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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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20 de julio de 2021
10 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una de las escenas supuestamente cumbres de la película, cuando una de las ancianitas nómadas anuncia que le quedan pocos meses de vida y evoca alguno de los momentos “mágicos” que experimentó en su contacto con la naturaleza, justificación por sí solos de una vida, me descojoné acordándome de Blade runner: ¡Ha vuelto Roy Batty con treinta años más y travestido! ¡Que suelten la paloma!
Porque es muy fácil que estos aspirantes a destroyers del capitalismo caigan en la cursilería cuando se ponen líricos. Crepúsculos, amaneceres, hogueras, inmensidades solitarias, primeros planos intensos emocionalmente... Estampitas muy monas. No busquen arco dramático, pero sí estampitas y apariencia de documental. Estampitas por las que deambula otro de esos santos (otra santa en este caso) de claro sesgo ideológico tan caros al cine americano desde los años setenta (desde Jeremiah Johnson, por ejemplo). Personificación de la puerilidad de esos guionistas-autores (autoras en este caso) que sueñan con alejarse del mundanal ruido en compañía de su cubo de veinte litros (otro momento de descojone dentro de esta guía rápida de nomadismo: capítulo destinado al uso del cubo), pero que siempre tienen una hermana a mano en sus argumentos escapistas para pagar la reparación del vehículo. Que denuncian con gran facilidad al capitalismo pero dan megapublicidad gratis a Amazon (…los multimillonarios de izquierdas no se tocan). Que en la fase depresiva de su bipolaridad llenan el guion de suicidios: aquel se suicidó, esta anuncia que se suicidará, la otra pensó en suicidarse y la protagonista lamenta no haber “suicidado” a su marido agonizante. Que no han conseguido superar la fase Disney en su visión de la naturaleza. Que intentan hablar en nombre de los parias, pero solo hablan en nombre de su mala conciencia. Son tan “rebeldes y alternativos”, tan “artistas y creadores” que convergen con los megaglobalistas del FMI y el Foro Davos: “no tendrás nada y serás feliz”.

Sugeriría que quienes se hayan emocionado con Nomadland le echen un vistazo a Los viajes de Sullivan. La protagoniza un director de cine que juega a nómada con caravana de lujo detrás y que por infortunio se convierte en paria forzoso: se le quitan las ganas de hacer cine “social”.
P.D.: La verdad es que con The rider no me descojoné en ningún momento. Esta directora ha aprendido a qué árbol tiene que arrimarse.
19 de diciembre de 2021 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encuadrado dentro de lo que se ha llamado "spaghetti western social", eufemismo de ideología radical disfrazada de género clásico, este film tiene la virtud de la claridad.Tras encadenar matanzas, sin demasiado estilo visual, los autores deciden dejarse de paños calientes y proclamar alto y su claro su mensaje "social": Dinamita en vez de pan. El desenlace dramático (o cómo acaba la amistad de los dos protagonistas) es secundario frente a la revelación ideológica que lo acompaña (y ahoga): no se trata de tierra, libertad o hambre, sino de matar, matar y matar. Dinamita y destrucción.

Y los pobres son la excusa, no la causa. Y los autores se pasan casi toda la película escondiéndose detrás de ellos, y casi nos quieren hacer creer que su ideal es el santo pistolero que encarna Kinski, pero, al final, deciden ser absolutamente sinceros: su paradigma de anarquista no sabe bien por qué mata, solo que debe hacerlo. Su paradigma de anarquista es un psicópata sádico con pocas luces.

Y el que se quiera engañar con ideales románticos o la creación de un nuevo orden más justo (del cual ni esta película ni la Historia nos ha ofrecido el menor indicio)... que se engañe.

P.D.: Me atrevería a decir que Castel se inspira en Eastwood para su interpretación de pistolero gringo; y Volonté en Eli Wallach. Así que, en segunda lectura, el film es una especie de revancha, un ajuste de cuentas con los iconos de Leone. Y es que el cine ideológico, entre otras "virtudes", parasita todo lo que puede.
10 de abril de 2021
11 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podemos distinguir en esta deleznable narración tres etapas:
Las mujeres se pelean por los hombres más o menos igual que se pelearían por sus muñecas.
Las mujeres asumen que los hombres son falsos, que confiar en ellos trae la ruina, y que es mejor prescindir de ellos.
Las mujeres se sinceran, superan sus conflictos y viven juntas en armonía.
¿Ya se hacen una idea de la “profundidad de la propuesta” y del “nivel de reflexión” que va a exigir al espectador?
Y añadamos, para indicar el subterráneo listón ético de este engendro, que hace falta juntar mucha mala bilis entre la directora y su guionista para plantear como desenlace a cuatro mujeres disfrutando en el agua de una piscina, cuando el arranque es la noticia del fallecimiento, ahogado en su bañera, del “protagonista” masculino.

¿Hay algún motivo “artístico” para verla? Pues tampoco. En cuanto a eso que los pedantes llaman la escritura cinematográfica, no supera el nivel de los cuadernos de caligrafía de educación infantil. Planos de un segundo o menos de duración y encuadres subordinados a la “expresividad emotiva”: se imagina uno a la directora con su handycam grabando a las actrices durante media hora y recortando esa media docena de fotogramas donde expresan lo que ella pretende. Y el montaje lo convierte todo en una sucesión rápida de estampitas. (Aunque a estas alturas ya no vamos a llorar por eso; en el mortecino cine actual hay miles de ejemplos así: no se narra, no existe la puesta en escena, solo se pretende “emocionar”). Los planos más largos vienen a propósito del esparcimiento de las cenizas del difunto desde un coche: la escena produce vergüenza; se le habría ocurrido a un chico de 1º de ESO que consuma habitualmente el Disney Channel.

Cuando la razón de ser de un film es el discurso ideológico, o el ajuste de cuentas, y se ahorma a los personajes con ese propósito, el film nace muerto. En este caso, ahogado.

Y si se merece un 2 como calificación es porque solo dura hora y cuarto.

En conclusión, película que disfrutarán los hombres con complejo de culpa frente a las mujeres por un ancestral pecado original (lo cual debe de incluir a todos los críticos de la reseña), y las mujeres que crean ser infelices por causa de los hombres y fantaseen con ahogarlos en una bañera. Pero probablemente nadie más.
22 de septiembre de 2021 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el género fantástico, de un buen guion y una buena producción no puede salir una mala película, ni siquiera mediocre. Y en Oblivion ambos son buenos. No es una película que sirve para pasar el rato y ya; es bastante más.

Más que bueno, el guion es, en cierto sentido, modélico. Tómese el punto de partida, un hombre patrulla el planeta para proteger lo que él cree que son los recursos de los supervivientes de una guerra contra los alienígenas, y compruébese cómo paso a paso, mediante sucesivos giros de guion, con una excelente dosificación de la información, el escenario se vuelve del revés. Tan bueno e inteligente es el guion, y así lo saben los autores, que en el film no hay interminables escenas de acción llenas de triples saltos mortales (tipo Los Vengadores o las Misiones Imposibles), sino que el relato se sustenta sobre todo en los descubrimientos que van cambiando progresivamente el paisaje mental del protagonista; apela a la inteligencia del espectador, a que sepa reconoce lo que está bien construido, no busca distraerlo con espectacularidad ruidosa (aunque la fotografía, por ejemplo, sí sea espectacular).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tómese como ejemplo meridiano el punto culminante del film, cuando Harper y el líder de los resistentes consiguen penetrar en la megaestructura alienígena: No tiene Harper que esquivar seis mil balas, liquidar a cincuenta enemigos, quedar colgado sobre el abismo y hacer cien piruetas para salvarse; solo tiene que superar un detector de mentiras… diciendo la verdad. No hace falta más, no es necesario recargar lo que ya funciona.

Cierto es que Cruise ya no transmite nada; tampoco Olga Kurylenko. Pero, en mi opinión, Andrea Riseborough transmite por los dos. Su momento cumbre llega cuando descubre que todo su sueño es polvo: ni tendrá el amor de su compañero, ni regresará a un paraíso que no existe. Consigue que ese momento no sea un inciso en una película de ciencia-ficción, sino puro drama, perfectamente equiparable a los de otras películas genéricamente muy alejadas de esta. Y confieso que unos minutos después, cuando descubrimos a su clon viviendo en la misma clónica ficticia historia de amor, se me puso la carne de gallina.

Se reconocen fácilmente conexiones argumentales con Wall-E, Moon y Matrix. El relato gráfico original del director es coetáneo con las dos primeras. En todo caso, el guion es tan sólido que tiene entidad propia, en ningún caso se puede hablar de un “corta y pega”. El desenlace es quizá lo menos bueno, o lo más tópico; parece que se pretende no dejar a ningún fan angustiado con la suerte de la estrella Cruise. Pero lo compensa la canción final.

No me extraña mucho que los críticos no la hayan valorado. Supongo que es cuestión de pereza. Con lo fácil que es ensalzar las películas sobre las víctimas del heteropatriarcado que buscan liberarse, ¿por qué les obligan a forzar las neuronas siguiendo las migas de pan que va dejando este elaborado guion?
15 de octubre de 2021
18 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Panfleto fílmico abiertamente feminazi, que caricaturiza y denigra al varón (solo hay uno, de hecho, en la película, y su dibujo no va más allá del hombre de paja) hasta el punto de equipararlo a un animal que merece la eutanasia por su mal comportamiento. Se perpetra esta incitación al odio mediante una narrativa premiosa, a base de planos casi congelados, presuntamente intensos, introspectivos, psicológicos... entiéndase, la nada revestida de fotografía de calidad. Y se deslizan algunos eslóganes, del tipo "si te dicen que pares, para" (que por aquí ya nos suenan antiquísimos, pues ya hemos superado el "solo sí es sí" y estamos a punto de llegar a multar las miradas), como corresponde a un vídeo educativo de una sesión de terapia.

Viendo el panorama cinematográfico actual, recuerdo frecuentemente "Adiós a mi concubina": la revolución comunista entró a saco en la ópera china y cambió los temas eternos que tocan el espíritu humano por la lucha obrera. Los activistas políticos metieron sus sucias manos en el cine (en otro tiempo, un arte) y parece que nunca lo enlodazan lo suficiente. ¡Sáquenlas y váyanse a Twitter! O, al menos, por respeto a un pasado glorioso, dejen de llamar cine a lo que hacen: les propongo como nombre alternativo CPA (catequesis progresista audiovisual). Lo que molarán a sus colegas cuando les digan "he hecho mi primer cepea..."
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