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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5,244
Críticas ordenadas por utilidad
7
5 de enero de 2020
71 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
241/25(28/12/19) Obra inclasificable, difícil de recomendar, film de terror psicológico dirigido y producido por Robert Eggers en lo que es su segundo largometraje tras “The witch” (2015), coescribió el guión con su hermano Max Eggers, siendo protagonizada en un formidable tour de forcé por Dafoe y Pattinson como dos fareros que comienzan a perder la cordura cuando una tormenta los deja en la remota isla donde están estacionados. Según Eggers, aunque la historia final se parece poco al fragmento "The Light-House" de Edgar Allan Poe (en el cual un hombre se encarga de cuidar un faro en un mar tranquilo de Noruega), la película comenzó como un intento de su hermano Max Eggers de hacer una versión contemporánea de esta historia que fue el último relato (e inacabado) del novelista bostoniano. Cuando el proyecto se estancó, Robert trabajó con Max y se convirtió en un thriller de época con los elementos de Poe eliminados, trasladando la acción al siglo XIX, a las costas de Nueva Inglaterra. La literatura de la escritora basada en Maine Sarah Orne Jewett sirvió como punto de referencia significativo para los dialectos utilizados en The Lighthouse. Elementos marítimos y surrealistas de las obras de Samuel Taylor Coleridge, Herman Melville y Robert Louis Stevenson también son influencia para el guión. Según Eggers, un incidente del año 1801 en el Smalls Lighthouse en Gales que involucró a dos fareros (ambos llamados Thomas, como en la película) fue una fuente adicional de inspiración, que se contó con más fidelidad en la película de Chris Crow de 2016, también llamada The Lighthouse. También se atisba que el film bebe de otras películas como la kubrickiana “El resplandor”, o la scorsesiana “Shutter Island”, y en su surrelismo y en el final claramente embebido del espíritu juguetón de David Lynch.

No es película para todos los paladares, pero quien entre en su historia tendrá picos de calidad artística, sin ser redonda si podrás encontrar elementos satisfactorios. La historia se fundamente en una batalla por el poder y la dominación, contienda tensa entre los dos únicos protagonistas, la veteranía vs la juventud, lucha malsana donde se mezclan ira violenta y tensión homoerótica, donde se dan peleas, borracheras, canciones marineras, paranoias, supersticiones. Esto en un contexto que arranca indagando en la soledad, el aislamiento, el temor a lo desconocido, o las represiones sexuales. Todo esto con un marcado tono de cuento alucinatorio, donde se dan cita lo existencial, el surrealismo, potenciado por un punto de vista del protagonista poco fiable, donde hay una fina y difusa línea entre lo real y la fantasía pesadillesca. Esto es atomizado por la fascinante estética de la cinta en glorioso b/n y filmada en relación de aspecto de 1.19: 1, que imprime una atmósfera que maximiza la sensación de claustrofobia, reinando un estilo expresionista gótico, conformando cuadros de una belleza sibarita, incidiendo en un clima melancólico asfixiante, con un reguero de secuencias que nos hacen sentir la humedad, el frio, el viento, ello destilando poesía en fotogramas.

Es una cinta que ahonda en un retrato de personalidades heridas, dos seres autodestructivos, dos caras de la misma moneda, dos seres acuciados por fantasmas del pasado que les hacen lastimeros poseedores de sentimientos de culpa que cada uno sobrelleva a su manera. Un duelo entre el veterano de vuelta de todo y el joven atormentado, una lucha de poder, donde la violencia latente parece inevitable, el premio cuasi-místico es la Luz (del faro), luminaria que es poseída cual tesoro por el veterano, no dejando al ‘advenedizo’ acercarse a ella, que claramente una alegoría con muchas sub lecturas, des prometeicas, hasta platónicas (El Mito de la Caverna). Pero este entente tendrá vaivenes inesperados regados por las tradiciones y mitologías marinas, las gaviotas (leyenda dice es mala suerte matar ave marina, llevan almas de marineros muertos), las sirenas, los Kraken, las borracheras (que entroncan con las del capitán Ahab de “Moby Dick”), las canciones marinas, las tormentas, y por supuesto la omnipresente Luz del faro con resonancias estéticas. Esto Eggers lo expone edificando un absorbente clima, donde la soledad de los personajes nos llega, como les afecta, una isla desierta, donde como cual deidad se eleva el Faro que gira cual Sol alrededor del terrucho en medio de la nada que es la ínsula abrazada por el infinito océano, imprimiendo esto una gran sensación de claustrofobia.

Todo este ambiente agrio se puede leer como un estudio sobre la represión sexual, de manifiesto cuando vemos masturbarse excitándose con una talla de madera, sirena que luego verá por la isla, en puede reflejo de su sexualidad cohibida. También incidiendo en esto se podría entender como un estudio de la aletargada homosexualidad, donde la tensión sexual entre los protagonistas es permanente en cada encuentro, donde las borracheras y bailes parecen un cortejo en que en cualquier momento sonará la música de “Brokeback Mountain”, donde incluso ese afán por la dominación uno de otro puede ser visto como una batalla buscar la sumisión sexual uno del otro.

Eggers juega con el espectador, con su percepción, en modo David Lynch suelta de vez en cuando secuencias oníricas (o no!), nuestra visión es la de Wislow, pero esta parece estar poseída por notorios problemas mentales que distorsionan la realidad (o no!), con lo que hay una fina entre lo real y lo fantasioso (ejemplificado esto en la visión de una sirena [Valeriia Karaman], sintiéndonos con él en un descenso pesadillesco donde la cordura pierde sentido a pasos agigantados, una odisea existencial donde los secretos son una pesada carga que al salir abren grietas que redoblan el hastío. Pero el director cual (repito) creador de “Mullholland Drive” no da respuestas, deja el espectador saque sus propias conclusiones, deja abierta todas las elucubraciones, y eso se convierte en un arma de doble filo… (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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9
26 de julio de 2020
55 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
230/34(25/07/20) Brillante soplo de aire fresco esta serie antológica francesa creada para Canal+ por el colectivo Les Parasites, compuesto por Guillaume Desjardins, Jeremy Bernard y Bastien Ughetto, que escriben y dirigen todos los 8 épicos episodios. Producción inspirada en las teorías de la colapsología, nueva escuela de pensamiento nacida en Francia que considera los riesgos de un colapso de la civilización industrial y lo que podría suceder a la sociedad actual. Adentrándonos en cada capítulo en un escenario distinto con personajes distintos (aunque algunos se cruzan cual cameos en otros capítulos)y tramas diferentes enmarcadas en una especie de post-apocalipsis donde falta de todo, desde abastecimiento en supermercados, petróleo, o alimentos. Una visionaria en muchos sentidos en el contexto de nuestra sociedad actual marcada por la crisis del Covid-19, donde ya hemos visto el desabastecimiento de las tiendas o los problemas para cuidar a los mayores en las residencias de la tercera edad. Nunca nos dicen el motivo concreto de la situación límite, esto no es importante, tampoco terminan ningún capítulo, lo nuclear aquí es hacernos reflexionar sobre qué haríamos nosotros en la situación de los protagonistas, nos hace sentir el dilema moral, saliendo a relucir lo mejor y lo peor de la Condición Humana, nuestro instinto de supervivencia darwinista frente a nuestra solidaridad, habiendo robos, asesinatos, sacrificios, egoísmo, altruismo, gritos de alerta en el desierto, dejando por el camino un metraje de tensión asfixiante gracias entre otros recursos al virtuosismo en el manejo del plano secuencia para todo el minutaje, que hace nos sintamos inmersos en este purgatorio donde no hay buenos o malos, solo hay gente común intentando vivir un día más, en un escenario y desarrollo de un realismo que duele. Un metraje corto que va de los 18 a los 28 de algunos episodios, pero que se hacen extenuantes y angustiosos por la cantidad intensidad con la que nos empapan, ayudados también por la estremecedora y melancólica música de Edouard Joguet a piano, sublime. Como defecto pondría que su último episodio intentando cerrar el círculo poniendo unas causas al Colapso se queda un poco a medias.

Cada episodio nos pone en una situación crítica que nos embarca en una especie de contrarreloj empujados por que todo sucede en tiempo real azuzados por la espectacular cámara de Clémence Plaquet (tan asombrosa que es capaz de sin cortes subir a un aeroplano y despegar con el piloto, o nadar junto a una mujer para subirse a un barco y volver a tirarse al mar), no hay exploración de los personajes, se muestran en toda su crudeza para lo bueno y malo. Todo filmado con estilo frenético, con guiones hábiles que abren giros sensibles que terminan por tocarte emocionalmente, sintiéndonos presos de este caos, haciéndonos revolvernos en el asiento: Serie que en su honestidad no busca juzgar, simplemente nos pone contra el paredón de nuestras debilidades, nuestro cainismo ancestral.

8 episodios. El título de cada episodio se refiere a una ubicación específica, así como al tiempo transcurrido desde el día D correspondiente al primer día del colapso. Cada episodio que representa un avance cronológico en comparación con el anterior, hasta el día 170 para el episodio 7, solo el episodio final (episodio 8), retrocede 5 días en comparación con el día D.

Episodio 1: El Supermercado. 2 días tras el Colapso. En un momento en que se agotan los recursos, Omar (Bellamine Abdelmalek), un cajero en un supermercado, tiene que enfrentar las demandas singulares de los clientes preocupados por los problemas de suministro. Su novia aparece sin previo aviso con algunos amigos para abastecerse de comida y huir esa misma noche de la ciudad. Omar duda en sí quedarse en la ciudad o ayudar a sus amigos a robar los suministros; Excelente presentación donde ya nos muestran una situación tan cercana como que incluso ya la hemos vivido. De como el nerviosismo, el miedo chocan con nuestro sentido cívico del deber.

Episodio 2: La Estación de Servicio. 5 días tras el Colapso. En un mundo apocalíptico, las necesidades básicas son escasas. El trueque se ha generalizado. Christophe (Philippe Rebbot), propietario de una estación de servicio, raciona el poco combustible que queda a cambio de comida. Sin embargo, los clientes cada vez son más violentos y la cosa se complica; Arrollador metraje que muestra a una sociedad dependiente del oro negro, masas de gente que termina comportándose como zombis.

Episodio 3: El Aeródromo. 6días tras el Colapso. Laurent Desmarest (Thibault de Montalembert), hombre de negocios, recibe la llamada telefónica del departamento gubernamental responsable de evacuar a personas influyentes para ponerlas en lugar seguro. Solo tiene 15 minutos para llegar al aeropuerto más cercano, donde espera el último avión que evacuará gente. Hará todo lo posible por conseguirlo, sin importarle la gente que deja atrás; Extraordinaria crítica al capitalismo salvaje, a su hedonismo, a su avaricia llevándose cuadros en medio del caos, reflejada en este hipócrita protagonista, un millonario egoísta que se cree que todo se puede comprar con dinero, impresionante cuando se sube al aeroplano y comienza a volar en plano-secuencia. También reflejo como en las crisis hay clases.

Episodio 4: La Aldea.: 25 días tras el Colapso. Las ciudades se han vuelto peligrosas debido al caos y la escasez de alimentos. Así que Stéphane, Carine, Mathieu y un grupo de alrededor de treinta personas, llegan a una aldea donde unos veinte hombres y mujeres se organizan en una pequeña sociedad autosuficiente. Los habitantes se reúnen para decidir si aceptan o no a todos los recién llegados. El miedo a ser rechazados les llevará a tomar decisiones sin vuelta atrás; Formidable episodio donde la paranoia y el instinto de supervivencia se apoderan de las personas hasta realizar el peor de los actos, y continuar en una huida hacia adelante, sensacional.
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TOM REGAN
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6
21 de junio de 2023
67 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
176/28(20/06/23) Sugerente, aunque con muchas lagunas tercer episodio de la sexta temporada de la serie tv de culto creada por Charlie Brooker (guioniza todos los capítulos), antología de episodios autoconclusivos, con historias y personajes diferentes, versando sobre los peligros que acarrean las nuevas tecnologías. Dirige John Crowley (“Brooklyn” o “True Detective”), con ritmo sereno, incluso demasiado, para la entrega de más duración de la temporada, 80 minutos, excesiva, dándome sensación el creador ha querido potenciar la profundidad con más minutaje, y lo que ha conseguido es sensación de estiramiento artificioso, reflejado en situaciones se reiteran y alargan sin sentido orgánico. Brooker vuelve a uno de sus mantras (se le han agotado ideas originales?), como es los robots con personalidad.

Tiene sus pilares de atractivo en el planteamiento de historia de inicio, desconcierta al espectador, relato intrigante, bien llevado, pero a cada giro puedes sentir los engranajes de lo impostado crujir, un triángulo romántico telegrafiado, sabes por qué derroteros girará, se hace entretenidilla, aunque por momentos lánguida, te atrapa en querer saber que pasará en el twist de costumbre de la serie.

Estudio del dolor al límite, sobre la soledad, el compañerismo, la traición soterrada, el machismo más abyecto, en realidad es más un thriller funcional, que esos argumentos de la serie que te hacen sentirte cerca de esa tecnología abordan como potencialmente alienante, abordar que tu mente puede ser trasladada a robots no es algo me cree cercanía alguna, espero de Brooker me involucre en este micro mundo tecnológico y aquí no lo hace. Capítulo con claras influencias en “Blade Runner”, “2001” y en el caso famoso de los asesinatos de Charles Manson (curiosamente él nunca estuvo presente, Charles Manson transmutado en Kappa, al que da vida un buen y amenazante Rory Culkin) a Sharon tate (embarazada) y compañía en 1969. Posee un final retorcido, agrio, pesimista, y esto es de agradecer, nada acomodaticio y sí me sorprende, pensaba iría por otro lado, aunque los agujeros son más grandes que los del Titanic.

Tiene un trio protagonista muy bueno, como la promesa de estrella hollywoodiense que se ha quedado por el camino, Josh Harnett (ha trabajado con directores como Michael Bay, Brian de Palma o Ridley Scott), da vida a un personaje cargado de ambigüedad, tierno en el inicio con su familia, demostrando sutilmente su romanticismo, sibilino en su comportamiento, con atractivo melancólico, y con transformación bien llevada en su expresividad mesurada; una estupenda Kate Mara (otra que ha trabajado con grandes realizadores como Danny Boyle, Ang Lee o Ridley Scott), da vida a una mujer nostálgica de lo que puede rozar pero no tener, enternecedora, consigue empaticemos con su comprensión, y posteriormente con su razonable rabia; y sobre todo con un gran Aaron Paul (eterno Jesse Pinkman de “Breaking Bad”), papel que tiene tres caracterizaciones, la del astronauta en relación con su ‘compañero’ de misión, de principio con profesionalidad, luego empatía con el dolor de su colega, luego con dudas, y finalmente la ira. También con el rol de esposo disfuncional, distante, solo parece querer oler el ambiente, no termina comprometiéndose. Finalmente sirviendo de funda para su compañero, sabiendo captar con matices la personalidad de este, sensacional.

Tiene inicio intrigante muy bucólico. En una casa de California, David (Josh Hartnett) tiene una esposa radiante y dos adorables hijitos a los que pinta el padre sentados en el sofá. En otro entorno más rural, Cliff (Aaron Paul) supervisa una humilde granja con su esposa (Kate Mara) y su hijo pequeño. David va con esposa al cine y allí la gente hace comentarios sobre él, y notamos algo no es normal . Cliff es tipo hogareño, pero frio en la relación con su esposa, lo contrario que David, lo vemos bailar dulcemente con su esposa, a la que finalmente acaricia muy sensualmente. Cuando nos enteramos que estos hombres están en viaje interestelar en misión de seis años, y lo que vemos en la Tierra son sus réplicas a las que viajan sus mentes cada cierto tiempo para combatir la soledad y poder estar con sus familias, combatiendo la alienación espacial.

La historia parece se establece en USA en 1969, y me resulta algo gratuito, en ese año el hombre viajó a la luna, no tenía tecnología para viajes más allá de este asteroide, no la tiene siquiera hoy día, entonces porque establecer este año. Tendría más sentido fuera en un futuro, aunque fuera cercano, pues se entendería lo de las réplicas, esto me hace torcer el gesto. A lo mejor se hizo para que la masacre ‘mansonniana’ fuera más creíble, pero esto podría haberse entendido también en el futuro, no entiendo este desvío de lo importante sin sentido.

Al relato le cuesta arrancar, se nota que le sobra minutaje, con menos tiempo habría subido en solidez narrativa. La historia al final, un a vez despojado del existencialismo referente a las réplicas, se queda en un triángulo amoroso, con celos y venganzas, pues en realidad lo de los robots es un McGuffin, pues podría haber sido otra réplica con otro rostro, podría haber tenido sentido si al hijito de Cliff se le hubiera dado alguna interacción con su supuesto padre, pero esto que se apunta termina abandonándose.

Parece que las réplicas no pueden tener relaciones sexuales, no vemos tengan ninguno de los dos. Pero no sabemos si es por ética moral o porque estos robots no están preparados de algún modo para ello, esto es una nebulosa en la que no se entra. Esto no se aborda, se deja caer, pero no se entra en como las pulsiones sexuales pueden ser caldo de cultivo de testosterona latente a punto de estallar, tendría su sustancia, pero no!… El episodio se atiene a analizar el amor puro de sentimientos, sin implicaciones sexuales, y esto me resulta bastante cojo, pues me viene a decir que estos astronautas van a estar seis años sin sexo alguno!... (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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7
23 de febrero de 2020
59 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
35/12(19/02/20) Todo un descubrimiento este sorprendente y absorbente film, soplo de aire fresco, especie de Relatos Salvajes, que hacen de su debutante realizador (con cuatro cortos a sus espaldas), el donostiarra Aritz Moreno toda una revelación a tener en cuenta en posteriores trabajos. El irreverente guión de Javier Gullón (“Enemy”) se basa en el libro homónimo de Antonio Orejudo del año 2000, en lo que es una obra no apta a todos los paladares, es una historia valiente, unas matrioshkas (con flashback dentro de flash-backs), que se convierten en un alambique que se torna en un laberinto, que a su vez deriva en un juego de Rube Goldberg, donde el sentido del humor corrosivo kafkiano se mezcla con el drama más incisivo, donde se adentran en temas como la prostitución, el tráfico de niños, las snuff-movies, el amor entre minusválidos, el síndrome de Diógenes, la paranoia, la escatología, el machismo más procaz, la demencia, la sumisión, la zoofilia, y todo en una mezcla que te deja una mueca de asombro, y no sabrás si reír o llorar.

Cinta inclasificable estructurada en segmentos, donde se mezclan el surrealismo y la crudeza, para remitirnos a la delgada línea que separa la cordura de la locura, haciendo del espectador un ente turbado ante lo poco confiable de los narradores, provocando una película que o te fascinará (con sus defectos) o repudiaras. Todo apoyándose en una estética punzante (con resonancias al galo Jean Pierre Jeunet) gracias sobre todo a la cinematografía de Javier Agirre (“La trinchera infinita”) en el manejo de los cromatismos saturados, las tomas impactantes (al que la haya visto sabrá cuál puede ser la cumbre en ese patio nocturno), o el manejo dramático del ojo de pez (expresando el desvarío mental), o las tomas subjetivas neurálgicas (ejemplo la escena sexual vista a través de Javier Botet) o con ese tema “El amor” de Massiel estremecedor entrelazado al relato. Y todo esto magnificado por las espléndidas actuaciones de todo un fabuloso elenco encabezado por Pilar Castro, Ernesto Alterio, Luis Tosar, Quim Gutiérrez, Ramón Barea, Belén Cuesta, Macarena García o Javier Botet, todos en estado de gracia. Tiene sus desequilibrios que le impiden elevarse más, como es que alguna historia no conecta (la del romance parisino), aunque por si solas resultan sugestivas, alguna se alarga demasiado sin sentido (todo lo concerniente a la subtrama de la doctora y la prostitución por altruismo), pero las bondades son tantas que la hacen muy recomendable a los que gusten de producciones con arrojo, que intentan atraparte y ser originales.

Film que juega con el espectador zarandeándolo por sus sub tramas, sumergiéndolo en un mundo de trastornos mentales, desdoblamientos de personalidad, conspiraciones de basureros, donde la línea entre la ficción y la realidad es esquiva, llevándolo por varios estados de ánimo en sus diferentes géneros, de la comedia, al terror, al drama psicológico, al thriller, al drama romántico, todo en una miscelánea malsana, que te hace removerte. Apoyándose en un desarrollo no lineal que va de un lado a otro, con continuas elipsis, saltando temporalmente adelante y hacia atrás, regado todo de situaciones demenciales.

Una historia sobre los deseos de vocación familiar nos lleva a las penurias de la guerra para los niños, que deriva en como el altruismo puede transformarse en tener que tomar elecciones morales cuando menos discutibles, que a su vez muta en conspiraciones basureras, que a su vez torna en una historia tremebunda de machismo, que da paso a un romance disfuncional en París, y más. En su conclusión quedan algunas lagunas por rellenar, el segmento de los minusválidos es buenísimo por sí solo, pero insertado en la película se siente inconexo. Pero el regusto de singularidad vivido durante su metraje hacen del film algo recomendable, siendo juguetón el epílogo con la aparición de un personaje que creíamos inventado.

Pilar Castro está sensacional en su rol de Helga, el hilo conductor es su personaje, siendo sublime en el bloque que es más protagonista, como gradual mujer sumisa de su pareja, maravillosa mostrando credibilidad como reflejo de esas mujeres que pasito a pasito se van hundiendo en una relación de sometimiento y vejaciones; Ernesto Alterio está formidable como ese ambiguo psiquiatra que inicia la ronda de historias frente a Helga con el: “…le apetece que le cuente mi vida?”, y a continuación desplegar una vena de complejidad flemática estupenda; Luis Tosar hace un papel autoparódico tremendo en un carácter delirante que se va abriendo cual capas de cebolla; Quim Gutiérrez como Emilio, estremecedor en su papel que de modo escalonado va deshumanizando a su pareja hasta llegar a lo desgarrador, probablemente la mejor interpretación de este prolífico actor como epítome del machismo más vomitivo, ese que nace de las buenas maneras, pero que esconde en su interior la peor de las bestias; Javier Botet es Gárate, un minusválido que encuentra el amor en un viaje a París, un papel de una humanidad emocionante, un perdedor que cree encontrar una rendija de felicidad; Macarena García como Rosa, joven con minusvalía en el pie, tiene un encuentro romántico con Gárate, en una historia corta, peor donde la actriz transmite una calidez humana sensacional.
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TOM REGAN
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8
16 de septiembre de 2014
56 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
122/14(24/08/14) Valiente y notable ejercicio de estilo del inglés Steven Knight, en su segundo largo el guionista de “Promesas del Este” y creador de la serie “Peaky Blinders”. Un arriesgado experimento del que sale airoso, durante sus poco más de 80 minutos expuestos en tiempo real solo veremos a un tipo metido en un todoterreno BMW mantener conversaciones por un manos libres y con el fantasma de su padre, no hay persecuciones, no tiroteos, ni secuestrados, ni atracos, ni giros sorpresa, solo un tipo decente intentando poner orden en su vida, intentando a cada problema darle una solución conforme surgen, hacer lo correcto aunque por el camino lo pierda todo, donde el gran pilar es la Colosal interpretación del único actor que veremos, un Tom Hardy titánico.

Ivan Locke (gran Tom Hardy) es un importante capataz de obra, casado felizmente desde hace 15 años con Katrina(Ruth Wilson, su voz) y con dos hijos Eddie (voz de Tom Holland) y Sean (voz de Bill Milner) , una noche tras finalizar su jornada de trabajo en Birmingham se monta en su BMW X5 y recibe una llamada de una mujer, Bethan (la voz de Olivia Colman), que pondrá contra las cuerdas su frágil felicidad, yendo en su auto hacia Londres pero con destino incierto intentando redimirse de sus errores, mientras debe lidiar con su jefe pues a la mañana siguiente tiene una importantísima descarga de hormigón para un gran edificio, su vida familiar y su trabajo peligran y Locke intentará hacer lo correcto aunque ello le cueste perderlo todo, a base de llamadas por el manos libres del teléfono e intentando descargar su ira contra si imaginario padre fallecido discurrirá su odisea vital nocturna que pondrá su status quo en quiebra. En la historia tienen importancia Gareth (la voz de Ben Daniels), su jefe, y su subordinado, Donald (voz de Andrew de Scott).

Es una producción de muy bajo presupuesto, ensayada y rodada en menos de dos semanas, aprovechando un hueco en la apretada agenda de Tom Hardy, filmada en orden cronológico, casi en tiempo real, solo se tomaban tiempos muertos para cambiar las tarjetas de memoria de las cámaras, el BMW estaba montado sobre un camión la mayor parte del tiempo, mientras se circulaba por la autopista. Los actores que interactúan por teléfono con Hardy estaban en un hotel escuchando la vos de este.

Resulta un film difícil de clasificar, puede encuadrarse en la familia de obras como “Buried” o “Última Llamada”, pero mientras estos son thrillers de suspense y tensión, aquí lo que predomina es el drama, la introspección, la reflexión moral, la densidad existencial. Es una arriesgada obra donde el director y guionista lo porfía todo a la fuerza e intensidad de su historia, y al poderío carismático de su protagonista, insuflando al relato un conmovedor halo melancólico, un tono elegiaco en una road-movie que es en realidad un viaje iniciático en el que un hombre anhela recomponer las piezas de una buena vida manchada por una infidelidad, un error que Ivan desea subsanar con dignidad y nobleza. Las dos tramas se cruzan se alimentan una de otra, la del hormigón para el rascacielos es una metáfora sobre la otra, esta nos cuenta que para forjar una vida estable hay que hacer unos cimientos sólidos, si un elemento no es bueno el edificio/estabilidad se resquebraja y puede derruirse. Es una historia que nos habla de los errores fatales, del amor, del sentido del deber, del orgullo de un trabajo bien hecho, de la frustración, de la infidelidad, el sentido de culpa, de las relaciones paterno-filiales, el fuerte sentido de la responsabilidad, de la angustia vital, ello relatado con calado emocional, enmarcado en una puesta en escena ágil, y con gran sentido estético a pesar de su propuesta minimalista, esto sin parafernalia visual, todo centrado en transmitirnos la odisea psicológica de Locke. El angosto entorno en que se mueve el protagonista es utilizado como alegoría de su estado claustrofóbico con respecto a cómo se encuentra atrapado en una situación de complicada salida airosa, con siguiendo que el espectador se haga participe de su angustia psicológica. Los diálogos resultan muy fluidos, de gran intensidad, sin estridencias ni maniqueos histrionismos, en pos de un sutil increscendo dramático que hace nos atrape en su densa red hasta su dulce e inquietante final.

Posee un inicio atrayente, vemos montarse a un tipo un BMW, circula en una noche cerrada, la cámara se adentra en el auto y vemos a un hombre con rostro serio de preocupación, se para en un semáforo en rojo, se nota pensativo, el semáforo se pone verde y el conductor sigue inmóvil, un camión de detrás le pita varias veces, el conductor del BMW parece que ha decidido lo que hace, da un giro brusco, se mete en la autopista y se produce la primera llamada telefónica de las muchas que habrá, la madeja del lío comenzará a deshilarse de modo doliente atrapándote en medio.


Tom Hardy demuestra ser un actor de raza, gran personalidad, tremendo carisma, sin acudir a la sobreactuación, con contención, con flema, sin artificiosos ataques de ira, emitiendo sufrimiento a través de unos sofocantes primeros planos, solo deja salir su hastío con las discusiones oníricas con el fantasma de su padre. Es un buen tipo al borde del abismo e intenta sortearlo a base de decencia moral, de serenidad, de mesura, un personaje tridimensional, con aristas, con muchos matices, con conmovedora humanidad. El resto de voces sirven de gran apoyo, sobre todo las dos mujeres representando dos contrapuestas, la que se ve en una noche abocada al precipicio de una relación matrimonial que se parte, y demuestra entereza y fuerte carácter, como la que parece débil de carácter pero rascando se muestra manipuladora y sibilina, intentando sacar por mor de su estado las palabras mágicas de a Ivan de que este le ama. (continua en spoiler sin)
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TOM REGAN
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