Lamentable película de acción perpetrada y protagonizada por Silvester Stallone que narra las andanzas de un grupo de matones dedicado a resolver “casos” por encargo. La banda liderada por Barney Ross (Stallone) y compuesta, entre otros, por Lee Christmas (Jason Statham), Ying Yang (Jet Li) y Gunner Jensen (Dolph Lundgren), tendrá que viajar al Caribe para acabar con el dictador de una recóndita isla y con un misterioso norteamericano, James Munroe (Eric Roberts), que le guía en sus delictivos planes.

El guión, absolutamente delirante, se convierte en una excusa para dar cierta coherencia a la sarta de golpes, tiros y explosiones que rellenan la cinta. Una cámara temblorosa permite al espectador marearse con facilidad, sin reparar en la gratuita y permanente efusión de sangre. Los personajes son puras caricaturas desdibujadas, figuritas planas en el ambiente derrochador de testosterona.

Es difícil salvar algo de este producto macarra de verano, más allá de algún golpe humorístico involuntario provocado por la ridiculez del guión o la presencia anecdótica de algunos prejubilados "popes" del cine de acción, como Bruce Willis, Mickey Rourke o Arnold Schwarzenegger. Sólo apta para aquellos que son capaces de entretenerse con el ruido, la confusión y la violencia.