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7.4
10,607
9
11 de octubre de 2009
11 de octubre de 2009
30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodada en blanco y negro, y a través de los ojos anónimos de ambos bandos, Naking Naking relata la masacre que a comienzos de la segunda guerra mundial, realizó el éjercito japonés en la ciudad china que da nombre al título. Desde la toma de la ciudad, hasta las más atroces barbaridades cometidas después contra prisioneros y refugiados.
Las referencias a "La lista de Schindler" y "Salvar al soldado Ryan" son evidentes, pero a pesar de seguir un tratamiento técnicamente muy similar, (montaje, fotografía y dirección artística), la película es emocional y psicológicamente más demoledora. Lu Chuan no se aprovecha del sentimentalismo barato y no engaña a nadie. Muestra todas las cartas al descubierto y no se deja influenciar por su nacionalidad ni ideología. Muestra la masacre, si, y con todo detalle, pero lo hace sin fuegos artificiales y sin lavarnos el cerebro.
Los primeros 45 minutos son posiblemente, junto con ciertos momentos de Apocalipse Now, lo más grande que he visto en cine bélico. Impresionante. Un ejercicio impecable de realización, manejo de cámara, tratamiento de los espacios, de la fotografía y del ritmo de la narración. En esos 45 minutos, al espectador no le da tiempo a respirar ni pestañear. Cada toma, cada encuadre, cada movimiento de cámara es digno de estudio. El espectador es noqueado una y otra vez, sin posibilidad de recuperación. Apenas has contado hasta 10 y ya estás de nuevo en la lona. No da tiempo a reparar en los protagonistas, la cámara no tiene un objetivo claro. Recuerdas haber reconocido a cierto chino por aquí y a este otro japonés por allá, de un par de escenas anteriores, pero no te da tiempo a situarlos del todo. No importa, en esos momentos la película, como cualquier batalla que se precie, es un caos.
Tras la primera elipsis, llega la calma. La película toma otros derroteros y se convierte en una tortura psíquica. Hay que tener bien claro lo que vas a ver para seguir adelante con el visionado. A partir de aquí, bajan las pulsaciones, pero no el ritmo emocional, este se instala desde la primera escena hasta la última en cotas difícilmente digeribles, sin descanso.
Lo que sucede a partir de este punto es muy difícil expresarlo con palabras. Yo he contado al menos una docena de escenas increíbles, de una dureza y crueldad casi insoportables, alguna de ellas ya forman parte de mi enciclopedia imaginaria de escenas antológicas. En alguna de ellas es necesario tragar saliva con ganas, se corre peligro de lanzar algo a la pantalla, los niveles de euforia e indignación hace tiempo que han superado cualquier índice medible. El espectador en un saco de de hostias con ojos, directamente es un KO colosal, sin recuperación.
-Sigo en Spoiler por falta de espacio. No desvelo nada.-
Las referencias a "La lista de Schindler" y "Salvar al soldado Ryan" son evidentes, pero a pesar de seguir un tratamiento técnicamente muy similar, (montaje, fotografía y dirección artística), la película es emocional y psicológicamente más demoledora. Lu Chuan no se aprovecha del sentimentalismo barato y no engaña a nadie. Muestra todas las cartas al descubierto y no se deja influenciar por su nacionalidad ni ideología. Muestra la masacre, si, y con todo detalle, pero lo hace sin fuegos artificiales y sin lavarnos el cerebro.
Los primeros 45 minutos son posiblemente, junto con ciertos momentos de Apocalipse Now, lo más grande que he visto en cine bélico. Impresionante. Un ejercicio impecable de realización, manejo de cámara, tratamiento de los espacios, de la fotografía y del ritmo de la narración. En esos 45 minutos, al espectador no le da tiempo a respirar ni pestañear. Cada toma, cada encuadre, cada movimiento de cámara es digno de estudio. El espectador es noqueado una y otra vez, sin posibilidad de recuperación. Apenas has contado hasta 10 y ya estás de nuevo en la lona. No da tiempo a reparar en los protagonistas, la cámara no tiene un objetivo claro. Recuerdas haber reconocido a cierto chino por aquí y a este otro japonés por allá, de un par de escenas anteriores, pero no te da tiempo a situarlos del todo. No importa, en esos momentos la película, como cualquier batalla que se precie, es un caos.
Tras la primera elipsis, llega la calma. La película toma otros derroteros y se convierte en una tortura psíquica. Hay que tener bien claro lo que vas a ver para seguir adelante con el visionado. A partir de aquí, bajan las pulsaciones, pero no el ritmo emocional, este se instala desde la primera escena hasta la última en cotas difícilmente digeribles, sin descanso.
Lo que sucede a partir de este punto es muy difícil expresarlo con palabras. Yo he contado al menos una docena de escenas increíbles, de una dureza y crueldad casi insoportables, alguna de ellas ya forman parte de mi enciclopedia imaginaria de escenas antológicas. En alguna de ellas es necesario tragar saliva con ganas, se corre peligro de lanzar algo a la pantalla, los niveles de euforia e indignación hace tiempo que han superado cualquier índice medible. El espectador en un saco de de hostias con ojos, directamente es un KO colosal, sin recuperación.
-Sigo en Spoiler por falta de espacio. No desvelo nada.-
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lu Chuan muestra de forma implícita cualquier barbaridad que se os venga a la cabeza, no se corta un pelo. Lo hace sin reparar en gastos emocionales, pero siempre desde le punto de vista más parcial que le permiten los hechos que está contando. Es imposible justificar nada de lo que acontece, pero aun así, se inventa un resquicio de humanidad en el bando contrario. Un clavo ardiendo que le permite un mínimo respiro entre tanta brutalidad.
Peliculón de tomo y lomo. Rodada por algún otro ya sería obra maestra instantánea. Pero Lu Chuan es chino y no caga monedas de oro.
Peliculón de tomo y lomo. Rodada por algún otro ya sería obra maestra instantánea. Pero Lu Chuan es chino y no caga monedas de oro.

6.5
1,604
8
21 de noviembre de 2008
21 de noviembre de 2008
28 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me vienen a la cabeza muy pocas películas que expresen tanto con tan pocas palabras. Es raro encontrar tanto sentimiento, dolor y desánimo utilizando apenas una docena de diálogos.
La historia de una familia deshecha, hastiada en la rutina y completamente hundida. Esclavos de un pasado desgraciado que les impide siquiera respirar, que los convierte en autómatas y extraños en su propia casa. Personas que viven como completos desconocidos y que hacen de la incomunicación su única forma de vida.
Una película de una cadencia densa, incluso plomiza, pero acorde a lo que requiere el guión y sobre todo lo que expresan los personajes. Porque ese es uno de los grandes tesoros que posee esta película, su descomunal repertorio interpretativo. Tres personajes repletos de humanidad y pasión, tres seres humanos al límite de lo racional. Tres monos de feria que reflejan la realidad de cualquier casa, de cualquier ciudad, de cualquier país.
Personajes que llegan dentro, que atraviesan cualquier barrera emocional gracias a la magnífica dirección de Nuri Ceylan. Portentosos encuadres, largos y meticulosos planos fijos y enormes e infinitos silencios, solo rotos por la estresante melodía de un teléfono móvil. Un magistral ejercicio de realización, mostrando lo fundamental, sugiriendo lo justo y evitando lo innecesario.
Amor, odio, sumisión, perdón. Mentiras, falsedad y supervivencia. Un explosivo coctel molotov de grandes dimensiones.
Ojito con esta película que va dar que hablar, pero cuidado, abstenerse los que no soporten la lentitud o los que solo busquen entretenimiento. En este caso no la soportarán.
No se trata solo de cine. Es también un pedazo de vida.
La historia de una familia deshecha, hastiada en la rutina y completamente hundida. Esclavos de un pasado desgraciado que les impide siquiera respirar, que los convierte en autómatas y extraños en su propia casa. Personas que viven como completos desconocidos y que hacen de la incomunicación su única forma de vida.
Una película de una cadencia densa, incluso plomiza, pero acorde a lo que requiere el guión y sobre todo lo que expresan los personajes. Porque ese es uno de los grandes tesoros que posee esta película, su descomunal repertorio interpretativo. Tres personajes repletos de humanidad y pasión, tres seres humanos al límite de lo racional. Tres monos de feria que reflejan la realidad de cualquier casa, de cualquier ciudad, de cualquier país.
Personajes que llegan dentro, que atraviesan cualquier barrera emocional gracias a la magnífica dirección de Nuri Ceylan. Portentosos encuadres, largos y meticulosos planos fijos y enormes e infinitos silencios, solo rotos por la estresante melodía de un teléfono móvil. Un magistral ejercicio de realización, mostrando lo fundamental, sugiriendo lo justo y evitando lo innecesario.
Amor, odio, sumisión, perdón. Mentiras, falsedad y supervivencia. Un explosivo coctel molotov de grandes dimensiones.
Ojito con esta película que va dar que hablar, pero cuidado, abstenerse los que no soporten la lentitud o los que solo busquen entretenimiento. En este caso no la soportarán.
No se trata solo de cine. Es también un pedazo de vida.
9
4 de octubre de 2009
4 de octubre de 2009
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no me equivoco la primera película sonora de Mizoguchi. Pero al loro, que el tipo ya había rodado nada menos que 54 películas mudas.
He visto solo tres películas de este genio japonés, pero ya puedo aventurar que se trata de uno de los más grandes directores de todos los tiempos. Lo que acabo de ver en esta cinta no tiene explicación lógica.
En 69 minutos, Mizoguchi es capaz de contarnos una historia maravillosa, un alegato social estremecedor que fue prohibido por el gobierno japonés de la época por su dureza y valentía. Las ideas socialistas de Mizoguchi no eran bien consideradas por el anticuado estado patriarcal.
Se trata de un drama que va directo al estómago, una radiografía de la hipocresía de la sociedad japonesa y de su ideología con respecto a la mujer. La mujer, el eterno pilar sobre el que Mizoguchi se apoyaría a lo largo de toda su carrera.
Pero no solo la historia es fundamental en esta película. Los apartados técnicos son realmente alucinantes para la época. Creo que no estaba soñando cuando me ha parecido ver uno de los mejores traveling de mi vida, planos fijos con una visión transgresora, contrapicados y enfoques de lente corta en los que a través de un primer plano, se distingue a la perfección lo que está pasando diez metros por detrás. Un montaje que quita el hipo y una fotografía en blanco y negro espectacular, para tratarse de una película en su mayor parte, oscura.
Me estaba imaginando a Orson Welles y Hitchcock, tomándose una caña mientras hablaban de semejante posicionamiento de cámaras y encuadres mágicos. Me los imagino flipando en colores con el japo que mantenía fija su lente, con perspectivas diagonales, y que solo cambiaba de toma cuando le apetecía ponerla en el extremo contrario.
Una maravilla de la técnica, una obra maestra de la dirección. De imprescindible visionado para todos aquellos que quieran descubrir los orígenes de la utilización de las técnicas cinematográficas.
A mi me ha dejado en estado de sock.
He visto solo tres películas de este genio japonés, pero ya puedo aventurar que se trata de uno de los más grandes directores de todos los tiempos. Lo que acabo de ver en esta cinta no tiene explicación lógica.
En 69 minutos, Mizoguchi es capaz de contarnos una historia maravillosa, un alegato social estremecedor que fue prohibido por el gobierno japonés de la época por su dureza y valentía. Las ideas socialistas de Mizoguchi no eran bien consideradas por el anticuado estado patriarcal.
Se trata de un drama que va directo al estómago, una radiografía de la hipocresía de la sociedad japonesa y de su ideología con respecto a la mujer. La mujer, el eterno pilar sobre el que Mizoguchi se apoyaría a lo largo de toda su carrera.
Pero no solo la historia es fundamental en esta película. Los apartados técnicos son realmente alucinantes para la época. Creo que no estaba soñando cuando me ha parecido ver uno de los mejores traveling de mi vida, planos fijos con una visión transgresora, contrapicados y enfoques de lente corta en los que a través de un primer plano, se distingue a la perfección lo que está pasando diez metros por detrás. Un montaje que quita el hipo y una fotografía en blanco y negro espectacular, para tratarse de una película en su mayor parte, oscura.
Me estaba imaginando a Orson Welles y Hitchcock, tomándose una caña mientras hablaban de semejante posicionamiento de cámaras y encuadres mágicos. Me los imagino flipando en colores con el japo que mantenía fija su lente, con perspectivas diagonales, y que solo cambiaba de toma cuando le apetecía ponerla en el extremo contrario.
Una maravilla de la técnica, una obra maestra de la dirección. De imprescindible visionado para todos aquellos que quieran descubrir los orígenes de la utilización de las técnicas cinematográficas.
A mi me ha dejado en estado de sock.

6.3
16,887
1
26 de febrero de 2009
26 de febrero de 2009
88 de 156 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, ya está bien. Yo me bajo aquí, no lo aguanto más.
Estoy harto. Harto de que todos los años salgan un par de películas recordándonos lo injustamente que fueron tratados los judíos.
Harto de que una y otra vez se me trate como un gilipollas. Harto de que la industria de Hollywood me inserte en el cerebro su dosis anual de emotividad panfletaria a costa de holocaustos, campos de concentración o luchas inhumanas por la supervivencia.
Estoy harto de Schlinders, pianistas, niños con pijamas de rayas y hermanos Bielski. Harto de directores que buscan la lágrima fácil a base de explotar un conflicto repugnante y miserable.
¿Por qué no hay cojones de hacer una película sobre los palestinos, los birmanos, los tibetanos o los congoleños?. ¿Por qué me tengo yo que tragar, una y otra vez, historias tergiversadas de tíos que sufrieron un genocidio hace 70 años, y cuyos descendientes están haciendo desaparecer del mapa a gente que según sus propios libros y creencias son sus hermanos?.
¿Que está pasando, ya no hay ideas con las que hacer llorar a las masas?. ¿Ya no se pueden hacer películas sobre la IIWW sin caer en los tópicos?.
Ya sabemos que los nazis fueron una pandilla de hijos de puta, que los judíos fueron masacrados y vilipendiados sin compasión. Todo el mundo sabe (salvo alguna institución católica), que millones de personas fueron exterminadas.
Defiance, o Resistencia, como se quiera llamar es un asqueroso panfleto bíblico, una película horrenda, partidista y sectaria. Un sermón radical y extremista.
Su vomitivo mensaje oscurece todo lo que podría haber valido la pena. Yo no voy a perder el tiempo señalándolo.
No le pongo un cero porque desgraciadamente, no es posible.
Estoy harto. Harto de que todos los años salgan un par de películas recordándonos lo injustamente que fueron tratados los judíos.
Harto de que una y otra vez se me trate como un gilipollas. Harto de que la industria de Hollywood me inserte en el cerebro su dosis anual de emotividad panfletaria a costa de holocaustos, campos de concentración o luchas inhumanas por la supervivencia.
Estoy harto de Schlinders, pianistas, niños con pijamas de rayas y hermanos Bielski. Harto de directores que buscan la lágrima fácil a base de explotar un conflicto repugnante y miserable.
¿Por qué no hay cojones de hacer una película sobre los palestinos, los birmanos, los tibetanos o los congoleños?. ¿Por qué me tengo yo que tragar, una y otra vez, historias tergiversadas de tíos que sufrieron un genocidio hace 70 años, y cuyos descendientes están haciendo desaparecer del mapa a gente que según sus propios libros y creencias son sus hermanos?.
¿Que está pasando, ya no hay ideas con las que hacer llorar a las masas?. ¿Ya no se pueden hacer películas sobre la IIWW sin caer en los tópicos?.
Ya sabemos que los nazis fueron una pandilla de hijos de puta, que los judíos fueron masacrados y vilipendiados sin compasión. Todo el mundo sabe (salvo alguna institución católica), que millones de personas fueron exterminadas.
Defiance, o Resistencia, como se quiera llamar es un asqueroso panfleto bíblico, una película horrenda, partidista y sectaria. Un sermón radical y extremista.
Su vomitivo mensaje oscurece todo lo que podría haber valido la pena. Yo no voy a perder el tiempo señalándolo.
No le pongo un cero porque desgraciadamente, no es posible.
10
14 de febrero de 2009
14 de febrero de 2009
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
En uno de los pasajes de la película, Ari Folman hace un guiño a “Apocalipse Now”. Se trata de un soldado que en uno de los escasos momentos en los que la batalla le da un respiro, coge una tabla de surf y se desliza sobre una ola, mientras un caza bombardea con napal un basto terreno.
No pinta nada en la historia, no tiene importancia para el devenir de los acontecimientos. Es simplemente una chulería que Folman tiene el lujo de permitirse, pues acaba de filmar la película más salvaje y atroz desde que Coppola mojara su culo en el río Mekong. Así de claro.
Hay muchas maneras de filmar un hecho que por desgracia, en este caso se ha convertido en histórico. Un conflicto bélico es algo muy difícil de plasmar en una pantalla, sobre todo si de verdad se quiere llegar al fondo del asunto. Coppola, al igual que anteriormente Kubrick en su monumental alegato antibelicista "Senderos de gloria", había conseguido, no sin esfuerzo, reunir la verdadera esencia de la guerra: El horror y la barbarie. Muy pocos habían tenido la osadía de contar semejantes atrocidades desde un prisma tan increiblemente parcial. “Apocalipse Now” supuso un cambio en la forma de ver la guerra. De repente nos encontramos con un conflicto sin héroes, sin conciencias, sin esperanzas.
Ari Folman traslada aquel mensaje a su propia guerra, a la sinrazón que rodea al eterno conflicto entre Israel y Palestina, y decide contarlo bajo la experiencia que atesora en el campo de batalla, utilizando acertadamente la tecnología animada, pues le sería muy difícil contarlo de otra forma.
No es una película, es una gigantesca confesión y un atronador grito de humanidad. El alegato más valiente y falto de escrúpulos que se haya visto en décadas. El ejemplo perfecto de cómo hacer cine sin parcialidades ni sensiblerías baratas. En definitiva, una rotunda y absoluta obra maestra.
Es difícil destacar algo entre tanta perfección, pero la música es algo que tardaré en olvidar, seguro.
Pd: Hay muchos más genocidios que los de la II Guerra Mundial, hay muchos holocaustos olvidados que contienen historias que merecen ser rescatadas, y es de aplaudir que alguien tenga las suficientes agallas de plasmar en imágenes un conflicto que no por actual es menos importante que cualquiera de los pasados.
No pinta nada en la historia, no tiene importancia para el devenir de los acontecimientos. Es simplemente una chulería que Folman tiene el lujo de permitirse, pues acaba de filmar la película más salvaje y atroz desde que Coppola mojara su culo en el río Mekong. Así de claro.
Hay muchas maneras de filmar un hecho que por desgracia, en este caso se ha convertido en histórico. Un conflicto bélico es algo muy difícil de plasmar en una pantalla, sobre todo si de verdad se quiere llegar al fondo del asunto. Coppola, al igual que anteriormente Kubrick en su monumental alegato antibelicista "Senderos de gloria", había conseguido, no sin esfuerzo, reunir la verdadera esencia de la guerra: El horror y la barbarie. Muy pocos habían tenido la osadía de contar semejantes atrocidades desde un prisma tan increiblemente parcial. “Apocalipse Now” supuso un cambio en la forma de ver la guerra. De repente nos encontramos con un conflicto sin héroes, sin conciencias, sin esperanzas.
Ari Folman traslada aquel mensaje a su propia guerra, a la sinrazón que rodea al eterno conflicto entre Israel y Palestina, y decide contarlo bajo la experiencia que atesora en el campo de batalla, utilizando acertadamente la tecnología animada, pues le sería muy difícil contarlo de otra forma.
No es una película, es una gigantesca confesión y un atronador grito de humanidad. El alegato más valiente y falto de escrúpulos que se haya visto en décadas. El ejemplo perfecto de cómo hacer cine sin parcialidades ni sensiblerías baratas. En definitiva, una rotunda y absoluta obra maestra.
Es difícil destacar algo entre tanta perfección, pero la música es algo que tardaré en olvidar, seguro.
Pd: Hay muchos más genocidios que los de la II Guerra Mundial, hay muchos holocaustos olvidados que contienen historias que merecen ser rescatadas, y es de aplaudir que alguien tenga las suficientes agallas de plasmar en imágenes un conflicto que no por actual es menos importante que cualquiera de los pasados.
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