Es bonito comprobar cómo a veces los recuerdos de la infancia aguantan el envite del tiempo.
Al contrario que muchas otras películas que recuerdo con ojos de chiquillo y que, al volverlas a ver, concluyo que debería conservarlas con esos ojos y no con los actuales, "La bella durmiente" supera la prueba con creces.
La película es la adaptación del clásico cuento de hadas de la pobre princesa que cayó en un sueño eterno al pincharse con una rueca y del que sólo le despertaría su príncipe azul (el clásico príncipe azul) con un beso de amor.
Punto quizá culminante de la nueva forma de animación que empezó a practicar Disney tras sus clásicos originales, el dibujo en ésta se mantiene como un aparte. De las primeras películas de los estudios Disney donde los dibujos eran de rasgos redondeados y suaves, donde primaban las curvas, se pasó a partir de "La dama y el vagabundo" a un estilo más anguloso y estilizado, incluso feista a veces, con trazos para representar lo que en otro tiempo se hacía con tonos de color. Los personajes ya no parecen bonachones enanitos sino auténtica realeza, la que sólo había alcanzado antes la reina de Blancanieves. Esta película, siguiendo el nuevo esquema, se mantiene alejada de él por no ser tan "feista" el dibujo, por mantener un trazo más limpio aunque igual de anguloso y unos colores vivos y brillantes.
El director Clyde Geronimi que trabajó en algunos de los más clásicos cortos de los personajes Disney, fue el director principal de las películas de esta factoría por más de una década, desde "Cenicienta" hasta "101 dálmatas", la que está considerada como la primera etapa de esplendor Disney.
Un clásico a revisitar, una historia inolvidable.

De elegante título, esta película sueca se estructura en torno al clásico relato de "iniciación vital", del paso de la inocencia a la madurez, de unos muchachos durante un verano de vacaciones que recordarán siempre. Todo ello salpicado con toques de violencia y misterio, y la maravillosa presencia de Helena af Sandeberg, para formar una entretenida y agradable película.

Encuadrada en el ciclo de cine negro nórdico en la 31 Mostra de Valencia, esta película era probablemente la menos negra y policiaca pero las más meritoria.
Siguiendo muchos de los cánones de este tipo de historias (como, por ejemplo, el "Cuenta Conmigo" - Stand by me - de Rob Reiner), la película comienza con dos chicos en una cuasi total libertad parental a lo largo de sus vacaciones de verano. Los dos muchachos, que empiezan como simples conocidos del colegio, acabarán estrechando lazos a través de las historias que vivirán en la casa de campo de una de las familias, con la sola presencia del hermano mayor de uno de ellos, escritor y remedo de James Dean rebelde, y de las novias que llevará a la casa. Especialmente Ewa Kaludis (af Sandeberg), que les dio clase a los chicos, y de la que se quedaron prendados por su belleza y parecido con Kim Novak.

Para completar la estructura de iniciación, sólo falta añadir el toque violento que represente esa ruptura, ese paso hacia el mundo adulto. En este caso, será un misterio sin resolver que se enlaza perfectamente con los sentimientos en que la historia nos ha estado envolviendo.

Una cuidada realización y estética, una historia que, no por más o menos conocida, deja de estar bien contada e intriga y una ambientación general, tanto de escenarios como de personajes, que nos retrotrae perfectamente a aquellos años 60, conforman una buena película que deja un agradable recuerdo. Mención aparte para mi merece af Sandeberg, con un aura mágica en todas sus apariciones a lo largo del metraje.

Realmente, más que "Vidas pasadas" es la serie la que ha pasado a velocidades inimaginables por las pantallas. Tras solamente tres episodios emitidos, la serie fue cancelada con unos pocos más en el tintero. Y la verdad, tampoco es muy de extrañar.

En estos días donde la paciencia es un bien cada vez más escaso en el mercado y en los espectadores, juzgar una serie tras sólo tres episodios es más normal de lo que podría parecer. Tres episodios de una serie normalmente son poco más del 10% de una temporada, algo así como el primer cuarto de hora de una película. Incluso en una miniserie habitual, malamente llegarían a ser la mitad. Por tanto, estos juicios sumariales se antojan demasiado impacientes. En el caso particular de esta serie sin embargo, es probable que no hubiese mucha diferencia.

La serie parte de la misma premisa que tantas otras: una pareja de investigadores, hombre y mujer, resuelven crímenes al mismo tiempo que aprenden a llevarse bien y generan cierta tensión sexual entre ellos. Unos cuantos secundarios asumen un rol de ayudantes/esclavos y sirven de interludio cómico. La lista de series parecidas es muy larga.
¿Qué tiene esta de diferente? Que aquí las investigaciones supuestamente son para ayudar a un paciente que no para de recibir recuerdos de una vida anterior que acabó sin dejar todos sus asuntos "cerrados". Vamos, otra especie de "Entre Fantasmas". Así que ni novedad nos encontramos ahí.

El auténtico problema, aparte de la falta total de novedad en todo, es una especie de "pasotismo" que recorre la serie entera. Los actores muchas veces parece más que estén haciendo una parodia, los dos secundarios tienen unos papeles aún más tristes y accesorios que en cualquier otra serie, los saltos en lógica de los protagonistas para deducir los asesinatos son increíbles y en general, los argumentos apuntan a una simpleza bastante básica (aunque si esto habría podido ser corregido en próximas entregas es algo que nunca se sabrá).

Resumiendo. Aunque estoy en contra de juzgar series a las primeras de cambio y más aún de que las retiren de las cadenas al primer viento que le dé a un directivo, se hace difícil justificar una ayuda para esta serie.

"Hanna" es una interesante película de acción y persecuciones que, por desgracia, se afea por los excesos cacofónicos de su director.

La historia que nos cuentan empieza en tierras nórdicas, con la joven Hanna (una interesante actuación de Saoirse Ronan) que vive con su padre en el bosque helado, aislados de la civilización, algo que ella nunca ha conocido. Allí él la está entrenando, física y mentalmente, para una misión que descubriremos pronto pero que tendrá ramificaciones. La historia nos llevará entonces desde Marruecos, recorriendo media europa (con el inevitable paso por España y una actuación flamenca, si bien más natural que en muchos otros intentos de Hollywood), hasta Alemania. A lo largo de este recorrido habrá acción, carreras, muertes, un viaje de iniciación al mundo por parte de Hanna y muchas escena discote-videocliperas. Demasiadas.

En realidad parece que estemos viendo dos películas. Las partes "sosegadas", entre escenas de acción, donde vemos cómo reacciona Hanna ante una gente y un mundo que se encuentra por primera vez. Son escenas con toques de humor, con una cadencia casi lírica, que le sientan bien al personaje y su crecimiento.
Luego están las partes de acción propiamente dicha, en las que la banda sonora de The Chemical Brothers y unos juegos de luces y cambios de plano casi estroboscópicos llegan a enervar. Por un momento, uno quiere creer que es una metáfora del director, que nos quiere poner en la cabeza de Hanna al encontrarse con helicópteros, grandes tiroteos, gente persiguiéndola, etc como contraposición a la completamente serena vida de la estepa. Pero luego descubrimos que no, que simplemente a Joe Wright le gusta esa forma de rodar las escenas de acción. Y que cansa. Al igual que cansan también las carreras, dado que una gran parte de las escenas son sólo los personajes corriendo de aquí para allá, como si de un remedo de "Corre Lola corre" se tratase.
Quizás los amantes de The Chemical Brothers disfruten más de esas escenas, aunque sospecho que poco. Para mi, que no soy un amante de ellos, esa música a ese volumen y con esos planos y cambios constantes no contribuyen para nada a hacer las escenas más interesantes.

En definitiva, "Hanna" tiene el germen de una interesante película, parece que podría haber llegado a ser más si no la lastrasen esos experimentos de su director. Las partes de la relación de Hanna con el mundo son curiosas y el fondo de la historia, aunque no sea nada nuevo (casi podríamos estar hablando de Hanna Bourne), se hace interesante al espectador. Merece un vistazo, aunque sabiendo que igual irrita tanta electrónica.

Porque una de las sensaciones más fuertes que me ha quedado al terminar la película es la de que David Lynch podría perfectamente haber formado parte del entramado cinematográfico de "Angel's Egg". Desgraciadamente, no para bien. O no del todo para bien.
Película surrealista y simbólica, "Angel's Egg" se cimenta en una cuidadísima y opresiva atmósfera, lograda a través de la imagen y la música. Los fondos son oscuros, sombríos, claustrofóbicos. La paleta de colores explora los límites inferiores de negros, grises y azules, dejando los colores brillantes sólo para los dos protagonistas. Los edificios parecen extenderse y deformarse más allá de lo debido. Todo ello unido recuerda poderosamente al expresionismo alemán de principios del siglo XX, a esos escenarios imposibles que influían en el espectador moldeando sus emociones.
La música que acompaña la cinta contribuye poderosamente a esa sensación de aprisionamiento y cierta desesperación. Perfectamente orquestada y acompasada, marca las emociones más que el ritmo de la película. Forma un todo inseparable junto con los escenarios.
El problema para mi llega al tratar la historia. Sin ser un fanático del señor Lynch y sin llegar a entender muchas de sus películas, sí que me dejan una sensación agradable (en el sentido de haber visto algo imponente) al acabar. No me ocurrió así con esta película. La historia se puede interpretar de diversas maneras (en la wikipedia se cuentan varias versiones, todas relacionadas con el cristianismo y la pérdida de la inocencia) al igual que, por ejemplo, "Mulholland Drive". Pero donde esta última seguía un patrón narrativo, "Angel's Egg" se basa sobre todo en símbolos, no fácilmente comprensibles para todo el mundo, si lo son para alguien. La relación entre los protagonistas fluye más o menos suavemente pero el surrealismo impera a cada paso.
En este sentido (simbólico-surrealista), la cinta podría estar más cercana a "Un perro andaluz" de Buñuel que a Lynch, salvo que aquí sí que se percibe una historia de fondo.
Lamentablemente, y sin poder achacarle ningún mal mayor (salvo el misterio de su interpretación), "Angel's Egg" no me dejó un sabor de boca agradable. Quizá fuese el momento, quizá que me hago viejo para este estilo de películas.

Resumiendo, que me alargo: película cuidada, de impresionante atmósfera, pero sin una historia que permita congeniar con los personajes ni los acontecimientos. Si os gustan "Un perro andaluz" o "Mulholland Drive" (por poner dos ejemplos), echadle un vistazo. Y viceversa.