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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de nicobicho
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
7
29 de mayo de 2012
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como espectador externo tanto a la cultura francesa como española, creo que lo valioso de la película es retratar una problemática universal de amos y esclavos (patrones y sirvientes) y cómo el desarraigo permite quebrar ciertas barreras que en el terruño propio no se atravesarían (los bolivianos limplian los baños que no limpiarían los argentinos, que sí se van a España a limpiar baños; y éstos se van a Francia; la simplificación es excesiva, pero creo que es claro hacia dónde voy, que no es en ningún modo la ofensa).

Yendo a la película en sí, la primera parte creo que es muy buena. Un personaje gris y una transformación perfectamente representada por Luchini, que finalmente llega a cierta situación poco verosímil y quizá exagerada (más digna de Hollywood que otra cosa, aunque con el constante toque de humor de cine francés). Las españolas resultan personajes muy simpáticos y, si bien son híper tipificadas, cada una responde muy bien a su tipo y expresa una visión de la situación. Las que más me llamaron la atención a mí fueron las dos mujeres conformistas, esperando la ocasión de volver a España y ser ellas las "señoras": aferrarse a la ilusión de movilidad social las mantiene aferradas a su trabajo de "esclavas" (según como se da el trato en la película).
nicobicho
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4
30 de diciembre de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estas películas parecen hacerlas solamente para mantener la industria de Hollywood andando. Es completamente prescindible, la historia se trata de un caso repetido hasta la médula (el accidente, la casi muerte cerebral, el cambio de personalidad) y todo persigue un único objetivo de fondo: generar adrenalina y, así, entretener. De este modo, cada cosa que sucede está acompañado de vulgares ruidos y movimientos fuertes y bruscos, que no aportan nada más que un clima de tensión permanente e innecesario, pero que sirve para poner los pelos de punta en algún que otra ocasión (sobre todo si uno está bien predispuesto para ser entretenido).

En fin, si hay que verla, no es un suplicio, la historia es entretenida y dura menos de hora y media. Si están entre ver esta película, o alguna otra más vieja, que ya han disfrutado, me inclinaría por esta último. "Posesión" es completamente prescindible.
nicobicho
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4
21 de febrero de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Conceptual incomprensible": así titula Liniers, dibujante-caricaturista argentino, a algunas de sus tiras, y así podría llamarse perfectamente "Week-end".
El inicio del film es sencillamente genial; la narración de la mujer es una combinación perfecta entre guión, actuación y dirección de cámara. El problema es si luego, el espectador desea ver una narración similar a la anterior: el caos domina el film, y las escenas funcionan casi individualmente, como partes de un libro de cuentos; los recursos resultan tan interesantes como exasperantes (ver Spoiler).

Esta es una más de esas películas que retratan una época que amé según lo que vi a través del arte, la historia, la música y la literatura (los 60), pero a la que no puedo comprender desde el cine (me pasó con otras cosas del cine francés, y también con Anotonini y Fellini). Siento que requiere de un espectador con un nivel cultural e intelectual altísimo, y posiblemente, también exija un espectador contemporáneo (es decir, que viva en los 60). Los títulos y las constantes referencias cruzadas no hicieron más que confundirme: sabía que se hacía alusión a la Revolución Francesa (las letras que aparecen en medio de la pantalla dicen cosas como "Thermidor" o "La Vendée"), pero nunca pude entender por qué. Sólo me gustaron las autorrefencias al cine, y la certeza que tienen los personajes de que son parte de una película.

Como curiosidad, me pareció simpático que, en una parte, automáticamente me puse a pensar cómo se llamaba el autor de "Alicia en el País de las Maravillas", y acto seguido, la placa dice algo sobre Lewis Carroll: evidentemente, la escena se refería a ese libro. Sin embargo, no pude entender a cuento de qué venía...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
nicobicho
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4
16 de enero de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son cada vez más los casos en los que me pregunto quién escribe los guiones en el cine argentino, y cómo éstos son leídos y aceptados tanto por productores e intérpretes para dedicarle tanto esfuerzo, tiempo y dinero para llevarlos del papel al cine.

"Pensé que iba a haber fiesta" es sin duda uno de estos casos: no hay historia, no hay personajes (excepto Ana), no hay giros explicables, no hay cuadro de situación, no hay diálogos interesantes, no hay fotografía, no hay casi nada, más allá de una cara bellísima y sensual, acompañada por un cuerpo perfecto que está siempre a punto de ser mostrado. La película roza lo pornográfico al estar acechando constantemente con la cámara a la hermosa Elena Anaya, que se presta al juego. El resto sobra, es puro relleno. Valeria Bertuccelli hace el mismo personaje de siempre, y los otros cuatro personajes son tan simples e irregulares que resulta difícil creérselos (las apariciones del jardinero podrían haber sido reemplazadas por placas de "Estamos estirando el film para pasar de un corto a un largometraje").

Otro relato argentino más sobre la nimiedad, los vínculos apenas esbozados, las miradas, las supuestas sutilezas, con un aire de copia barata de "La ciénaga" (casi toda la acción sucediendo en sordina alrededor de la pileta).

Los juegos de cámara son lo más arriesgado, pero tampoco resultan funcionales al relato: el director parece maravillarse con algunos planos y los usa hasta agotarlos (por ejemplo, la mirada desde arriba, que nos deja apreciar continuamente el escote de Anaya, o una escena en la que, por el reflejo del vidrio, se ven los movimientos de dos personajes a la vez).

Verla no es la muerte de nadie, y sin dudas se disfrutará la belleza de Anaya, pero sí es completamente prescindible...
nicobicho
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7
21 de agosto de 2018
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El trío Duprat-Cohn-Duprat nos acostumbró a productos audiovisuales (cine y televisión) cínicos, absurdos, mordaces y delirantes, usando actores amateurs en muchos casos (o simplemente aficionados, como eran los programas “TV Abierta” o “Cupido”), o actores en roles inesperados (como el personaje dramático de Emilio Disi). Podían gustar o no, pero con casi 20 años de producciones sobre diversas temáticas y un tono inconfundible, habían registrado una marca y un estilo, desde el documental de presidentes argentinos a una película sobre el asado, pasando por sus ya clásicos de ficción, como “El artista”, “El hombre de al lado” y “El ciudadano ilustre”.

En “Mi obra maestra”, justo cuando uno espera encontrarse con una exacerbación de ese estilo, cuando la temática (un pintor exitoso en los 80 y en decadencia desde entonces) y los actores (Brandoni y Francella) hacen pensar en que efectivamente se venía la obra maestra del trío ya maduro, llega lo más “estándar” de su producción.

Ojo, este adjetivo no es “malo” en términos absolutos: sólo describe una película que tiene algunas pequeñas marcas del estilo de los autores, pero que rompe con su línea de trabajos anteriores, sin ser disruptivo sino, por el contrario, “mainstream”. “Mi obra maestra” se adapta a lo que un público masivo espera, y es una comedia efectista, que se sostiene enteramente en dos actores monumentales y en una excelente química entre ellos, que produce todos los efectos humorísticos con las miradas, los gestos y la pronunciación de ciertas palabras, haciendo que un texto sin demasiado vuelo luzca como una extraordinaria pieza cómica.

El planteo en torno a la funcionalidad del arte y a la relación de éste con su valor y con el mercado, a diferencia de lo que sucedió en films anteriores, es más bien elemental y esperable, sin ninguna ocurrencia que salga del molde, y sostenido sobre una idea que bien podría emitir cualquier tía distraída: “Para las pinturas, hay que esperar que el artista se muera, que eso siempre hace que valgan más”.

Nada disruptivo, nada nuevo; sólo una sucesión de eventos inesperados (muchos de los cuales son bastante esperables…) entre dos amigos entrañables, un homenaje a la amistad que genera un buen contrapunto ante las atinadas apariciones de un jovencito español muy bien caricaturizado. Un producto para reírse, para pasarla bien “en las vacaciones de invierno”, 2 horas de entretenimiento asegurado: ni más ni menos que eso.
nicobicho
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