Un rollo patatero. Cuando en Hollywood se ponen en plan "Estadounidenses en el mundo" y nos muestran esas caricaturas turísticas de cualquier pais extranjero donde siempre hay un americano o varios que son los protagonistas mientras que los lugareños hacen de comparsas llenos de tipismo (aunque todos suelen chapurrear el inglés bastante bien), me dan ganas de mandarles a la mierda (aunque eso NO se aplica a la excelsa y maravillosa "Vacaciones en Roma"). Consecuentemente, aquí resulta que los los pueblos italianos aun están llenos de Fiat seiscientos y cafés tenebrosos que parecen salidos de las peliculas neorrealistas de los años cincuenta del siglo pasado. El argumento es un rollo que resulta previsible y tópico, y los actores tampoco es que se luzcan demasiado (el protagonista es muuuuy soso). En fin, no se por qué estoy perdiendo el tiempo escribiendo esta crítica. Ciao, bambino.

Esta es la típica película que, debido a mis prejuicios, nunca iría a ver al cine o alquilaría en el videoclub. Pero resulta que ayer, sin saber de que iba, me puse a verla por la tele y a lo tonto me fuí metiendo en la peli, cada vez más fascinado por las visicitudes de esa bellísima y encantadora niña huerfana de madre y cuyo padre trabaja maquillando cadaveres en una funeraria que también es el hogar familiar. Y la verdad es que me encantó, hasta estuve a punto de llorar en la parte final, y en algunos momentos me decía que si tuviera un hijo me gustaría que fuese una niña tan maravillosa como Anna Chlumsky.

La vi por primera vez hace unos meses en Dvd, y sí, hay que reconocer que es un película muy, muy emotiva, cómica, y humana... ¿Pero genial? Pues sí, también. Pero no una genialidad consistente en darle más vueltas a la cámara que un tiovivo, o ponerse en plan intelectual y críptico. Es simplemente la conmovedora genialidad de Chaplin. Su personaje del vagabundo tal vez haya sido, junto con la Cocacola, unos de los pocos iconos reconocibles por la gente de los cinco continentes (Ahora ya no, ahora es Madonna, el logo de Nike, o algo parecido: los tiempos cambian, a veces para peor).

Me encantó en su momento; creo que es una de las películas que más me ha impresionado y emocionado. Aunque no la he vuelto a ver recientemente escribo esto para reivindicarla, pues recuerdo que muchos críticos la menospreciaban por "pro-yanki", y politicamente tendenciosa. Ahora bien, seguramente esos mismos críticos "progres" la encontrarían maravillosa si el protagonista fuera un pobre turco pasandolas canutas en alguna cruel carcel norteamericana tipo Guantanamo, por ejemplo. Así que, creo que ha llegado el momento de reivindicar esta película y denostar a esos críticos tontos con sus estúpidos prejuicios de izquierda (supongo que aun quedarán algunos de los que leían El Viejo Topo).

Extraordinaria visualmente y en lo que se refiere a la banda sonora, pero bastante lenta, confusa, y poco emocionante a nivel narrativo. Además, ¿Qué pinta un protagonista indio en la Inglaterra medieval? Con todo, es una película que merece la pena verse, pues estamos ante una rareza dotada de un alma poética que está más cerca del cine de Bergman o al de Tarkovski, que al de una típica película de Hollywood. El precio a pagar, sin embargo, es que no gustará a gran parte del público.
Me cuesta puntuarla, porque por una parte me he aburrido, pero por otra me he quedado fascinado. Así que le pongo un 7, aunque igual podría haberle puesto un 6 o un 8.