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España España · Honor al Sabadell!
Críticas de Grandine
Críticas 1,255
Críticas ordenadas por utilidad
7
28 de mayo de 2008
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mendes reaviva con este film la llama que ya se encendiera con “La delgada línea roja” en el 98, pero sin embargo, se aleja de ese retrato serio y exhaustivo que nos ofreció Malick en su cinta, mostrando de modo simpático y desinhibido las obsesiones, inquietudes y motivaciones de sus protagonistas. De este modo, presenta un primer tramo en el cual retorna a sus orígenes, salpicando la cinta con algunos tintes irónicos, además de un humor bastante peculiar, y lanzando disimuladas críticas (aunque en parte, algo desafortunadas, pues pecan de ser demasiado directas y muy superfluas) hacía los estamentos superiores que dirigen (o mejor dicho, manipulan) el ejército para, acto seguido, mostrarnos el lado más dramático y duro de su cinta. Sin embargo, sume al público en una espera demasiado larga, antes de entrar en los matices más serios y reflexivos de su obra, aunque lo logre tapar realmente bien con secuencias de lo más originales y divertidas.

Dejando de lado esos aspectos, y entrando en tecnicismos, se puede decir que el resultado es un tanto fallido (y más viniendo de Sam, que siempre lo cuida todo al detalle), pues hay algún error en la consecución de ciertas escenas, aunque es bien paliado por una fotografía tan curiosa como atípica y una banda sonora de lujo. Cabe resaltar también la actuación de Jake Gyllenhaal, realmente memorable y el buen elenco de actores que le acompañan, en especial Peter Sarsgaard, muy inspirado en los últimos instantes de la película.

En último lugar, es ineludible hacer referencia al pequeño homenaje que ha rendido el director (o más bien el escritor) a genios como Kubrick (¿A quien no le recuerda ese sargento del principo a Robert Lee Ermey en “La chaqueta metálica”?) e incluso films tales como “Star wars” (aunque sea con una leve broma).
Sin duda alguna, con esta propuesta, nos hallamos ante lo mejorcito del año y, es que, solo alguien como Sam Mendes podía brindarnos un espectáculo tan brillante como embriagador, moviéndose en un terreno tan concurrido como ha sido el cine de ámbito bélico. Altamente recomendable.
Grandine
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6
14 de enero de 2007
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Eastwood es un gran director es algo de sobra conocido.
Demostró como desarrollar la holgura emocional de gran calado (Mystic river, Sin perdón)
Demostró lo bien que manejaba los compases de sus obras en innumerables ocasiones (Million dollar baby, Un mundo perfecto..)
Demostró la gran hendidura que puede otorgar a sus personajes (Sin perdón, Un mundo perfecto)
Demostró que sabe como realizar una excelente puesta en escena (Million dollar baby)
Y, incluso, demostró que sabe como desarrollar las propuestas menos jugosas (Poder absoluto, Deuda de sangre)

Sin embargo, aquí las emociones se quedan a medio camino. Quizá es que hubiese requerido más secuencias donde explorar los sentimientos de los protagonistas, o que estos se sustentan en exceso en la intencionalidad de Eastwood de dejar recaer el peso de la culpa y ciertos pesares sobre las espaldas de Ira (magníficamente interpretado por Adam Beach).
El ritmo de la obra, se ve algo entorpecido por lo irregular del entramado en diversos momentos, además de por el uso de la medida del flashback (en ocasiones muy acertado y en otras no tanto), o por lo lentos que se tornan los compases de la obra en determinados momentos.
Del trío protagonista, como he destacado, cabría remarcar el nombre de Adam Beach, bien acompañado por unas buenas interpretaciones de Ryan Phillippe (sobretodo de este) y Jesse Bradford, cuyos personajes otorgan buenos tintes, pero cuyas intenciones no terminan de cristalizar como debería. Tampoco hay que olvidar a otros intérpretes como Jamie Bell o Barry Pepper que, con papeles de corta duración, aportan calidad.
En cuanto a la puesta en escena, nada que achacar. Magnífica fotografía, notable montaje en las secuencias de más acción, banda sonora discretita pero correcta y un manejo de la cámara verdaderamente apropiado.
Buen intento para una propuesta muy digna, que no repara en sacar a flote momentos de lo más críticos, debido a la frivolidad producida por la situación que retrata el realizador norteamericano en sí.
Desconsoladora y triste visión de los heroes más humanos que jamás uno haya podido ver en una pantalla de cine.
Grandine
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Skhizein (C)
CortometrajeAnimación
Francia2008
7.5
6,776
Animación
9
4 de marzo de 2012
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Nunca he estado aquí. Quiero decir… antes era normal. Antes de que sucediera, habría estado allí, en el sillón y no aquí, en el aire, a 91 centímetros del sillón. Exactamente a 91 centímetros de donde debería estar.» Sólo unas líneas iniciales con las que arranca su primer diálogo, y ya conocemos todo lo que debemos saber sobre la sinopsis de Skhizein, por lo que se le puede deducir a Jérémy Clapin una síntesis tanto visual como conceptual arrolladoras. A esa síntesis, se le añade una imaginación desbordante que sabe como exponer el conflicto y las vicisitudes del mismo empleando tan pronto el humor y la simpatía como la tristeza y el desamparo de un personaje que funde sensaciones y frustraciones en un torbellino de emoción desatado en un clímax final tan poderoso como clarificante. Pero no clarificante porque redunde en la idea o ofrezca una de esas explicaciones que toman por estúpido al espectador, si no porque logra desenmarañar las intenciones de un trabajo realmente lúcido.

Lo mejor, sin embargo, es que Clapin sabe realizar una mixtura de géneros fabulosa, donde el tono no se pervierte en ningún momento y se termina escarbando la superficie de un existencialismo al que no se puede acusar de cargar las tintas en exceso, o de no saber jugar con los demás elementos de los que dispone para conferir otras cualidades al relato (sin necesidad de rebajar ni diluir el fondo), y nos termina llevando a la raíz de un texto que consigue hurgar en algunas de las consecuencias de lo que en ocasiones nos transforma en una extensión propia que ni siquiera comprendemos, puesto que la aflicción es arrastrada hasta un punto tan extremo que termina causando la lejanía, la separación y, por ende, la desnaturalización del ser. Esa desnaturalización que finalmente queda comprendida en un simple gesto: pese a la situación en que se encuentra el protagonista de Skhizein sólo le vemos fruncir el ceño en dos ocasiones, la primera cuando su televisor no funciona, y la segunda ante la frustración que le produce el hecho de tener ante sí un especialista que ni siquiera le puede ayudar. El resto lo comprenden la tristeza y el desamparo por no poder salir de una situación que se le antoja distinta, esa situación que nos toca de cerca cuando ante las adversidades uno termina desfondado y la impotencia acaba haciendo mella, porque incluso siendo conscientes de nuestras propias posibilidades no parece haber salida o escapatoria, y cualquier impedimento transforma una distancia intangible en una distancia real, en absoluta contrariedad, en la incapacidad más pura por no saber siquiera transformar 91 centímetros de lejanía en un simple escollo que en realidad nunca existió.
Grandine
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2
6 de agosto de 2007
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengan cuidado, el amigo Pang y un tipo con un nombre rarísimo contraatacan. Y yo me pregunto, Pang's, ¿cuando aprendereis a hacer cine decente?

Pero nada, estos tipos se han empeñado en contar historias, y no contentos con estar sustentadas por guiones nefastos, irrisorios y lamentables, pues lo hacen con una parsimonia oriental, que se sale de lo normal, y uno más que aterrorizarse, se duerme... y como mucho, si me apuran, se atemoriza soñando en la próxima peli que salga de las manos de estos tipos...

Como dice atinadamente el amigo que arriba escribe, para encontrar una buena de terror oriental, debes haber visto antes 5 o 6 bodrios, aunque yo ampliaría la cifra a unos 12, sinceramente, porque si los Pang se supone que son de lo mejorcito... es como para preguntarles a estos tíos donde queda el baño, por ejemplo.

Aquí la cosa va sobre dos historias (bueno, en realidad son tres pero al llegar a la segunda decidí que el nivel de masoquismo al que me había sometido era suficiente) que hablan de maldiciones... y tíos pintados de blanco (¡ai no, coño! que son fantasmas..) y cosas de esas que tanto gustan a los orientales.. pero contado todo con una cutrez y una caspa irremediablemente dolorosas para la vista. Cualquier payaso que actúe en un circo está mejor maquillado, os lo puedo asegurar.

Pero bueno, los españoles, en nuestro afán por recolectar cine cuanto más raro mejor, seguiremos exportando este tipo de bodrios que, aunque sean tan malos como quitarse la cera de las orejas con un túrmix, ni siquiera llegan a la media de un bazofiometro que debería existir, para calibrar si estas mierdas deben superar nuestras fronteras o no, y así nos va.
Grandine
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6
9 de febrero de 2007
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si verdaderamente hubiese que destacar algo del tramo inicial de "Odgrobadogroba", ello serían las similitudes de sus personajes con los del film de Jeunet "Delicatessen", aunque lo que allí sucedía en una comunidad, aquí acontece en una casa y a través de una familia que va de arriba a abajo durante todo el film: Personaje con tendencias suicidas y buenos momentos de humor negro, pareja con problemas matrimoniales y alguna que otra discusión a lo cafre, muchacha reprimida por una figura masculina, pequeño niño cabroncete que hace de todo menos ayudar, etc...
Sin embargo, lo que durante sus compases iniciales tan parecido era a la ópera prima de Jeunet, se va tornando, ya sea a través de la dispersión que van sufriendo las historias y el camino que escoge cada personaje o de la amplitud de movimiento permitido, en un drama con ciertos tintes de humor negro que, aunque escasos, en ocasiones tan sumamente pasados de rosca que uno no sabe de que modo reaccionar.

Pero además de todo ello, bueno y sorprendente es observar esa senda más turbia que alcanzan los últimos minutos de la obra, con momentos de un dramatismo que, si bien no llega a ser cumbre, si cumple sus funciones, y con situaciones que rozan la truculencia por el modo de desarrollarlas.
Así pues, con "Odgrobadogroba", más de uno encontrará su grato entretenimiento, amen de esa excelente culminación final y una colección de momentos humorísticos que dejarían boquiabierto al más pintado.
Grandine
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