La historia ya es archiconocida por todos; Priscilla, de 14 años, conoce al ídolo Elvis Presley en Alemania mientras él hace el servicio militar, para luego convertirse en su esposa. Sofia Coppola lleva al cine la historia de la niña que pasa a ser mujer, esposa y amiga de uno de los artistas más venerados del siglo XX, y lo ha hecho de la misma manera que hizo María Antonieta, en el aspecto que entran a un nuevo mundo y deben cambiar para ello. La infame reina de Francia apenas pisa suelo francés es vestida y peinada de otra manera, igual que Priscilla cambia su ropa, maquillaje y peinado a gusto de Elvis.

Y aunque vive con todo tipo de lujos sin descuidar sus obligaciones en la escuela, tiene las mismas dudas y deseos que cualquier chica de su edad con su novio; comienza con un enamoramiento que hace que preocupe a sus padres, para luego sumirse en la soledad y la decepción tras mudarse a Graceland y darse cuenta que no todo lo que brilla es oro. El tema sexual también se toca en la película pero en segundo plano, con una Priscilla que siente deseos, pero es Elvis, no sabemos por qué, quien la detiene varias veces. Ella se empodera lentamente no sólo en ese aspecto, sino en todo; en la primera mitad observamos que sigue ciegamente a Elvis, haciendo lo que él le dice y tomando las pastillas que le da a destajo, y ya avanzado el metraje se cansa de vivir una vida solitaria y vacía.

Cailee Spaeny nos guía en este recorrido que empieza con una Priscilla frágil y enamorada como princesa de cuento y termina con la Priscilla aburrida de ser soporte de su esposo inestable, mientras que Jacob Elordi nos presenta a un Elvis completamente inestable, atormentado, de existencia vacía y falto de cariño. Ambos protagonizan escenas que van desde la ternura, el amor y la preocupación, hasta el egoísmo y la violencia; las escenas en donde a él se le pasa la mano jugueteando en la cama y la golpea o le ordena que se vaya con sus padres hacen recordar a la película "Stoned" (2005), en la que un atormentado Brian Jones golpeaba a su novia Anita Pallenberg.

Tiene un metraje aceptable de casi dos horas, pero la última media hora parece muy apresurada; tras detallar de buena manera los primeros años de relación, la llegada de Priscilla a Graceland, sus primeras desilusiones, su matrimonio y el nacimiento de Lisa Marie, la película agrupa los últimos años de una manera bastante desordenada con escenas sueltas, lo que no significa que no sea lógico, pero en comparación al detallismo del principio, el espectador queda un poco extrañado con el cambio repentino de ritmo narrativo.

Se destacan elementos de ambientación como lo es el vestuario, emulando las icónicas prendas de los protagonistas, una banda sonora que juega con la temporalidad y que no incomoda, iluminación que captura la calidez de Graceland y del dormitorio, la frialdad de la casa en Alemania y el brillo de los exteriores, y el uso de maquillaje como un elemento fundamental, desde el delineador negro que da pie a una nueva Priscilla, hasta las pestañas postizas que se pone para irse al hospital. Probablemente la película sea nominada al Oscar en estas categorías.

En conclusión, es rápida, no aburre y fuertemente femenina.

Dentro de la gran cantidad de películas que tenían como protagonista a una seductora adolescente como "Lolita" y "Candy", se estrenó esta olvidada cinta que cuenta la historia de Luci, una chica de 15 años que se va a vivir con Robert, un amigo de su madre, tras el suicidio de esta. Además, la chica debe vivir con Amy, la esposa de Robert, y Harry, el hijo de ambos que también es un adolescente. El trauma de haber perdido a su madre y su promiscuidad hacen que sea una chica atormentada, pero que comienza a seducir a toda la familia que la acoge, incluyendo a los amigos que la visitan. Como consecuencia, los Pearson empiezan a tener serios problemas.

En ningún caso se trata de una comedia sexual como otros largometrajes que salieron en la década, sino que es un drama con tintes de terror, en donde el espectador no sabe qué esperar. Luci, la chica en cuestión, traspasa todo tipo de límites, haciéndose pasar por traumada y falta de cariño que termina seduciendo a las personas sin importar si es hombre o mujer, conocido o desconocido. De esta forma, provoca para no llegar a nada y sólo por hacer daño.

Goza de una espectacular ambientación en donde se destaca la escena de la tienda y la discotheque acorde al Londres de esa época. Lo mismo pasa con el vestuario y peluquería, dando especial protagonismo a la mini y microfalda y la vaporosa y transparente ropa de dormir.

En cuanto al elenco, reconozco que varios son desconocidos para mí, salvo Diana Dors, que aquí aparece de manera fantasmal como la madre de Luci y sin diálogo, pero con su siempre imponente presencia. Los padres y el hijo cumplen en su justa medida, incluso al padre le faltó mostrar un poco más de interés hacia la protagonista. Por su parte, Linda Hayden sale bien parada en su debut como la precoz Luci, aprovechando el espacio que la película le da para resaltar y haciendo notar que es un obvio instrumento para su lanzamiento como estrella de cine.

Recomendable para quienes gusten de dramas familiares y del género Kitchen Sink (aunque no es un Kitchen Sink al estar ambientada en la clase medio alta).

La serie sigue a la familia Herrera López entre 1982 y 1989; cuando comienza está Juan, el trabajador padre de familia; Ana, la madre que pasa de estar en casa a trabajar en una tienda; Claudia, estudiante de medicina y militante de izquierda; Martín, cadete de la Fuerza Aérea y posterior camarógrafo, y Félix, que está en el colegio. Además están Nancy, la vecina de los Herrera y madre soltera, su hijo Bruno y Exequiel, el canchero amigo de Juan.

Durante la década, los Herrera y sus cercanos enfrentan cosas como cualquier familia de la época, como la crisis económica, el desempleo, las modas, la entrada de un hijo a la universidad, ser madre soltera o crecer sin padre, pero también deben vivir en medio de protestas y discusiones políticas de primera mano, lo que empezó a desviar la serie y a añadir hechos poco comunes. No todos los chilenos tuvieron un familiar exiliado, militante de movimientos de izquierda ni tampoco recibieron la visita de la CNI por lo que la serie falló en las temporadas siguientes en representar la familia promedio, para luego llegar a un punto sin retorno que nos deja con una temporada 7 alejada de la realidad (SIGUE EN SPOILER). Aún así, estas situaciones son amenizadas por las cosas que le pasan a Félix, siempre haciendo travesuras con Bruno o molestando a Don Genaro (el dueño del almacén) y Exequiel; este último representa la pillería y picardía del chileno, siempre tratando de vivir como puede y con una debilidad por las mujeres y la fiesta.

Aún así, está bien ambientada en lo que se refiere a vestuario, mueblería, costumbres, dichos populares, entre otras; la música tiene un lugar importante en la serie, ya que siempre acompañan de manera pertinente por medio del televisor o una radio, o en las transiciones con imágenes reales de la época. Lamentablemente, la versión disponible en plataformas las removió colocando en su lugar instrumentales de apoyo, haciendo que perdiera un poco la esencia y la presencia de artistas como Silvio Rodríguez, Charly García y Los Prisioneros, íconos de la década.

La intención de hacer un remake live action y CGI del clásico de 1940 no le salió muy bien a Zemeckis; no transmite las emociones de la versión animada (la tristeza y las lágrimas que nos caían en algunas escenas, por ejemplo) y a mi parecer es innecesariamente larga en comparación a la animación, con momentos que están porque sí y no suman al argumento original.

Algunos personajes dejan de ser importantes, siendo que en la versión clásica y en la historia original son los que educan a Pinocho a lo largo de sus aventuras; en esta versión Pepe Grillo no sigue a la marioneta a todos lados como en la original, sino que se queda en casa y el papel del Hada Azul se redujo mucho, apareciendo sólo al principio.

Muchas críticas se refieren a la inclusión forzada de personas de color en la película, y a mi parecer, a ratos es cansador. Que el Hada Azul fuera una persona de color (Cynthia Erivo) es pasable, ya que su actuación es sólida y tiene buena voz para la canción que le correspondía, aunque su papel fuera reducido. Pero encontré pésimo la creación de este personaje de la marioneta bailarina, propiedad de una chica también de color y que es parte del circo de Stromboli; no aporta en nada a la historia y la incluyen a más no poder. Lo mismo pasa con la gaviota Sofía, un personaje nuevo que no tenía porque aparecer, aunque después se vuelve un poco más importante.

Los personajes malos y terroríficos de antes ahora dan risa; Stromboli no es un avaro que se sienta a contar sus ganancias luego de la función, engañando a Pinocho y amenazándolo que lo lanzará al fuego (más gráfica la escena a más no poder en la animación, con la imagen del hacha)...y lo mismo pasa con el cochero, que se pone a cantar y conversa con Pinocho, mientras que en 1940 este personaje daba miedo. Suavizaron demasiado estos personajes.

Conclusión: La recomiendo pero para niños o quienes disfruten de versiones suavizadas de las películas o les guste mucho el CGI (a ratos me imaginaba a Tom Hanks actuando solo). No apta para quienes aman los clásicos animados Disney.

Olvidada obra maestra del cine belga que trata sobre un hombre que deambula desesperanzado y deprimido por Amberes. No sabemos cuál es su nombre ni por qué quiere huir del puerto hasta bien avanzado el metraje. Mientras tanto, sólo parece encontrar consuelo en la esposa del capitán de un bote, una prostituta y una huérfana que se niega a volver a vivir con su hermana debido al maltrato que recibe.

Rodada en blanco y negro, tiene una destacada fotografía y cinematografía, resaltando los ambientes abiertos donde se desarrollan las escenas (un aserradero, la calle, el mismo puerto y un sitio eriazo) y las expresiones de los actores. La trama ocurre sin dificultades ni huecos aunque el espectador empieza sabiendo poco y nada del protagonista, salvo que es un hombre muy atormentado, pobre y que quiere irse de Amberes lo antes posible; él no es el único personaje solitario a lo largo de la película, sino que también lo son la prostituta e incluso la pequeña Gigi y por eso todos logran entenderse en medio de una ciudad con las heridas de guerra aún abiertas.

Aunque es una historia bastante compleja, a los directores les bastó 80 minutos para presentarla, en donde nada sobra ni nada falta. También hay varias secuencias mudas, pero la cinematografía se encarga de construir importantes e impactantes planos que no necesitan diálogos y con la música es suficiente. El elenco aquí es fundamental para expresar cansancio, miedo, angustia y pena; de ellos, el más conocido para algunos puede ser el protagonista, Julien Schoenaerts (padre del también actor Matthias), apodado el "Marlon Brando de Flandes" y aquí nos muestra por qué. El personaje demuestra cansancio, angustia y rabia, pero también delicadeza y afecto hacia Gigi, quien le llega a llamar "Príncipe" ante la ausencia de nombre.

Creo que es igual de imprescindible que otras películas de temas similares como "Nido de Ratas" o "Sábado Noche, Domingo Mañana", y una hora con veinte minutos muestran que no se necesita más tiempo para exponer una historia compleja.