Producto de tercera división, cuyo único "interés" consiste en incluír los primeros top-less de la despampanante (y aquí jovencísima) Bellucci.

Una porno de la Bellucci; eso sí sería un peliculón. Esto es una peli mediocre, nada más.

La factura técnica es impecable, e incluso la dirección me parece razonablemente buena, pero estamos en el mismo punto débil de todas las películas de ciencia ficción japonesas: que desbarran como bellacos, por no mencionar que en cuanto te despistas ya te han metido el discursillo sobre el honor y la humanidad y los cerezos en flor...

Pero bueno, vale; se puede ver.

En cuanto a la animación, que es supongo lo que más se ofrece a comentario, me ha resultado muy interesante esa especie de fusión entre el dibujo y la animación 3D, que en cierto modo es opuesta a la aproximación de "Beowulf", donde actores reales se digitalizan dentro de un entorno 3D.
Quizás dentro de no mucho la tecnología permita que la estrategia de animación de Beowulf salga triunfante; pero a día de hoy prefiero la de Vexille.
En cuanto a la ambientación futurista, me ha parecido fantástica.

En fin, que se trata de un pasito técnico más dentro de la saga de películas japonesas de ciencia ficción cuyo patrón no se ha movido un ápice desde que yo recuerde.

Se puede ver.

Calaramente, los recuerdos que conservaba de la serie distorsionaron mi imagen de la película original, que visionada hoy en día constituye una sorprendente decepción.
El inicio es francamente prometedor, los personajes van sucediéndose y esbozando historias que, por vistas, no pierden su gancho, especialmente cuando se tiene en cuenta que ésta fue una de las cintas pioneras en el género.

Pero ahí acaba todo.

De la danza, aparte del momento (estelar) en que la escuela entera sale a bailar a la calle, no queda nada.
Las canciones y las voces de los protagonistas, exceptuando el temazo que da nombre a la película, son del montón.
Ni una sola de las subtramas avanza más allá de la presentación, y el final le pilla a uno por sorpresa, no por lo que sucede, sino por lo que NO sucede. El espectador se ve obligado a asumir que, de alguna manera, los personajes han conseguido resolver sus conflictos, y se gradúan en un acto final que, por otra parte, sólo puede calificarse de decepcionante e insulso. La aparición de los títulos de crédito es tan brusca que resulta hilarante: da la impresión de que el director estaba deseando terminar para ir al baño.

Quizás se quisieron contar demasiadas cosas y no hubo tiempo, pero el caso es que el resultado final es bastante pobre. Le doy un aprobado por simpatía.

Tras un trailer que anuncia una película prometedora, los primeros cinco minutos no defraudan: acción estilo "Blackhawk derribado" con el Damon en su típico papel de chico competente. ¿Y dónde están las armas de destrucción masiva? porque aquí no, oiga, y ya van tres. Un comentario impertinente y aparece una periodista y un enigmático tipo de la CIA, que si llámame y tal, tarjetita por aquí y por allá. Vale, venga, la peli va a estar bien.

Pero no. La cosa se queda en un regulín (decente quizás en cuanto a la dirección, para quien no se maree con los estúpidos movimientos bruscos de cámara, zooms molamazo incluidos), pero con un guión que naufraga clamorosamente en sus pretensiones de denuncia, o lo que fuese. Uno que pensaba que iba a alzar la mano para señalar la luna, y resulta que no, que lo que hace es mirarse el dedo. Pues hombre; para qué.

La trama: un permiso de super lujo que el ejército sortea para elevar la moral de un acuartelamiento. La publicidad y relevancia que se dará al viaje obliga a que éste salga perfecto, pero por supuesto este privilegio termina recayendo en un soldado con reputación de mujeriego, para desesperación de los altos mandos responsables.

Otra del Curtis haciendo de gamberrete, y de chicas nobles y tontorronas.
No faltan tampoco los personajes ingenuos de fácil pero breve enfado, ni los paisanos bonachones y un tanto atolondrados que aportan el toque pintoresco.
Si le añadimos las cuatro fotos de París, tenemos ya todos los ingredientes.

¿El resultado? Se hace simpática en algunos momentos, pero sin llegar a la carcajada ni a hacerse entrañable. Un aceptable pasaratos, pero no obstante obra menor de Edwards.