Por desgracia, el parecido entre «Kill Bill» y «La novia vestia de negro» se esfuma con demasiada rapidez. Mientras que la película Tarántino se nos presenta con un argumento redondo, buenas interpretaciones, dialogos desconcertantes, la de François Truffau se queda simplemente en desconcertante.

Ambas tienen como punto de partida el hecho de que una novia decide vengarse a porque han asesinado a su recien estrenado marido. A partir de ahí la película francesa decide que eso de la coherencia argumental es algo para frikis.

Simplemente el motivo por el que han matado al marido de la protagonista en el mejor de los días te puede parecer una tomadura de pelo. Alguien, no entiendo con que criterio, consideró que el cómo la protagonista llega a descubrir los nombres de los cinco hombres responsables del asesinato carercía de interés para el espectador y por eso directamente no se cuenta. La preparación y ejecución de las venganzas de tan incosistentes pueden parecer que son intencionadamente cómicas. Los actores...mal, fieles a la línea de mediocridad que traza la cinta.

Filme de argumento frágil y paso lento por el que resulta TOTALMENTE PRESCINDIBLE

Decepcionante película asombrosamente bien considerada por buena parte de la parroquia de FilmAffinity.

El guión me ha resultado sencillo, sin la dosis de dinamismo e incertidumbre que requiere este tipo de historias. Para terminar de cavar su fosa, la película no es capaz de sacudirse una molesta reminiscencia a Casablanca.

Sólo Humphrey Bogart y, especialmente, una debutante Lauren Bacall le ponen un poco de pimienta a un film que, de no contar con estos dos alicientes, apenas tendría motivos para ser recordada casi 70 años más tarde.

Un film sólido y muy bien narrado lo que permite su disfrute sin caídas de interés a lo largo de las casi dos horas que dura. Las interpretaciones cumplen con el nivel requerido para que, desde mi punto de vista, sea una película MUY BUENA (9).

Leyendo algunas críticas a esta serie, tanto de los “pros” como de los parroquianos de Filmaffinity, empiezo a pensar que buena parte del personal no ha visto Tyrant. Resulta asombrosas, e incluso descabelladas, comparaciones como las que he leído; con Homeland, con películas del Oeste americano, con películas de la Mafia (El Padrino no ha podido faltar a la fiesta), etc...
Creo que Tyran no está siendo tratada con justicia, ni en puntuación ni en el modo en el que se está hablando de ella. Desde mi punto de vista, la serie de FX tiene una serie de puntos fuertes que resultan lo suficiente seductores como para darle una oportunidad:

a) La temática de la serie tiene actualidad. Trata la encrucijada a la que se enfrenta una dictadura de Oriente Medio tras la “Primavera Árabe”. Y lo trata de una forma ágil, natural y sin excesivos tapujos.

b) La historia es inteligible desde el minuto uno, y además fluye con agilidad por todos y cada uno de los 10 capítulos que componen la primera temporada.

c) Demuestra que es capaz de mantener en tensión al espectador sin que se pierda seriedad a la hora de desarrollar el argumento, cosa que no me parece nada fácil.

Es cierto que Tyrant tiene algunas sombras como el nivel interpretativo de sus actores (muy mediano en general) y que algún giro de la historia podría haber resultado más sorpresivo. Sin embargo, los guionistas de esta serie tienen una oportunidad de oro para callar muchas bocas con la segunda temporada; sin desvelar nada, la historia finaliza en un punto en que las cabezas pensantes han de dar el “do de pecho” para encauzar el argumento por unos derroteros realmente inesperados.

En resumen, Tyrant me ha aparecido una serie muy pero que muy aprovechable, con una Segunda Temporada decisiva para su supervivencia.

Confieso que me ha decepcionado «El último refugio». Y no sólo lo confieso sino que además tengo claro quien es el responsable de esta decepción; el guión. Durante toda la película existe un exceso de, llamémosle «pistas», que anticipan con demasiada nitidez el final de la historia. Tanto a John Huston como a W.R. Burnett, guionistas del filme, se les ha ido la mano con los guiños proféticos y la consecuencia es que a falta de 20 minutos del final se ha esfumado cualquier posiblidad de sorprender al espectador.

Humphrey Bogart, más duro que el diamante, consigue echarse a la espalda esta película en la que aparte de él, el resto de personajes son poco más que bocetos. Estoy convencido que sin Bogart la puntuación media en Filmaffinity apenas sobrepasaría el 5.