Desconocida -para mí- película irlandesa que me ha sorprendido gratamente.
Será que me gustan esos cielos plomizos tan propios de las Islas Británicas, que me recordaban vagamente "Asesino implacable", con el gran Michael Caine.

En esta ocasión, John Hurt, en otra de sus contenidas y convincentes actuaciones, hace un papel sobrio, con interesantes matices, y viene a alterar -en aspectos diferentes- la vida de sus caseras, huyendo de su pasado y queriendo disfrutar de una vida plácida entregado al delicioso hobby de los trenes de juguetes, -märklin, para los iniciados en estos temas-, cosa que poco o nada parece ir con su personalidad.

Para los amantes de las miniaturas ferroviarias y de los trenes en general, la película es casi de obligado visionado, aparte la trama de suspense de fondo.
Interesantes también, por lo pintoresco, las apariciones del matrimonio vecino.

...Los trenes, el viaje en el Orient Express, la llegada y paseos por Venecia.... cosas que te hacen quedar con buen sabor de boca.

Magnífico divertimento con ese humor inglés que tan bien se degusta en la pantalla o en la literatura. El personaje que interpreta Peter Capaldi es tronchante, siempre con tacos disparatados y salidas de tono que recuerdan al Capitán Haddock de Tintin. Memorable lo de "te arrancaré la tibia...", tras un momento de meditación, o la entrada en el gabinete del ministro diciéndole "tengo que hablar contigo", y acto seguido: "tú, vete a la mierda", a la secretaria.

Como dicen las críticas, esta película, basada en una novela de John Irving, está muy bien hecha. Responde fielmente a esa mezcla de comedia y drama, casi tragedia, que desprende el libro, y con unas muy acertadas interpretaciones de Jeff Bridges y Kim Bassinger. Pero hay que hacer, básicamente, una puntualización, para no llamar a engaño.
De las setecientas y pico páginas que tiene la novela, la película abarca únicamente doscientas y pico. Es decir, un tercio. Se quedan en el tintero unas 500, nada menos, con lo cual se pierde totalmente la perspectiva.
De hecho, en la obra original de J. Irving, la "mujer difícil", y protagonista principal no es el personaje de Marion (Kim Bassinger), sino la pequeña Ruth, cuando se hace mayor.
Cabe una pregunta ¿habrá una segunda parte? No se sabe.
De cualquier manera, es recomendable verla.

Empieza la película y un cura (franquista) con sotana, hostia a un chaval sin venir a cuento.
El padre franquista (Jorge Sanz) tiene una mala leche que tira de espaldas, sin venir a cuento.
Van por la carretera, se aleja el plano, y en la ladera aparece, en grandes letras, FRANCO, FRANCO, FRANCO, sin venir a cuento.
Llegan (supongo que los sesudos llaman al viaje algo así como "viaje inciático) y aparecen unos andaluces paletos y un catalán muy listo y comprensivo, aunque algo desencantado del duro momento que se vive y blablablá.
Los jóvenes hablan de sus cosas normalmente, y de pronto, ella, más resabiada, le baja la bragueta al chaval y le hace una paja, sin venir a cuento.

Señores... este año hace ya 40 (¡¡CUARENTA!!) años que murió Franco, y todavía los auto-creídos culturetas intelectuales siguen dolidos y dale que te pego y duro que es tarde..... 40 años...... Cansinos!!
¿Por qué?... ¿Hasta cuando?...

Esta bazofia fue la gran ganadora de los Goya. Apaga y vámonos
Cada vez me produce más urticaria cuando veo juntos los vocablos "cine" y "español".
(Le doy un 2 por Javier Cámara)

Típica comedia americana sesentera, que tiene su público fiel porque te hace pasar un rato amable, con una sonrisa la mayor parte del tiempo.
Walter Matthau en plenitud, en estado de gracia, bien secundado por el resto del reparto y ... oigan: ellas monísimas, elegantes, picantes luciendo su lencería.... Todo delicioso, en un ambiente agradable, con un colorido luminoso y optimista.