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Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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27 de mayo de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
The Clash publlcó 'I fought the law' en 1977, y esta gentucilla de bien lleva en marcha con lo mismo (en formato seriado regular) desde 2001. Y no me pillo mucho los dedos si comprimo en el temazo compuesto por Sonny Curtis en el 58 todo lo que sucede en veintitantos años de estos zanganos y toda la tropa con que se juntan en el parque de caravanas de Sunnyvale para ver la vida pasar y que nosotros, sus fans, veamos pasar la vida por ellos sin más evolución que los cambios de techo -durante años ha habitado en el coche- de Ricky, de comidas favoritas -de una guarrería en barra a la que llama pepperoni al kebab- o cambiando de pareja in extremis; el cambio de alineación de los compinches de Julian -que no de ropa o vaso- y los negocietes de Bubbles -arreglar y revender carritos de la compra robados, montar una guardería de gatos, una fabrica clandestina de salsa para pizzas o fabricar cerveza artesanal-.
Al margen de eso, te sorprenderías de lo poco desorientado que estarías si saltas directamente de la primera a la duodécima temporada... pero la de risas que te ibas a perder por el cámino, pájaro.
Y como todo héroe, estos tres necesitan una némesis, a un pobre diablo que sólo necesita que le quieran, para lo que afortunadamente tiene a un "compañero", un ex chapero panzón sudoroso y alérgico a la ropa, que, junto con él, harán de coyote de estos tres gangsters y agricultores psicotrópicos que solamente tienen un noble propósito: retirarse y ser millonarios sin ir OTRA VEZ a la cárcel.
Ha llovido mucho desde 2001, tanto como para que nuevos tiempos permitiesen presumir abiertamente de su amor a los antagonistas, de que nos olvidasemos de que Elliott Page fue la hija de uno de ellos cuando era Ellen Page, o que a estrellas invitadas como Sebastian Bach, el pervertido gambitero de Tom Arnold o Snoop Dogg no les importe interpretarse a sí mismos trapicheando con Rick, Julian y Bubbs ("¿quién cuida de tu barriguita??").
¿Son los Flodder o los Duques de Hazzard canadienses? Diría que ambos, y es un piropazo. Y a si son o no un fenómeno responderé remitiémdome a un buen puñado de películas, capítulos especiales, comics, discos, dibujos animados y giras internacionales por teatros que puedes papearte íntegramente (o casi, creo) en Netflix.
Para que te hagas una idea de por dónde va la cosa, pasarse a dirigir varios episodios en las últimas temporadas de 'Trailer Park Boys' es la decisión más inteligente tomada por Bobby Farrelly ('Dumb & Dumber') desde que se lo monta en solitario.
Terminaría esto con un "por muchos años más" de no ser por un motivo de peso que me impide desear que rueden más temporadas: sin el borrachuzo de Mr. Lahey no será lo mismo, y no quiero ver a Randy solo. Seguro que perderá el apetito insaciable de cheeseburgers sin el pestazo a Liquormen's invadiendo su nidito de amor.
Os quiero, hijos de fruta.
Por cierto, y digo esto a riesgo de que los fans me abucheen. Ojalá Susan Kent haciendo de novia adicta al sexo y a las peleas de Ricky hubiese estado en las 11 temporadas anteriores de la serie, no Lucy Decoutere.
Ha informado Steve Rogers.
24 de mayo de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Son diosas. Son divinas. Son hermosas. Son divas. Y pueden hacerte una cara nueva si las enfadas o no sabes comportarte como un caballero. Y por algo son las nuevas hadas madrinas de Carol Ann (Stockard Channing), Clara (Alice Drummond), Merna (Melínda Dillon), Beatrice (Blyther Danner) y Bobby Lee (Jennifer Milmore) que van a devolverle a un pueblo desolado la alegría, mal que le pese al reprimido y bufón representante de ley de Chris Penn atrapado en el armario con sombrero, placa y uniforme. No recuerdo si el personaje de Robin Williams en 'The birdcage' (1996, Mike Nichols) llevaba el mismo vestuario que el de aquí, pero si coincidió en sus lecturas de guión con la grabación de este cameo, seguramente no necesitaría cambiar el chip.
Veda Boheme es elegancia, templanza y glamour. Noxeema Jackson es exótica, salvaje e indomable -sólo se inclina delante de RuPaul-. Chichi Rodríguez representa la dulzura incondicional, el amor y la inocencia (todas cualidades compatibles con una ordinariez deliciosa). Y tan cierto como que no existirían de no ser por el melón abierto por 'Priscilla, reina del desierto' (1994, Stephan Elliott) lo es que muy probablemente estos sean los papeles más extravagantes, atípicos y arriesgados de dos de sus tres heroínas protagonistas (no me atrevo a afirmarlo en el caso de John Leguizamo). Para Patrick Swayze y Wesley Snipes -especialmente para Snipes, a ver si cazas su cameo como motorista- fue una oportunidad dorada para demostrar que, en el cine de acción, existen formidables y versátiles actores que se habían convertido en héroes del género porque su físico condicionó su carrera, no por falta de oficio.
¡Viva el festival de las fresas! ¡Viva el amor! ¡Viva la música! ¡Viva Julie Newmar, la mejor Catwoman!
Si no fuese porque es imposible reunirlas, me encantaría que Beeban Kidron ('Bridget Jones: The edge of reason') se encomendase de nuevo a ellas para una hipotética segunda película estadounidense en su trigésimo aniversario. No podrá ser.
QUÉ OBRA DE ARTE.
23 de mayo de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
No es el primer Friedkin de mimbres teatrales -literalmente, adapta 'Bug', la obra homónima de Tracy Letts-, ni de espacios cerrrados durante la mayor parte del metraje, ni de ambos estímulos narrativos azuzando una angustia claustrofóbica que brota de la crisis de pareja y los traumas bélicos -tampoco eso es nuevo para el director- que coquetean con una personalidad esquizofrénica. La manía persecutoria de un abusador, el hartazgo y la impotencia casi autolesiva de su mujer, y los dos yendo a la boca del lobo atravesando el círculo tóxico (o paranoico, o ambos) generado en una habitación de motel con un veterano de Irak en su interior, rodeado de aluminio y trastornado imaginándose que.... bueno, un tío completamente normal.
Si crees que la vulnerabilidad felina de Ashley Judd propensa a desatar un erotismo siempre incómodo pero siempre salvaje, que la virulencia campechana, paleta y engominada de Harry Connick Jr, o Michael Shannon siendo Michael Shannon son piezas del tablero a las que el reparto de roles asignados les queda como un guante, acertarás por completo.
'Bug' forma una turbia y magnífica pareja de baile, a pesar de la distancia de un lustro en el tiempo, con la siguiente colaboración entre Friedkin y Letts, 'Killer Joe', en conjuntada yuxtaposición body horror/noir.
¿Pizza o pata de pollo?
22 de mayo de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Quién le iba a decir al viejo Walter en lo que parecía, tras una década sin asomar por los cines, su jubilación certificada para la pantalla grande, que el destino le deparaba completar su particular "trilogía del planet hollywood" dirigiendo tres artefactos a la medida protagónica de las tres mayores estrellas de acción de los 80 y 90: Arnie en 'Red Heat', Bruce Willis en 'Last Man Standing' y un Stallone en el que recuperar el aura de 'Límite 48 Hrs'. Más allá de los cameos, reuniones postreras y eventos mercenarios, ni Richard Donner ni, de momento, John McTiernan o Renny Harlin se colgaron esta medalla. Tampoco seré yo el que niegue demasiados tics telefílmicos en Hill que ya asomaban desde los flashbacks de 'Wild Bill' y a los que aquí se ha malacostumbrado tras 10 años en el medio.
Si para Hill es otra con poli y delincuente en una asociación de conveniencia -y más peleas de gallos en la sauna-, para Sly otro 'Tango y Cash' en el que, no obstante, se reserva esta vez el rol del buddie poco propenso a guardar las apariencias y sí la ropa en su recuperada plenitud física -recuerdo que al verlo sin camisa pensé: "ya te podrías haber puesto así de figurín para 'Rocky Balboa' y 'John Rambo', mangarrián- formando pareja de amor/odio de bros con Sung Kang -el de la saga Fast & Furious- y otra tercera pata fémina de la mesa que no es hermana sino hija -la edad obliga-, Sarah Shahi ('The L Word').
Tranqui, que Hill, el sacrosanto productor del actioner Joel Silver y los hoy reputados Miles Millar y Alfred Gough metiendo mano al guión -como ya habían metido mano al género en 'Arma Letal 4' antes de crear 'Smallville'- comprenden que la guinda en estos pasteles es la pelea final como el canon manda, con duelo de hachas contra un malo que se postulaba a futuro heredero -el que es hoy, entre otros tantos- del cetro de los héroes XXL del siglo 21, Jason Momoa, que venía de presentarse al mundo haciéndole la carretilla a Emilia Clarke en 'Juego de Tronos', en un homenaje puro y honesto a una forma de entender el cine mamporrero mejor (auto)imitado que en cualquier 'Expendables'. Christian Slater es uno de los tipos chungos, pero te puedes creer que hace de sí mismo porque es un villano gambitero, golfo y graciosillo.
Walter Hill y Sylvester Stallone, bien hallada sea esta reunión (tiene rima fonética si lo pronuncias en español).
19 de mayo de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Aunque el propio John Carpenter nos lo haya hecho pensar en más de una ocasión, Kurt Russell no es dios ni puede estar en todas partes, incluso en vehículos que podrían pasar perfectamente por la secuela que nunca hizo de una de sus colaboraciones. Pero por fortuna haɓía por ahí disponible otro profeta en la tierra de la molonidad garrula con "mala gaita", Roddy Piper, tomándose un respiro de sus campeonatos mundiales inventados en la WWF -pero contando con un recorrido deportivo previo real- cubriéndose las espaldas, como Russell, del colega de marras y reincidente carpenteriano Keith David y otra arisca candidata a chorba también con unos ojos de propiedades casi sobrenaturales: Meg Foster (con sus córneas yo también me resistiría en principio a taparlas con unas Hoffman Lens oscuras).
¿Una invasión de ultracuerpos cazados con gafas de sol? ¡Lo compro! Una sátira intencionada y poco dada a la sutileza donde los peces gordos que manejan el cotarro de la dominación planetaria manejan como títeres aborregados a la población de la tierra a golpe de propaganda y de televisión empujándolos a acelerar el cambio climático y a autoexterminarse, cebados en el pensamiento único y gregario dictado por una élite de alienígenas a los que sólo puede ver un obrero con gafas de rayos X (¡¡!!).
'They Live' es afín al Carpenter más zumbón, desenfadado y jjjjachondo, el de Jack Burton y Cía, con migaza de crítica social que no empaña un vademecum surrealista de fantasía, acción y horror en el que puede pasar de todo salvo lo que anticipa el apellido del héroe y currito de la construcción, John Nada. John y Jack son un par de cromos intercambiables, pero supongo que habría sido chocante juntar a los "final boys" en un escenario de apocalipsis oligárquico -obedeced, comprad, mirad la televisión, reproducíos- tan distinto a 'The Thing'. Compraría la posibilidad de que el predicador ciego, histérico y profeta de advenimientos del fin del mundo de Quentin Tarantino en 'Little Nicky' (2000, Steven Brill) tomase prestada la personalidad del de Raymond St Jacques -actor y activista afroamericano- aquí presente... y sobre todo en un buen puñado de blaxploitations de los que Quent es un enfervorecido devoto.
Ya podéis encomendar el alma a vuestro creador, Johnny va a aniquilaros... ¡¡le tenéis hasta las pelotas!! Se nota que Piper no dominaba la profesión que Kurt Russell ha desempeñado desde crío, eso sí. Joder si se nota.
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