Interesante y entretenía historia de hace 300 años que aún hoy día toca la fibra sensible del pueblo japonés. Me hubiera gustao más si se hubiese dejado de tanta fantasía, ciñéndose más al relato original donde no había ni brujas ni un personaje mestizo, metido con calzador en el guion para poder otorgar el papel protagonista a Keanu Reeves.

Comienza de forma bastante apañá y prometedora, mezclando magistralmente el revival ochentero con la situación social de Irlanda en aquella década y la comedia juvenil. Pero en el último tercio la trama comienza a hacer aguas con situaciones poco creíbles y hasta infantiles, intromisión incluida de tramas paralelas que interrumpen más que aportan.

Destacables referencias a la música de aquel momento, no así las canciones que interpretan los protagonistas, que son flojitas.

Película con un argumento muy original, con pretensiones de invitar a la reflexión sobre numerosos dilemas morales y existenciales, con predominio de uno sobre todos ellos: La relación del ser humano con la máquina.

El guion aporta puntuales momentos de brillantez con frases que abundan en los mencionados dilemas existenciales (el pasado es solo una historia que nos contamos a nosotros mismos) pero, por desgracia, el desarrollo de la trama es aburridísimo. Casi soporífero. A parte de que el guionista y el director no han tenido en cuenta algo tan obvio como que, en ese futuro no muy lejano donde se desarrolla la historia, una máquina no podrá sentir, sino que, como mucho, podrá ser programada para que actúe como si sintiera. Nada más. Y quienes, en ese futuro, compren un sistema operativo con inteligencia artificial, deberían tener eso mucho más claro de lo que nosotros podemos tenerlo ahora mismo.

Por el cartel parecía una película seria. Pero resulta ser un bodrio que pretende pasar por película de artes marciales con toques de humor, y ni tiene buenos combates, ni tiene gracia. De hecho, abundan los diálogos ridículos por no decir bochornosos hasta límites insultantes. Decepcionante de cabo a rabo.

Niños y niñas con unas actitudes impropias para su edad. Unas conversaciones impropias de su edad. Y un vocabulario impropio para su edad. Actuaciones irrisorias, guión insistenible y, en definitiva, película mala, mala, pero con avaricia. Huye si ves la carátula en algún sitio, porque no vale ni pa entretener a los niños de la casa.