Ha sido una gratísima sorpresa encontrarme con esta película, donde el aspecto visual guarda un equilibrio tan estable con la historia que cuenta. El diseño de producción, la planificación de cada secuencia, la orquestación actoral, todo se pone al servicio de un argumento sencillo pero potente. Es cierto que no tienen un guión especialmente original, sólo habla del amor, la vida y la muerte. En cierto modo también del valor, del deseo y de la culpa; pero, ¿acaso hay muchos más temas en el cine? En cierta ocasión puede resultar de contenido algo panfletario, pero también puede deberse a una mala interpretación por mi parte, porque si lo pienso bien, las arengas contra el fascismo y en pro de una patria fuerte debían ser muy frecuentes en esos días, con lo que el director sólo estaría retratando una realidad social. Los actores están grandes, sobre todo la protagonista. Los diálogos están bien construidos, incluso hay fragmentos muy destacables; el ritmo es muy apropiado, ágil y conciso. En ocasiones tengo la impresión de encontrarme ante una superproducción observada desde cerca, pues los planos parecen construidos a lo grande: el director parece recrear la guerra en la ciudad entera, en la nación, pero sólo nos muestra un pequeño fragmento, el que de verdad le interesa.

¿Sabéis esa películas en las que todo se decide en el último instante? No hablo del argumento, no de si los buenos ganan o pierden; hablo de esas en las que los últimos planos deciden si te gusta o no, si todo lo que has visto adquiere algún sentido, o si se convierte en una tomadura de pelo. Fish story es una de estas películas. Pasas la mayor parte del metraje tratando de hilar las piezas, suponiendo resultados y esperando respuestas, y cuando está a punto de terminar y la solución parece que no llega, todo da un giro y el puzle encaja.

And Soon the Darkness es una buena película de intriga que maneja perfectamente y desde el primer minuto la cadencia con la que se nos muestra la información. Vamos conociendo poco a poco a todos los personajes que formarán parte de la trama, y todos parecen tener algo que ocultar. Este recurso que a priori resulta evidente, está llevado a la pantalla con gran acierto, porque si bien podríamos tener motivos para desconfiar de todos ellos, las causas de esta desconfianza podrían ser múltiples, es decir, ningún indicio nos muestra un camino claro a seguir, por lo que las posibilidades se multiplican. Es cierto que la trama es muy sencilla, pero la solvencia de los actores, y lo acertado de su montaje, nos mantiene en vilo toda la película.

Una delicia dulce y amable donde las haya, cálida, tierna y no exenta de cierta ironía.La película de Mankiewicz parece la madre (o abuela) guapa de un millón de vástagos tontos y deformes. Da la impresión tras verla que muchos de los que vinieron después y trataron, con más pena que gloria, de realizar comedia romántica de calidad no habían entendido nada. Claro está que hablo de engendros más contemporáneos del que suscribe, y no de otras delicias del estilo como La fiera de mi niña, El apartamento o Desayuno con diamantes, por nombrar sólo algunas.

Una de las mejores películas de este italiano amante del terror y de la sangre. Un film relativamente comedido, afirmación que dirigida a Bava adquiere un nuevo tinte de mesura. Colorida fábula al estilo de la Hamer, de bellas damas en apuros, galanes escépticos y misterios que marcan de por vida. Retrato de un tiempo pretérito y acaso extinto, en el que la magia no sólo era posible sino necesaria, y en el que continuar vivo un nuevo día, poder ver un nuevo amanecer, se tornaba todo un desafío.