Qué desastre de episodio… aburrido, lento, sin guión ni historia. Una serie de clichés metidos sin hilo conductor, tipiquísima historia que pretende innovar y sólo aburre. Es peor que una función teatral del colegio.

Lo único que al principio llama la atención que es la ambientación se termina caricaturizando entre mala dicción de los actores y plañideras sobreactuadas.
Primero es una mezcla de llantinas y gritos, luego una historia romántica, después se ve que la directora se acuerda de que en teoría esto es una serie de miedo y mete con calzador un par de monstruos y ya por último una serie de clichés del carnaval de Bielsa mezclado con Halloween y con Bram Stoker. Terminamos con un poco de magia, ouijas y zombies y refrito listo.

Por no hablar de que no se salva NI UNA INTERPRETACIÓN, Buika debería aprender a vocalizar y El Hammani sólo pone caritas de intensidad.

Después de la maravilla de los dos primeros episodios, esta directora se ha cargado el objetivo de la serie. Menudo fracaso de capítulo, la señora Alice Waddington se habrá quedado tranquila. Con bodrios así entiendo las críticas al cine español.

Sólo diré que no me puedo creer que en España no haya una buena actriz con acento andaluz auténtico. Ingrid García-Johnsson no lo puede hacer peor, exagera un acento forzadísimo y ceceante que te saca de la película.

El resto de actores cumple sin más en una película sin grandes pretensiones. Rovira encasillado en su papel de siempre y Furriel es quizás el que más sobresale.

Mención especial a María Hervás, que pese a hacer siempre el mismo estilo de actuación, entretiene y defiende con creces su papel.

La historia sería estupenda si la actriz principal fuera otra.

Está sobreactuadísima, hierática, no interpreta sino que recita. Con poner morritos y entonación de pena ya considera hecho su papel. Lástima porque la idea de serie es muy buena, aborda varias situaciones que se dan en la actualidad y muchos de los personajes podrían estar ahora mismo en el bar de abajo de tu casa.

La pena es que en España damos cancha a estas pseudoactrices que se lo tienen demasiado creído y que sólo saben enseñar cacha.