Película de bellas y simbólicas imágenes.
Justine es una persona deprimida, incapacitada para amar, sin deseo. Su hermana intenta por todos los medios que sea feliz y prepara una suntuosa y deslumbrante fiesta para la celebración de su boda, pero ella no es capaz de "responder". Aquí nos habla también de la sociedad consumista y de la vida superficial que llevamos.
Sólo con la aproximación del planeta Melancolía, Justine parece ir sintiéndose mejor. Para ella, el fin del mundo es su liberación.
Al final, todos se tornan débiles y es ella la que se fortalece y "sostiene" a su hermana y a su hijo.
Excelente trabajo de la actriz Kirsten Dunst y, en cuánto al director, me parece un "maestro" del cine, un genio. Sus películas no te dejan indiferente.

Es una película muy humana, que no juzga.
Es tan abierta, que comprendes la situación de todos sus personajes. Todos tienen sus motivaciones y sus dilemas, pero son muy humanos.
Plantea el sentido de la justicia y la verdad. Todos mienten, es decir, todos dicen su verdad. Justicia y ley no son lo mismo. Hay una búsqueda exhaustiva de la verdad con muchas limitaciones, religiosas y políticas. Esto se ve cuando Simin le dice al juez: “quiero irme para que mi hija no viva en estas condiciones” y él juez la interroga: "¿que condiciones?”. Ella no puede decir más..
Hay en juego cuestiones muy vitales y para su resolución las situaciones extremas como la falta de libertad, la religión y una sociedad que impide la autonomía, no son buenas.
Es una película vista desde la mirada y la escucha de las dos niñas, que tienen las claves de la situación.
Farhadi muestra la enfermedad del Alzheimer con delicadeza, algo que en nuestra sociedad, supuestamente más avanzada, se ha perdido. Hay riqueza en el tratamiento del personaje afectado y su familia. Esa enfermedad quita la palabra pero no por eso nos dispensa de nuestra responsabilidad.

La ausencia de la madre y la hija ha condicionado la forma de ser de ambas.
Habla de las repercusiones de los actos, del poder del lazo madres-hijos y de la adopción.
Se adentra bastante bien en las vidas personales, nos comunica los estados emocionales de las tres protagonistas. Trata el universo femenino y su punto de vista.
Todos los persomajes demuestran ausencias, buscan algo desesperadamente.
Pero, la segunda parte es algo melodramática. Me parece muy forzada la muerte de la abogada, difícil de creer en una sociedad como la estadounidense y mas aún tratándose de una persona de un nivel alto.
Aborda el tema de la maternidad defendiendo los lazos de sangre como vínculo irrompible. ¿Son algo biológico la paternidad y la maternidad, o es cultural?.
¿Deja entrever un cierto veto al aborto?. Siempre la solución propuesta es la adopción.

Por un simple comentario,una mentira de una niña, Lucas, profesor querido hasta entonces por los niños de la escuela, es acusado de pederastia.
Crítica a la sociedad moderna, que vive constantemente dudando y que se deja arrastrar. La maquinaria social se dispara y no hay quien la pare,
Se cree a la niña cuádo dice una mentira y no se le cree cuándo dice la verdad. El tema se basa en la premisa, falsa, de que los niños dicen la verdad, tal vez apoyada en el dicho “los niños y los borrachos siempre dicen la verdad”. Que digan la verdad a veces no implica que no mientan nunca. Niños y mentira son la misma cosa. En la película no se escucha a la niña, nadie deja que desarrolle la historia, nadie le pregunta.
Y el final muestra que nada será igual aunque todos simulen que no pasa nada.

Un guión para recordar, un elenco de actores brillante, un ritmo de gran intensidad que va "in crescendo" y una de las escenas mejores de la historia del cine: Christopher Walken y Dennis Hopper: que inolvidable diálogo, que tensión, que fuerza.... y, de fondo, el dueto de las flores de la opera Lakme de Léo Delibes. Simplemente magnífica.