Que a las 5:30 de la madrugada termines de ver una película y la piel se mantenga erizada desde hora y media antes, habla bien a las claras de lo que Icíar Bollaín logra con su magnífica película. Despojada de todo artecfacto y con la tensión que sólo la incertidumbre y el temor logra, "Te doy mis ojos" es el jugo máximo exprimido a un tema delicado que sólo una sensibilidad a la altura de Bollaín podían llevar a buen puerto sin estridencias innecesarias.

Laia Marull está espléndida, profundamente bella bajo una indefensión cercana a la muerte. Luis Tosar realiza un trabajo magnífico en el que transmite terror contínuo, y el resto del reparto no baja la nota a una película que dignifica y eleva en mucho la nota media de un cine español al que Icíar Bollaín tiene mucho que aportar.

Dura y estremecedora, no se la debe perder.

Da lástima que el impresionante trabajo de arte de esta película quede eclipsado por el despropósito absoluto de un guión sin la menor de las gracias. Al menos espero que haya cobrado cada uno justamente por su trabajo. Una pena que el equipo no estuviera a la altura de dibujantes y animadores.

El elenco de personalidades que Campanella une en este extraordinario caldo de sensibilidad que es "El hijo de la Novia", no dejan lugar a la más mínima duda: una obra maestra, impactante, y enternecedora.

Al bueno de Carlos ha debido cegarle el fulgor de la amistad para recomendar este bodrio infumable. A Maribel Verdú le han dado el papel para olvidar de su vida. Salvo Candela Peña, no escapa ni el gato, literalmente.

Campanella se empeña en ahondar en lo más profundo de las emociones volviéndose a salir con la suya. El elenco de actores, liderado por un Darín nuevamente inconmensurable, es sencillamente magistral.

"El hijo de la novia" buscó por sorpresa un lugar en mi cajón de películas favoritas. Hoy una saldrá del cajón para dejar espacio a esta nueva obra de encanto desbordante.