Me pareció una película correcta, con un buen ritmo aunque decae un poco hacia el final. Con un gran diseño de producción y una buena puesta en escena en la que sin un gran alarde de medios consigue mantener el interés hasta el final.

En las interpretaciones me gustó la de Paul Giamatti que, como siempre, está excelente, mientras que el resto de los actores están increíbles también, sobre todo Edward Norton, el actor que interpreta al ilusionista consigue ilusionar, de la misma forma que la historia de amor te la crees también gracias a las lujosas interpretaciones.

La recomiendo como película de entretenimiento y por resultar agradable de ver en cualquier momento.

Este film es el estreno de Manuela Martelli en las pantallas grandes. Haciéndonos olvidar esto, debido al excelente trabajo realizado, siendo natural en su personaje.

Acompañada por los demás actores, quienes con sus buenas actuaciones, nos permiten comprender el mundo de Kathy.

El título de esta obra, está muy bien representada en la canción del film, compuesta por Cuti Aste e interpretada por Javiera Parra.

B-happy, nos refiere la búsqueda emprendida por la protagonista, intentando hallar la tan anhelada y por momentos lejana felicidad.

El realizar este viaje se convierte en una odisea, como la de Ulises, para esta adolescente, si el primero se enfrentó a la ira de los Dioses, los Cíclopes, entre otros desvíos, ella deberá encarar el abandono familiar, el encierro y la vida nocturna.

La ambientación es muy “moderna y sofisticada”. Algo así como si le hubieran robado los decorados y los extras a la serie “Sexo en Nueva York”.

Pero eso sí, nadie le puede negar que siguen teniendo su gracia las típicas “gansadas” que ya usara a principios de los noventa en la serie televisiva “El Príncipe de Bell-Air”. Consiguiendo así quitar el extraño sabor de boca que nos deja el conjunto de la película.

Tal vez sea algo magnánimo con esta crítica, pero reconozco que Will Smith me cae bien. Me parece un tipo simpático, y reconozcamos que si una comedia tiene a un tipo así, algunos puntos ya tiene de partida.

En resumidas cuentas, con “Hitch: Especialista en ligues” tenemos otro producto de hamburguesería hollywoodiense, con su aspecto perfecto, su bonito envoltorio y su sabor impactante, pero a fin de cuentas, sin nada especial que nos lo haga recordar tras abandonar el restaurante, perdón, quise decir, cine.

Capítulo final, por el momento, de la saga cinematográfica dedicada al cómic de la Marvel "La patrulla X". Brett Ratner, cuyo mejor trabajo hasta la fecha es "El dragón rojo", sucede a Bryan Singer en la dirección con una película bastante entretenida, pero simple hasta la saciedad. Y es que el guión queda supeditado en demasía a los efectos especiales, lo que no es de extrañar, ya que los escritores son, por un lado, el guionista de "xXx2", Simon Kinberg y por otro Zak Penn, responsable entre otras de "Elektra", así que vayan haciéndose una idea. Hablamos de un guión que no aprovecha las posibilidades de muchos de los personajes, otorgando un claro protagonismo a Hugh Jackman, de forma que él y Kelsey Grammer son, posiblemente, lo mejor del film. Pero contar con un villano de la talla de Vinnie Jones y reducirlo a una simple pelea con Lobezno, espectacular por cierto, es una osadía; por no hablar de la participación de Rebecca Romijn, todo un insulto para los espectadores. Salvando el claro suspenso en guión, nos queda la espectacularidad de ciertas acciones como lo que sucede sobre el puente de San Francisco, las diversas batallas y los temibles poderes de ciertos mutantes, además de ciertos comentarios irónicos, lo que confiere a la historia el grado de entretenimiento suficiente como para que merezca la pena ir a verla al cine. Sin lugar a dudas, la primera parte ha sido la mejor con diferencia de la trilogía, ya que tenía una buena historia que contar.

Para empezar la historia es la peor de todas, el reparto también y el doblaje es pésimo. Los chavales se suponen que están todavía en el instituto y tienen ya edad para estar haciendo un máster universitario.
Tampoco es que se pueda comentar mucho más de esta comedieta de consumo rápido, porque realmente no es más que una repetición de lo que ya conocemos y no se puede explotar más. Además de contar con algún que otro error garrafal, no le queda más remedio que suplir su nula originalidad con una dosis mayor y gratuita de tetas, chicas, sexo a lo bestia y situaciones tan groseras y zafias como realmente tronchantes (que mejor que veáis vosotros mismos). Eso, desde luego, logra conseguir la película: que nos descojonemos con los colegas mientras hacemos de espectadores.