Vi por primera vez esta cinta en 1969(yo tenía 14 años), a dos semanas de que Apolo 11 llegara a la luna. Salí del cine con mi padre en silencio y en silencio cenamos en un restaurante atestado de público. El silencio aún me invade cuando evoco esta obra magnífica del séptimo arte. Es larga, y la cultura-MTV no lo tolera. Hay que leer entrelíneas y la cultura-celular no lo admite. No hay thriller (excepto el enfretamiento HAL-Bowman) y la cultura-animé no lo resiste. El film fue una revolución entonces y aún lo sigue siendo, pues es en definitiva la poesía en fotogramas y eso siempre va a ser perturbador. La escena del mono y el hueso es la más impactante que he visto en mi vida, la "muerte" de HAL es de un patetismo angustiante, y la luna... la luna ya no fue la misma desde que Kubrick la mostró dominando al monolito. Y al final, ese Bowman-feto, caviloso, increiblemente humano aún, es de una belleza sobrecogedora que a mí me ha arrancado lágrimas. Hay personas que creen que una sinfonía es tan sólo aquella parte que todo el mundo tararea y cuando la escuchan entera se mueren de aburrimiento..., bueno, que sigan tarareando esos dos o tres compases. No le otorgo un diez porque la perfección no es un atributo humano y Kubrick no a ser la excepción..., pero aclaro que tengo pocos nueves en mis 40 años de ver cine. Gracias, Stanley.

El argumento de esta cinta es tan estúpido y poco creíble que uno está tentado a pensar que lo escribieron intoxicados con alcohol metílico. Las damas evidencian un nivel intelectual propio de Willie Coyote y las caricaturas de hombres reseñadas son infantiloides al cubo. Sólo la pacatería gazmoña que impera en USA explica la trascendencia que obtuvo este despilfarro de actores, de dinero y del tiempo que le dediqué sufriéndola.

Lo real: un sujeto se siente inflamado de patriotismo y se alista en el ejército. No piensa en términos morales y simplemente hace lo que le mandan. No se arrepiente de haber matado a muchas personas.
Lo imaginario: lo que algunos espectadores creen que debió hacer y sentir.
Hace años leí una entrevista a un mercenario español involucrado en alguna guerra civil africana. El periodista le preguntó qué sentía al respecto... el sujeto contestó que no sentía nada... pero " ...después vienen ustedes y escriben qué debí sentir".
La cinta que nos ocupa se refiere a lo real, no adorna la historia y no se mete en berenjenales morales o políticos, sólo cuenta lo que pasó y punto.
Para algunos espectadores existe ahora un nuevo código Hays: un panfleto agobiante sobre el pacifismo, la ecología y los derechos humanos. La Historia no se asienta sobre esos reales y las guerras no se libran con esos parámetros. Reprochamos a Hollywood que no muestra la realidad, pero cuando lo hace la calificamos de inoportuna.
Recuerdo las esterilizantes discusiones sobre la moralidad de La naranja mecánica o El club de la pelea... y eso que fueron películas de pura ficción...
La cinta es correcta, la actuación es la adecuada para un personaje tan plano y lineal, la dirección es la habitual en Clint Eastwood.
Las opiniones políticas deberían estar en otro foro.

Bueno, pasaron 11 años y Fincher no logró su siniestro propósito: no hay clubs de lucha en cada esquina y ningún Hitler reclutó inadaptados para destruir a la democracia, el sistema se mantiene firme, aleluya. Ahora vamos a ser serios: el lenguaje de un filme anticipa su tenor; cuando se utiliza una voz en off, más imágenes grotescamente "subliminales", más miradas de un personaje a la cámara, el creador, con ese meta-lenguaje, nos está diciendo que no te tomes todo al pie de la letra. Mucho se ha insistido en que es una cinta rodada como un videoclip... pues hombre: júzgala desde esa óptica pues. Esta película es una fábula y así debe interpretarse pero se tomó el "pensamiento" de Tyler Durden en serio y a los burgueses y a los "progres" les dio fiebre. Vamos, amigos, fuera zapatos, fuera camisas y peleen contra su peor enemigo: ustedes mismos. Pulp Fiction contiene escenas más desagradables, Sin City es más estrafalaria, pero El Club... levanta más ampollas. ¿Por qué será? Soy el bolsillo herido de Jack...

Notable film sobre un hecho histórico practicamente desconocido y que logra el objetivo de conmovernos y hacernos tragar saliva con algunas escenas. El elenco cumple con su rol de manera impecable, más allá de algunos clichés inevitables en este tipo de producciones, pero me quiero detener en la figura de Broderick. Se le ha criticado por no estar a la altura de su personaje pero me parece injusto. El verdadero personaje de la cinta son las cartas que el Coronel Shaw escribe a su madre, llenas de idealismo, lirismo, y poética belleza. A lo largo de ellas Shaw se presenta como un hombre que se ve sobrepasado por su misión, inseguro y demasiado humano como para ser un oficial en esos tiempos terribles. Broderick es la esencia misma de ese sujeto torturado y al mismo tiempo heroicamente idealista que escribe con una honestidad conmovedora "no estoy a la altura...". Tal vez a algunos espectadores les hubiera gustado ver a un actor de carácter interpretar a Shaw... pero se hubiera dado una contradicción gortesca entre la actuación y las penosas líneas que se escuchan en off y que jalonan toda la película. La mejor escena: cuando Shaw está frente al mar previo a la batalla final.