Ni cómo ayudarle, grandes errores se perciben en la construcción; ese afán de cumplir sí o sí con todos los nuevos requerimientos de igualdad de cuota de género, origen, diversidad, etc. etc. Van lastimando la ya de por si frágil elaboración-remiendo de una "precuela". Un guión tambaleante que se intenta agarrar con todas sus fuerzas de figurines de la talla de Jim Carter, Olivia Colman, Hugh Grant, Rowan Atkinson y el espectro de Sally Hawkins que terminan siendo literalmente secundarios. Dirigida eso sí a niños muy muy pequeñitos que pueden soportar las incongruencias con naturalidad y pura inocencia o simpleza medio boba. Se agradecen los motivos y referencias de la pecaminosa escena de la jirafa erecta dentro de la iglesia y otros nimios "gags" que de no estar allí el sueño me hubiera vencido más veces. Una película floja, Chalamet hace la mímica de un personaje principal descompuesto, que de crédulo y parco es casi mejor contratar un espantapájaros. Una niña actriz de comerciales que recita perfectamente su guión que le dieron con justicia por los dólares que le hayan pagado pero nada más. Dicho lo anterior, verla solamente por el diseño de vestuario y la decoración no compensa el tiempo invertido.

Roman Polanski, Un director que maneja perfectamente la "sordidez", las películas de contenido escandaloso, algunas veces denigrantes, con mácula que llegan a manchar la pureza del equipo de filmación y de vez en cuando a los cinéfilos y casi siempre a los ocasionales, escandalizados por ese matiz pastoso y opaco en las líneas grises entre el gusto y el disgusto; no por azar una de las primeros largometrajes del dueto Polanski-Gérard Brach se llama "Repulsión". A veces los hechos repulsivos son de tal magnitud que nos dejan paralizados, la corrupción de la policía, la de los políticos, la de toda una ciudad, la del país entero robándole a otros mediante el engaño y mediante la intervención en las sombras o forzada y evidente. Pero nada es tan revelador de lo que es sórdido como un secreto inconfesable, el espacio y el silencio entre lo que debe ser revelado pero no puede serlo por propia defensa contra la locura, por lo tanto se termina aceptando casi todo, lo robado, lo contaminado lo podrido y lo indecible.

El leitmotiv del detective privado ¿duele? "Solamente cuando respiro", se va haciendo tan grande y mayúsculo a lo largo del film, el intertexto es tan pesado que si sabemos leerlo íntegramente nos termina afectando más el pasado de cada uno de los personajes que las madeja que se está desmarañando en el presente. De una u otra forma todos tenemos un Chinatown un espacio sin supervisión y sin ley donde hay que saber e investigar "lo menos posible", un lugar que se extiende por dentro de nosotros hasta que limpiemos nuestros pecados sin ahogarnos en el camino.

Literalmente un rollo del mar muerto (de tres horas y mierda) hecho a la medida para "los tiempos que corren" léase destrucción de Gaza por parte de la política Sionista que al parecer definitivamente logró "permear" como la humedad en las paredes... Ponerme a criticar el panfleto anual sionista que puntualmente publican en forma de película de Holy-Jolly Holywood sería una moneda tirada a la basura. En la imagen del video (cine sería hacerles un favor muy grande), se encuentra lo típico de éstos productos de propaganda: muchas lágrimas, pocas risas, vías del tren hacia la muerte, racismos, desnutrición, sexo de compasión para que sea algo atractiva para el público de Netflix, el tratamiento de que en cada judío hay un gran "artista", el brutalismo es verdaderamente lo mismo; pretender que un discurso alienante, inhumano, carcelario, sea el pretexto para diseñar el futuro de las sociedades y de la vida humana, una convivencia anti-natural fuera de toda proporción y de toda calidez que pudiera existir en un constructor de espacios para poder habitar.

Todos los años el público "distraído" tiene que fumarse el humo de las chimeneas, La lista de Schindler, El niño con el pijama de rayas, La vida es bella, El pianista, Fievel y el Nuevo mundo, La llave de Sarah, Waltz con Bashir, La Rosa blanca, La ladrona de libros, Jojo Rabbit, Bastardos sin Gloria, Holocaust, Septiembre en Shiraz etc.
En algún momento el público que aún no ha abierto los ojos va a despertar y no le va a gustar que de nueva cuenta el discurso Sionista esté enmicado en otro guión más bajo otro disfraz de Adrien Brody o de la pandilla. Supuestamente dirigido por un actor secundario o de reparto.

Falta muy poco o nada (me aventuro a decir que ya lo estarán haciendo algunos imbéciles) para que se tomen selfies frente a éste tipo de películas, incluso tiene su forma de tríptico/folleto de esos que reparten algunas religiones, con su introducción, intermedio y su epílogo. No tomo ningún partido que quede claro, es urgente que se hagan películas cinematográficas con historias verdaderamente filmables y no infumables. La frase final en la zona spoiler es una bomba atómica. ¡Actualización! La película le quedó corta al "Brody" y en los Óscares volvió a vender humo Sionista a su audiencia rompiendo el récord guinness del discurso más largo.

Además de que es una mala copia de la original, es un cine para el mercado de los consumidores de películas por internet, un Tom Hanks gris sin ninguna credibilidad, del tipo actuación de maniquí de aparador y farsa en conjunto coreografiada de todos los personajes. Eso sin contar el "wokeismo" y la paletada de requerimientos obligatorios de las "nuevas" leyes cinematográficas y de los medios de Holywood que tiene que comerse el espectador, además de que no se acaban los anuncios de autos. Un truño y un mojón.

No vale la pena
12 de octubre de 2023
No vale la pena ni llorar, ni reír, ni pensar en cómo mejorarla. Ni leyendo todas las novelas de Agatha Christie ni viendo todas las películas de Hitchcock podría este director lograr algo mejor; todo falla: el guión, el texto, el casting, el ritmo, el método. ¡Ufff! Ni siquiera vale la pena continuar con la lista de fallos que se cometen en este intento de bodrio. Ralph Fiennes parecía estar desesperado por trabajo. Se está produciendo basura para atraer a un público igual de desechable.