónde te va a salir el tío. También geniales los versos narrados en voz en off.

En definitiva, un filme globalmente irregular pero con grandes aciertos y con un final (en SPOILER) que alucinas.

La mayor pareja de hijos de puta del cine viene a hacernos pasar los peores minutos de nuestra vida frente a una pantalla.

Al parecer, los muy cabrones, se han dado cuenta de nuestra curiosidad y afición por la violencia y, de forma muy generosa, nos brindan un espectáculo que, sin lugar a dudas, nos dejará satisfechos. Es más, incluso cuando ya nos haya parecido suficiente se empeñarán en continuar con el juego. Nos meterán en su juego.

El entretenimiento nos invita diariamente a tontear con este tipo de juegos de una forma segura que hace que los aceptemos, e incluso nos diviertan. Quizás fue el gusanillo que a todos nos roe el que nos haya hecho ver esta película; y digo "ver", porque no pensábamos que en lugar de ver íbamos a participar.
Después nos dimos cuenta de que no era divertido.

Aún así, ellos continuarán ofreciendo su juego.
Siempre habrá jugadores.