Una descripción ajustada del entorno "profesional" que rodea el mundo sublime de la música y los musicos. La película responde a lo que se espera aunque para mi gusto Christopher Walken está acartonado y sólo le falta levitar. PSH capta mejor los matices de su personaje -para mí una de sus mejores actuaciones- cambiando de registro en función de los impactos emocionales. Estoy de acuerdo en que el guión resulta enrevesado y sobra la hija, que solo aporta confusión dando a la historia una vuelta de tuerca un tanto forzada. Solo con las relaciones entre los cuatro personajes la historia hubiera discurrido en un clímax de interés más que aceptable. El final se prolonga en exceso y sobra la entrada de la sustituta del protagonista en el concierto. La historia debería terminar cuando el cuarteto entra (de nuevo) en el escenario y se cruzan sus miradas. El espectador es ahora cómplice y entiende perfectamente el significado de las mismas. Con todo, esta película es un bálsamo que reconforta el espíritu.

No voy a ser original diciendo que el estilo Garci queda una vez mas patente en esta película. El paisaje asturiano, los personajes con actores reconocibles propios de su clan, ese "tempo" que solo sus películas tienen...y la temática tan indisociable de su bagage cinematográfico : el amor, los recuerdos, el paso del tiempo...todo con el "sello" Garci, que no sé si es el séptimo pero que a los que nos gusta el cine disfrutamos como enanos, tal vez porque la paranoia de la sociedad actual demanda video-clips en vez de cine con mayúsculas. Garci no necesita un ritmo vertiginoso. Mueve la cámara en planos calculados al milímetro y en la medida de lo posible la mantiene quieta, paralizada, concentrada ella también en lo que se cuenta. Como en el fútbol -del que es un gran aficionado- donde el mejor árbitro es el que pasa desapercibido en el campo.

Consigue además una interpretación de Alfredo Landa que nos reconcilia con uno de los actores mas desaprovechados del cine español y lo rescata como ya hizo en el Crack sacándole la vena mas intimista, a la que contribuye Landa con una interpretación contenida y entrañable de su personaje.

Gracias Garci (y Parrondo) por mantener la esencia ante las turbulencias...y por hacernos añorar esa maravillosa Asturias, decorado ideal para que gente con talento se luzca.

Emocionante. Por la forma de desarrollar una historia que aparentemente jamás saldría a la luz. Por la interpretación contenida de un cúmulo de actores/actrices que dejan su aura en la puerta y se involucran de pies a cabeza para que el conjunto resulte beneficiado. Por el homenaje al viejo periodismo de Bernstein, Woodward y del mítico Lou Grant televisivo, al que sospechamos ver deambulando por ese escenario del periódico plagado de espacios con mesas, lámparas,y despachos a la vieja usanza donde los periodistas se arraciman absortos en sus propias historias. Walter Matthau y Jack Lemmon estarían orgullosos de pertenecer al Boston Globe.

Huppert sobresaliente...aparte de ella la película languidece en su tramo final producto de un final estereotipado poco acorde con una vida rodeada de crítica intelectual. El supuesto desmoronamiento de la protagonista no se refleja ni en la vida conyugal ni en su trato con la juventud. Hay un exceso de formalismo en el guión que impide redondear una película prometedora en sus escenas iniciales.

Previsible,cercana,sentimental....relata una forma de vida alejada de nuestros estándares y que llega a chocar por su simplismo y sinceridad. Nos sorprende lo cotidiano porque se desarrolla en un ámbito familiar, sin segundas intenciones. La ingenuidad se refleja en unas miradas desnudas, despojadas de la maldad de nuestra sociedad occidental. Tal vez no sea realista pero nos creemos lo que vemos porque los tópicos sobre esta forma de vida encajan en nuestra educación sobre como occidente ve a oriente. Woody Allen hubiera filmado un drama donde Koreeda ve solo costumbrismo.