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6.9
754
7
22 de abril de 2013
22 de abril de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1959 Rohmer filma, éste, su primer largometraje. Son los momentos iniciales de la "Nouvelle vague", nombre originado por su maestro André Bazin y "Cahiers...", que el mismo Rohmer, y durante siete años, estará dirigiendo. Es el año en que en Cannes (y el mundo) triunfa Truffaut y "Los 400 golpes" (curiosamente, también Marcel Carné), el primer hito fundacional, y Resnais, con el segundo, "Hiroshima mon amour" (mucho más experimental). Como vemos, el sitio justo en el momento preciso (dejo de lado a Malle que en 1957 y 1958 filmó las legendarias "Ascensor para el cadalso" y "Los amantes", por estar siempre aparte). De todos modos no ubico, a pesar de la fecha, a "El signo..." porque compartiendo ideas con sus amigos, los dos citados junto con Chabrol, Rivette y Godard (que aparece unos minutos en esta película) y el nombrado Bazin, en Rohmer aún hay restos del Existencialismo sartreano. Hay en ella, aunque disfuminados, rasgos estilísticos del futuro creador, sí, pero priva, el pensamiento del filósofo francés. "Condenado a ser libre", su "existencia se construye (...) nadie es nada de lo que haya querido ser" , pueden ser atributos del protagonista, músico frustrado y, genio y figura, DIGNO vago empedernido que se deja llevar por la existencia elegida. Es, con todo, un más que brillante inicio para una larga y prolífica producción. Ya muy bien filmada, su cámara es más que nunca su escritura (los diálogos son, comparado con su característica posterior, muy pocos). Un rasgo simpático es la "colaboración desinteresada" (hoy sería un "homenaje") de amigos como Masha Méril, Marie Dubois, el citado Godard y otros que, tal vez, no reconocí por su juventud. Con un defecto, que luego solucionó, una cierta excesiva duración, el film es un regalo altamente recomendable para los que amamos al autor de "El rayo verde".

5.1
292
5
11 de febrero de 2013
11 de febrero de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film es un verdadero desacierto, desde todo punto de vista. Porque no sólo desaprovecha una historia interesante sino también una muy buena fotografía y recreación del año 1939, poco antes que comenzara la Segunda Guerra (por supuesto una recreación "a la estadounidense" , todo reluciente, nuevo y bajo la eterna advocación del "paraíso perdido" del sueño americano, reflejado en la obra colorística de Norman Rocwell). La ubicación temporal es el breve período de la visita del futuro Jorge VI y su esposa a E.E.U.U y el espacio, la mansión campestre de la familia Roosevelt en "Sprigwood", Nueva York. El nudo de la historia transcurre en ese tiempo y muestra un fragmento de la relación entre el presidente y su prima lejana, Elizabeth Sucley, llamada simplemente Daisy por todo el mundo. Ella fue, seguro, su gran amiga, confidente y acompañante testimonial de muchos eventos de la política internacional de esa época tan crucial (incluyendo Yalta y encuentros con personajes importantes como el citado Jorge VI, Stalin y Churchill); testimonio que duró hasta la inesperada muerte del hombre en 1945. Aunque Daisy continuó sirviéndole post-morten en la Biblioteca y Museo de Hyde Park hasta 1963. Todo este material, aunque posterior al "instante" del film, es (¡una lástima!) arruinado por la incapacidad del libretista y el director que lo desdibujan todo, hasta el punto que el espectador no puede comprender nada de lo que sucede en el entorno de Roosevelt y las cuatro mujeres que le rodean. Sobre todo a Daisy, que uno no logra descifrar si es débil mental o tímida (que no fue nada de eso): por momentos los miembros del "clan" se burlan de ella y, al mismo tiempo, "parecen" (sólo "parecen") tenerle lástima y luego la invitan, como un miembro de la familia, a ciertos actos importantes. Sólo puede ayudar el tener información a priori, de lo contrario el resto es una incógnita, la nada, incluso la supuesta (y discutida por los historiadores) intimación sexual, de la que la película "románticamente", parece tomar partido. En fin, sólo el magnífico Murray, en "tour de force" excepcional y Laura Linney, siempre más que bien, pero aquí correcta por lo apagado de su personaje (que podría ser una lectura equivocada, sea o no de su responsabilidad) le dan algún valor. Pero no salvan del naufragio a esta película. Un globo pinchado.

6.4
8,675
7
3 de febrero de 2013
3 de febrero de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film, con premio merecido de libreto en Sitges, es muy curioso. Con momentos verdaderamente deliciosos, escenas y situaciones más que simpáticas, no es nada sensiblera ni "encantadora", el mayor peligro que asecha al tema del "anciano rebelde, simpático y delincuente (?) en el cine (el de Paco Martínez Soria de hace años). Al contrario, en su transcurso o al final, al repensarla, se descubre que es casi una fábula que esconde su malignidad, sobre todo bajo el deslumbrante efecto que causa la maravillosa actuación de Langhella (¡pensar que perdimos sus mejores años, los que encendía el teatro de New York y desperdiciaba en films menores-pocos-!) y su pareja, el robot "socio-sanitario" .Ellos dos conducen la historia como los típicos "colegas" (todo un subgénero fílmico), donde el mayor inicia al menor (si un robot es "menor", claro). El resultado es una revitalización de uno y el cambio del segundo. Cambio que en este caso está muy bien elaborado: la máquina, porque no deja de serlo, su "inteligencia" es la que es posible en la actualidad, nada fantástica; sin sentimientos, más que los aparentes, que sólo son señas aprendidas y sus ideas sólo conceptos prácticos, sin más sentido para "ella" que la consecuencia que prepararon sus constructores (en los títulos de créditos figuran varias empresas de "robótica). Ahora bien, después de gozar una película, liviana pero no tonta, como es común hoy, viene el golpe encubierto. La historia no es más que una reflexión sobre la situación de los ancianos más o menos molestos en un futuro cercano. Igual que en la actualidad pero mecanizada, informatizada, siempre aislada y ocultada porque Incomoda. El final, en este sentido es como el probable de un cuento de hadas (como decía el escritor Forster: si en la realidad algo es imposible porque no hacerlo posible en la ficción). Bien realizada y fotografiada por Schreier; no genial pero tampoco adocenada es totalmente recomendable para todos aquellos a los que gusten las comedias inteligentes pero que saben ver más allá de sus propios prejuicios.
5
29 de enero de 2013
29 de enero de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con algún toque (las primeras escenas con madre e hijo en el banco del jardín) de Burne-Jones y el Pre-rafaelismo, lo que impera en la puesta en escena de Sukorov es la pintura que da fin al clasicismo y que deja paso al romanticismo pictórico. Eso y el tempo: la sucesión de planos casi estáticos se erige en el transcurrir del tiempo; pero no subjetivo, de conciencia, sino externo. Y ahí está, creo, el problema de esta obra considerada "comercial". Comercial con respeto a las anteriores. Con premios en Moscú y Berlín (siendo una coproducción ruso-alemana, da que pensar). La fecha de producción, 1997, es un año bastante cercano a la actual estética: el vacío, el agujero argumental de la "nouvelle vague" o la frialdad exasperante de su contemporánea, el " noveau roman", u "objetvismo", con su casi prescindencia de argumento (al menos en cierto sentido tradicional) dejan su lugar a una, por ejemplo, Marguerite Duras (también usada en el citado movimiento cinematgráfico en "Hiroshima mon amour") con la palabra como expresión de una poética narrativa "pura". Tanto como escritora o como directora (pienso en "India song", en cine, y "Moderato cantabile", en literatura -la versión fílmica de Brook, sería un ejemplo también de lo dicho). Ella, y los ejemplos, son anteriores a esta película, pero más "modernos". Un caso similar a la autora de "El arrebato de Lol V. Stein, sería el "Mariembad" de Resnais/Robbe-Grillet, o a la inversa, lo mismo da. Eso es lo que me desconcierta de "Madre...". A pesar de estar acostumbrado y realmente gustarme la morosidad fílmica, aquí Sokurov me aburre. El cine está hecho de imágenes sí, pero no sólo como exhibición. Es posible que allí resida la explicación del desconcierto mencionado: ante tanta belleza, uno se siente incómodo ante el aburrimiento y el juzgar negativamente al director. Parece, y no me atrevo casi a afirmarlo, esteticismo hueco; ¿o lo es? "That is the question"
Miniserie

6.6
94
7
4 de mayo de 2013
4 de mayo de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antony Page (1935), notable director teatral inglés que realiza montajes muy alabados entre Bradway y su país, dirigió para la BBC, en 1994, esta destacable versión de "Middlemarch", la mejor novela de George Eliot (y la mejor de la literatura inglesa, algo más discutible siendo tan rica, por Virginia Woolf, Martin Amis y Julián Barnes). Mary Anne Evans (el verdadero nombre de Eliot) es junto a las Hermanas Brontë (sobre todo Emily) y, en menor medida, Elizabeth Gaskell, las más importantes escritoras victorianas; y lo siguen siendo en la actualidad. En el caso de Jane Austen (muerta dos años antes de la subida al trono de Victoria) hay quien la suma al grupo, pero sus diferencias (y moralidad) lo niegan (aunque sí es innegable la influencia que tuvo sobre ellas y sobre nosotros, aún hoy). Son, además, en mayor o menor medida, ejemplos de nuevas mujeres. Allí, sin lugar a dudas, destaca Eliot. Y esta miniserie es un ejemplo de su "ojo" sobre la sociedad de su época. En Middedmarch, un pueblo ficticio ubicado en las Middlans inglesas, en la época de la entrada de la " modernidad": la llegada del ferrocarril, las primeras protestas campesinas que dieron tuvieron algún efecto y el trabajo de investigación médica para curar epidemias. La serie está realizada con solvencia, medios (de esos que nunca le faltan a los británicos) y buenos actores, prácticamente desconocidos (excepto Rufus Sewell, que tampoco es, que digamos, my famoso) pero eficaces. Por supuesto, aún estoy juzgando a un producto televisivo (todavía no llegó el momento de "The killing" ni de "Damages") pero la BBC, Granada y otras ya están dando productos de calidad como "Retorno a Breadhed" o "La joyas de la corona". La síntesis de tamaño novelón está muy lograda, lo mismo que ese ambiente de gente, moralista y/o liberal, encorcetada por la ideologia aún imperante y que, irónicamente, Eliot retrata como personajes que viven el sueño de creer ser lo que aún o ya no podrán ser: visión lúcida de lo que cuesta el cambio (y más en el victorianismo que atrasará al país durante más de 50 años -aunque diera genios rebeldes como Darwin, Stuart Mills e, incluso, ya sobre el final, a Wilde-). En suma un producto interesante, sobre todo ante el panorama fílmico que nos rodea.. Y el por qué de la calificación.
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