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6.3
6,561
6
15 de mayo de 2015
15 de mayo de 2015
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Suite francesa" es una de esas películas de corte británico, donde se nota tanto la mano de la BBC vigilante, que luce tan bien en la pantalla, con una ambientación que da juego, con esa magnífica fotografía, esas actrices tan guapas y unos planos tan cuidados; es una película que está tan bien interpretada, a destacar Michelle Williams y Kristin Scott, y que se levantan sobre un guion tan aceptable como riguroso, que es difícil no disfrutar de ella.
Es una de esas películas que está hecha para ser bonita, con buen gusto, y que me dejó extrañamente complacido y, a la vez, insatisfecho. Porque es una de esas películas tan conservadoras en sus formas que nunca termina de transmitir ni explotar. La belleza con la que la historia está contada, acaba transformándose en frialdad. Personajes correctos de folletín, una relación amorosa prohibida y un clima de guerra que en ningún momento se muestran al desnudo, y optan por lucir maquillados. Cada vez que el guion de "Suite francesa" da pie a un momento que podría darle algo de vida, prefieren evadirlo e ir otra escena, continuando el sosegado ritmo y la historia tan "light".
"Suite francesa" es una de esas películas que, por no salirse de la línea, termina matando poco a poco a su historia, a sus personajes y al espectador. Vacía de personalidad, cuenta sin verdadera garra y acaba siendo una de esas películas tan correctas que, en otras manos, podrían haber sido mucho más.
Una de esas películas que recomendaría; una de esas películas que a los pocos días olvido.
Es una de esas películas que está hecha para ser bonita, con buen gusto, y que me dejó extrañamente complacido y, a la vez, insatisfecho. Porque es una de esas películas tan conservadoras en sus formas que nunca termina de transmitir ni explotar. La belleza con la que la historia está contada, acaba transformándose en frialdad. Personajes correctos de folletín, una relación amorosa prohibida y un clima de guerra que en ningún momento se muestran al desnudo, y optan por lucir maquillados. Cada vez que el guion de "Suite francesa" da pie a un momento que podría darle algo de vida, prefieren evadirlo e ir otra escena, continuando el sosegado ritmo y la historia tan "light".
"Suite francesa" es una de esas películas que, por no salirse de la línea, termina matando poco a poco a su historia, a sus personajes y al espectador. Vacía de personalidad, cuenta sin verdadera garra y acaba siendo una de esas películas tan correctas que, en otras manos, podrían haber sido mucho más.
Una de esas películas que recomendaría; una de esas películas que a los pocos días olvido.

7.3
66,008
5
13 de febrero de 2016
13 de febrero de 2016
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin rodeos: "The Hateful Eight" es para mí la peor pelicula de Tarantino.
Lo que sabía de ella me sugería mucho, quizás demasiado: un grupo de diablos conviviendo en una cabaña, aislados por una ventisca de nieve; conociendo las virtudes de Quentin, el banquete estaba servido, ¿no? A todo el que le apasionen las historias de ratoneras, de secretitos y mentiras, de deslizar objetos por las mangas, de muertes sin asesino... estaría, como yo, bastante ilusionado con su lanzamiento. Sin embargo, me tocó sufrir un desvanecimiento gradual de todas las esperanzas que había puesto en "The Hateful Eight" conforme la película iba avanzando hacia, lo que parecía, la deriva más insalvable, pues está muy lejos de resultar un juego de personajes como el de "Reservoir Dogs" o de volver a crear momentos de tensión tan sobervios como la cena con Leonardo Dicaprio en "Django".
El gran grano en el culo es que Tarantino subraya todo lo visceral y se olvida de trabajar todo lo demás. Lo que antes en su cine era una de las especies, aquí es el ingrediente principal, dando un plato indigesto.
En este nuevo western, la puesta en escena y el plantel de actores son formidables; no se puede negar que Tarantino sigue conservando un gran gusto estético y una buenísima mano para diregir actores, (actuación increíble de Jennifer Jason Leigh), pero en eso se queda Quentin revisitando y tuneando el género del honor y el gatillo flojo.
El argumento me recuerda a la sosería de Jackie Brown. El enredo es simplón; la averiguación, en lugar de desmontarse por capas que vayan descubriendo a los personajes y sus intenciones, y hagan al espectador partícipe del gran juego de sospechas y culpables, se precipita reduciéndose a una detonación absurda que se queda sin mecha durante demasiado tiempo, desechando el principal potencial de este tipo de historias: los pequeños gestos, las mentirijillas, las dudosas alianzas y los giros que te hacen dudar hasta el último incluso del más bobalicón.
Además, no consigue salvarlo con sus otras bazas. Los gags, los monólogos y las replicas mordientes se repiten una y otra vez con menos ingenio, perspicacia y coherencia narrativa que nunca, creando a unos personajes de nulo calado dramático, que son puro exhibicionismo Tarantinesco, y que no consiguen ganarse ni el interés ni la simpatía del espectador. Del mismo modo, el trasfondo histórico americano se convierte en un marco infantilizado con el único proposito de dar rienda suelta a los vicios de Tarantino.
Esta forma de desenvolver el argumento, más una trama que solo aumenta el lamento, crea una película que nunca encuentra ritmo, se aletarga y se estira hasta producir hastío y hartazgo.
Por si fuera poco, la violencia es más gratutita que nunca, deja de ser una parte satisfactoria para resutar una confirmación de que Tarantino en "The Hateful Eight" ha puesto más sangre que ideas.
Al final todo resulta burdo, vanal y repetitivo. Ni historia de venganza, ni reflexión macarra sobre los problemas raciales, ni oda a la justica inmoral. Es el morbo y la verborrea con factura millonaria.
"The Hateful Eight" sigue siendo cine de Tarantino, pero del Tarantino más desatinado que sorprende con una película que lejos queda de cualquiera otra que haya filmado. Es un disparo al bosque por la simpe satisfacción de tirar, que se pierde en una trayectoria que no apuntaba a ningún blanco.
Lo que sabía de ella me sugería mucho, quizás demasiado: un grupo de diablos conviviendo en una cabaña, aislados por una ventisca de nieve; conociendo las virtudes de Quentin, el banquete estaba servido, ¿no? A todo el que le apasionen las historias de ratoneras, de secretitos y mentiras, de deslizar objetos por las mangas, de muertes sin asesino... estaría, como yo, bastante ilusionado con su lanzamiento. Sin embargo, me tocó sufrir un desvanecimiento gradual de todas las esperanzas que había puesto en "The Hateful Eight" conforme la película iba avanzando hacia, lo que parecía, la deriva más insalvable, pues está muy lejos de resultar un juego de personajes como el de "Reservoir Dogs" o de volver a crear momentos de tensión tan sobervios como la cena con Leonardo Dicaprio en "Django".
El gran grano en el culo es que Tarantino subraya todo lo visceral y se olvida de trabajar todo lo demás. Lo que antes en su cine era una de las especies, aquí es el ingrediente principal, dando un plato indigesto.
En este nuevo western, la puesta en escena y el plantel de actores son formidables; no se puede negar que Tarantino sigue conservando un gran gusto estético y una buenísima mano para diregir actores, (actuación increíble de Jennifer Jason Leigh), pero en eso se queda Quentin revisitando y tuneando el género del honor y el gatillo flojo.
El argumento me recuerda a la sosería de Jackie Brown. El enredo es simplón; la averiguación, en lugar de desmontarse por capas que vayan descubriendo a los personajes y sus intenciones, y hagan al espectador partícipe del gran juego de sospechas y culpables, se precipita reduciéndose a una detonación absurda que se queda sin mecha durante demasiado tiempo, desechando el principal potencial de este tipo de historias: los pequeños gestos, las mentirijillas, las dudosas alianzas y los giros que te hacen dudar hasta el último incluso del más bobalicón.
Además, no consigue salvarlo con sus otras bazas. Los gags, los monólogos y las replicas mordientes se repiten una y otra vez con menos ingenio, perspicacia y coherencia narrativa que nunca, creando a unos personajes de nulo calado dramático, que son puro exhibicionismo Tarantinesco, y que no consiguen ganarse ni el interés ni la simpatía del espectador. Del mismo modo, el trasfondo histórico americano se convierte en un marco infantilizado con el único proposito de dar rienda suelta a los vicios de Tarantino.
Esta forma de desenvolver el argumento, más una trama que solo aumenta el lamento, crea una película que nunca encuentra ritmo, se aletarga y se estira hasta producir hastío y hartazgo.
Por si fuera poco, la violencia es más gratutita que nunca, deja de ser una parte satisfactoria para resutar una confirmación de que Tarantino en "The Hateful Eight" ha puesto más sangre que ideas.
Al final todo resulta burdo, vanal y repetitivo. Ni historia de venganza, ni reflexión macarra sobre los problemas raciales, ni oda a la justica inmoral. Es el morbo y la verborrea con factura millonaria.
"The Hateful Eight" sigue siendo cine de Tarantino, pero del Tarantino más desatinado que sorprende con una película que lejos queda de cualquiera otra que haya filmado. Es un disparo al bosque por la simpe satisfacción de tirar, que se pierde en una trayectoria que no apuntaba a ningún blanco.
7
7 de noviembre de 2015
7 de noviembre de 2015
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fundamentalmente, dIvido las películas que veo en dos grupos: las que olvido y las que recuerdo. "The Duke of Burgundy" se encuentra dentro del segundo, y eso siempre es bueno.
La forma tan precisa y tan preciosa que tiene Peter Strickland de crear toda una atmósfera opresiva, sugerente y viciada, y un mundo de tintes góticos tan exquisitos, es algo que te atrapa desde el comienzo y te hace sentirte transportado a ese pequeño mundo donde, entre centenares de mariposas, dos mujeres hacen lo que pueden por permanecer juntas.
Uno de los factores más importantes es el juego de roles, cómo va sorprendiendo desde el comienzo hasta el final. Es cierto que la trama básicamente es circular, pero siempre con un desarrollo marcado de los personajes que cada vez van desenvolviendo más la alfombra de la historia hasta dejarla completamente extendida.
Sidse Babett Knudsen y Chiara D'Anna están impecables. La química es innegable y hasta el físico les acompaña, aportando un contraste chocante entre apariencia, mentalidad y fantasías.
Habrá quien la vea como un juguetito sexual retorcido, pero tan solo una historia de amor en la que, como en todas, hay miedo a dejar de ser amado, deseos que satisfacer y un balance continuo entre lo que se pierde y lo que se gana.
La recuerdo por su encanto visual, por los silencios incómodos y por la sensatez con la que maneja un tema que podría haber descarrilado fácilmente.
La forma tan precisa y tan preciosa que tiene Peter Strickland de crear toda una atmósfera opresiva, sugerente y viciada, y un mundo de tintes góticos tan exquisitos, es algo que te atrapa desde el comienzo y te hace sentirte transportado a ese pequeño mundo donde, entre centenares de mariposas, dos mujeres hacen lo que pueden por permanecer juntas.
Uno de los factores más importantes es el juego de roles, cómo va sorprendiendo desde el comienzo hasta el final. Es cierto que la trama básicamente es circular, pero siempre con un desarrollo marcado de los personajes que cada vez van desenvolviendo más la alfombra de la historia hasta dejarla completamente extendida.
Sidse Babett Knudsen y Chiara D'Anna están impecables. La química es innegable y hasta el físico les acompaña, aportando un contraste chocante entre apariencia, mentalidad y fantasías.
Habrá quien la vea como un juguetito sexual retorcido, pero tan solo una historia de amor en la que, como en todas, hay miedo a dejar de ser amado, deseos que satisfacer y un balance continuo entre lo que se pierde y lo que se gana.
La recuerdo por su encanto visual, por los silencios incómodos y por la sensatez con la que maneja un tema que podría haber descarrilado fácilmente.

7.4
66,044
7
10 de abril de 2015
10 de abril de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Haciéndole una pequeña variación al título de la crítica más útil de la web, pretendo clamar algo de justicia; pues donde allí pone Denzel, aquí pone Pedro Molina. ¿Y quién es Pedro Molina? Pedrito es la bestia sonora que le pone voz en castellano a Denzel Washington en esta película (y en muchas más). Haciendo esto, ¿estoy considerando la actuación de Pedro Molina mejor que la Denzel Washington? No lo sé, quizás no sea una comparación justa, pero quiero destacar que después de ver la película en castellano, seguidamente la ví en su versión original, y noté que todo el poderío de Alonzo lo contenía el doblaje de Pedro, y que la actuación pura de Denzel vocalmente está a mucha distancia de todo lo que le aporta Pedro con su fantástica voz, que infunde, a partir iguales, temor, respeto y sabiduría, pero siempre con un deje chulesco que le da un carisma impresionante al personaje.
Denzel sabe moverse muy bien metido en esa gabardina de cuero, la cruz de plata colgando, sonríe como una hiena y tiene la mirada de un lobo, pero al hablar su actuación es mucho más plana, mientras que Pedro Molina hace un despliegue de riquezas impresionante, creando el trasfondo entero de un personaje valiéndose de su voz. Pedro se hace perfectamente con las formas de Denzel y las llena con una potente voz que, trabajada por los años, susurra, convence, ríe, grita y se quiebra poniéndome los pelos de punta. Pedro Molina en 'Training Day' recita una oda al doblaje, mostrando cómo una actuación notable puede ser elevada a los cielos por una actuación sublime de una voz profesional.
Sobre la película, me parece un buen producto. Me gusta el dilema ético que plantea y cómo se inclina por una historia más enfocada a la tensión que a la acción. La dirección, cumpliendo bien, no deja de parecerme algo encorsetada. Pero se beneficia de un guion que, si bien no deja de ser a rasgos generales un thriller que se resuelve de las formas típicas, tiene momentos de brillantez impagables y un tratamiento de los personajes humano y maduro (la relación entre los protagonistas es hipnótica).
Y puesto a romper lanzas, Ethan Hawke cumple casi a las mil maravillas el papel de chico inocente y de buen corazón que pretende hacer del mundo algo mejor. No cabe duda de que es un personaje menos lucido que el de Alonzo, porque Alonzo pide una actuación rebosante de alardes mucho más carismática y jugosa, mientras que Ethan Hawke tiene a un personaje mucho más complicado de manejar, en el que se basa en un trabajo de silencios para construirlo; los nervios, la impotencia, la duda, la rabia... Qué bien vive el papel y las emociones contenidas, Una actuación dificilísima, muy humana y que logra una empatía enorme.
Todas las piezas funcionan en 'Training Day'. Pasé un buen rato viéndola en versión original, y un muy buen rato en castellano.
Denzel sabe moverse muy bien metido en esa gabardina de cuero, la cruz de plata colgando, sonríe como una hiena y tiene la mirada de un lobo, pero al hablar su actuación es mucho más plana, mientras que Pedro Molina hace un despliegue de riquezas impresionante, creando el trasfondo entero de un personaje valiéndose de su voz. Pedro se hace perfectamente con las formas de Denzel y las llena con una potente voz que, trabajada por los años, susurra, convence, ríe, grita y se quiebra poniéndome los pelos de punta. Pedro Molina en 'Training Day' recita una oda al doblaje, mostrando cómo una actuación notable puede ser elevada a los cielos por una actuación sublime de una voz profesional.
Sobre la película, me parece un buen producto. Me gusta el dilema ético que plantea y cómo se inclina por una historia más enfocada a la tensión que a la acción. La dirección, cumpliendo bien, no deja de parecerme algo encorsetada. Pero se beneficia de un guion que, si bien no deja de ser a rasgos generales un thriller que se resuelve de las formas típicas, tiene momentos de brillantez impagables y un tratamiento de los personajes humano y maduro (la relación entre los protagonistas es hipnótica).
Y puesto a romper lanzas, Ethan Hawke cumple casi a las mil maravillas el papel de chico inocente y de buen corazón que pretende hacer del mundo algo mejor. No cabe duda de que es un personaje menos lucido que el de Alonzo, porque Alonzo pide una actuación rebosante de alardes mucho más carismática y jugosa, mientras que Ethan Hawke tiene a un personaje mucho más complicado de manejar, en el que se basa en un trabajo de silencios para construirlo; los nervios, la impotencia, la duda, la rabia... Qué bien vive el papel y las emociones contenidas, Una actuación dificilísima, muy humana y que logra una empatía enorme.
Todas las piezas funcionan en 'Training Day'. Pasé un buen rato viéndola en versión original, y un muy buen rato en castellano.

6.6
19,275
7
10 de julio de 2014
10 de julio de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película protagonizada por adolescentes, que no es un producto para adolescentes.
Es tierna, es dulce, es graciosa y es dura.
No es un superficial romance adolescente, es amor con todas las palabras. Un enamoramiento de dos personas que se están muriendo.
Shailene Woodley está estupendísima. Ansel Elgort no alcanza el mismo nivel, pero en conjunto desarrollan muy buena química. Los personajes son carismáticos, inteligentes, irónicos y con un gran sentido del humor. Una especie de Juno, quizás. Es imposible no quererlos.
A algunos les lagrimean los ojos, y otros lloran a moco tendido. Pero no porque sea un melodrama cursi. Se llora porque emociona. Porque es injusto. Porque queremos que Hazel y Gus envejezcan juntos, y mueran juntos, a su hora. No cae en la manipulación sentimental, hasta, creo yo, el final de la película. Pero se le puede perdonar, buscando el clímax.
Resúmen: No es un peliculón, pero es una película bonita. Esas que, aunque te dejan echo polvo, te hacen sentir. Hace que te olvides de todo, que sólo estén Hazel y Gus. Te hace reír, y te hace llorar.
Te hace sentir persona.
Las únicas pegas que le encuentro:
- El personaje del escritor no termino de creérmelo.
- La banda sonora, en ocasiones demasiado alta, me sacaba de la película.
Es tierna, es dulce, es graciosa y es dura.
No es un superficial romance adolescente, es amor con todas las palabras. Un enamoramiento de dos personas que se están muriendo.
Shailene Woodley está estupendísima. Ansel Elgort no alcanza el mismo nivel, pero en conjunto desarrollan muy buena química. Los personajes son carismáticos, inteligentes, irónicos y con un gran sentido del humor. Una especie de Juno, quizás. Es imposible no quererlos.
A algunos les lagrimean los ojos, y otros lloran a moco tendido. Pero no porque sea un melodrama cursi. Se llora porque emociona. Porque es injusto. Porque queremos que Hazel y Gus envejezcan juntos, y mueran juntos, a su hora. No cae en la manipulación sentimental, hasta, creo yo, el final de la película. Pero se le puede perdonar, buscando el clímax.
Resúmen: No es un peliculón, pero es una película bonita. Esas que, aunque te dejan echo polvo, te hacen sentir. Hace que te olvides de todo, que sólo estén Hazel y Gus. Te hace reír, y te hace llorar.
Te hace sentir persona.
Las únicas pegas que le encuentro:
- El personaje del escritor no termino de creérmelo.
- La banda sonora, en ocasiones demasiado alta, me sacaba de la película.
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