O, también ‘Importancia de las cartas’ y aunque son dos expresiones aparentemente distintas el azar las ha querido juntar y así quedan por mi parte en esta introducción. La primera, del título, se refiere a la canción de Mocedades que ese empresario vasco (muy bien José Ramón Soroiz) al que van a asesinar, sintoniza en su coche cuando lo arranca y una sonrisa de satisfacción aparece en su rostro -gran poder terapéutico el de las canciones-. Y, la segunda, el texto de esa carta tan deseada y definitiva que Bittori (genial Elena Irureta) recibe del etarra Xose Mari.

No le va a la zaga en cuanto a interpretación Ane Gabarain como Miren, esa otra madre exacerbada. Y lo bueno de esta serie es que vas siguiendo con interés todos los diversos perfiles de sus personajes porque están muy bien definidos por su autor sobre el papel, Fernando Aramburu (sólo me chirría un poco el del cura pero más que nada es por aversión). Respecto al resto del elenco, tanto artístico como técnico, sólo cabe el felicitarles.

-Y epílogo marginal ahora, lo admito, pero es por la importancia mencionada de las cartas ya que hoy, a finales de abril del 2024, cuando escribo esto, tenemos nosotros como espectadores pero esta vez del país, la expectativa de la dimisión o no de nuestro presidente Sánchez… Los fantasmas de la oposición continúan o continuarán asediándolo pero ahí queda su carta, más o menos acertada pero desde mi punto de vista muy valiosa y respetable... Y que Dios reparta suertes ;)

Esa canción por sí sola, en plena sesión de karaoke, ya es toda una declaración de principios... Y ese par de escenas con reacciones desaforadas, por parte de 'Mommy' y Kyla, pura adrenalina de sinceridad ante el comportamiento de un joven hiperactivo, violento pero muy vulnerable a la vez... Es muy dura y es muy tierna, también lúdica por momentos y parece que estás viendo -o me lo parece a mí- facetas del mismo director a través de todos los personajes, criaturas humanas en suma a través de las circunstancias. Y esos vecinos discretos parecen albergar también más de un secreto en sus vidas que no hace falta explicitar del todo para acercarte a ellos con sigilo ni que sea atisbando detrás de una ventana...

La interpretación de ellas dos es deslumbrante y la del muchacho ajustada. La música quizás excesiva pero acompaña muy bien -otra faceta más de Dolan- y ahora que ya ha pasado una década desde que la rodó no sé si la madurez le habrá perjudicado o mejorado en el camino pero con tal de que siga sorprendiéndonos y ofreciéndonos propuestas que van más allá -o más acá- del cine, yo ya me doy por razonablemente satisfecha.

Tiene varias capas como las cebollas -y puede hacerte llorar también-. Yo me la imagino en teatro y la aplaudo, me refiero a que la claustrofobia de buena parte de su acción en un penal se presta más al juego escénico diría pero aquí la tenemos en plató y como que satura un poco esa escenografía correcta pero apoyada básicamente en el buen oficio de sus dos protagonistas. Me parece un guion diferente por parte de Russo con una potencia dramática notable pero aunque tiene un título prometedor y un final espectacular, las hechuras de la historia aprietan y se aflojan también por momentos... Y es que tras varios vaivenes mediante los 'vis a vis' se pierde parcialmente el interés y aumenta la confusión por lo que ya no sabemos si el traje, trama funcionará con todas esas puntadas haciendo y deshaciendo... Pero acabemos con la metáfora -rebuscada, sí- y destaquemos el complicado mundo de unos sentimientos ocultos tan difíciles de gestionar como profundos de sondear... Y es ahí dónde radica el corazón de la historia -con sorpresa incorporada-.

Si sube una chica comiendo 'Toblerones' en tu taxi y encima es bonita y está nerviosa porque tiene que ir a un casting puede que esa carrera se convierta en algo más que llegar a ese destino... Y si ese destino oscila, como la mayoría de ellos -si es que realmente existen-, hacia otro desenlace, tú tendrás que esforzarte para tratar de cambiarlo poniendo todo de tu parte, ni que sea en portugués, por si puedes mejorar la ruta en la vida de esa chica... Por intentarlo que no quede. Y eso nos lleva honestamente y sin trampas al resultado final: un viaje a la realidad.

Ganó un Premio Goya en la edición de ese año y sus dos protagonistas lo interpretan con fuste. FA me pide que detalle un poco más los aspectos cinematográficos del cortometraje como si el ceñirme a la historia no resultara suficiente: pues está bien rodada, dentro de un vehículo, lo cual no es óbice para que se produzca un salto importante de tiempo dentro de él y nosotros lo encajemos con nitidez, gracias a unos 'Toblerones' también (francamente, el guionista y director del minifilm creo que agradecería mi modesta aportación sea más o menos técnica y/o aceptable pero hecha desde el respeto y la admiración; de hecho voy directamente a enviársela).

Diría que es un documental en blanco y negro, le faltan grises... pero teniendo en cuenta que el ex-alcalde de Ponferrada declinó participar en él ¡bienvenido sea! Y es, por momentos, un relato o retrato del miedo, sin paliativos. Agradezco la intervención de Juan José Millás posicionándose desde el primer momento a favor de Nevenka y espero la película que está terminando, o ha terminado ya Icíar Bollaín sobre el mismo caso, "Soy Nevenka", que seguro le cuaja bien aunque tiene el 'feliz' hándicap de que a Ismael Álvarez lo interpreta Urko Olazabal que es aquel etarra arrepentido que nos enamoró en "Maixabel" y que tiene muchos números para camelarnos aquí disfrazándose de oveja aunque en el fondo sea un lobo...