Muy estimable película del subgénero del cine de terror que transcurre en edificios vacíos. Con un logrado clímax que no empaña un final, digamos, original que a todos no gustará (a mí sí). Está rodada con mucha sobriedad, aunque la historia y algunos personajes tienen aire de cómic negro, y bien se le podía haber dado ese tono a la película. De las actuaciones hay que destacar a un David Schofield que borda su papel de profesor desquiciado por problemas personales, y a una minifaldera Eliza Bennet que a su buen desempeño une su bella presencia.

Otro papel angustioso para la bella protagonista de "El descenso". La película cuenta con un planteamiento prometedor que recuerda al Horla de Maupassant... y un desarrollo progresivamente decepcionante: con un guion poco trabajado, la idea se agota en sí misma y sólo queda recurrir al susto fácil. Es una pena que no hayan pensado más la historia y se hayan contentado con salir del paso; no entiendo que la gente se dedique al cine si no tiene ni ambición ni ganas ni, en realidad, talento para hacerlo.

En mi opinión es bastante mejor que The Hole o Deadline, las últimas películas que le he visto a la hermosa Thora. Esta te invita a pensar (aunque sea a modo de mero acertijo) y, además, las escenas de Karen tienen una sordidez muy lograda, son realmente inquietantes. En cuanto a la Birch, pues es una actriz con pocos recursos, la verdad, pero su atractivo suple esta carencia.
Mi interpretación:

Podría haber sido buena: la idea básica es que una joven (la guapísima Whitney Moore) conduce por una carretera solitaria mientras se desata el típico infierno zombi, hasta ahí todo bien; y de hecho, algunas (pocas) escenas están muy logradas y la banda sonora acompaña muy bien la tensión inicial. El problema es que la película no se toma en serio a sí misma, se puede decir que es mala a propósito, cuando si se hubieran esmerado un poco podríamos estar ante una película de culto, simplemente porque la belleza de esta chica es hipnótica y suscita la empatía de cualquiera. Está hecha con tanto descuido que la Moore en unas escenas se ve delgada y en otras semiatocinada (con perdón). Alguien debería hacer una versión "seria" con la misma protagonista.

Las inverosimilitudes ya ponen pronto sobre aviso, pero uno piensa que en el cine de género no importan tanto y, además, Diana Vickers alegra la vista lo suficiente para seguir adelante. Pero lo que sigue (valga la redundancia) es un completo despropósito que revela la carencia de talento de sus pergeñadores, acentuada por una pésima banda sonora que más que acompañar distancia. No era tan difícil hacer (de nuevo) esta clase de película sobre un tipo que se queda varado donde no debiera; sin embargo, aquí han metido todos los tópicos del subgénero de un modo tan estúpido que se hace imposible empatizar con nadie. ¡No pierdan su precioso tiempo con esta sandez!