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7
2 de agosto de 2021
2 de agosto de 2021
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Película independiente escrita, producida y dirigida por los hermanos Coen, cuenta la destacada fotografía de Roger Deakins que le valió una nominación a los premios Óscar. Originalmente la cinta se filmó en formato de 35 mm en color para luego ser convertida a blanco y negro. La mayoría de tomas se hizo con la cámara a la altura de la vista, lentes normales y una larga profundidad de campo. En comparación con las viejas películas de cine negro estadounidense, Deakins usó una amplia gama de grises e intentó crear poco contraste sin muchas sombras fuertes, utilizando menos cantidad de luces y de mayor tamaño. A pesar de estar ambientada en el pasado, utilizó tecnologías contemporáneas. El encargado de la música es Carter Burwell. El filme fue estrenado en el Festival de Cannes el 13 de mayo de 2001, logrando el premio al mejor director y fuerte candidata a La Palma de Oro. En octubre de ese mismo año, fue estrenada en Estados Unidos y en Inglaterra con elogios favorables de la crítica cinematográfica especializada.
El filme toma elementos clásicos de la edad de oro del cine negro de los años 40’s y 50’s, como el uso del blanco y negro que le da gran dimensión estética a la obra audiovisual. El recurso de la narrativa utilizando la voz en off es característico de aquella época.
La inclusión de la música clásica es un recurso que distingue a la película de otras del género Neo Noir, esencialmente sonatas para piano de Ludwig van Beethoven, intercaladas con siete nuevas composiciones de Carter Burwell. Además de Beethoven, la banda sonora incluyó una composición de Mozart, «Sull'aria... che soave zeffiretto».
Ayer, al subir la escalera,
vi a un hombre que no estaba allí!
Tampoco hoy lo volví a ver,
deseo verlo desaparecer!
Primeras líneas del poema «Antigonish» (1899) de William Hughes Mearns
En el cine negro los personajes no dan una lección: son más débiles de lo creen y son capaces de cometer los males más terribles sin que siquiera puedan sospecharlo. Su popularidad sustentada en una visión nihilista —pesimismo fatalista— de la realidad, que le confiere un estilo particular y bastante eficiente; películas que en ningún momento te llevan a pensar que habrá un final feliz. Con locaciones que tienen esa marcada atmósfera al vaho de la noche, callejones en sombras, relaciones donde el amor se constituye en un boleto seguro para el fracaso final. Un mundo lleno de fatalidad, la figura implacable del destino, vestido para la ocasión con ropas, de diseño perfecto —estilizado—, reducidas artísticamente a sus elementos más característicos y con adornos bordados por el miedo y la traición.
La construcción formal del cine negro está fuertemente ligada al expresionismo alemán de principios del siglo XX, que se extendió a todas las artes. Con su lenguaje elíptico y metafórico que describe escenas de iluminación tenebrosa en claroscuro, que exaltan la psicología de los personajes. Sombras que difuminan la frontera entre el bien y el mal, finales agridulces que nos presentan una sinopsis de una sociedad violenta, cínica y corrupta. Otro tópico importante, es la aparición de la femme fatale, la mujer en apariencia inofensiva, que puede amarte o matarte.
¿Cuántos seres habrá por el mundo, parecidos a Ed Crane?
El florecimiento de la industria del cine de Hollywood sumado a la emergencia provocada por el régimen nazi que obligó a muchos directores alemanes y europeos que formaban parte del movimiento expresionista, a exiliarse en Estados Unidos, llevando sus técnicas de iluminación que pretendían ilustrar el estado psicológico de los personajes y la novedosa propuesta de acercamiento a la puesta en escena, destacamos los casos de Fritz Lang, Robert Siodmak y Michael Curtiz.
La fuente primera de la línea argumental del cine negro la encontramos en la literatura, de la mano de escritores como Dashiell Hammett, James M. Cain y Raymond Chandler. También podemos citar otras posibles influencias del realismo poético francés de los años 30’s con su definida actitud romántica y fatalista de sus condenados héroes.
El filme toma elementos clásicos de la edad de oro del cine negro de los años 40’s y 50’s, como el uso del blanco y negro que le da gran dimensión estética a la obra audiovisual. El recurso de la narrativa utilizando la voz en off es característico de aquella época.
La inclusión de la música clásica es un recurso que distingue a la película de otras del género Neo Noir, esencialmente sonatas para piano de Ludwig van Beethoven, intercaladas con siete nuevas composiciones de Carter Burwell. Además de Beethoven, la banda sonora incluyó una composición de Mozart, «Sull'aria... che soave zeffiretto».
Ayer, al subir la escalera,
vi a un hombre que no estaba allí!
Tampoco hoy lo volví a ver,
deseo verlo desaparecer!
Primeras líneas del poema «Antigonish» (1899) de William Hughes Mearns
En el cine negro los personajes no dan una lección: son más débiles de lo creen y son capaces de cometer los males más terribles sin que siquiera puedan sospecharlo. Su popularidad sustentada en una visión nihilista —pesimismo fatalista— de la realidad, que le confiere un estilo particular y bastante eficiente; películas que en ningún momento te llevan a pensar que habrá un final feliz. Con locaciones que tienen esa marcada atmósfera al vaho de la noche, callejones en sombras, relaciones donde el amor se constituye en un boleto seguro para el fracaso final. Un mundo lleno de fatalidad, la figura implacable del destino, vestido para la ocasión con ropas, de diseño perfecto —estilizado—, reducidas artísticamente a sus elementos más característicos y con adornos bordados por el miedo y la traición.
La construcción formal del cine negro está fuertemente ligada al expresionismo alemán de principios del siglo XX, que se extendió a todas las artes. Con su lenguaje elíptico y metafórico que describe escenas de iluminación tenebrosa en claroscuro, que exaltan la psicología de los personajes. Sombras que difuminan la frontera entre el bien y el mal, finales agridulces que nos presentan una sinopsis de una sociedad violenta, cínica y corrupta. Otro tópico importante, es la aparición de la femme fatale, la mujer en apariencia inofensiva, que puede amarte o matarte.
¿Cuántos seres habrá por el mundo, parecidos a Ed Crane?
El florecimiento de la industria del cine de Hollywood sumado a la emergencia provocada por el régimen nazi que obligó a muchos directores alemanes y europeos que formaban parte del movimiento expresionista, a exiliarse en Estados Unidos, llevando sus técnicas de iluminación que pretendían ilustrar el estado psicológico de los personajes y la novedosa propuesta de acercamiento a la puesta en escena, destacamos los casos de Fritz Lang, Robert Siodmak y Michael Curtiz.
La fuente primera de la línea argumental del cine negro la encontramos en la literatura, de la mano de escritores como Dashiell Hammett, James M. Cain y Raymond Chandler. También podemos citar otras posibles influencias del realismo poético francés de los años 30’s con su definida actitud romántica y fatalista de sus condenados héroes.
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