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España España · Barcelona
Críticas de David MS
Críticas 603
Críticas ordenadas por utilidad
10
1 de septiembre de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi El Día de la Bestia en pleno 1995 en una doble sesión en el Cine Capri de El Prat de Llobregat, y pese a que tenía aspectos que ya en ese momento me parecieron interesantes, la lapidé solo por ser una producción nacional. De hecho, resalte más las virtudes de la película que la acompañaba en el cartel, la olvidada (es posible que con merecimiento) Virtuosity de Brett Leonard. Ayer le eché una revisión, demostrando de paso la imbecilidad que me acompañaba en mis años mozos, si bien he de decir que hasta la llegada de Alex De La Iglesia el cine español vivía lo que para mí son tiempos oscuros.

Segundo largometraje de Alex De La Iglesia tras la bizarra y no del todo satisfactoria Acción Mutante, lleva a la gran pantalla un guión propio en conjunción con Jorge Guerricaechevarría, que ha ejercido de co-guionista en la mayor parte de la filmografía del director vasco. En la elección del reparto el primer gran acierto: Alex Angulo, Santiago Segura, Armando de Razza, Terele Pávez, Nathalie Seseña, Maria Grazia Cuccinota y un cameo de Gran Wyoming. Éxito de público en su momento, se llevo 13 nominaciones a los Goya, de los que ganó 6, los de mejor director (De la Iglesia), actor revelación (Segura), dirección artística, maquillaje y peluquería, sonido, y el de efectos especiales.

Un cura (Angulo) descubre que el anticristo va a nacer el 25 de diciembre en Madrid, iniciando de esa manera el apocalipsis. En su búsqueda por encontrar el lugar e impedirlo será ayudado por un heavy drogata de Carabanchel (Segura), y por un presentador de un programa esotérico de éxito (De Razza).

Un poco de cada género hay en El Día de la Bestía: comedia negra, terror, acción, denuncia (a la TV), todo rodado magistralmente por un De La Iglesia que de manera perfecta abría horizontes para, por una vez, poner a la altura el cine español del americano y más palomitero, jugando con elementos como el suspense (la parte hitchcockiana en el hostal) o el terror psicológico (la cotidianidad vista en La Semilla del Diablo de Polanski), culminando el largometraje con algunas escenas que son puro espectáculo y que forman parte de la historia del mejor cine español (la invocación al diablo, la escapada por el letrero de Schweppes...).

Parte del merito es del mismo guión y la idea de que el fin del mundo pueda ser tan cercano como para suceder en Madrid, ofreciendo una trama que va a más a medida que avanza película, combinando estos momentos serios con otros humorísticos cargados de gags delirantes y frases que marcaron a una generación, recitadas por un reparto que le echa arte al asunto, entre ellos un trío protagonista perfecto, adjetivo que vuelvo a usar y del que podría buscar cualquier sinónimo en Word Reference, pero no me hace falta porque es la palabra idónea que define cada apartado artístico y técnico.

En esa linea se mueve también la galardonada dirección artística y la foto de Flavio Laviano, creando con convicción un Madrid de ambientación sucia, oscura, violenta y tétrica, secundada por la apocalíptica música de Battista Lena y las canciones de bandas que podrán gustar más o menos, pero que encajan como anillo al dedo en el film: Def Con Dos (con cameo), Ministry, Ktulu, Siniestro Total...

El largometraje que supuso el principio del cambio que ha sufrido estos últimos años el cine español, sirvió como confirmación (más que descubrimiento) del talento de Alex De La Iglesia como director y guionista, talento que demostró en años venideros sin igualar nunca lo ofrecido en su segunda película.
David MS
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7
25 de noviembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las seis de Rocky, Toro Salvaje, Huracán Carter, Cinderella Man, Million Dollar Baby, Ali, The Fighter, Acero Puro... las películas de boxeo son una constante en el séptimo arte, casi siempre con resultados notables. Otra a añadir a esta lista es El Golpe Perfecto (1992), una comedia de Michael Ritchie (1938-2001) con un reparto que encabeza James Woods, Louis Gossett Jr, Bruce Dern, Oliver Platt, Heather Graham y James Caviezel -en uno de sus primeros papeles-. Está basada en una novela de Leonard Wise de título The Diggstown Ringers.

El Golpe Perfecto cuenta la apuesta que da lugar entre dos tramposos, el primero de ellos el (algo más) honrado Gabe Caine (Woods), el otro es John Gillon (Dern), magnate que hace y deshace a su antojo en el pueblo de Diggstown -título original de la película-, el habitual malo de la peli. El primero apuesta que conoce a un boxeador que es capaz de ganar diez combates de boxeo sin bajarse del cuadrilátero, el segundo acepta la propuesta y además se encarga de buscar los diez contrincantes. El protagonista encargado de realizar la hazaña deportiva es 'Honey' Roy Palmer (Gossett Jr), un boxeador retirado.

Rocky + picaresca= El Golpe Perfecto. La película es la prototípica cinta en la que un púgil ha de entrenarse para un combate de boxeo imposible sobre el papel, con un primer acto que va sobre convencerle, el nudo es el entrenamiento que se ventila en un montaje con diferentes escenas en apenas tres minutos -a lo Rocky-, y un tercero que es un no parar de ir y venir golpes sobre el ring, con la sensación de que el protagonista va a perder, siendo más épico que lo consiga -o no-. El golpe perfecto del título también hace referencia a las estratagemas de los dos apostantes para poner el combate a su favor-sobornos, contratar boxeadores profesionales, laxantes-.

La película no se anda con rodeos, va directa al grano, con una trama sucede de una manera ágil, tanto que no te das cuenta y ya están los protagonistas en el cuadrilátero para darse de hostias en el logrado desenlace. Lo mejor de ella, que divierte, sus actores, el clímax.
David MS
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6
19 de noviembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo un año después de la publicación de la novela de Stephen King, El Cazador de Sueños -del 2001-, ya se encontraba Lawrence Kasdan rodando la correspondiente adaptación cinematográfica, la más ambiciosa que ha llegado a las pantallas procedente de algún relato o novela del escritor de Maine. 68 millones de dólares de presupuesto, el más alto que se ha destinado a llevar un trabajo de King al cine. Otra cosa diferente es que el público estuviera receptivo, le interesase, o se dejara guiar por el nefasto boca-oreja que tuvo tras un primer fin de semana malo en taquilla. El resultado obtenido fue un fiasco comercial, crítico y público, siendo considerada por muchos una de las peores adaptaciones del escritor.

Esta suma de dinero, con el nombre de King, un reputado director como Kasdan (Silverado, El Turista Accidental), un doblemente oscarizado guionista como William Goldman, y un reparto repleto de caras más o menos conocidas prometían mucho más. Los protas son Thomas Jane, Damian Lewis, Morgan Freeman, Timothy Olyphant, Jason Lee, Tom Sizemore y Donnie Wahlberg.

Cuatro amigos con poderes paranormales (Jane, Lewis, Lee y Olyphant) quedan para pasar un fin de semana en una cabaña en el bosque, cerca -ellos lo desconocen- de donde se ha producido un asentamiento y posterior ataque extraterrestre. No tarda en aparecer el ejército (Freeman y Sizemore) para poner la cuarentena y repartir estopa a los invasores. Sinopsis algo superficial la mía, pero sinopsis al fin y al cabo.

Sensaciones encontradas en El Cazador de Sueños. De los 136 minutos de metraje -que se hacen muy ligeros-, el primer tercio me parece excelente, un ejemplo de cómo presentar personajes y situarles en una acción que dé juego para crear una buena película de miedo, narrativamente tomándose su tiempo. Un guión y puesta en escena que prefiere sugerir por encima de mostrar, y lo que sugiere es una variante de La Cosa (El Enigma de Otro Mundo) con ecos del cine de infecciones víricas como Estallido. Las excelentes localizaciones ayudan a meterse en la historia -el paisaje nevado, la cabaña-. Toda esta parte sucede con los cuatro amigos de la cabaña en imagen.

La película se va al traste tras dejar el listón muy alto con el primer ataque extraterrestre en el cuarto de baño de la choza, acojonante y bastante explícito. Parece que a partir de ahí metiera mano algún productor o el director perdiera la chaveta, y se vieran forzados a meter batallas aéreas a lo Independence Day, y dar protagonismo al ejército mediante dos personajes poco trabajados, un Tom Sizemore del que no sabemos nada -menos lo rápido que cambia de opinión- y un cejudo Morgan Freeman que nunca había estado tan mal. El Cazador de Sueños es una mala película cada vez que hace acto de presencia el ejército.

A partir de ahí la acción va variando de personaje y de época: el extraterrestre se vuelve un serial killer tras poseer a uno de los protagonistas, hay un flashback en el que vemos como los protas de críos obtienen sus poderes gracias a otro niño, la repentina enemistad que surge entre los dos miembros del ejército, incluso vemos a un personaje encerrado en su propia cabeza -algo difícil de explicar, lo sé-, o cómo este mismo personaje hace aparecer un teléfono de la nada y llama a un compañero, que utiliza una pistola como receptor (!!!). Lo peor es que si el primer tercio cuenta las cosas con detalle, a partir de ahí todo se precipita, nos cuentan las cosas mal y de manera atropellada. Un sinsentido.

Algunas cosas proceden de las locuras de King, otras muchas de las divagaciones de los guionistas, Kasdan lo plasmó en pantalla y salió un popurrí que tiene momentos de muy buen cine y otros lamentables. Aunque ni siquiera el peor de esos momentos hace que la película deje de ser entretenida, que lo es y mucho.
David MS
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8
14 de noviembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atracción Fatal (1987), Instinto Básico (1992) y Acoso (1994) es la trilogía del sexo con Michael Douglas, en la que el actor interpreta personajes que no saben mantener el pajarito entre las piernas, obteniendo a cambio un revolcón y los consiguientes problemas con mujeres más fuertes y cabronas que él -siempre pusilánime en este tipo de rol de marido adultero puteado-. La última de ellas, Acoso, es una adaptación de una novela de Michael Crichton (1942-2008), escritor que en los noventa fue un filón para las productoras a partir del éxito del Parque Jurásico (1993) de Spielberg, basado en su exitoso libro.

En años posteriores llegaron a las salas Sol Naciente (1993), Acoso (1994), Congo (1995), Twister (1996), El Mundo Perdido (1997), Esfera (1998) y El Guerrero Número 13 (1999), a las que hay que sumar el éxito en la pequeña pantalla de la serie Urgencias (1994-2009). En Acoso ejerció además de productor, siendo la primera de las veces que realiza esta labor para el director Barry Levinson -la otra fue Esfera-.

Protagonizan Michael Douglas, Demi Moore, Donald Sutherland, Caroline Goodall, Dylan Baker y Roma Maffia en un papel que estaba pensado para la española Victoria Abril, que había trabajado con el director en la anterior Jimmy Hollywood (1993).

Tom Sanders (Douglas) es un padre de familia que aspira a ser nombrado vicepresidente de la compañía donde trabaja. La vacante en el puesto se la queda una nueva incorporación de la empresa, Meredith Johnson (Moore), antigua ex-novia de Sanders. Ella prepara una reunión personal -con champagne- para explicarle a Sanders cual va a ser su rol con ella al cargo, pero a la mujer se le escapan las manos al paquete y a otras zonas delicadas de su compañero; él la rechaza y la denuncia por acoso laboral.

Poca gente debe haber que recuerde de Acoso algo más que la escena con la que se vendió la película y que es portada de la misma. Mal considerada thriller erótico, no hay un solo teta, pezón o culo que asome en el metraje del film de Barry Levinson, solo una corta y pulcra escena de sexo con alguna ocasional frase calenturienta como 'fóllame' o 'métemela', lo justo para contentar a los pajilleros que no advirtieron que esa escena solo sirve como detonante en una película que cuenta otra cosa. Los que buscaban sexo de alto voltaje se equivocaron de largometraje.

Pero los que buscaran algo más, y ese algo más fuera un thriller entretenido y bastante competente, puede que descubrieran una película mucho mejor de lo que se dice, con temas interesantes para debatir -un caso de acoso laboral con los papeles invertidos, o las malas artes para despedir a un compañero de trabajo-. Buena labor de Barry Levinson, un ritmo endiablado que hace que las dos horas de Acoso pasen en un suspiro, alguna buena escena de tensión -y no solo sexual-, y el buen provecho que saca del material del siempre notable Crichton.

El único defecto que le saco a esta Acoso a la que voy a cascar un pedazo de ocho, es el papel clave que guardan algunos actores testimoniales, casi extras, demasiado trascendentes en la trama para que Sanders/Douglas salga airoso de la treta en la que le meten.

Otros aspectos a destacar: el reparto al completo, la genial música de Ennio Morricone, y la escena que sucede en la realidad virtual -suspense del bueno-.
David MS
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7
3 de octubre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pobre resultado artístico y económico de Star Trek 5: La Última Frontera (1989) no hizo que desfalleciese el ritmo de producción de la saga trekkie, y solo dos años más tarde llega a las salas Star Trek 6: Aquel País Desconocido (1991), esta vez incluso en España, donde no se estrenó el anterior capítulo. Repite como director Nicholas Meyer después de Star Trek 2: La Ira de Khan (1982), relevando a Leonard Nimoy -que dirigió dos insulsas partes- y William Shatner -que realizó una quinta que no estaba tan mal como se quiso hacer ver-.

El reparto una vez más lo forma William Shatner (James T. Kirk), DeForest Kelley (1920-1999, McCoy), James Doohan (1920-1985, Scotty), George Takei (Sulu), Walter Koenig (Chekov) y Nichelle Nichols (Uhura). Novedades, Kim Catrall (Teniente Valeris) como una nueva miembro del USS Enterprise, y los enemigos Christopher Plummer (el Klingon Chang) y David Warner (el canciller Gorkon).

Curiosidades de la producción: David Warner ya salió en La Última Frontera pero en un rol diferente, un cameo de Christian Slater, y que esta nueva aventura está dedicada a Gene Roddenberry, el creador del universo trekkie, que pasó a mejor vida en el mismo 1991.

A la raza Klingon le quedan cincuenta años de vida después de que su luna es destruida por un recalentamiento. La Federación de Planetas Unidos -una ONU pero en el espacio- convoca una asamblea para conseguir un tratado de paz que permita a la raza Klingon unir lazos con la Flota Estelar, para así vivir en la zona neutra. Para asegurarse de que se lleve a buen puerto, James T. Kirk es elegido como guardaespaldas del canciller Gorkon, el jefe de los Klingon. El asesinato de este último en un descuido de la USS Enterprise pone en el punto de mira a Kirk, juzgado y condenado a picar piedra en un planeta helado.

Vuelve a predominar la aventura en la serie, lo mismo que Meyer ya la había hecho en La Ira de Khan. Aquel País Desconocido puede presumir de ser una de las entregas de Star Trek más divertidas e innovadoras, encontrando en ella recursos procedentes de otro tipo de cine que nada tiene que ver con batallas estelares -que las hay-. Hay cabida en Star Trek 6 para momentos que parecen sacados de algún thriller político -el leitmotiv de los malos-, el suspense -el asesinato del canciller Klingon-, el cine de juicios, incluso del subgénero carcelario -el escape de prisión-. Para muestra, un botón: el clímax, más similar a producciones como Chacal o En la Línea de Fuego, que al rollo filosófico y zen de estas pelis.

A destacar, la primera vez que los Klingons lucen en pantalla grande como debieran, después de ser testimoniales en un par de partes y parecer estúpidos en Star Trek 3: En Busca de Spock (1984). En esta ocasión son buena némesis de la Flota Estelar bajo la figura de un buen actor como Christopher Plummer.

Baja el nivel solo en un par de apartados, poco peso en la trama de Nimoy/Spock -el mejor personaje- y una banda sonora que al contrario que las cinco precedentes pasa desapercibida, su autor, Cliff Eidelman.
David MS
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